Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Luis Emilio
Recabarren Teresa Flores Elías Lafertte
Salvador Barra
Woll Escuela Santa
María, Iquique
Ocurrió el martes 4 de junio de 1912, en una casona
ubicada en calle Barros Arana N. 9, casi esquina de Sotomayor, de la ciudad de Iquique.
Como era su costumbre, el obrero tipógrafo Luis Emilio
Recabarren Serrano y su compañera Teresa Flores, se habían levantado temprano. Otro tanto hicieron dos operarios de “El Despertar de
los Trabajadores” que habitaban en la casa, el obrero Elías Lafertte Gaviño,
que hacía poco había bajado de la pampa
salitrera desde la oficina Santa Lucía, y el periodista español Nicolás Aguirre Bretón.
Cerca de las 9 horas se
escuchaban los rumores como de pajarillos proveniente de
Ya habían arreglado el segundo piso, que era una azotea
que servía de teatro, donde se
realizaría la sesión.
Teresa se notaba algo nerviosa. Tenía 21
años, estaba en la primavera de la vida. Según
afirmó Elías Lafertte: “Teresa Flores, era por aquellos días la
verdadera mujer de un líder proletario, que no sólo lo acompañaba como tal,
sino también en las actividades políticas”. (Elías Lafertte: “Vida de un Comunista”. Editora Austral.
Santiago, 1971, página 82)
Luis Emilio, que en un mes más
cumpliría 36 años de edad, mostraba
tranquilidad. Estaba
seguro que los camaradas no faltarían a la invitación que había realizado para
esa mañana.
Sentado en un sillón parecía dormitar. Pero en verdad
recordaba hechos ocurrido en el último tiempo. Hacía algo más de un año, una de
las “Ligas patrióticas”, horda de
bárbaros envenenados de chovinismo, había asaltado hogares de residentes
peruanos, atacando y destruyendo -además-
la imprenta de un periódico llamado “
Hice bien -se dijo- en comprar
esos restos de la imprenta y tener la paciencia para reconstruir las máquinas
pieza por pieza. Se
me presentó el problema de contar con una sede para instalar imprenta y poder
culminar el proyecto de sacar un periódico. Entonces encontré la comprensión
del compañero David Barnes, comerciante
ecuatoriano, propietario de esta amplia casa. Instalamos
aquí la imprenta y el 16 de enero de este año salió a las calles y a la pampa
“El Despertar de los Trabajadores”…
La voz de Teresa le
interrumpió sus recuerdos:
-Ponte en las piernas este
chal, hace mucho frío.
Efectivamente, como era habitual hacia fines del otoño, el día había comenzado con
bajas temperaturas. En el litoral, entre
las 7 y 8,30 horas, imperó la
camanchaca, esa neblina costera, dinámica y muy copiosa.
También esperaban la reunión Elías Lafertte y Joaquín
Aguirre Bretón.
Doce días atrás, Luis Emilio Recabarren había escrito un
artículo titulado “Vamos al Socialismo”, publicado en “El Despertar de los
Trabajadores”, el 21 de mayo de 1912, donde señaló:
“En la última sesión del Directorio de
Como estos asuntos tendrán que
someterse a la consideración de todas las agrupaciones y secciones del Partido
en la provincia creemos oportuno señalar, desde estas columnas algunas ideas al
respecto:
Aceptamos el cambio de nombre y, junto con eso, que nos
separemos definitivamente del seno del Partido Demócrata, por las siguientes
razones:
1.- Porque el Partido Demócrata en su política y con sus
actos públicos durante los últimos años ha declarado prácticamente que no sirve
los intereses de la clase trabajadora porque en cada acto electoral ha hecho
causa común con los partidos de la clase explotadora y opresora.
2.- Porque los dirigentes del
Partido son en su mayoría elementos burgueses, que no conocen ni saben sentir
las necesidades materiales y doctrinarias del pueblo.
No, trabajadores del salitre, no apoyemos más esta funesta
política. Alcemos bien nuestra frente y sin vacilaciones fundemos aquí el
formidable pedestal del Partido Socialista de Chile”.
También esperaban la reunión Elías Lafertte y Nicolás
Aguirre Bretón.
Comenzaron a llegar los camaradas. El primero en cruzar la
entrada fue Néstor Recabarren, hermanastro de Luis Emilio. Luego lo hizo Julio
Arredondo, empleado de una compañía
salitrera, junto al gásfiter Enrique
Salas. Casi enseguida entraron el
carretero Francisco García, el carpintero Ruperto Gil, el relojero José del
Carmen Aliaga, el periodista de “El
Despertar”, Salvador Barra Woll, el
comerciante ecuatoriano David Barnes y el panadero Ernesto Jorquera.
No tardaron en llegar obreros
del salitre y de otras faenas. Entre ellos,
Miguel Carrasco, Juan Álvarez, L. Zavala, Luis Figueroa, Carlos Alberto
Martínez, L. Vargas, Ladislao Córdova,
E. Díaz, R. Olivares, A. López, E.
Corbetto, J. Faúndez, M. Agüero.
Todos estos mencionados
en el Acta de la sesión del 4 de junio
de 1912, en la que se agregaba “y otros
amigos”.
En diversas
versiones de esa sesión fundacional del Partido, se entregan seis nombres más: Emilio Alvarado, Facundo Castro,
Vicente Cortez, Eleodoro Rodríguez, Gregorio Salinas e Ignacio Salinas. ¿Serán estos los mencionados como
“otros amigos” en el Acta?
Se inició la reunión con la palabra tranquila y sabia de
Recabarren que delineó el importante
objetivo de la reunión: fundar el partido revolucionario de clase obrera
chilena.
Se eligió una directiva, que quedó formada por Luis Emilio
Recabarren, Presidente; Enrique Salas, Vicepresidente; Néstor Recabarren, Secretario; Ruperto Gil, Secretario; David Barnes, Tesorero; E. Aguirre Bretón,
delegado.
Según relata Elías Lafertte, uno de los fundadores:
“Hicimos una exposición de motivos, un reglamento y un programa mínimo. En la
exposición de motivos se establecía que el fin último de nuestras aspiraciones
era la emancipación total de la humanidad, aboliendo las diferencias de clase
hasta conseguir que haya una sola clase de trabajadores, dentro de un régimen
en que la producción sea un factor común y común también el goce de los productos”. (Elías Lafertte;
“Vida de un Comunista”, Empresa Editora Austral. Santiago, 1971, página 84)
Luego se debatió sobre el
nombre de la naciente colectividad. Por entonces todos los partidos
revolucionarios se llamaban socialista o socialdemócrata. El de Lenin, por ejemplo, se
denominaba Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia. Surgieron varias opciones. La mayoría optó
por llamarlo Partido Obrero Socialista, para subrayar su carácter de entidad de
clase obrera.
Ese mismo día 4 de junio, se constituyó el Partido en
El 10 de febrero de 1913,
Recabarren afirmaba que:
“En enero de 1912, no existía
en Tarapacá organización obrera ni socialista, con excepción de
En el mes de junio, 22 secciones del Partido Demócrata se
transformaron en Partido Socialista y continúan una marcha regular, desde el
punto de vista orgánico político”. (Luis Emilio Recabarren: “Labor
obrera en Tarapacá”. Informe al Comité de
Las 22 secciones de Tarapacá a las que hace mención
Recabarren son: Iquique, Centro Lagunas,
Gloria, Primitiva, San Pablo, Argentina, Alianza, Rosario de Huara, Cala Cala,
Cholita, Barcelona, Ramírez, Bellavista, Amelia, Abra, Jazpampa, Pan de Azúcar,
Agua Santa, San Lorenzo, San Remigio, Pozo Almonte y Pisagua.
Al iniciarse 1912, junto con
el auge de la industria del salitre, Tarapacá aún vive con el recuerdo y las
profundas cicatrices dejadas por la masacre de
Fue en estas condiciones,
que revolucionarios chilenos dieron nacimiento al Partido de
El nombre fue reemplazado en 1922, en el IV Congreso, al
solicitarse el ingreso a
Fue así, como hace 110 años alrededor de 30 revolucionarios,
encabezados por Luis Emilio Recabarren, todos sencillos trabajadores, dieron el
paso más importante para la clase obrera
y el pueblo chileno: crearon su vanguardia.