Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e
Investigación
Luis Emilio
Recabarren, CEILER
Existe un loco afán por crear
o resucitar, usar y abusar conceptos que conducen a encubrir, tergiversar o
negar la realidad. Es parte de la lucha
ideológica de la burguesía y sus cómplices para implantar en los trabajadores
una conciencia falsa. Esto es hoy de vital importancia para la clase
dominante, debido a que, con la rebelión
popular iniciada el 18 de octubre de 2019, se ha producido una positiva toma de
conciencia en amplios sectores.
En
esta campaña de propaganda de la derecha, vanguardia política de la burguesía,
juegan rol fundamental los medios de
comunicación y en ellos los
“historiadores”, “cientistas políticos”, “comentaristas” “catedráticos” y”
opinólogos” de todos los pelajes,
incluso muchos que se autodefinen de
izquierdista.
Uno
de estos conceptos es “clase política”. Fue
creado por el sociólogo, politólogo y senador vitalicio italiano, el
ultraconservador Gaetano Mosca
(1858-1941), que pretendía ser una refutación del marxismo y su teoría
de la lucha de clases.
El temor de Mosca al
comunismo lo llevó a apoyar al fascismo como medio de destrucción de aquel,
convencido de que una vez derrotado, el fascismo también pasaría y se
restablecerían las libertades estatutarias.
MARXISMO, GAETANO MOSCA Y SU “CLASE POLÍTICA”
Carlos Marx y Federico Engels
escribieron el Manifiesto del Partido Comunista, publicado el 24 de febrero de
1848: “La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia
de la lucha de clases… Nuestra época, la
época de la burguesía, se distingue, sin embargo, por haber simplificado las
contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose, cada vez más, en dos grandes campos enemigos, en dos
grandes clases, que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletariado”.
Para
Gaetano Mosca, “en todas las sociedades,
comenzando desde aquellas mediocremente desarrolladas y que apenas han arribado
a lo primordial de la civilización, terminando por las más numerosas y cultas,
existen dos clases de personas, una, de los gobernantes y la otra de los
gobernados. La primera, que es siempre la menos numerosa, realiza todas las
funciones políticas, monopoliza el poder y goza de las ventajas que ello trae
consigo; mientras que la segunda, más numerosa, es dirigida y regulada por la
primera, de un modo más o menos legal, ya más o menos arbitrario y violento, y
ella la provee, al menos aparentemente, de los medios materiales de subsistencia
y de aquellos que para la vitalidad del organismo político son necesarios. En la
vida práctica todos reconocemos la existencia de esta clase dirigente o clase
política como en otra parte decidimos definirla”.
En
otras palabras, la “clase política”,
para el autor de este concepto, es la clase dominante, la burguesía.
CÓMO SE
UTILIZA O SE ENTIENDE LO DE “CLASE POLÍTICA”
Es evidente que el concepto
de “clase política” es utilizado corrientemente en debate televisivos,
entrevistas, comentarios, noticiarios e incluso en conversaciones académicas.
La mayoría de las veces este concepto es empleado por personas que ignoran su real significado.
Un ejemplo el 9 de julio de
2011, militante UDI y entonces ministra
del Trabajo en el primer gobierno de Piñera,
Evelyn Matthei, al conocer los resultados de la encuesta de Adimark de
comienzos del mes de julio de 2011, exclamó: “la ciudadanía está “cabreada” de la clase política.” Agregaba
más adelante: “la clase política debe entender la molestia que existe en la
ciudadanía, la cual se refleja en los bajos niveles de respaldo y aprobación al
gobierno, afirmando que este es un llamado tanto
a la coalición gobernante como a la oposición”.
De atenerse al concepto de
Mosca de “clase política”, la actual alcaldesa de Providencia debió referirse
como tal, sólo a los partidos de la clase gobernante y no incluir a partidos
que no la representan.
Otro
ejemplo y muy reciente. Sucedió el jueves 16 de enero de 2020 en el Noticiario
de CNN en Chile. Poquito después de las 21 horas. Informaban del
6% del presidente Piñera, diciendo
“derrumbe de la clase política”. Más adelante sostuvieron “castigo para la
clase política, ningún político al alza”. El mismo error de la exministra Matthei.
Un tercer ejemplo. La
Tercera del
jueves 16 de enero de 2020, escribió en la portada: “Todos los personajes
políticos medidos en la CEP
anotaron caídas importantes, mientras que la identificación con los partidos
retrocedió 5 puntos y la confianza en ellos llegó a 2%. Si alguien apostó en
capitalizar el descontento ciudadano tras el estallido del 18 de octubre, los
resultados de la encuesta CEP representan un duro desengaño. Según el sondeo,
la desafección y la desconfianza con la
clase política y diversas instituciones no solo son generalizadas, sino que
se acrecentaron en niveles estadísticamente significativos desde la medición de
mayo de 2019. También La Tercera usa el concepto “clase política”
erróneamente al incluir en ella a todos los partidos políticos.
EL EFECTO QUE SE BUSCA CON LO DE “CLASE
POLÍTICA”
Para muchos, “clase política”
es todo lo referente a la política, en especial, como vimos en el caso de
Evelyn Matthei, a todos los partidos políticos. Coincide con la posición del
dictador que se refería con sorna y odio a los “señores políticos”. Tiene un
tufillo a fascismo.
Es una manera de fomentar el
apoliticismo, la actitud anti partidos y
de ocultar una gran verdad: ¡No todos los partidos políticos son iguales!
Y éste es el peor efecto del
reiterado uso del concepto “clase político”. La encuesta CEP, medición
realizada entre el 28 de noviembre de 2019
y el 6 de enero de 2020, dada a conocer el lunes 16 de enero de 2020, muestra
que el 73% de los encuestados no se identifica con ninguna posición política.
Preocupante situación, ya que el 27% sostiene haber asistido a marchas y el 31%
en los cacerolazos; estando, además, el 67% a favor de una nueva Constitución.
Es decir, una importante parte de los que actúan activamente en
política hoy en Chile: protestando,
marchando, exigiendo una nueva Constitución, teniendo una definida
posición política frente al gobierno (reprobando en un 82% a Piñera), no se
identifica con ninguna posición política.
Y esto es grave: o ningún
partido es capaz de llegar a las masas movilizadas con sus planteamientos
o, una vez más, las colectividades de
izquierda están perdiendo la lucha ideológica con la burguesía.
No olvidar lo que escribió
Lenin: “La clase obrera tiende al
socialismo de manera espontánea; pero la ideología burguesa, la más difundida
(y resucitada sin cesar en las formas más diversas), es, sin embargo, la que
más se impone espontáneamente a los obreros”.(Lenin: ¿Qué Hacer?, Obras
Escogidas en tres tomos. Tomo I, p. 149)
¡Una vez más, y ahora con dramática urgencia, la lucha ideológica
está en un primer plano!
¡Es imprescindible salir al
paso a la propaganda de la derecha!