martes, 1 de noviembre de 2022

IGLESIA CATÓLICA “REHABILITA” A GALILEO GALILEI

 

 

 

 

 

                                                        Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                        Centro de Extensión e Investigación

                                                        Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

 


 

El 31 de octubre de 1992, hace 30 años, el papa Juan Pablo II rehabilitó definitivamente a Galileo Galilei,  359 años, 4 meses y 9 días después de que fuera condenado por el Santo Oficio a retractarse por defender la teoría heliocéntrica de Copérnico en la que se establecía que la Tierra gira en torno al Sol y no viceversa, como sostenían los teólogos de la época apoyándose en  la Biblia.

 

COPÉRNICO REFUTA VERSIÓN  BÍBLICA 

Nicolás Copérnico, astrónomo polaco, había expuesto en 1542 su teoría heliocéntrica,  que refutaba la teoría geocéntrica de Ptolomeo, aceptada por la Iglesia Católica. Según Copérnico, no era el sol que giraba en torno a la tierra, sino todo lo contrario. En el Génesis de la Biblia  se dice: “E hizo Dios dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche”. O sea, el sol girando alrededor de la tierra.

 

GALILEO GALILEI RESPALDA LAS IDEAS DE COPÉRNICO 

En 1632 Galileo publicó su libro  “Diálogo acerca de los máximos Sistemas del Mundo”. En él,   respaldó  las ideas de Copérnico.  La obra tuvo gran acogida en amplios sectores. Ello molestó a la Iglesia, la que actuó a través de la Inquisición. Esta siniestra institución represiva,  acusó  a Galileo de violar una disposición del Santo Oficio de 1616.

 

EL JUICIO

La inquisición lo obligó a comparecer en Roma, acusándolo de introducir en su libro doctrinas heréticas. Galileo tenía 68 años, estaba muy enfermo y agotado. El juicio se inició el 9 de abril de 1633 con un interrogatorio.  Ante la falta de pruebas concretas, se le obligó a confesar bajo la amenaza de que si no lo hacía sufriría torturas. Galileo aceptó confesar. Lo que lleva a cabo en una comparecencia ante el tribunal el 30 de abril. Una vez obtenida la confesión, se  le condenó.

 

 


El 22 de junio de 1633, el sabio Galileo Galilei fue obligado por la fatídica Inquisición católica a abjurar de sus ideas científicas. Fue en el convento romano de Santa María. Luego se leyó la sentencia. Se le condenó a prisión perpetua. Se le conminó a abjurar sus ideas, cosa que hizo seguidamente. Tras la abjuración, el papa conmutó la prisión por arresto domiciliario de por vida. Se le permitió iniciar su pena como invitado de su amigo el arzobispo de Siena. Luego continuarlo en su villa de Arcetri, cerca de Florencia, próximo al convento donde residían sus hijas: la hermana María Celeste y la hermana Arcángela.

Allí, siguió trabajando en el problema del movimiento, cuyo estudio había iniciado en Pisa medio siglo antes 

Y SIN EMBARGO SE MUEVE 

Galileo Galilei debió vivir confinado en la  villa  Arcetri, en las afueras de Florencia. Fue allí donde pronunció su famosa frase: “Eppur si muove” (“Y sin embargo se mueve”).

Galileo murió el 8 de enero de 1642 en la Villa Arcetri, cuando tenía 78 años. Sus funerales se realizaron en Florencia al día siguiente.

El 13 de marzo de 1736 se erigió en su honor un Mausoleo en la Iglesia  de la  Santa Cruz de Florencia.

 

LA TIERRA SIGUE GIRANDO 

La perversa y reaccionaria Inquisición, cruel instrumento de la Iglesia Católica,  pudo obligar a un viejo y decrépito Galileo a abjurar de sus sabias ideas, pero no logrará que la tierra, refutando lo planteado en el Génesis, siga moviéndose en torno al sol. 

No han sido fáciles los avances de la ciencia sobre las falsas creencias. Muchos héroes del saber debieron sufrir las penas del infierno de parte de quienes pretendieron poseer la verdad absoluta. Algunos de esos combatientes por el futuro fueron quemados en la hoguera.

Gracias a sus sacrificios, la rueda de la historia sigue girando. 

El papa Juan Pablo II pretendió “rehabilitar” a Galileo Galilei. Lo que hizo fue reconocer los hechos, los porfiados hechos. Lo hizo 359 años, 4 meses y 9 días después de la condena al sabio italiano.

¿Más vale tarde, que nunca?