lunes, 12 de agosto de 2024

Hay que sacar las piedras de los sembrados

 


 

Comentario radial y escrito.

   

 

 

 


 

Al final de mi tiempo habitante, propongo, que me entierren con mis dientes postizos, que visten los que no tengo, y, en ristre, mi guitarra. 

Digo esto así, por los virajes de hoy en día. 

Capaz, que nada es como se sabe y tengo que ganarme el puchero.  

Hay que ser brujo, para saber para donde nos lleva la vida; en mi concepción de clase y de los involucrados, las transformaciones que se sufren de tanto mirar para arriba, de empujar desesperado a tus iguales o de aguaitar divertido para abajo, estoy seguro de que, ni Carlos Darwin cacharía algo.

 

La vida es dura compañero. Y no tiene por qué serlo. 

Necesito saber de mi vida y de mi muerte, no soy un pájaro que lo pillo una honda. 

El ser revolucionario, siento yo, es saber el porqué de tu propia vida, el porqué de tu vestimenta y lugar en la cola del medio que te da el salario.  

Conocer tu entorno y mucho más allá de él y resolver las contradicciones. 

En una revolución, tu primera trinchera es tu propio barrio.  

¡Allí, se pare y se cría el poder popular!

 

Si eres clandestino en tu propio hogar, el revoltijo se complica y se compromete.

Imagínense ustedes, un habitante que tenga la capacidad de preguntarse de su estado de vida, de su responsabilidad cívica, de su salario, de la salud social y bienestar de sus hijos; que entienda las diferencias de calles con otras calles que están a 2000 metros de distancia. 

Ser de izquierda, es estar metido en todo lo que signifique un mejor vivir en su barrio.

Ese habitante puede agitar las conciencias, ser un habitante responsable, socialmente justo, progresista, socialista si quieren llamarlo. 

Vivimos tiempos de nitroglicerina, hay que moverse despacio, pero moverse.

 

Van a terminar los juegos olímpicos, “gracias al dios de los coloraos”, no paso nada.  

Se imaginan que Simone Biles, gimnasta olímpica indiscutible, negrita linda de origen beliceño, haya llevado en sus acrobacias un tubito de ese liquido explosivo. 

Y digo negrita linda, solamente porque es hermosa y negrita, porque es negra. 

Y al decir negra, es por explicarme y gritar la hipocresía, la mentira, el crimen social, la explotación del hombre por el hombre, los genocidios y crímenes de lesa humanidad practicados por el jardín europeo en África, en América toda, en Oceanía 

Y yo, embelesado legalizo tuerto, para mi conciencia: 

 

¡Borrón y cuenta nueva! 

Sin las invasiones de los imperios, sin los crímenes horrendos, sin la esclavitud del pilastrero, sin la infamia humana, sin la sinrazón de la conciencia humana, muy pocos blancos subirían al podio de MENTE SANA, CUERPO SANO, o al revés también. 

La inmensa mayoría de los europeos y gringos galardonados en estas y en todas las anteriores olimpiadas, los que han subido a los podios, tienen olor a esclavos, a muerte, a genocidios asimilados, domesticados, olvidados los orígenes. 

Al decir yo negro, negra, dirán algunos que soy racista, de igual manera, si digo pobre o rico, me tildarán de comunista.

 

Intentó decir que el desarrollo de la humanidad, a enjaulado una diferencia enorme entre los que la pueblan. 

Las ansias de poder, de manejarlo todo, no conoce geografías. Nada ni nadie, les impide poseerlo todo, bombardearlo todo.

 

Hoy, sábado 11, Israel vuelve a bombardear en Gaza una escuela.   

Cada adelanto en nuestra civilización, en cualquier área, en cualquier hacer, el objetivo, es tener poder.  

Sea quien sea quien conduzca, este, buscara las materias primas que solventaran esas ansias hegemónicas.

Venezuela, por ejemplo, tiene todo lo necesario para para romper de cuajo con la hegemonía de los Estados Unidos de Norte América...O de hacerlo un dios inmortal. 

Una cosa parecida, se asoma por mi flaco. 

 

Los poderes empresariales quieren desmantelar Huachipato, la única empresa siderúrgica de mi país. 

Una injerencia en un país ajeno no es ningún impedimento.  

Se inventa un pretexto, para ponerle color; “por el qué dirán”; y, por último, digan lo que digan, lo hacen igual. 

O creen ustedes que, los acontecimientos en Venezuela, las injerencias, el desconocer el resultado de las elecciones, la violación a la soberanía popular es por defender la democracia.

 

No tengo idea que será de Gaza, de Ucrania, no sé quién maneja la muerte en Bangladesh, no sé tampoco, como nacen los dátiles en el pueblo saharaui. 

Si sé con vergüenza, todo el accionar contrario al gobierno popular de Salvador Allende, accionar infame y servil de la derecha. 

Se de colas y mercado negro, se, dé traición a la pobreza, se dé crímenes y de oportunismo político, de quiebre a la unidad de acción...Y digo vergüenza, porque lo que nos pasó en nuestro gobierno popular, es un mojón comparado con lo que el imperio y otros infelices, traidores al conocimiento, se masturban en Cuba y en Venezuela. 

El fascismo en Chile no quiere mandar de nuevo para Pisagua. 

Nos vienen persiguiendo, incluso antes de nuestro nacimiento legal, histórico.

 

Soy comunista, y como tantos otros miles de miles andamos pisando cascaras de huevo. 

Para donde miremos, la cruz gamada y la otra cruz también, se santiguan. 

Políticamente, el hacer de la derecha trata de que, no se note el avance del programa de gobierno actual.  

Y no le es difícil, controlan los medios de comunicación que más atrae y entretiene a un pueblo que tiene como 50 septiembres conscientemente despolitizado.

 

Y en esos medios, el caballo de Troya es el anticomunismo... 

Y por el mundo entero, el tanto tener o no tener, pasa por ser dueño de un teléfono, aparato que te miente, te adula, te empuja y te atrapa en los tejidos de una araña.  

Ese sentir, hace vivir la vida por donde se cayó, otros, con poder respirar y mirar la tele están tranquilos, aunque vean a otros, gozar a todo chancho.  

Decía que andamos pisando cascaras de huevo.

 

Y ese pisar nuestro de cascaras de huevo, tiene que ver con todo lo bueno que ha vivido y que tiene nuestro pueblo en el siglo XX y en este siglo XXI.  

No hemos sido siempre protagonista, pero si, hemos estado en todo lo bonito de pueblo, en su sonrisa. 

Y nos quieren mandar pá Pisagua. 

Ese pisar de cascaras de huevo, tiene a Daniel arrinconado, alumbra a tres degollados, tiene a Marta en una ola, tiene a Víctor con 44 tusilagos.

 

Que odio más parido nos tienen. 

Aparte de lo ideológico, ser anticomunista es ser tonto, imberbe.

Se quiere construir una sociedad en la que rige el concepto: A cada uno según su capacidad, a cada según sus necesidades. Eso sí, todos pueden comer pan con mantequilla.  

Esa es la pega. 

 

Llegar a comer pan, con mantequilla o queso.  

La casa, la escuela, la salud; lo tienes por derecho propio, por haber nacido soberano. 

El pan, no es mana.  

Hay que hacer el trigo, la harina y la masa; hay que hacer la cibernetica y las planchas de metal. Su comercialización a través del Estado cubre los costos de los derechos y del salario.  

Eso del “Estado” me deja cachuo, me suena mejor, gobierno del pueblo. 

 

Este decir me trae al viejo lindo, Luis Corvalán...” La confianza, es igual a la virginidad, cuando se pierde, no se recupera jamás”. 

Y por supuesto, el gobierno del pueblo cuidara como hueso santo, todo lo que sea estratégico. Como el litio, el loco y se queda, la albacora.

 

No hay propiedad privada. Pá que. 

Tenemos tierra, vecinos y amigos; tenemos pueblo.

Suena re fácil, pero llevamos, como mínimo, más de 150.000 años haciendo lo contrario.  

Todo pasa por los poderosos, los criminales, los mentirosos, los vivarachos, los herederos y sus encomiendas de acomodo y de la infamia humana. 

Hacer revolución es muy complejo, no es una revuelta, es algo nuevo, de identidad local, de cultura y moral. 

Yo no sé de achuntarle a todas, se cometen errores, a palá hay que fondear los equívocos.  

El Tío Ho, Fidel, Mao, Ernesto, Salvador...y la hilera sigue. Pero gracias a ellos, sabemos que tenemos posibilidades de hacer un mundo diferente 

Alejandro Fischer Alquinta. 

20240810