Al cumplirse hoy, 108 años del nacimiento de Luis Corvalán Lepe, quién
fuera ex Secretario General del Partido Comunista de Chile, le entregamos a
nuestros lectores y lectoras, un artículo escrito por el compañero historiador Iván Ljubetic
Vargas.
Boletín Rojo.
RECORDANDO A DON LUCHO CORVALÁN EN SU 108 NATALICIO
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio
Recabarren, CEILER
EL PASO MÁS IMPORTANTE
Luis Corvalán Lépez nació cuando
la primavera ya se anunciaba, un 14 de septiembre de 1916, en Pelluco, Puerto
Montt. En 1921 su familia se trasladó a Tomé. Allí ingresó al Partido
Comunista.
En sus Memorias ‘De lo vivido y lo
peleado’ relata: “Hice migas con un zapatero remendón, el maestro Palmita, que
era miembro del Partido... Cierta vez, Palmita me invitó a una reunión
comunista que se llevó a cabo en una casa del Cerro Estanque. En tal ocasión di el paso más importante de mi
vida: ingresé al Partido. Fue en 1932, creo que en el mes de febrero”. Por entonces tenía 16 años y estudiaba en la
Escuela Normal de Chillán.
DOS LLAMADOS A SANTIAGO
Su primera designación como profesor fue para la Escuela Santa María de Iquique, la misma en donde se había perpetrado la masacre del 21 de diciembre de 1907.
Al año de haber iniciado su labor como maestro, en agosto de 1936,
sufrió la exoneración. Gobernaba, por
segunda vez, Arturo Alessandri Palma.
Abandonó entonces Iquique y se
dirigió a Concepción, donde vivía su familia. Se dedicó de lleno al trabajo
partidario. Pocos meses después fue citado a la capital, donde participó en un
pleno del Comité Central de la Federación Juvenil Comunista, a cuya cabeza
estaba Luis Hernández Parker, quien poco después fue reemplazado por Ricardo
Fonseca. Regresó a Concepción. Luego
volvió a viajar a Santiago.
Así lo explica en sus Memorias: “A
fines de año (1937) fui llamado a la capital para trabajar como secretario de
Carlos Contreras Labarca, Secretario General del Partido, y desempeñar, al
mismo tiempo, algunas tareas en el Comité Central de la Federación de
Juventudes Comunistas”.
SE CASA CON LA COMPAÑERA LILY
El 25 de octubre de 1938 triunfó
Pedro Aguirre Cerda, candidato del Frente Popular.
Trabajó en varios periódicos
obreros. Enviado por el Partido, volvió a Iquique, donde se hizo cargo de la
dirección de “El Despertar de los Trabajadores”, que Recabarren había fundado
en enero de 1912. Más tarde laboró en
El Siglo, del cual fue designado director en 1946.
El 14 de diciembre de ese año
contrajo matrimonio con la compañera Lily Castillo. Escribe Luis Corvalán: “En
Lily hallé un tipo de mujer que no había conocido. Además de buena moza y
simpática, encontré que su afiliación a la causa comunista le salía de
adentro”.
Tuvieron cuatro hijos: María
Victoria, Viviana, Lily y Luis Alberto.
ENCARGADO DE PROPAGANDA
En 1948 pasó a la clandestinidad,
adoptando el nombre de Luis Correa. Encabezó la Comisión de Propaganda que
estaba formada por Carlos Rosales, Eugenio Vallejos y el doctor Hernán
Sanhueza. Eran los momentos más duros de la represión de González Videla.
Ocupaba el cargo de Secretario General del Partido el obrero Galo González, que
asumió esa responsabilidad a la muerte de Ricardo Fonseca, el 21 de julio de
1949. En 1950 Luis Corvalán fue
designado miembro del Comité Central. Narra don Lucho: “Con Galo me veía dos
veces a la semana. Juntos trabajamos en informes y artículos. Editamos clandestinamente
la revista del Comité Central ‘Principios’.”
CUANDO LO CONOCÍ
El 4 de septiembre de 1952 el
exdictador Carlos Ibáñez ganó, por un impresionante margen, las elecciones
presidenciales. Ese año fui designado miembro del Comité Regional Santiago de
las Juventudes Comunistas, del cual era Secretario Político Mario Zamorano. Me
encomendaron la tarea de ser responsable de la revista ‘Principios’. En esa
calidad fui citado a una reunión clandestina del Frente de Propaganda del
Partido. No recuerdo el lugar donde
sesionamos. Pero sí del compañero que hizo un extenso, interesante y didáctico
informe. Era bajo de estatura, muy flaco, de nariz pronunciada, con un bigotito
debajo de ésta, de mucho fumar y de convincente hablar. Se llamaba Luis Correa.
Tiempo después supe que se trataba de don Lucho. Así lo conocí, en una reunión
de Propaganda, eludiendo la represión del gobierno del “paco” Ibáñez.
SECRETARIO GENERAL
En el XIV Congreso del Partido,
efectuado clandestinamente en Cartagena, en la Casa de Veraneo de la Escuela
Faustino Sarmiento, en el mes de abril de 1956, fue nombrado miembro de la
Comisión Política y del Secretariado del Comité Central.
El 8 de marzo de 1958, falleció el
Secretario General del PC, el obrero Galo González, “El Comité Central –escribe
Luis Corvalán en “De lo vivido y lo peleado”- me eligió su secretario
general. Galo González, en su lecho de
muerte, había alcanzado a decir a José González que, en su opinión, yo debería
sucederlo. Julieta Campusano fue la primera en expresar su acuerdo:
-Corvalán –dijo- es un
revolucionario formado por el Partido. Y se explayó en otras consideraciones y
palabras elogiosas que no puedo repetir.”
Al respecto, Julieta Campusano
dijo hacia 1975: “Corvalán recuerda siempre que fui la que lo propuse para
secretario general del Partido, y se reía porque dije que lo proponía porque lo
consideraba el más equilibrado de todos. Según mi concepto él aparecía indiscutiblemente
como el compañero que debía suceder al compañero Galo...”
CUANDO LO ESCUCHÉ POR SEGUNDA VEZ
El 8 de marzo de 1958 recibimos en
Temuco la triste noticia del fallecimiento del camarada Galo González,
Secretario General del Partido. Reunido el Comité Regional se adoptaron dos
medidas: realizar esa noche una salida de propaganda callejera con la consigna
“Viva Galo González, PC” con la hoz y el martillo. La segunda medida fue
designar una delegación de cuatro dirigentes que viajara esa misma noche a
Santiago para participar en los funerales del compañero Galo. Uno de los que
formó esa delegación fui yo, en mi calidad de Secretario del Comité Regional
Cautín de las Juventudes Comunistas de Chile. Viajamos en tren toda la noche.
Llegamos a Santiago a las 7 de la mañana del 9 de marzo. Nos dirigimos al
Sindicato Sicchel, ubicado en Catedral 2789, esquina de Sotomayor. Allí estaba
la capilla ardiente. Hicimos, como otros cientos, una guardia de honor junto a
la urna donde estaban los restos mortales del compañero Galo.
En la tarde del 10 de marzo fueron
los funerales. Los cuatro de Cautín
formamos parte del río de banderas rojas, puños y consignas.
“¡Compañero Galo González...!
¡Presente... Ahora y Siempre!” “Y que
fue... y que fue... Aquí estamos otra vez!”
En la Plazoleta del Cementerio
General un mitin de despedida. Allí habló el nuevo Secretario General del
Partido. Dijo: “Hoy la ilegalidad del Partido Comunista ha terminado de hecho
para siempre”.
En ese triste y combativo
momento escuché por segunda vez al
compañero Luis Corvalán.
CONQUISTADA LA LEGALIDAD
A comienzos de 1958, se constituyó
un amplio Bloque de Saneamiento Democrático que tenía dos objetivos: derogar la
Ley de Defensa de la Democracia y modificar la ley electoral para impedir el
descarado cohecho, la compra del voto, que realizaba la derecha.
El 2 de agosto de 1958, el
Presidente Ibáñez promulgó la ley que derogaba la Ley Maldita, engendro
liberticida que había utilizado en gran parte de su segundo gobierno.
SU INFLUENCIA EN EL PARTIDO
La conquista de la legalidad
determinó, entonces, una importante transformación al interior de la vida del
Partido Comunista.
Como sostuvo el escritor y
periodista José Miguel Varas en 1975, "el cambio de 'clima' dentro del
Partido fue muy notable, y se debió a la legalidad, pero no sólo a ello. Hubo
algo muy personal en Corvalán que influyó a crear una sensación de gran
confianza en la posibilidad de criticar, de que cada cual pudiera dar su
opinión sobre cualquier materia, unido todo ello a la idea de que el Partido no
era un club de debates, de que de todas maneras había que ser muy firme en las
cosas fundamentales...”
Y agregaba José Miguel Varas:
"Hasta la llegada de Corvalán a la Secretaría General, el Partido era en
mucho un Partido de obreros endurecidos, golpeados, resistiendo al enemigo. Y
Corvalán planteó la perspectiva completamente distinta, aunque lógicamente ello
no era sólo cuestión de él, sino que correspondía también a un cambio en la
situación: 'Son ellos, los enemigos, los que tienen que estar a la defensiva.
Ahora nosotros nos abrimos, ahora nosotros vamos a ser los dueños de la
iniciativa aquí".
SENADOR
En marzo de 1961, don Lucho fue elegido Senador por la Séptima Agrupación Provincial (Ñuble, Concepción y Arauco).
Jugó un rol destacado en la convergencia de las fuerzas de izquierda, tanto en el FRAP, como en la Unidad Popular.
El marzo de 1969 resultó electo Senador por la Tercera Agrupación Provincial (Aconcagua y Valparaíso)
En 1964 se publicó el folleto del
compañero Corvalán titulado ‘Nuestra Vía Revolucionaria’.
UN GRAN CONDUCTOR DEL PARTIDO
Durante los 31 años que Luis
Corvalán fue el Secretario General del Partido, éste tuvo una amplia política
de alianzas y fue un factor decisivo en la unidad de las fuerzas democráticas y
populares.
Era mediado de 1969. La derecha ya
había designado a su abanderado para las elecciones presidenciales de 1970. Era
Jorge Alessandri Rodríguez. Otro tanto hizo la Democracia Cristiana, nombrando
a Radomiro Tomic.
Los partidos de Izquierda comenzaron a presentar sus candidatos. La
Acción Popular Independiente, API, proclamó a Rafael Tarud, que recibió el
apoyo del Partido Socialdemócrata; el Partido Radical postuló al senador
Alberto Baltra Cortés; el MAPU presentó a Jacques Chonchol.
En el Partido Socialista, luego de
una dramática sesión, en que la mayoría de sus miembros se abstuvo, el Comité
Central del PS proclamó a Salvador Allende.
Ante la carencia de candidato único de la izquierda, el Partido Comunista decidió proclamar como abanderado a Pablo Neruda, el martes 30 de septiembre.
SURGE LA UNIDAD POPULAR
El 9 de octubre de 1969 fue un día
histórico: se fundó la Unidad Popular. La constituyeron partidos marxistas: el
Comunista y el Socialista; colectividades socialdemócratas: el Partido Radical,
Socialdemócrata, la Acción Popular Independiente y un partido de raíz
cristiana, el MAPU.
Don Lucho jugó un importante rol en la constitución de la Unidad Popular, en la elaboración y aprobación del Programa Básico del Gobierno Popular, del Pacto de Gobierno, donde se establecieron las pautas por las cuales se regiría la administración de la Unidad Popular, y del documento sobre el Estilo de la Campaña presidencial.
BUSCANDO AL CANDIDATO ÚNICO
La creación del Comité Coordinador
de la Unidad Popular, la aprobación del Programa de Gobierno y de los otros
documentos de la coalición de Izquierda, hicieron pensar que pronto habría acuerdo sobre el
candidato. Pero no fue así.
Se inició 1970, el año de los
comicios electorales. Poco a poco se fue aclarando el panorama. Renunciaron
Jacques Chonchol, Alberto Baltra, Pablo Neruda. Pero aún quedaban dos: Rafael
Tarud y Salvador Allende. Ninguno con visas de ceder.
Ante la demora por la designación
del abanderado, el Partido Comunista convocó a una concentración pública en
Santiago para el 22 de enero de 1970 y advirtió: si para el inicio de ese acto
no hay acuerdo, el Partido Comunista proclamará definitivamente a Pablo Neruda.
SALIÓ HUMO BLANCO
Y ocurrió lo tan esperado. Poco
antes del plazo señalado, el Comité Coordinador de la Unidad Popular llegó a un
acuerdo. Fue así como al comenzar la concentración, Luis Corvalán pudo decir:
“Salió humo blanco. Ya hay
candidato único. Es Salvador Allende.”
Estalló la alegría. La emoción
pobló los corazones. La multitud llenó la Plaza Bulnes y sus alrededores con
aplausos y una consigna: “El pueblo, unido... jamás será vencido... El pueblo
unido... “
Fue así, como desde el 22 de enero
de 1970, faltando sólo 225 días para las elecciones presidenciales, la Unidad
Popular – por fin – tuvo candidato. Era la cuarta vez que Salvador Allende
postulaba como abanderado popular a la Presidencia de la República.
Con Luis Corvalán a la cabeza, los comunistas entregamos una contribución fundamental para
alcanzar la victoria popular del 4 de septiembre de 1970 y fuimos gran aporte durante el gobierno presidido por Salvador Allende.
EN EL GOBIERNO POPULAR
En el Gobierno de Salvador Allende, los comunistas participamos en el Gabinete con tres ministros y estuvimos a la cabeza de la batalla por la producción.
Del 30 de marzo al 9 de abril, Don Lucho participó en el XXIV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética.
El 4 de abril habían tenido lugar las elecciones municipales en que la Unidad Popular logró el 50,86% de los votos.
El 11 de julio, se nacionalizó la gran minería del cobre.
En agosto apareció el libro de
Corvalán ‘Camino de Victoria’.
El 2 de enero de 1972, presidió el
gran acto de masas que el Partido realizó en el Estadio Nacional.
DERROTADAS DOS INTENTONAS
Trabajadores y soldados
constitucionalistas derrotaron el intento de derrocar el Gobierno Popular a
través del Paro Patronal de Octubre.
En noviembre, Luis Corvalán
integró la comitiva del Presidente
Allende en la visita oficial realizada a la Unión Soviética. Ocupó el cargo de Vicepresidente el general
Carlos Prats, a la fecha Ministro del Interior del Gobierno Popular.
En las elecciones parlamentarias
del 4 de marzo de 1973 la Unidad Popular obtuvo el 44% de los votos, impidiendo
con ello que se impusiera el llamado Golpe Blanco.
PRISIONERO POLÍTICO
El 11 de septiembre de 1973 los
fascistas asaltaron el poder. Bombardearon y atacaron La Moneda, en donde murió
el compañero Presidente.
Después del golpe fascista, Luis
Corvalán fue detenido el 27 de septiembre de 1973. Estuvo como prisionero
político en la Escuela Militar, en la Escuela de Infantería de San Bernardo, en
Isla Dawson, Ritoque y Tres Álamos. Mientras estuvo en manos de la dictadura,
envió mensajes plenos de fuerza y optimismo. Proclamó: “No temo por mí. Amo la
vida, pero no temo la muerte si fuera necesario caer por mi causa”. Por su
parte, la compañera Lily se jugó por entero por su vida y su libertad.
Fue liberado por la solidaridad
internacional, en especial de la Unión Soviética, el 17 de diciembre de 1976.
Realizó una gran actividad en el exilio.
MI ENCUENTRO CON DON LUCHO EN BONN
El 11 de mayo de 1978 viajé a Bonn
a un Encuentro organizado por el Comité de Solidaridad Antiimperialista de la
RFA (ASK) de las organizaciones de la
solidaridad con Chile, los chilenos exiliados con el camarada Luis
Corvalán que realizaba una gira por diversos países, luego de haber sido
arrancado de las garras fascistas por la solidaridad internacional el 17 de
diciembre de 1976. Allí tuve la oportunidad de abrazar al querido compañero
Luis Corvalán Lépez, a quien considero el más grande dirigente comunista
chileno después de Luis Emilio Recabarren.
Una foto aparecida en la
contraportada de la edición Nº 7-8 de 1978, de la revista “Boletín
Antiimperialista de Información” (AIB),
ha dejado plasmado ese abrazo, con la
lectura: “Alegre reencuentro: Iván Ljubetic y Luis Corvalán en el evento
organizado por el ASK el 11 de mayo de
El 3 de septiembre de 1980
proclamó en un acto en Moscú la Política de Rebelión Popular de Masas.
El 20 de agosto de 1983 ingresó clandestinamente a Chile.
EL “XV” CONGRESO CLANDESTINO
Era mayo de 1989. Hacía casi un
mes que yo había llegado a Santiago.
Concurrí al local de “Chile, ríe y
canta”, donde habíamos sido citados. Nos
reunimos gran cantidad de compañeros. Algunos viejos conocidos con los que no
nos veíamos 16 o 30 años. Otros nuevos. Escuchamos el Informe del Comité
Central al Congreso.
Después los delegados del exterior
fuimos concentrados en un punto de Santiago, en donde nos entregaron copias del
Informe para que lo estudiáramos durante un día.
A la mañana siguiente, en una
esquina del centro, nos pasó a buscar una camioneta en la que partimos rumbo a
la costa. Llegamos a una gran casa cerca del Pacífico, en San Sebastián.
Desde el comienzo yo estaba
admirado de la eficaz manera en que todo funcionaba y las adecuadas medidas de
seguridad.
Allí nos encontramos con muchos
otros camaradas. Conversábamos alegremos. Trataba de reconocer a viejos amigos.
De pronto se me acercó alguien que no ubicaba. Me dijo: “¿No me saluda,
compañero Iván?”. Por su voz supe que
era don Lucho.
DE SU INTERVENCIÓN
En ese Congreso, el compañero
Corvalán hizo buena intervención, junto a la de la compañera Julieta, en mi
opinión, las mejores.
Comenzó diciendo: “Esta es la
primera reunión con más de diez personas en que participo desde mi ingreso al
suelo patrio. He sentido una inmensa alegría al ver con mis propios ojos el
gran Partido que tenemos.”
Más adelante enfatizó: “Entre las
concepciones obsoletas está la exaltación
de la llamada pureza de la línea, en custodia de la cual más de algún
compañero ha creído buenamente, tener una misión predestinada. La línea del
Partido está en constante confrontación con la práctica y, por tanto, no es
nunca pura ni exacta; está sujeta a
rectificaciones y perfecciones de uno u otro volumen y, como se ha
remarcado en el Congreso, el Partido es una organización viva que tiene sus
propias contradicciones y es campo de lucha permanente entre lo nuevo y lo
viejo.”
Agregó: “Yo estuve seis años y
medio en el exilio. El mayor tiempo el trabajo del Partido estuvo encabezado
afuera por el compañero Volodia. Quiero expresar que, a mi juicio, tanto él
como los compañeros Américo Zorrilla, Orlando Millas y otros hicieron un gran
trabajo en varios aspectos, preocupados de ayudar al Partido del interior.”
TAMBIÉN JULIETA
Por su parte, la siempre
mesurada compañera Julieta Campusano,
sostuvo: “Nadie, considero, tiene un puñal debajo del poncho para destruir el
baluarte seguro de la dirección que tiene el pueblo de Chile. Este Partido
tiene raíces profundas y sólidas, fue formado por Recabarren, por la fe de
Ricardo Fonseca, por Galo González y, por qué no decirlo, por el compañero Luis
Corvalán. Lo diferente de este Congreso con los anteriores, con varios de
ellos, es que se realiza en una etapa nunca vivida antes por el Partido: bajo
una tiranía fascista”.
En ese Congreso clandestino de
mayo de 1989, Don Lucho dejó la secretaría general del PC, siendo reemplazado por el compañero Volodia
Teitelboim, pero siguió como miembro del
Comité Central.
DESPUÉS DEL RETORNO
Regresé a Chile el 23 de octubre
de 1990. Me quedé a vivir en Ñuñoa. Visité varias veces al compañero Corvalán
en San Bernardo. Siempre me recibió muy fraternalmente, como lo hacía con todos
los compañeros. Me ayudó mucho cuando escribía ‘Don Reca’ y otros libros. Me
entregaba informaciones y opiniones. Me
prestó y regaló folletos y libros suyos.
Uno de estos fue ‘Camino de Victoria’, que me lo dedicó con hermosas palabras:
“A mi viejo y querido compañero Iván Ljubetic Vargas dejo en sus manos, ¡en
buenas manos! este ejemplar de un libro que recoge la posición y la experiencia
del Partido en un buen trecho de su vida. Luis Corvalán. San Bernardo, 11 de
noviembre de
Después se trasladó a Ñuñoa. Seguí
visitándolo. Cuando no lo hacía me invitaba a hacerlo. Estuvimos juntos en
muchos actos y reuniones. Siempre era de gran interés escucharlo. Era uno de
esos dirigentes, como quedan pocos, dedicados a transmitir sus experiencias y
conocimientos. Aprendí mucho de él. Fue un gran maestro.
Cuando tuve problemas con algunos
dirigentes del Partido, él siempre me aconsejó sabiamente. Fue muy solidario
conmigo.
En julio de 2010, pocos días antes
su fallecimiento, fue la última vez que estuve con él.
Nos reunimos en su casa de calle
Francisco Villagra junto con David Mc Conell, para intercambiar opiniones sobre
un libro que deseaba escribir. Lo noté muy cansado. Pero jamás pensé que sería la última ocasión
que estaríamos juntos.
LA HERENCIA TEÓRICA DE DON LUCHO
Escribió muchos artículos, informes, comentarios. Todos plenos de riqueza ideológica. Entre sus libros tenemos:
‘Ricardo Fonseca, combatiente ejemplar’ (1952),
‘Camino de Victoria’ (1971),
‘Algo de mi vida’ (1978),
‘Chile: 1970 –
‘La Rebelión Popular se abre
camino en Chile’ (1981),
‘Tres Períodos de nuestra línea revolucionaria’ (1982),
‘Santiago-Moscú-Santiago’ (1983),
‘El derrumbe del poder soviético’ (1993)
‘De lo Vivido y lo Peleado.
Memorias’ (1997),
‘El Gobierno de Salvador Allende’ (2003) y
‘Los comunistas y la democracia’
(2008).
HACE DOCE AÑOS
Hace doce años escribí: “Los comunistas de Ñuñoa inclinamos
nuestras banderas en homenaje a un
compañero ejemplar, don Lucho Corvalán, cuyo corazón dejó de latir hoy,
miércoles 21 de julio de
Luis Corvalán Lépez es uno de
los más grandes dirigentes del Partido
Comunista de Chile. Hasta sus últimos días siguió militante en su célula, la
Santiago Aguilar, del Comunal Ñuñoa.
Hasta el final de su
existencia estuvo preocupado del
Partido, de su historia, de sus aportes a la democracia en Chile. Para mañana jueves 22 de julio, nos había
citado, junto con el compañero David Mc
Conell, para una nueva conversación sobre un libro que estaba escribiendo”.
“Una pena muy grande nos invade al
sufrir esta pérdida irreparable para el pueblo chileno. Pero al mismo tiempo,
nos embarga el sano orgullo y la
alegría de haberlo conocido, compartido
con él en múltiples ocasiones. Siempre estuvo presente en las reuniones de
su célula y en todo acto que realizamos
en Ñuñoa; siempre feliz cuando en nuestras fiestas de confraternidad
entregábamos carné a nuevos camaradas. Siempre insistiendo en la necesidad de
crecer, de tener un Partido más grande.
Don Lucho fue la sencillez y la
fraternidad comunista hecha persona.
Ocupó los más altos cargos en el Partido, pero mantuvo siempre esa
modestia que sólo los grandes seres humanos pueden mostrar.
Don Lucho seguirá junto a
nosotros. En su homenaje los comunistas continuaremos trabajando por lograr un
Partido como él lo planteaba, un Partido de masas”.