Mañana se cumplen 54 años del asesinato del Comandante en Jefe del Ejercito de Chile, General René Schneider. Lo recordamos en el Boletín Rojo, presentandoles a nuestros lectores y lectoras, un escrito del historiador Iván Ljubetic Vargas.
Boletín Rojo
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
La
CIA elaboró dos proyectos principales para impedir la llegada de Allende a La
Moneda. Sus nombres en clave eran Track I y Track II (Vía 1 y Vía 2). Para
contribuir a su realización, llegaron a Chile 400 agentes de la Agencia en
septiembre, que se agregaron a los de la Estación de la CIA, que funcionaba
desde antes en Santiago.
LA
VÍA UNO
El Proyecto Track I fue conocido como "Fórmula
Alessandri". Según el Informe Church "consistía en inducir una
cantidad suficiente de votos parlamentarios para elegir a Alessandri, en el
entendido que éste renunciaría de inmediato, abriendo así el camino para una
elección especial en que Frei podría legalmente presentarse como
candidato."
Jorge Alessandri, el derrotado abanderado de la
oligarquía, dio su aprobación al plan de la CIA.
Eduardo Frei Montalva, entonces Presidente de la
República, y la derecha del PDC apoyaron este camino.
La ITT comprendió la importancia de respaldar el
Proyecto Track I con una buena y eficaz
campaña de prensa. En el Memorándum, ya parcialmente reproducido, se sostenía:
"Los diarios de 'El Mercurio' son otro factor clave. Es
extraordinariamente importante mantenerlos vivos y publicando entre ahora y el
24 de octubre. Son la única voz francamente anticomunista que queda en Chile y
están bajo gran presión, especialmente en Santiago. Este puede resultar el
talón de Aquiles de la gente de Allende."
La
decisión de la DC de apoyar a Allende en la votación del Congreso Pleno sepultó
la “fórmula Alessandri”. Entonces la CIA echó manos al Track II.
LA VÍA DOS: LOS COMPLOTADORES
Según se relata en el libro: “El Caso Schneider.
Operación Alfa”, editado por Quimantú, en el fallo de primera instancia
suscrito por el Juez Militar Titular, General de División Orlando Urbina H. y
por el Auditor de Ejército en propiedad, Coronel de Justicia Francisco Saavedra
M., relativo al “Caso Schneider”, se lee:
“Elementos contrarios a la posibilidad
constitucional –ya cierta– de que se eligiera al candidato Salvador Allende Gossens,
por ser de ideología marxista, en reuniones efectuadas, entre otros lugares, en
Diagonal Oriente N.º 1410, domicilio del reo Roberto Viaux, en la oficina del
reo Julio Fontecilla ubicada en calle Huérfanos ‘en la cuadra del
Entre los uniformados de “alto rango” involucrados
en el movimiento sedicioso estaban el General de División, Comandante de la
Guarnición de Santiago, Camilo Valenzuela Godoy; el Vicealmirante y Comandante
en Jefe de la Primera Zona Naval, Hugo Tirado Barros; el Comandante de la FACH,
Carlos Guerraty, y el Director General de Carabineros, Vicente Huerta.
LA DOCTRINA SCHNEIDER
El plan consistía en derrocar el Gobierno de Frei a
través de un golpe e instaurar una Junta Militar, encabezada por el general
Camilo Valenzuela. Con ello le cerrarían el paso a Salvador Allende.
Un obstáculo se alzaba ante los sediciosos: el
Comandante en Jefe del Ejército, General René Schneider Chereau.
Este tenía a la fecha 41 años de edad. Oficial de
Estado Mayor, de brillante carrera; designado Comandante en Jefe el 23 de
octubre de 1969, reemplazando al General Sergio Castillo Aránguiz, llamado a
retiro a raíz del “Tacnazo”, movimiento sedicioso del Regimiento Tacna de
Santiago, que encabezó el general Roberto Viaux.
El General Schneider había expresado en una entrevista publicada por El Mercurio el 7 de mayo de
1970, que el Ejército era “garantía de una elección normal y de la asunción al
poder de cualquiera que hubiese sido elegido por el pueblo, fuera de que
hubiese logrado la mayoría absoluta o por decisión del Congreso Pleno, en el caso
de que ninguno de los candidatos hubiera obtenido más del 50% de los
sufragios.” Nació así la Doctrina Schneider.
Después del 4 de septiembre, Schneider insistió en
su posición constitucionalista. Cuando detectó pasos sediciosos en las filas
del Ejército, no vaciló en salirle al encuentro. Se reunió con la alta
oficialidad y con la tropa, repitiendo – incansable – su posición.
El 8 de octubre, los altos mandos de las Fuerzas.
Armadas, presididos por el General Schneider, resolvieron -según informaba Ercilla en su edición N.º
1947, del 8 al 14 de noviembre de 1972-
“acatar la decisión que adopte el Congreso Pleno”.
“OPERACIÓN
ALFA”: PRIMER FRACASO
Los sediciosos confeccionaron la llamada “Operación
Alfa”. Su objetivo: secuestrar al Comandante en Jefe del Ejército.
Relata el General Prats, en sus “Memorias”: “El
lunes 19 de octubre, los generales ofrecemos una comida de camaradería a
Schneider, anticipando la celebración de su primer aniversario de Comandante en
Jefe que, en realidad, se cumplía el 27... Esa noche se viven gratos momentos
de camaradería, de los que hacía tiempo no teníamos oportunidad de disfrutar.
“Bastante pasada la medianoche – continúa el
General Prats -, Schneider se despide y luego lo hago yo. Nos dirigimos a los
sendos domicilios, conduciendo nuestros autos particulares, pues no quisimos
ocupar los conductores, porque los dos vivíamos muy próximos a la casa del
Comandante en Jefe. Jamás se nos pasó por la mente la siniestra celada que a
ambos se nos había tendido esa noche y de la que nos libramos fortuitamente,
porque no fueron oportunamente identificados nuestros automóviles.”
En el fallo de la Justicia Militar, suscrito por el
General de División, Orlando Urbina, y el Coronel de Justicia, Francisco
Saavedra, se explica:
“El conocimiento de que el 19 de octubre el cuerpo
de generales le ofrecía una comida a su Comandante en Jefe en la casa fiscal de
éste, ubicada en calle Presidente Errázuriz, resolvieron efectuar su secuestro
esa misma noche, el trayecto de regreso a su domicilio particular de calle
Sebastián Elcano y, al efecto, premunidos todos de armas, gas lacrimógeno,
éter, cuerdas, algunos se apostaron frente a la casa donde se efectuaba esa reunión,
con un equipo de Walkie Talkie, los que se encargarían de avisar a los otros
que se ubicaron en otros automóviles, en las cercanías, la salida del General
Schneider, los que a su pasada, lo seguirían en calle Del Inca; pero cuando
pretendieron cumplir su designio, el plan les fracasó pues el Comandante en
Jefe, en vez de usar el automóvil Mercedes Benz, que conocían y preveían que
ocuparía, se fue a su domicilio en su auto particular marca Opel, lo que los
confundió perdiéndolo de vista.”
SEGUNDO FRUSTRADO INTENTO
Al día siguiente, 20 de octubre, los complotadores
volvieron a llevar a cabo la “Operación
Alfa”. Se apertrecharon de pimienta, cloroformo, tela adhesiva y cuerdas.
Embarcados en varios autos se ubicaron en la Plaza Bulnes, a la espera de la
salida del Comandante en Jefe desde el Ministerio de Defensa Nacional, en
dirección de su domicilio particular.
Son las 18,30. El General Schneider subió al
Mercedes Benz. En medio del intenso tránsito de esa hora, el chofer se
adelantó, sin sospechar lo que estaba ocurriendo. Los terroristas intentaron
seguirlo. La gran cantidad de vehículos le dificultaron el paso y lo perdieron
de vista.
Fue el segundo fracaso en la realización de la
“Operación Alfa”.
Los conspiradores debían llevar adelante su acción
a más tardar el 22 de octubre en la mañana. De otra manera, no tendría los
efectos esperados por ellos en las Fuerzas Armadas antes del Congreso Pleno. Se
reunieron en un departamento de la calle 10 de Julio N.º 066. Allí ultimaron
los detalles del plan que debían llevar a cabo el 22, en Martín de Zamora con
Américo Vespucio.
El 21 de octubre, cerca de las 20 horas, se
juntaron en un camino de tierra cerca del puente que une Avenida Matta con el
Parque Cousiño. Sobre hojas de diario, con automóviles de juguetes estudiaron
los movimientos que realizarían.
Esa noche, a las 23 horas, hicieron un simulacro de
la maniobra en el sector de Los Domínicos. Participó un vehículo que simuló ser
el Mercedes Benz. El golpista Jaime Requena hizo el papel de Schneider; Carlos
Labarca, el de su conductor.
Se pusieron de acuerdo en el rol de cada uno en el
criminal atentado que perpetrarían en la mañana del día siguiente: el 22 de
octubre de 1970.
ACORRALANDO AL COMANDANTE EN JEFE
La tercera tenía que ser la vencida. Eran las 7 de
la mañana. Los terroristas se reunieron en Américo Vespucio Norte. Dieciséis de
ellos fueron identificados en el fallo de la Justicia Militar ya citado.
Luego de impartirse las últimas instrucciones, se
dirigieron en sus vehículos a la esquina de Martín de Zamora con Américo
Vespucio. Allí esperaron. Conocían bien el recorrido habitual que realizaba el
General Schneider. Cada uno se ubicó en el lugar asignado. Todos estaban
armados y contaban con los elementos necesarios.
Minutos después de las 8 salió el Comandante en
Jefe de su hogar. Se ubicó en el costado derecho del asiento trasero del
Mercedes Benz, modelo 1966. Su conductor era el Cabo Primero Leopoldo Mauna
Morales. Se inició el acostumbrado camino.
En la esquina de Sebastián Elcano, donde debían
doblar a la derecha, se les adelantó un Fiat 1500, de color blanco. No les
llamó esto la atención. Pero si se hubieran fijado mejor, habrían reparado en
un pañuelo en el espejo retrovisor exterior. Era la señal para indicar que se
trataba del coche guía del operativo.
En el recorrido por Martín de Zamora hacia el
poniente, el Mercedes Benz fue sobrepasado por otro vehículo de los fascistas
que, junto al Fiat blanco, marcharon precediendo al General.
Al cruzar la calle Soria, Jeep Willys se ubicó
detrás del Mercedes. Poco antes de llegar a Américo Vespucio, un Dodge Dart
azul maniobró de tal manera que obligó al chofer militar virar hacia el lado
sur de Martín de Zamora, por el cual continuó su recorrido. Al Jeep Willys se
le sumaron otros tres vehículos.
A pocos metros de Américo Vespucio, los coches que
precedían al Mercedes frenaron bruscamente, obligando a éste a detenerse. El
Jeep lo chocó por detrás, inmovilizándolo.
EL ATENTADO
De inmediato, Jaime Melgoza Garay corrió hacia el costado izquierdo del auto del
General Schneider. Llevaba una pistola Colt en la mano. Con él, se acercaron
otros dos terroristas. Uno de ellos, con un combo, rompió el vidrio trasero de
ese lado. Simultáneamente otros tres individuos se aproximaron por la parte derecha.
Uno de éstos, con otro combo, destrozó el vidrio trasero de su lado.
El ya citado fallo de la Justicia Militar dice
textualmente:
“Producido el primer rompimiento de vidrios por el
costado izquierdo del coche militar, el General Schneider, presumiblemente
habría tomado su pistola Star calibre
OPINIÓN DE LA ITT
Un Memorándum de la ITT, enviado por Hal
Hendrix a Edward J. Gerity, con fecha 22
de octubre, relataba:
“Bob Berrellez llamó desde Santiago para informar
que poco después de las 8 horas de hoy se había producido un atentado contra la
vida del General René Schneider, Comandante en Jefe del Ejército de Chile...
“Los observadores –agrega– especulan que el
atentado es una revancha contra Frei que no habría impedido asumir a Allende o
un atentado para provocar una violenta reacción de la extrema izquierda. Lo
último es considerado improbable por la rígida disciplina lograda por el
Partido Comunista.”
Otro documento de la ITT, de fecha 25 de octubre,
enviado por Robert Berrellez a Hal Hendrix, afirma:
“La eliminación del General Schneider de un puesto
clave de comando (Jefe de las Fuerzas Armadas) hace a Allende y a los
comunistas aún más vulnerables que antes. El General Schneider herido
mortalmente en un atentado la semana pasada, ha sido descrito como favorable a
Allende. Se sabe que continuamente bloqueó los intentos golpistas de generales
más decididos... Se piensa que si los balazos a Schneider no fueron realmente
el preludio al golpe, fueron una hábil maniobra para eliminar de las alturas al
único hombre que habría permitido a Allende infiltrar y neutralizar al
Ejército.”
CONGRESO PLENO PROCLAMA A
ALLENDE
Apenas conocida la noticia del atentado contra el
General Schneider la indignación estalló en todo el país. Desde el primer
momento estuvo claro para las fuerzas populares de dónde venía la violencia
terrorista. Por ello, los sectores democráticos se movilizaron contra el
peligro de un golpe militar. Se reunieron las organizaciones políticas de la
Unidad Popular, los comités de base, la Central Única, los sindicatos. Chile
entero estaba alerta.
En medio de este clima sesionó, el 24 de octubre,
el Congreso Pleno, formado por el Senado y la Cámara de Diputados, que contaba
con un total de 200 parlamentarios: 80 de la Unidad Popular, 75
democratacristianos y 45 del Partido Nacional y de la Democracia Radical.
Se produjo la votación. Allende recibió 153
sufragios; Alessandri, 35. Siete parlamentarios votaron en blanco y 5 no
concurrieron a la sesión.
A las 13 horas del sábado 24, Salvador Allende fue
proclamado Presidente de la República por el Congreso Pleno, por el período
1970 – 1976.
MUERE EL GENERAL SCHNEIDER
Ese día, a las 19 horas, los tres Comandantes en Jefe de las Fuerzas
Armadas - los Generales Prats y Guerraty y el Almirante Tirado - más el General Director de Carabineros, Vicente
Huerta, visitaron en cumplimiento protocolar al Presidente electo en su
domicilio. Todos, excepto el General Prats, estaban comprometidos con el plan
sedicioso, dirigido por la CIA.
Pero el Proyecto Track II ya no corría. La valiente
actitud del Comandante en Jefe lo había echado por tierra.
El General Schneider falleció diecinueve horas
después de la proclamación de Allende.
"El
domingo 25 de octubre - relata el General Prats en sus Memorias -, a las 7,30,
me avisan telefónicamente del Hospital Militar que Schneider ha sufrido un paro
cardíaco. Llego a las
HOMENAJE A UN SOLDADO EJEMPLAR
El lunes 26, sus restos fueron llevados a la
Catedral Metropolitana a las 8 horas. Mucha gente concurrió a expresar su dolor
y el respeto al militar constitucionalista. A las 15 horas se ofició una misa
de Réquiem. Asistió Frei y el Presidente Electo. Fueron ellos los que
encabezaron los multitudinarios funerales. En el Cementerio, habló el General
Prats en nombre de las Fuerzas Armadas. Definió a Schneider como "héroe de
la paz y mártir de la democracia."
Las fuerzas populares le rindieron homenaje en uno
de sus cantos de lucha:
"Recordando al soldado valiente
cuyo ejemplo lo hiciera
inmortal
enfrentemos primero a la muerte
traicionar a la Patria jamás."
UN BUMERANG
La "Operación Alfa" resultó un bumerang
para los sediciosos. El asesinato del Comandante en Jefe del Ejército logró un
efecto contrario del que esperaban: se consolidó la posición de Salvador
Allende y de la Unidad Popular.
Un Memorándum de la ITT, de fecha 25 de octubre,
enviado por Robert Berrellez a Hal Hendrix, informaba:
"Contra lo que todos esperaban, los militares
no se movieron contra Allende durante el fin de semana. Se creía que el
asesinato de Schneider era el preludio al golpe."
El 27 de octubre, el Presidente Frei nombró al
General Carlos Prats Comandante en Jefe del Ejército. Éste narra así su primer
acto en ese puesto:
"A las 10,30 del miércoles 28 de octubre,
reúno a los generales y les informo de mi nombramiento como Comandante en Jefe
en propiedad y les declaro que, mientras dure mi gestión de mando, mantendrá
inflexiblemente la misma línea doctrinaria defendida por Schneider con el
sacrificio de su vida."