Se cumplieron 121 años del nacimiento de Pablo Neruda, el poeta militante y senador comunista, que hace 77 años, en el gobierno del traidor Gabriel González Videla, hizo una ferrea defensa de los comunistas, en el senado, a través del “ Yo Acuso”. Dejamos a las y los lectores del Boletín Rojo un escrito del historiador Iván Ljubetic Vargas.
En el 121º natalicio del poeta:
Martes
6 de enero de 1948:
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e
Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
Se iniciaba 1948. Los
comunistas eran ferozmente perseguidos por el traidor de González Videla, que
había llegado a La Moneda con el decisivo apoyo de los que ahora reprimía.
En el Senado, Pablo Neruda -apoyado por sus camaradas que aún mantenían sus cargos de senadores, como Elías Lafertte, Guillermo Guevara Vargas y Carlos Contreras Labarca- logró vencer la obstinación de los parlamentarios derechistas que intentaron acallar la voz del Partido Comunista de Chile. Fue en la sesión martes 6 de enero de 1948.
Comenzó diciendo el
poeta:
“Vuelvo a ocupar la atención del Senado, en los
dramáticos momentos que vive nuestro
país, para ocuparme del documento enviado por mí a diversas personalidades
americanas en defensa del prestigio de Chile y que hace una rápida historia de
nuestro sombrío panorama político.
“El Presidente de la
República ha dado un paso más en la desenfrenada persecución política que lo
hará notable en la triste historia de este tiempo, iniciando una acción en los
Tribunales de Justicia, pidiendo mi desafuero para que, desde recinto, se deje
de escuchar mi crítica a las medidas de represión que formarán el único
recuerdo de su paso por la historia de Chile”.
EN CHILE NO HAY LIBERTAD
“Al
hablar ante el Honorable Senado en este día, me siento acompañado por un
recuerdo de magnitud extraordinaria.
En efecto, en un de
enero de 1941, un titán de las luchas de la libertad, un Presidente gigantesco,
Franklin Délano Roosevelt, dio al mundo
el mensaje en que estableció las cuatro libertades, fundamentos del
futuro por el cual se luchaba y se desangraba el mundo.
Éstas fueron:
1.- Derecho a la
libertad de palabra;
2.- Derecho a la
libertad de cultos;
3.- Derecho a vivir
libres de miseria;
4.- Derecho a vivir
libres de temor.
Este fue el mundo prometido
por Roosevelt.
Es otro el mundo que
desean el Presidente Truman y también los Presidentes Trujillo, Moriñigo,
González Videla.
En Chile no hay libertad de palabra, no se vive libre de temor. Centenares de hombres que luchan por que nuestra patria viva libre de miseria, son perseguidos, maltratados, ofendidos y condenados.
En este 6 de enero de 1948, siete años justos después de aquella declaración rooseveltiana, soy perseguido por continuar fiel a las altas aspiraciones humanas y he debido sentarme por primera vez ante un tribunal por haber denunciado a la América la violación indigna de esas libertades en el último sitio del mundo en que yo hubiera deseado ocurriera: Chile”.
EL
MÁXIMO TIMBRE DE HONOR
“Esta acusación de que se me hace objeto es
historia antigua. No hay país, no hay época en que mi caso no tenga ilustres y
conocidos antecedentes. ¿Se deberá ello a que en los países se repiten
periódicamente los fenómenos de traición y antipatriotismo? No lo creo. Los
nombres de quienes fueron acusados livianamente son nombres que hoy día todo el
mundo respeta; fueron una vez pasadas la persecución y la perfidia, incluso
dirigentes máximos de sus países y sus compatriotas confiaron en su honradez y
en su inteligencia para dirigir el destino de sus patrias y ellos llevaron
siempre como un timbre de honor, el máximo timbre de honor, la persecución que
fueron objeto.
¿CUÁL
ES LA CAUSA DE LA REPRESIÓN?
“No, la causa debe ser
otra. Ella fue estudiada y expuesta en forma lúcida por Guizor, historiador
francés monarquista, Ministro de Luis Felipe de Orleáns. He aquí lo que dice en
su obra De las conspiraciones y la justicia política, página 166:
‘¿Qué hará el Gobierno
que ve agitarse bajo su mano la sociedad mal administrada? Inhábil para
gobernarla, intentará castigarla. El Gobierno no ha sabido realizar sus
funciones, emplear sus fuerzas. Entonces, pedirá que otros poderes cumplan una
tarea que no es suya, que le presten su fuerza para un uso al cual nos está
destinada. Y como el poder judicial se halla vinculado a la sociedad mucho más
íntimamente que cualquier otro, como todo desemboca o puede desembocar en
juicios, tal poder tendrá que salir de
su esfera legítima para ejercer en aquella en que el Gobierno no ha podido
bastarse a sí mismo.
‘En todos aquellos lugares en que la política ha
sido falsa, incapaz y mala, se ha requerido a la justicia para que actuara en
su lugar, para que se comportara, según motivos procedentes de la esfera del
Gobierno y no de las leyes, para abandonara finalmente su sublime sede y
descendiera hasta la palestra de los partidos.
¿En qué se convertiría el despotismo si no
gobernara absolutamente a la sociedad, si sólo tolerara alguna resistencia?
¿Adónde iría a parar si no hiciera tolerar su política a los tribunales y no
los tomara como instrumentos? Si no reina en todas partes, no estará seguro en
ninguna. Es por naturaleza tan débil que el menor ataque lo hace peligrar. La
presencia del más pequeño derecho lo perturba y amenaza”.
He aquí expuesta por un
francés de la primera mitad del siglo pasado la exacta situación del gobierno
chileno en el año 1948. He aquí explicado por qué se ha pedido mi desafuero y
se me injuria, aprovechando la censura de sur a norte del país por periodistas
bien o mal pagados.
SE INJURIA TAMBIÉN A LOS PADRES
DE LA PATRIA
Al acusarme de haber herido el prestigio de mi
patria por haber publicado en el extranjero la verdad que mi patria un régimen
de facultades extraordinarias y de censura no me permite hacerlo saber (se
refiere a su ‘Carta íntima para ser
leída por millones de hombres, aparecida
en ‘El Nacional’, de Caracas, el 27 de noviembre de 1947, Nota del autor), no se infiere una injuria a mí sino a los más
grandes hombres de la humanidad y a los
Padres de la Patria.
Es curioso verse motejado de antipatriótico por
haber hecho lo mismo que hicieron en el extranjero los que nos dieron
independencia y echaron las bases de lo debiera haber sido siempre una nación
libre y democrática. Al tachárseme de traidor y antipatriota, ¿no se me dirige
acaso la misma acusación que los Osorio,
los San Bruno, los Marcó del Pont dirigían contra O’Higgins, contra los
Carrera, contra todos los chilenos expatriados en Mendoza o en Buenos Aires,
que, después de haber luchado en Rancagua, combatían con la pluma a los
invasores que más tarde iban a vencer con espada?...
‘Podría ser cuento de
nunca acabar el citar todos los hombres libres que se vieron obligados a
enjuiciar los regímenes tiránicos que sojuzgaban su patria y contra quienes se
movió la acusación de traición y antipatriotismo.
SIEMPRE TRIUNFA LA VERDAD
“Siempre, tarde o
temprano, triunfa la buena causa. Este hecho indiscutido, esta sensación que
hace que el perseguido sienta aun en los momentos del tormento la infinita
superioridad que lo distingue de su
perseguidor; esa sensación de estar luchando por la buena causa que hizo
exclamar a Giordano Bruno al ser condenado a
la hoguera: ‘Estoy más tranquilo en este banquillo que ustedes –y señaló
a los jueces eclesiásticos- que me condenáis a muerte’; esa convicción en una justicia que separa la buena de la mala fe y la causa justa de la
injusta, fue expresada por nuestro compatriota Francisco Bilbao en forma
magistral durante su proceso. Dijo así: ‘Aquí dos nombres: el del acusador y el
del acusado. Dos nombres enlazados por la fatalidad de la historia y que
rodarán en la historia de mi patria. Entonces veremos, señor Fiscal, cuál de los dos cargará con la bendición de la posteridad. La filosofía
también su código y este código es eterno. La filosofía os asigna el nombre de
retrógrado. Y bien, innovador, he aquí lo que soy; retrógrado, he aquí lo que
eres’.
“No aspiro, dijo el poeta, a méritos ni a recompensa. Pero tengo la
certeza absoluta de que, tarde o temprano, más bien temprano que tarde, el
inicuo proceso político a que he sido sometido será juzgado como merece y sus
inspiradores y perpetradores recibirán el nombre que les corresponde. Pero
nadie podrá remediar el daño que se ha causado al país al obligar a los
tribunales a abandonar la tarea que les corresponde para librar al Gobierno del
resultado de los desaciertos que ha cometido y que no sabe como remediar...”
EL RESTO ES CONOCIDO
El 3 de febrero de 1948
la Corte Suprema acordó el desafuero del senador Pablo Neruda. Al día siguiente
se dictó orden de detención en su contra. El poeta pasó a la clandestinidad. En
ella, ferozmente buscado, terminó de escribir su ‘Canto General’. El 24 de
febrero de 1949, burlando a los esbirros del traidor, abandonó la patria
cruzando la cordillera de los Andes.
El Partido Comunista editó un folleto con el discurso de Pablo
Neruda, con el título de “Yo Acuso”, que
en cantidad de muchos miles fue repartido clandestinamente por todo
Chile.
SESENTA DÍAS DESPUÉS
París, sábado 23 de abril de 1949.
Era la clausura del Primer Congreso Mundial de Partidarios de la Paz.
Concurrían muchos de los artistas y escritores más famosos de la tierra,
también numerosas personalidades políticas.
Presidía el periodista francés
Yves Fargue. Anunció: “Voy a dar la
palabra al último orador, que va a
cerrar la discusión general. El hombre que va a hablarles está sólo desde hace unos minutos en la sala.
Ustedes no lo han visto todavía. Es un hombre perseguido… Es Pablo Neruda”.
Todos, sorprendidos y felices, aplauden de pie. Neruda pronuncia un
breve discurso: “Queridos amigos si he llegado con algo de retraso a vuestra
reunión se ha debido a las dificultades que he tenido que vencer para llegar
hasta aquí. A todos ustedes les traigo
el saludo de gentes de tierras lejanas. La persecución que existe en mi país me
ha permitido apreciar que la solidaridad humana es más grande que todas las
barreras, más fértil que todos los valles…”
Luego leyó del “Canto General”
editado clandestinamente en Chile, el poema “Un canto para Bolívar”.