Hoy 20 de agosto, se cumplen 246 años del natalicio del revolucionario llamado Bernardo O’Higgins Riquelme.
Lo recordamos a través de las palabras escritas del Historiador Iván Ljubetic Vargas.
Boletín Rojo
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
Bernardo O’Higgins nació en Chillán Viejo el 20 de agosto de 1778. Su padre
fue Ambrosio O’Higgins, un irlandés al
servicio del monarca español; su madre, Isabel Riquelme, una bella joven
chillaneja de 22 años. No pudieron casarse. Las leyes españolas prohibían a los funcionarios del rey contraer
matrimonio. La llegada del niño debió
ser ocultada. Fue arrebatado a su madre.
ATA SU CORAZÓN A LA LUCHA LIBERTARIA
Bernardo tenía 16 años cuando
llegó a Inglaterra en 1795 para estudiar
comercio en la Academia de Richmond, cerca de Londres. Fue un buen alumno.
Pronto dominó el idioma inglés. También la literatura francesa y el dibujo. Lo
apasionaban la historia y la geografía. Leía mucho. Su libro predilecto era “La
Araucana” de Alonso de Ercilla. Le dolía
no haber vivido la época de Lautaro para
luchar junto a los mapuches por la libertad de su tierra.
Su profesor de matemáticas
comprendió muy bien los sentimientos del joven Bernardo. Era Francisco Miranda,
un patriota venezolano, desterrado en Europa que, para poder subsistir, daba
clases en la Academia de
Richmond.
Un día, en medio de gran secreto,
Miranda habló con su alumno. Le reveló
que formaba parte de una sociedad secreta cuyo objetivo era emancipar las colonias españolas en América. Lo
invitó a formar parte de ella. Bernardo, emocionado, abrazó a su maestro y le
dijo: “Mirad en mí, señor, tristes restos de mi compaisano Lautaro, arde en mi
pecho ese mismo espíritu que libertó Arauco, mi Patria, de sus opresores”.
Corría 1798. El nuevo miembro de
la Logia secreta tenía 20 años de edad. Poco después, en 1799, debió abandonar Inglaterra.
Se dirigió a España, a Cádiz concretamente.
Allí tomó contacto con dos curas
revolucionarios: el chileno José Cortés Madariaga y el argentino Juan Pablo
Fretes. Le informaron sobre la situación en Chile. Participó en una rama de la
sociedad secreta “Lautaro”, que luchaba por la emancipación de las colonias
españolas de América.
En 1801 se embarcó rumbo a la
patria. Desembarcó en Valparaíso en septiembre de 1802, con el nombre de
Bernardo O’Higgins Riquelme y convertido en
dueño de la gran hacienda de San
José de Las Canteras y de una casa en Santiago. Lo primero que hizo fue llevar
a su madre y a su hermana Rosita a la hacienda.
LUCHADOR CLANDESTINO
Era ahora un latifundista, pero sus ideales se
mantenían inamovibles. Se dedicó a organizar círculos clandestinos para luchar
por la Independencia. Con toda razón pudo escribir en 1842: “Mis intereses
personales son los menos que he cuidado en toda mi vida, particularmente cuando
los de mi patria estaban de por medio”.
El 18 de septiembre de 1810 se creó en Santiago la Primera Junta de Gobierno, para mantener al país bajo la dominación del rey de España.
Bernardo O’Higgins agudo
observador concluyó que la lucha por independizarse del sistema colonial
español iba ser largo y se definiría finalmente por las armas. Y comenzó a
prepararse para ello.
DIPUTADO PATRIOTA
El 4 de julio de 1811 se inauguró
el Primer Congreso Nacional. O’Higgins
formó parte de este parlamento, habiendo sido elegido diputado por Isla
de La Laja. De los 42 congresistas, 24 eran los que la historia oficial llama
“moderados”, contrarios a romper los
lazos con España. En toda votación se unieron a ellos los cuatro “realistas”,
partidarios del monarca Fernando VII. Catorce diputados
constituían la minoría patriota. A su cabeza estaba O’Higgins.
COMBATIENTE LIBERTARIO
En 1813 se iniciaron las guerras
de la Independencia. O’Higgins puso su
espada al servicio de José Miguel Carrera designado comandante en jefe del
Ejército patriota por la Junta de Gobierno de 1813. Hacia fines de ese año, O’Higgins reemplazo a
Carrera al mando del ejército patriota.
Los días 1º y 2 de octubre de 1814
tuvo lugar la batalla de Rancagua. Durante dos días, atrincherados en la Plaza
de esa ciudad, resistieron los patriotas al mando de O’Higgins, los ataques de
las fuerzas realistas muy superiores en número. Cuando al segundo día, la
defensa de la plaza se hizo imposible, O’Higgins ordenó a los sobrevivientes
montar a caballo y se lanzaron en un audaz asalto por sobre las trincheras
enemigas. De los 600 soldados que
iniciaron esa intrépida carga, sólo 300 pasaron las defensas realistas. Con
estos soldados, más otras unidades que encontró en el camino, el héroe se
dirigió a Mendoza, provincia de Cuyo,
para preparar la revancha. El Desastre de Rancagua marcó el fin de la Patria
Vieja, período iniciado el 18 de septiembre de 1810, y el comienzo de la
Reconquista realista.
En Mendoza, con la inmensa solidaridad del general José de San Martín, gobernador de Cuyo, se organizó el Ejército Libertador. Este ejército, según el general argentino, debía luchar contra los realistas con tres objetivos concretos: afianzar la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, contribuir a la emancipación de Chile y derrotar al Virreinato del Perú, último bastión de dominación española en América del Sur.
Luego de realizar la proeza del
cruce de la cordillera de los Andes, el ejército libertador, el 12 de febrero
de 1817, derrotó a las tropas del rey en la batalla de Chacabuco.
GOBERNANTE PATRIOTA Y PROGRESISTA
El 16 de febrero de 1817, O’Higgins fue designado Director Supremo de Chile por
un Cabildo Abierto en Santiago.
Entre sus obras tenemos:
Consolidación de la Independencia.
A comienzos de 1818, una nueva expedición realista invadió el país. O’Higgins convocó en ese momento de peligro a los
ciudadanos a suscribir el 12 de febrero de 1818, el Acta de Proclamación de la Independencia de
Chile.
En ella se hacía “saber a la
confederación del género humano, que el territorio continental de Chile y sus
islas adyacentes, forman, de hecho y por derecho, un Estado libre,
independiente y soberano, y quedan para siempre separados de la Monarquía de
España y de otra cualquiera dominación, con plena aptitud de adoptar la forma
de Gobierno que más convenga a sus intereses”.
El 5 de abril de 1818, en la
batalla de Maipú fueron derrotadas las tropas realistas. Constituye esa fecha la culminación del proceso
de siete años de la Independencia de Chile del sistema colonial español. Los
patriotas perdieron un 35% de sus fuerzas entre muertos y heridos. Los
realistas sufrieron más de 1.500 muertos y 2.000 prisioneros.
Las luchas finales por la Independencia de Chile fueron
demostraciones del consecuente
internacionalismo de los patriotas latinoamericanos del siglo XIX, que luchaban
por liberar a sus países del colonialismo español. Junto a José de San Martín y
Bernardo O’Higgins, están, entre otros, José Martí, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre.
Otro ejemplo de ese
internacionalismo fue la Expedición Libertadora del Perú, que zarpó
de Valparaíso el 20 de agosto de 1820. San Martín venció a las tropas
españolas. El 15 de julio de 1821, se firmó el Acta de la Declaración de
Independencia del Perú y el 28 de julio de ese mismo año, se proclamó la
Independencia en la Plaza Mayor de Lima.
Medidas contra la oligarquía. En
1812 había escrito: “Detesto por naturaleza la aristocracia y la adorada igualdad
en mi ídolo”. Siendo Director Supremo fue consecuente con esas palabras. El 28
de noviembre suprimió los títulos de nobleza y prohibió el uso de los escudos
de armas.
Obligó a los oligarcas que
colaboraron con los realistas durante la Colonia a pagar fuertes contribuciones
para cancelar los gastos del Ejército Libertador de los Andes y a entregar caballos y dinero para la Expedición Libertadora del Perú.
Con fecha 5 de junio de 1818,
firmó un decreto aboliendo los mayorazgos, institución del derecho español que
consistía que el hijo mayor heredaba todos los bienes, con ello se impedía la
división de los grandes latifundios. Esta
medida no pudo ser aplicada porque el Senado, con mayoría reaccionaria, la aplazó indefinidamente.
Obras de progreso: inició la
educación estatal: fundó escuelas primarias y el Liceo de La Serena; además
reabrió el Instituto Nacional y la Biblioteca Nacional.
En 1819 ordenó la construcción del
Cementerio General, medida muy resistida por la Iglesia. Creó el mercado de
abasto, el paseo de La Alameda y terminó el Canal del Maipo. Inauguró el Teatro o Casa de Comedias; permitió el
desarrollo de la prensa, hubo 15 periódicos. Fundó las ciudades de La Unión,
Vicuña y San Bernardo. Aplicó la vacuna.
Estableció el servicio de diligencias y correos diarios entre Santiago y Valparaíso.
Gobernante constitucionalista. Con
fecha 23 de octubre de 1818, el Director Supremo Bernardo O’Higgins promulgó la Constitución Provisoria para el
Estado de Chile que dejó de regir el 30 de octubre de 1822.
Esta Constitución consagra el principio de soberanía popular que otorga a la Nación la facultad de instalar su gobierno y dictar las leyes que lo han de regir. Reconoce así mismo la separación de poderes.
Cuatro años después, siempre
durante el gobierno de O´Higgins se redactó la Constitución de 1822. Fue obra de su ministro José Antonio
Rodríguez Aldea.
Bernardo O’Higgins fue un consecuente internacionalista. Además de la Expedición al Perú, planteó la unidad de los países americanos, desde México hasta Tierra del Fuego. Escribió: “Se podía ser chileno, peruano o venezolano y al mismo tiempo sentirse americano y compatriota en cualquier país de Hispanoamérica”.
El 6 de mayo de 1818, publicó un
Manifiesto en que proclamaba “instituir
una Gran Federación de Pueblos Americanos”.
DERROCAMIENTO Y DESTIERRO
La oligarquía y la Iglesia se unieron y utilizaron a militares para derrocar a O’Higgins el 28 de enero de 1823. Fue detenido por el general Ramón Freire el 6 de febrero de 1823.
El 17 de julio de ese mismo año se
embarcó hacia El Callao en la fragata inglesa Fly. Iban con él su madre Isabel
Riquelme, su hermanastra Rosita, dos indígenas mapuches adoptadas y Pedro
Demetrio, su hijo, un niño de poco más de 4 años.
Arribó a El Callao el 28 de julio de 1823.
La situación política de Perú era
caótica. O'Higgins, ante esto decidió poner su espada al servicio del Perú, en cuyo Ejército tenía
el grado de Capitán General. Estaba en
Lima cuando supo que Simón Bolívar había desembarcado en El Callao dispuesto a
tomar la dirección de la guerra ante una solicitud del Congreso peruano. A
fines de 1823, se trasladó junto con toda su familia a Huanchaco, al puerto de
Trujillo donde se encontraba Bolívar con su ejército.
Al banquete que Bolívar ofreció en
celebración de la victoria de Ayacucho,
en 1824, O’Higgins concurrió de civil. Extrañado, Bolívar le preguntó el porqué
de su indumentaria paisana. Le respondió: “Señor, la América está libre. Desde
hoy el general O’Higgins ya no existe; soy sólo el ciudadano particular
Bernardo O’Higgins. Después de Ayacucho mi misión americana está concluida”.
MURIÓ EN EL DESTIERRO
Bernardo O’Higgins Riquelme falleció el 24 de octubre de 1842. Sus restos fueron sepultados en suelo peruano gracias a la caridad de sus vecinos.
En Perú, vivió él y su familia con grandes privaciones. Solicitó en varias oportunidades autorización para regresar a Chile. Se la negaron. Ni siquiera muerto sus enemigos le perdonaron su conducta progresista y patriota. Sólo 27 años después de su fallecimiento sus restos pudieron descansar en la Patria a la que tanto amó y por la que tanto hizo.
Retornó a su tierra 46 años después de su salida al exilio.
Sólo el 11 de enero de 1870
llegaron a Santiago los restos mortales del revolucionario llamado Bernardo
O’Higgins Riquelme.