jueves, 29 de agosto de 2024

Ultrajada soberanía

 


 

Comentario radial y escrito.

 


 

 

 


 

El lunes 19 de agosto, a través del CNN/Chile, (cadena de noticias por cable; conglomerado multinacional estadounidense de los medios de comunicación masiva y otras cositas más), tuve la osadía de ver una entrevista audio visual con Lautaro Carmona, presidente de la colectividad a la cual pertenezco.

 

Como diría un compañero: Querían meterlo en las patas de los caballos.

 

Querían, que fuera cómplice de los que ultrajan soberanías.

 

Eso de "a la colectividad a la cual pertenezco”, necesita una explicación, necesita mencionar un contener de libros y cuadernos, de recuerdos a lo García Lorca. 

Cordilleras y desfiladeros de vidas encaramadas, ancladas, repartidas por mares y continentes.  

Cuando cierta razón divina, poderosa, inmaculada, de realezas, obliga, a otra razón, a dar explicaciones de su existir, de sus conductas, de sus valores y principios; a defenderse, a esconderse, a practicar al arte de no estar, estando, me hambrienta endemoniado, iracundo.  

Las soberanías, las democracias, lo construido por el sentido común, me saben a engaño colectivo, me aroma a inciensos. 

La orgánica de un partido revolucionario, tiene la necesidad de tener los ojos de un Camaleón. Cada uno, mirando lo suyo...Y los dos, luego, retrospectivo, hablando en uno.

 

Unidad de acción, se le llama. 

Mis contentos entrelazados con otras risas y esperanzas, “todo en un junto”, se hacen hoy en día, otra pena y una misma rebelión.  

Sabemos que el oficio Recabarren, José Duran, Manuel “Choño” Sanhueza, Guillermo, Gladys, Marta, Patricio, mi hermano Carlos Romero, Regina, Elizabeth, es, por instinto y sentido; proscrito.

 

O creen ustedes que Daniel Jadue esta entre jaulas hambrientas porque es palestino. 

Digo esto así por los tiempos que vienen engañando. 

Necesito vestirme, desvestirme espinudo de 17 años oscuros, corruptos, de una criminalidad salvaje, que aún, entre piel, anda escondida; (Hermosilla) para que 34 años más tarde, 35, 36, 37, 50, hasta no sé qué siglos, sus pensares, mi sed de justicia social, traicionada a veces, continue luchando para cambiar el bagayo. 

Y de eso se trata, de cambiar el bagayo.

No pretendo defender al partido comunista de Chile, el, se defiende solo; viene haciéndolo desde los tiempos de la razón. 

 

Yo defiendo a los que compartieron mi mesa y yo las de ellos; mujer, hombre, que entendió la vida como un hacer de almácigos, y, que, no vayan a creer, que fuimos, somos imbéciles. 

Y eso de cambiar el bagayo, es, en verdad, cambiarlo.  

El problema es que no es tuyo, te lo pusieron al igual que enyugan a una bestia. 

Sacarse el yugo, el solo pensarlo, es hacer rebelión, y, cada rebelión es diferente a la otra.  

Tiene que ver con la idiosincrasia de su pueblo, de su historia, de todos los días y geografías. 

Si los chinos dicen ser comunistas a su manera, así será. Otros hablan de socialismo siglo XXI; los comunistas chilenos, marxista leninista, optamos por un paso adelante, dos atrás; así, llegar al socialismo por la vía no armada.

 

Se cree todavía, que el gran capital, podrá entrar en razón.  

El Gran Capital es pequeño, pero es dueño, entre otras cosas, de la informática, que manipula la ignorancia, el oportunismo, la avaricia, los medios pollos, los que miran para arriba, santiguando a los de abajo, tienen la envidia... Esos caracteres lo hace muy poderosos. 

Ese, Gran Capital pequeño, tiene a la humanidad entera al borde del hoyo. 

Se puede aprender de todas las revoluciones, de todas las transformaciones; de todas ellas, podemos rescatar enseñanzas y sacarnos el yugo. 

 

El hacer de cada colectivo humano es un libro abierto...y saber leer esos libros, compartirlos, discutiendo, forjando formas, no te lo da solamente el salir cientos de veces a gritar por las calles y plazas, descontrolado, ensordecedor. 

El leer hace bien, hay libros escritos de vida diaria como el de Julián Grimau, o como el del otro Julián, Julián Assange. 

Ando muy re `picao. 

Me pillaron en Gaza, en Ucrania. 

 

Me pillaron calculando las radiaciones contaminantes de una guerra nuclear, me pillaron buscando al presidente de gorro blanco, me pillaron en el entuerto boliviano, que tan pronto se acallo, me pillaron en Argentina, me pillaron en Cuba, en Bangladesh, en la India, me pillaron en la angustia de Pedro Lemebel. 

Lo de Venezuela estaba escrito, un país tan cuantioso, ni con elecciones se escaparía de las garras imperiales. Por eso, en un comentario del 19 de julio, escribía que, el verdadero enfrentamiento, empezaba ese lunes de madrugada.  

El enfrentamiento de clases desparramaría, segmentos de clases, odios y muerte artera, intereses de segunda clase, oportunismo, lumpen proletario, veleidades y tropezones en las escaleras ideológicas del mundo entero. 

Pero nunca, nunca me imagine, a pesar de los orígenes, que mi paisito flaco volviera a escuchar, volviera a sembrar y en tono ajeno. 

 

“Comunistas, maricones, los mataron por huevones” 

Estamos siendo protagonistas, testigos y asistentes de un mundo, de una vida, que exige culpar el empedrado.   

Llevo como 60 años tratando de desamarrar este yugo y bagayo ajeno. 

Lo nuestro, como diría Pablo Neruda, es un colectivo que se rige por una responsabilidad colectiva. No hay “vacas sagradas” y se tienen estatutos para ordenar la geografía. 

Es nuestro pizarrón y vara de colihue. 

Siento y se, pá eso soy comunista, que la clase asalariada es el estamento histórico que cambiara el sistema de vida en el planeta. 

Esa clase, tiene que ser de nuevo formada por dentro y por fuera.

 

El contorno, juega un papel determinante. 

Ese saber, es mi sentido de existir. 

Ese sentir, es un proceso inmenso y tan inmenso, que hasta en nuestra propia casa, tenemos diferencias en la manera de caminar, no en el sentir, ni en lo del hacer. 

Problemas generacionales, ojalá que los haya siempre, es la manera didáctica de achuntarle en los caminos. 

Ahora, es cierto, siempre han existido en nuestras filas, tuercas que de tanto pujar por un perno ya ocupado, se les borra el hilo. Y se chorean.

 

Los que son PUBLICOS”, fueron nominados por el colectivo a serlo.  

Y no es a dedo, se lo ganaron con creces por el trabajo político, ideológico, de entrega total para conquistar y desarrollar justicia social en la melga que escogió o que lo, la escogieron, sugirieron para estar. 

Y quien lo hace. 

Lo hace un colectivo integrado por aquellos que se han destacado y descalabrado toda su vida en una lucha de clases, entre las clases, ahí radica el meollo del asunto. 

Comité Central, se le llama a la dirección permanente del partido elegida democráticamente por todo el conglomerado de la organización. 

 

Viva donde viva.  

Ellos eligen o sacan al jefe y a otros jefes de la esfera. 

No es una atornillada ni autocracia, es el sentido común de un conglomerando elegido democráticamente. 

Eso de Manuel Rodríguez que “me hago la revolución yo mismo”, no corresponde en nuestra forma de hacer política. 

De allí sale también la Comisión Política, como también los aparatos pertinentes para la seguridad de la organización.

 

Las Células. 

Su nombre lo indica, sin ella, no hay nada. 

En nuestra historia, tenemos a Luis Emilio Recabarren, Elías Lafferte, Víctor Diaz, Roberto Lara, Julieta Campusano, Gladys Marín, Volodia, Neruda, Cipriano, Gaspar, Atilio, Olegario, Simón, Teresa, Amanda...Tenemos para hacer una alameda.  

Y también, nuestro propio “callejón oscuro”.

Esta forma de organización, adecuándose a los tiempos históricos ha sido y es, fruto de 112 años de lucha. 

Es un panal muy re grande.  

Es cualitativo y cuantitativo, por eso, cada miembro de él, tiene el deber de hacer de su colectividad más fuerte, más amplio, más crítico, más estudioso, más solidario, más internacional, más empático, lo más humano posible.

 

¿Se me está cayendo el caset? 

Pá ná 

Estoy hasta la chuza con el anticomunismo ignorante, con el vende pueblo, con los que prostituyen cualquier profesión u oficio. 

Nada más. 

Estoy triste, el Sur de América, México, al caribe, le siguen dando como caja, y yo, me doy cuenta, que quieren ponerme al cinto, una pistola de palo.

Al pueblo de Venezuela, gracias por tener esa estructura de gobierno, gracias por esa lealtad a la humanidad. De ustedes se puede sacar enseñanzas para desyugarnos. 

Gracias.

¡ construye Simón!


Alejandro Fischer Alquinta. 

20240824.