Al cumplirse 71
años de la histórica defensa de Fidel Castro “LA HISTORIA ME ABSOLVERÁ”, recordamos esos hechos,
a través de las palabras de un escrito del historiador Iván Ljubetic Vargas.
Boletín Rojo
Hace 71 años:
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e
Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
Inmediatamente después del asalto
al Cuartel Moncada del 26 de julio de 1953, la dictadura reaccionó con una brutal represión. Batista
decretó el estado de sitio en Santiago de Cuba y la suspensión de las garantías
constitucionales en todo el territorio nacional; clausuró el periódico «Noticias
de Hoy», órgano del partido socialista popular, y aplicó la censura a la prensa
y la radio de todo el país. Creaba así las condiciones para lanzar a los
cuerpos represivos con violencia y sin riesgo de publicidad contra la rebeldía
popular.
En relación con los asaltantes del
Moncada, Batista ordenó que se asesinara a diez revolucionarios por cada
soldado muerto en combate. Excepto unos pocos combatientes que pudieron escapar
ayudados por el pueblo, casi todos los demás fueron capturados y gran parte de
ellos asesinados en los días sucesivos. Sólo seis asaltantes de los dos
cuarteles habían perecido en la lucha; pero las fuerzas represivas del régimen
asesinaron a 55, y a dos personas ajenas a los acontecimientos.
FIDEL DENUNCIA LOS CRÍMENES
Además, a diferencia del trato
humano dado por los revolucionarios a los militares que cayeron en su poder,
los asaltantes prisioneros fueron torturados antes de ser ultimados, y después
se les presentó como caídos en combate. Más tarde, ante el tribunal que lo
juzgaba, Fidel Castro denunció el crimen:
“No se mató durante un minuto, una
hora o un día entero, sino que en una semana completa, los golpes, las
torturas, los lanzamientos de azotea y los disparos no cesaron un instante como
instrumento de exterminio manejados por artesanos perfectos del crimen. El
cuartel Moncada se convirtió en un taller de tortura y muerte, y unos hombres
indignos convirtieron el uniforme militar en delantales de carniceros". Los
crímenes cometidos en esos días por el régimen los denunció Fidel Castro en su
alegato de autodefensa La historia me absolverá. Allí Fidel pasó de acusado a
acusador y denunció todos los males que hacían sufrir al pueblo cubano”.
IMPORTANCIA HISTÓRICA DEL ASALTO
El asalto al cuartel Moncada
terminó en una derrota militar; sin embargo, tuvo una trascendencia
extraordinaria para el pueblo cubano y para el movimiento de liberación
nacional que se iniciaba. En 1961, el entonces comandante Raúl Castro Ruz y
Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), al referirse a la
importancia histórica de este acontecimiento manifestó:
“...En primer lugar inició un
período de la lucha armada que no terminó hasta la derrota de la tiranía. En
segundo lugar, creó una nueva dirección y una nueva organización que repudiaba
el quietismo y el reformismo, que eran combatientes y decididos y que en el
propio juicio levantaban un programa con más importantes desmanes de la
transformación socioeconómica y política exigida por la situación de Cuba... Como
expresó Fidel: El Moncada nos enseñó a convertir los reveses en victorias”
“LA HISTORIA ME ABSOLVERÁ”
“Termino mi defensa, no lo haré como hacen
siempre todos los letrados, pidiendo la libertad del defendido; no puedo
pedirla cuando mis compañeros están sufriendo ya en Isla de Pinos ignominiosa
prisión. Enviadme junto a ellos a compartir su suerte, es inconcebible que los
hombres honrados estén muertos o presos en una república donde está de
presidente un criminal y un ladrón.
A los señores magistrados, mi
sincera gratitud por haberme permitido expresarme libremente, sin mezquinas
coacciones; no os guardo rencor, reconozco que en ciertos aspectos habéis sido
humanos y sé que el presidente de este tribunal, hombre de limpia vida, no
puede disimular su repugnancia por el estado de cosas reinantes que lo obliga a
dictar un fallo injusto. Queda todavía a la Audiencia un problema más grave;
ahí están las causas iniciadas por los setenta asesinatos, es decir, la mayor
masacre que hemos conocido; los culpables siguen libres con un arma en la mano
que es amenaza perenne para la vida de los ciudadanos; si no cae sobre ellos
todo - 42 -el peso de la ley, por cobardía o porque se lo impidan, y no
renuncien en pleno todos los magistrados, me apiado de vuestras honras y
compadezco la mancha sin precedentes que caerá sobre el poder judicial.
En cuanto a mí, sé que la cárcel
será dura como no la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y
cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano
miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa.
La historia me absolverá”,
Fidel pronunció estas palabras el
16 de octubre de 1953. Han pasado 71 años de entonces. Y no cabe duda alguna que la historia no sólo
absolvió al revolucionario cubano, sino que
dio plena razón a sus pensamientos y accionar.