miércoles, 13 de julio de 2016

INVITACIÓN HOMENAJE A COMPAÑERO LUIS CORVALÁN LÉPEZ



Queridos compañeros:

El próximo jueves 21 de julio se cumplen seis años del fallecimiento del querido y recordado compañero Luis Corvalán Lépez. Con este motivo te invitamos a participar en el homenaje que el CEILER y otras organizaciones convocan para el jueves 21 de julio. Nos juntaremos a las 12 horas, en la puerta del Cementerio General por avenida La Paz.
Adjuntamos un escrito de Don Lucho.

Un abrazo,

Iván Ljubetic Vargas




                                                   
                                                                                               



DE LOS ESCRITOS DE LUIS CORVALÁN








EL MAESTRO PALMITA

“Al terminar mi primer año de normalista volví a Tomé de vacaciones. En menos de seis meses, desde el 26 de julio, una sucesión de acontecimientos había sacudido al país y conmocionado a mucha gente. En mi pueblo encontré ahora comunistas.

Hice migas con un zapatero remendón, el maestro Palmita, que era miembro  del Partido. Cada vez que me hablaba de la cesantía y la miseria, demostraba cierto Orgullo por su oficio.

-Por la casa del zapatero –me decía- pasa el hambre, pero no entra. Todos los días cae algo, aunque sólo sea para parar la olla.

Palmita era de Tomé adentro, de Guarilihue, que es una larga y profunda quebrada de suave pendiente, donde viven pequeños viñateros. El lugar constituye uno de los mejores microclimas que produce una exquisita uva ‘italia’ y un excelente pipeño.

Cierta vez, Palmita me invitó a una reunión comunista que se llevó a cabo en una casa del cerro Estanque. En tal ocasión di el paso más importante de mi vida: ingresé al Partido. Fue en 1932, creo que en el mes de febrero.

Hasta hace algunos años, el maestro Palmita vivió siempre en Tomé, detrás de la estación, en el cerro Alegre. Lo pasé a ver varias veces. Supe de su muerte cuando ya se le había sepultado. De haberlo sabido oportunamente habría estado en la despedida de sus restos mortales. Nunca olvidaré a ese hombre sencillo, enredado para hablar, pero claro de pensamiento, que un día del verano tomecino me abrió las puertas del Partido.” (De “DE LO VIVIDO Y LO PELEADO Santiago, 1977,  páginas 19 y 20)