domingo, 4 de noviembre de 2018

EL FASCISMO VUELVE A ASOMAR SUS GARRAS





   
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER






La historia no se repite. Pero hay momentos en que reaparecen, con otros ropajes, fenómenos que la humanidad ya ha vivido. Y sólo aquellos pueblos que conocen la historia, que tienen memoria, pueden eludir sufrimientos que sus antepasados padecieron.

Uno de esos males que vuelven a surgir desde las tinieblas de un horrible pasado es el fascismo. Ante ello debemos estar alertas. Estudiar la historia. Sacar lecciones. Pero, sobre todo, actuar.

Recurramos a la experiencia recogida en el VII Congreso de la Internacional Comunista, celebrado en Moscú entre el 25 de julio y el 20 de agosto de 1935. Allí, entre numerosas personalidades mundiales, estuvo Carlos Contreras Labarca, entonces  secretario general del Partido Comunista de Chile.

En ese histórico torneo, se escuchó el informe rendido por el secretario general de Internacional Comunista, Jorge Dimitrov.  La definición de  fascismo de este dirigente comunista búlgaro mantiene palpitante actualidad: “el fascismo es la dictadura terrorista de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero”.

En su informe, Dimitrov recalcó de un modo especial el carácter verdadero del fascismo, “porque el disfraz de la demagogia social ha dado al fascismo, en una serie de países, la posibilidad de arrastrar consigo a las masas de la pequeña burguesía, sacadas de quicio por la crisis, e incluso a algunos sectores de las capas más atrasadas del proletariado, que jamás hubieran seguido al fascismo si hubiesen comprendido su verdadero carácter de clase, su verdadera naturaleza”.

Dimitrov se preguntó, “¿De dónde emana la influencia del fascismo sobre las masas?” y respondió  “El fascismo logra atraerse las masas porque especula de forma demagógica con sus necesidades y exigencias más candentes. El fascismo no sólo azuza los prejuicios hondamente arraigados en las masas, sino que especula también con los mejores sentimientos de éstas, con su sentimiento de justicia y, a veces, incluso con sus tradiciones revolucionarias”.

Resulta evidente que adquiere una enorme importante en el combate contra el fascismo la lucha ideológica. Lucha que deben librar todos los sectores democráticos.

En Brasil, el triunfo de Jair Bolsonaro comprueba la justeza de los planteamientos de Dimitrov. Y nos llama a los que habitamos en Chile a sacar conclusiones. Y la primera de ella, es formar un amplio frente antifascista que, junto con mostrar a las más amplias masas lo que significa realmente el fascismo y que éste es un peligro vigente, tome con fuerza las demandas más sentidas de la gente, actuando en la práctica por sus soluciones, uniendo la lucha de masas en las calles con la acción de los parlamentarios democráticos. Sin sectarismo, sin pensar sólo en los cálculos electorales.

Quien juegue el rol de sectario en las actuales circunstancias, deberá responder ante el tribunal de la historia.