“La paz es una victoria y un reconocimiento de la representatividad de las
Farc-Ep”
“Los pueblos siempre están a favor de la paz. Si adoptan la lucha armada lo
hacen como último recurso ante la
imposibilidad de luchar pacíficamente por sus derechos”.
César
Bunster, Encargado de Relaciones Internacionales del PC
El dirigente sostuvo que el acuerdo de fin del conflicto armado en Colombia
inicia “una nueva etapa de transformaciones democráticas”. Afirma que, al estar
aliada con el ultraconservador Álvaro Uribe, con este hecho “la derecha chilena
ha sido derrotada”. Indica que “los pueblos de América Latina han ido
construyendo una nueva realidad en nuestro continente” y sostiene que “la lucha
armada cumplió un papel en varios países de nuestra América, pero no creo que
las izquierdas latinoamericanas la hayan absolutizado”.
Hugo Guzmán R.
Estaba en San Salvador, en el encuentro del Foro de Sao Paulo, cuando se
firmó el acuerdo de dejación de armas y fin del conflicto armado entre el
Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército
del Pueblo (Farc-Ep). Desde la capital salvadoreña siguió de cerca el episodio
y accedió a contestar las preguntas de El Siglo.
César Bunster Ariztía, Encargado de Relaciones
Internacionales del Partido Comunista de Chile, aborda el contexto y la
proyección de los acuerdos de paz en Colombia. Asevera, como primer elemento,
que “la clase dominante y su Ejército en Colombia no pudieron aniquilar la
rebelión del pueblo y tuvieron que abrirse a una negociación política” y señala que ahora
viene un periodo de transformaciones
políticas y democráticas.
¿Dónde situarías los ejes
del significado de la firma de acuerdo de paz entre las Farc-EP y el Gobierno?
Lo primero que hay que decir es que el acuerdo de paz, completo y
definitivo, está por firmarse. Se ha avanzado en los seis puntos del acuerdo
general y concretamente en los primeros cinco: en lo relacionado con la
participación política; desarrollo agrario integral; cultivos ilícitos;
derechos de las víctimas y sistema de
justicia especial para la paz; y cese
bilateral general de hostilidades y proceso de entrega de las armas por la
insurgencia. Este último aspecto fue
firmado en La Habana el pasado día 23, con gran respaldo internacional,
incluyendo el de la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, como uno de los
países garantes y acompañantes de este proceso. Falta todavía el punto de
refrendación de los acuerdos, pero con el anuncio del 23 se puede decir que
el proceso ya es irreversible. Creo que
este acuerdo es quizás el acontecimiento más importante de las últimas décadas
en Colombia. Llegar a la solución a un conflicto armado que cumple 52 años y
que ninguna de las dos partes pudo
resolver por la vía de la guerra,
constituye una conquista política de todo el pueblo y sus diversas manifestaciones. El pueblo de Colombia
conquista la paz no sólo con el cese al
fuego, sino iniciando una nueva etapa que
permita transformaciones democráticas. En ese sentido, esto es algo histórico para Colombia y América
Latina.
¿Se consagró la salida
política?
Sí. Las guerras se resuelven con la
derrota militar de una de las partes. Pero a pesar de todo el apoyo del
imperialismo, tanto político como militar, del verdadero genocidio contra el
pueblo y sus organizaciones, la clase dominante y su Ejército en Colombia no
pudieron aniquilar la rebelión del pueblo y tuvieron que abrirse a una
negociación política. Desde esa
perspectiva, la paz es una victoria y un reconocimiento de la representatividad
de las Farc- Ep, organización con la cual se hizo necesario buscar una salida política. No ha habido ninguna renuncia a las ideas o a los
principios, pero ahora esa confrontación será sin el uso de las armas. El corazón
del acuerdo de paz apunta precisamente a desterrar para siempre el uso de
violencia para eliminar al opositor político, resolviendo las contradicciones a
través de la lucha de masas y la actividad
política institucional. Para ello es imprescindible la democracia en
Colombia y el acuerdo plantea reformas políticas para la paz. En este sentido,
las organizaciones populares en Colombia han planteado la necesidad de una
Asamblea Nacional Constituyente.
La derecha chilena siempre
respaldó la tesis militarista de Álvaro Uribe, no dejó de calificar de
terrorista a las Farc- Ep y criticó la postura del PC respecto a Colombia. ¿Cómo
queda ahora?
En el caso del conflicto colombiano, la derecha chilena ha estado siempre
aliada a los sectores más extremos, retrógrados y militaristas de la derecha
colombiana, representada efectivamente
por Uribe. Es evidente que esa derecha guerrerista de Uribe que hoy se esfuerza
por sabotear el proceso de paz y promover una campaña del terror en su contra, ha sido derrotada
rotundamente por los acuerdos de paz. En
consecuencia, la derecha chilena también ha sido derrotada, así como todas las
campañas de acusaciones falsas que intentó levantar contra el Partido Comunista
de Chile. En cambio, lo que ha
prevalecido -con el beneplácito del
mundo entero- es la postura del
PC chileno que apoyó siempre los esfuerzos del pueblo colombiano por
lograr la paz y la solución política del conflicto.
En su momento las guerrillas
de El Salvador y Guatemala firmaron procesos de paz. Ahora lo hace la guerrilla
colombiana. ¿Cómo ves que terminen así
largas luchas armadas en la Región?
Creo que ello demuestra que los
pueblos siempre están a favor de
la paz. Si adoptan la lucha armada lo
hacen como último recurso ante la imposibilidad de luchar pacíficamente por sus
derechos y en respuesta a la violencia, a las masacres y a la guerra sucia en su contra. Pero apenas
conquistan -a través de la lucha armada- la posibilidad de seguir luchando por
otros medios, siempre prefieren la paz. Sin embargo, es evidente que la lucha
armada ha jugado un papel muy importante en esos países.
¿Esto es parte de una nueva realidad, un nuevo
tiempo en América Latina?
Creo que efectivamente los pueblos
de América Latina han ido construyendo una nueva realidad en nuestro
continente. Han quedado atrás las dictaduras que nos asolaron en el pasado. Conforme
a las especificidades, a sus historias particulares y al desarrollo de sus
procesos de lucha, se han desarrollado experiencias emancipatorias muy interesantes
y creativas. Basta mirar el tesón, la resistencia heroica y por sobre todo la
solidaridad de la Revolución Bolivariana, proceso iniciado, desarrollado e
inspirado hasta hoy por un militar como el Comandante Hugo Chávez. Pensar en lo
que significa el Buen Vivir o el Vivir Bien en Ecuador y en Bolivia; lo que han significado los gobiernos
y procesos revolucionarios encabezados por guerrilleros triunfantes en
Nicaragua y El Salvador; lo que implicó elegir a un dirigente sindical y a una
guerrillera en Brasil a la presidencia
de ese gran país; lo que se ha logrado
con la fórmula del Frente Amplio en Uruguay; así como las nuevas victorias y
nuevos desafíos que enfrenta Cuba heroica y socialista. Dentro de estas experiencias, también se enmarca el proceso
chileno que a través de una alianza política inédita en nuestro país se llevan
a cabo reformas estructurales, largamente postergadas, a favor de nuestro
pueblo. También hay que señalar que frente a estos cambios se ha desatado una
contraofensiva muy fuerte de parte de las derechas criollas y el imperialismo. Las
tácticas usadas son similares: el uso de los monopolios comunicacionales, la
oposición férrea del empresariado y el impacto sobre la economía, las acusaciones de corrupción, el manejo del poder judicial con propósitos
políticos, el empleo de sectores lumpen para desprestigiar al movimiento
social, la exacerbación del tema de la delincuencia, etc.
¿Esto quiere decir que la
opción militar de izquierdas latinoamericanas fue fallida?
La lucha armada cumplió un papel muy importante en varios países de nuestra
América, pero no creo que las izquierdas latinoamericanas la hayan
absolutizado, ni que haya sido un dogma.
Creo que las condiciones han ido cambiando y los revolucionarios han adaptado sus
formas de lucha conforme a esas realidades objetivas. El legado de la lucha
armada en nuestro continente está íntimamente ligado con las realidades que
vemos hoy en los procesos progresistas.
La Presidenta Michelle
Bachelet informó que 75 militares chilenos trabajarán en la implementación de
los acuerdos, ¿lo encuentras conveniente?
Es positivo que la comunidad internacional acompañe los esfuerzos del
pueblo colombiano por una solución política. Una de las tantas tareas de la
comunidad internacional es ser garantes
para que los acuerdos se cumplan. Efectivamente hay desconfianzas mutuas entre
las Farc-Ep y el Gobierno colombiano. Por lo tanto, los garantes son
importantes y es positivo que militares chilenos aporten en ese sentido, de la
misma forma que lo va a hacer la Organización de las Naciones Unidas y la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
ELSIGLO 1 DE JULIO DE 2016