El compañero Max Berrú presidente del CEILER, da lectura al discurso con que rinde homenaje al compañero Luis Corvalán.
A TRES AÑOS DEL FALLECIMIENTO DE DON LUCHO
Hace tres años, un día como
hoy, dejó de latir el corazón del compañero Luis Corvalán.
Pero un hombre no muere
mientras viva en la memoria, en la conciencia, en el corazón, de quienes lo
conocieron.
Más aún, hay hombres que viven
sembrando ejemplo, dejando profundas huellas en la arena de la historia. Huellas tan profundas, que no las puede
borrar el viento del olvido.
De esta forma, su recuerdo vence edades y se
mantiene vivo y peleando mientras exista esa legión de revolucionarios, que
marcha sin pausa forjando un mañana mejor.
Don Lucho es uno de ellos.
Quienes formamos en las
filas del Centro de Extensión e
Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER, lo hacemos para honrar y difundir
la obra y pensamiento de ese obrero tipógrafo que fundó el Partido Comunista de
Chile.
Precisamente por ello, no
podíamos sino tomar la iniciativa de rendir este justo homenaje a don Lucho,
quien es, en nuestra opinión, el más
preclaro recabarrenista. Nadie como él, es un genuino heredero de la obra y
pensamiento de Recabarren.
Por eso, don Lucho está
presente en cada combate por la democracia, el pan, la justicia y la alegría. Marcha, con quienes enarbolamos
las rojas banderas de la redención del ser humano.
El compañero Luis Corvalán
Lépez nació cuando la primavera ya se anunciaba, un 14 de septiembre de 1916,
en Puerto Montt. Ingresó al Partido Comunista en febrero de 1932.
Se tituló como profesor
normalista y su primera designación
fue para la Escuela Santa María de
Iquique. Al año de haber iniciado su labor como maestro, en agosto de 1936,
sufrió la exoneración.
Trabajó en varios periódicos
obreros, entre ellos, El Siglo, del cual fue director.
El 14 de diciembre de 1946
contrajo matrimonio con Lily Castillo, su compañera de toda la vida.
En 1950 fue designado miembro del Comité Central del
Partido Comunista. En 1958 asumió como Secretario General. En 1961 llegó al
Senado por dos períodos.
Llevó adelante una acertada
política de alianzas, sin sectarismo alguno. Por ello, Jugó un rol destacado en la convergencia de las fuerzas
de izquierda, que dieron nacimiento a la Unidad Popular.
Proclamó a Salvador Allende
como candidato a la Presidencia de la República, el 22 de enero de 1970.
Con Luis Corvalán a la cabeza, el PC hizo una
contribución decisiva para alcanzar la victoria popular del 4 de septiembre de
1970 y entregó un gran aporte durante
el gobierno presidido por Salvador Allende.
Después del golpe fascista,
Luis Corvalán fue detenido el 27 de septiembre de 1973. Mientras estuvo en
manos de la dictadura, envió mensajes plenos de fuerza y optimismo. Proclamó:
“Amo la vida, pero no temo la muerte si fuera necesario caer por mi causa”.
Durante su prisión, la
compañera Lily se jugó por entero por su vida y libertad.
Fue liberado por la
solidaridad internacional, el 17 de diciembre de 1976. Realizó una gran
actividad en el exilio. El 3 de septiembre de 1980 proclamó en un acto en Moscú
la Política de Rebelión Popular de Masas.
El 20 de agosto de 1983 ingresó
clandestinamente a Chile.
En el Congreso clandestino de
1989, dejó la secretaría general del
Partido Comunista, pero siguió como
miembro del Comité Central.
Durante sus últimos años fue
un ejemplar militante en la comuna de Ñuñoa, siendo un paradigma de dirigente
del Comité Central.
Por su ejemplar vida, obra y
pensamiento, Don Lucho es el más grande dirigente comunista chileno después de
Recabarren.
Dejó profundas e imborrables huellas en la arena
de la historia. Las estamos siguiendo, porque coincidimos plenamente con las
palabras con que finalizó sus Memorias:
“Las aguas revueltas tienden a
decantarse y el pueblo a ser de nuevo el gran protagonistas en nuestra
historia.
Es cuestión de tiempo que
vuelvan a pasar a manos suyas sus propios destinos.
Es cuestión de tiempo y de
lucha”
ALGUNAS FOTOS DE LA ROMERIA EN HOMENAJE AL COMPAÑERO CORVALAN