jueves, 3 de noviembre de 2022

LUCHINO VISCONTI GENIAL CINEASTA ANTIFASCISTA

 



                                                        Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                        Centro de Extensión e Investigación

                                                        Luis Emilio Recabarren, CEILER

 


 



Luchino Visconti nació el 2 de noviembre de 1906 en  Milán, capital de la región de Lombardía en Italia, en el seno de una de las familias de la más antiguas de la aristocracia lombarda.

Desde muy joven se vinculó al teatro de La Scala de Milán convirtiendo la ópera en una de sus pasiones. 

En 1935 se trasladó a París, donde se vinculó y colaboró con el cineasta francés Jean Renoir,  con quien participó como asistente de dirección en “Los Bajos “ (1936) y como asistente y diseñador de vestuario en “Una partida de campo” (1937).

La obra de Visconti  se aproximó luego  a los principios artísticos del neorrealismo. Su “Obsesión” (1943) fue la primera película neorrealista. Introdujo una nueva visión del cine,  de la dirección de actores (frecuentemente no profesionales) y en la concepción de la realidad y de los problemas sociales.

El neorrealismo contaba con una línea más idealista, representada por Roberto Rossellini,  y otra, más próxima al marxismo o a las concepciones sociales afines, representada justamente por Visconti, entre otros.

Uno de los teóricos marxistas más importantes del neorrealismo fue Guido Aristarco, autor de “La disolución de la razón” —discurso sobre el cine—, quien consideró que “La tierra tiembla” (de 1948) era la película más lograda y avanzada ideológica y estéticamente, que emprendía una búsqueda del hombre ante las cosas que no las sometía a éstas como permanentes por sí mismas, lo que constituiría una alienación, y que tampoco admitía una naturaleza humana inmutable (cine antropomórfico de Visconti).

Con “Obsesión”  en 1943, película de fuerte influencia renoiriana, Visconti trataba temas no aceptables hasta entonces por la censura fascista. Basado en la novela de James M. Cain  “El cartero llama dos veces”,  narró el asesinato de un hombre cometido por el amante de su esposa. Lo que más impactó a la sociedad italiana de la época, más allá de la excelente dirección de actores y la minuciosidad de estilo, fue el clima de opresión y el ámbito sórdido que se percibía en la película, pese a no tener aparentes implicancias políticas.

Los años que siguieron hasta su segunda realización,  “La tierra tiembla” (1948), encontraron a Visconti comprometido con la lucha antifascista y la resistencia italiana. Las duras condiciones de vida de los pescadores, campesinos y obreros del sur italiano acapararon su atención, y sirvieron de inspiración a su nuevo film, el cual fue un fracaso económico, pero ubicó a Visconti en la cima de la escena política y social de la época, por el compromiso moral y humano que había enfrentado.

 

 


En los años 50, después de filmar “Bellísima”, protagonizada por Anna Magnani, melodrama ambientado en el mundo cinematográfico, Visconti encaró el tema del  Risorgimento y la unidad italiana con “Senso”, una historia de amor ambientada en los momentos más dramáticos del Risorgimento y una visión crítica que otra vez abrió el camino para que la censura se impusiera con toda su fuerza. Esa concepción totalizadora del Resorgimento se completó con la inclusión de un aspecto cultural importante: una ópera de  Verdi y el espíritu del melodrama verdiano como médula de la película.

Luego de una incursión hacia un cine creador con la libre adaptación de una obra de Dostoievski, “Las noches blancas,  Visconti retomó el sendero de los filmes munidos de cuestionamientos sociales, con la película  “Rocco  y sus hermanos”  (1960). Nuevamente abordó el tema de los conflictos sufridos por los campesinos meridionales, esta vez en el marco de la historia de una familia que se traslada a Milán y la dura realidad que allí debe enfrentar.

La importancia que Visconti otorgaba al núcleo familiar en el contexto de sus filmes también es puesta de manifiesto en otras películas.

En “El Gatopardo”, su siguiente realización, concretó los indicios de gran producción evidenciados en su película anterior. En ella, con gran belleza visual y basándose en el libro de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, , reflejó las reflexiones del príncipe Di Salina sobre la decadencia de su clase nobiliaria y su mundo que agonizaba, mientras la nueva burguesía ascendía al poder económico y político en el marco de los acontecimientos que sacudieron  Sicilia en 1860 (la invasión de los camisas rojas conducidos por Giuseppe Garibaldi).



Escena que reúne a los principales actores de El Gatopardo: Burt Lancaster,

Alain Delon y Claudia Cardinale.


En 1967 se estrenó “La caída de los dioses”, una metáfora sobre el mal y la corrupción moral de una familia alemana vinculada con el nazismo durante la  Segunda Guerra Mundial.  Reflejó con realismo y crudeza una etapa negra en la historia de la humanidad, y fue catalogada por los críticos como una película de brillante minuciosidad histórica 

“Muerte en Venecia”  fue considerado uno de los filmes más importantes de la década del 70, siendo su contenido fundamental la contradicción entre el artista —protagonista de la película— y su posición burguesa.

“Ludwig” ( sobre Luis II de Baviera) significó una coherente continuación de la realización anterior, vale decir, una reflexión acerca de las relaciones de la vida y el arte, entre la estética y la ética.

En 1974 dirigió “Confidencias” o “Retrato de familia en interior”, declarando Visconti que se trataba de un film antifascista en el sentido crítico y en el sentido lato del término. Un retrato crepuscular de la incapacidad del intelectual coherente de hacer frente a su grupo social y de adaptarse a un mundo de valores culturales banales, con el que Visconti se veía muy reflejado, aunque el personaje protagonista era un trasunto del crítico de arte Mario Praz.

Poco tiempo antes de su muerte, y en un estado de salud bastante grave, logró concretar su última película, “El inocente”, adaptación de la novela homónima de Gabriele D’Annunzio. 

 

               

 


Luchino Visconti falleció el 17 de marzo de 1976, en Roma, a la edad de 69 años.