jueves, 9 de junio de 2022

EL TARDÍO SEGUNDO FRENTE, LA OFENSIVA SOVIÉTICA Y LAS GUERRILLAS FRANCESAS

 



El mito y la verdad histórica de hace 78 años:

 

 

                                                     Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                     Centro de Extensión e Investigación

                                                     Luis Emilio Recabarren,  CEILER

 

 

Las tropas nazis pisoteaban Europa. El  22 de junio de 1941, Hitler inició la Operación Barbarroja, invadiendo  el país soviético. Entre  junio de 1941 y el 2 de febrero de 1943  la maquinaria de guerra hitleriana avanzaba sobre la patria de Lenin. Las fuerzas democráticas del mundo clamaban,  exigían a Estados Unidos y sus aliados la apertura de un segundo frente.  Pero, estos esperaban que las tropas fascistas aniquilaran a los soviéticos, después actuarían.

 

 

Prisioneros nazis en Stalingrado

 

PERO…

 

Pero tuvo lugar la victoria del ejército rojo en Stalingrado, que marcó el inicio de la gran contraofensiva soviética, En agosto de 1943 en el Arco de Kursk fueron derrotados los hitlerianos  y destruidas grandes cantidades de sus tanques. En enero de 1944 las hordas nazis habían sido expulsadas del suelo ruso. Estaba ya claro que el avance soviético era incontenible y que era cuestión de tiempo que derrotara a Hitler. Entonces, sólo entonces…

 

“EL PARTIDO DE LOS FUSILADOS”

 

 

Maurice Thorez

 

El 18 de mayo de 1944, el líder comunista Maurice Thorez, en una alocución por radio, llamó al pueblo francés a la insurrección armada general contra los ocupantes alemanes. No pocos de sus compatriotas habían colaborado con el gobierno establecido en Vichy por Phillipe Petain, Pierre Laval y otros traidores a la nación francesa. 

Esos eran los enemigos declarados, pero una parte importante de la burguesía gala también se confabuló con los gobernantes de Vichy, los hitlerianos y los círculos más reaccionarios de Inglaterra y Estados Unidos, para cerrarle el paso a las fuerzas progresistas agrupadas por el Partido Comunista Francés, conocido como “el Partido de los Fusilados” por la alta cuota de sangre ofrendada en la lucha por la liberación de la patria. 

 

EL DESEMBARCO DE NORMANDÍA 

El desembarco de Normandía, bajo el nombre en clave de “Operación Overlord”, tuvo lugar sólo cuando los mandos militares de Estados Unidos, Inglaterra y otros países occidentales, llegaron a la conclusión que la heroica lucha de los soviéticos había debilitado sustancialmente  a la Wehrmacht  y que el ejército rojo estaba en condiciones de derrotarla por sí solo. Además, el 80% del poder bélico nazi estaba tratando de detener el invencible avance del Ejército soviético.

 

  


 

El 6 de junio de 1944 fue señalado como el Día “D”.  En esa fecha, a la una y treinta de la madrugada, empezaron a ser echados al agua los medios de desembarco de tropas y material de guerra. La zona donde debían tomar tierra las fuerzas de invasión —en un sector de 80 kilómetros— estaba defendida únicamente por dos divisiones alemanas del Séptimo Ejército del Tercer Reich.

 

La noche del 5 al 6 de junio los aliados habían lanzado tres divisiones de paracaidistas en la retaguardia inmediata del frente con la misión de destruir las vías de comunicación y evitar la llegada de refuerzos a las tropas alemanas en la costa. A las seis y treinta de la mañana arribaron a la orilla las primeras oleadas de invasores. Bajo la cobertura de los cañones de la flota y de la aviación de apoyo; ese día desembarcaron 156.000 combatientes aliados y sólo aparecieron en el aire 50 aviones enemigos.

 

En las operaciones de desembarco participaron 36 divisiones, de entre 15 y 20 000 hombres cada una de ellas. El mando aliado disponía de 5 mil 49 aviones de caza, mil 467 bombarderos pesados, mil 645 bombarderos medianos y ligeros, 2 mil 316 aviones de transporte y mil 591 planeadores.

Se utilizaron 6 mil 483 buques, entre ellos cinco portaaviones, seis acorazados, 25 cruceros, cerca de un centenar de destructores e igual número de submarinos. Pertenecían a las Marinas de Guerra y Mercante de Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, Holanda, Noruega, Polonia, Francia y Grecia.

 

EL SEGUNDO FRENTE 

El desembarco de Normandía dejó abierto el Segundo Frente de la II Guerra Mundial en el noroeste de Francia. Era la tan esperada invasión de Europa continental de los aliados anglosajones. Se produjo casi un año después de tener lugar, en las inmediaciones de Kursk, el viraje cardinal en la suerte de la guerra.

 

Batalla de Kursk: cientos y cientos de tanques nazis destruidos

 

El avance de las tropas angloestadounidenses en Francia- integradas también por canadienses, australianos, neozelandeses, franceses libres, etc. — se vio facilitado por el ejército soviético, que venía triturando a las fuerzas fundamentales de la Wehrmacht, y por los patriotas franceses, organizados en “Francotiradores y partisanos”

  

LOS MAQUIS 

Durante toda la ocupación nazi, las unidades de la Resistencia francesa o maquis lucharon heroicamente contra el invasor. Realizaron audaces acciones de sabotaje. Emplearon la guerra de guerrillas. A su cabeza estaban los comunistas.

 

Luego de producido el desembarco de Normandía, atacaron y derrotaron a las guarniciones alemanas en la dirección del avance de las tropas expedicionarias aliadas, abriéndoles el camino. Justo en el sector delante de la zona de desembarco los francotiradores y guerrilleros dirigidos por los comunistas liberaron 42 ciudades y centenares de pueblo. Contribuyeron así a que las fuerzas desembarcadas pudieran afianzarse y ampliar la base de operaciones conquistada.

        

 


Maurice Thorez, secretario general del PC francés, escribió en su obra “Hijos del Pueblo”: “Después del 6 de junio asistimos a un levantamiento en masa desde Bretaña hasta los Alpes y desde los Pirineos hasta el Jura. Departamentos enteros se liberaban ellos mismos. Es una verdadera insurrección nacional… y aquí los comunistas marchan de nuevo al combate en primera fila” 

El historiador francés Pierre de Montauban señaló: “Sin la fijación por la guerrilla de importantes efectivos enemigos, sin los retrasos considerables impuestos por los guerrilleros a las unidades alemanas de intervención, los aliados habrían sido, probablemente, arrojados al mar”. (Cahiers du Communisme, Nº. 8, 1950. p. 61). 

 

¿FUE DECISIVO EL SEGUNDO FRENTE? 

Al cumplirse los 75 años del Día “D” se  realizaron una serie de ceremonias y se desató una campaña a través de los medios de comunicación, colocando a ese episodio como el hecho decisivo en el fin de la II guerra Mundial en Europa. 

Es innegable su importancia y es  impresionante la cantidad de soldados y elementos bélicos allí utilizados. Pero no puede negarse que ha sido el episodio bélico más manipulado en la historia de la humanidad. Contrariamente a lo sostenidos por  historiadores occidentales y la prensa norteamericana e inglesa,  no jugó un rol decisivo en el curso de la guerra. Entre otras cosas, porque el Segundo Frente se abrió tardíamente, cuando la suerte del Tercer Reich estaba ya echada. 

A propósito de esto último, el historiador  ruso G. Deborin afirmó:  “La premeditada demora en la apertura del Segundo Frente constituyó un grandísimo crimen de los círculos reaccionarios de Inglaterra y los Estados Unidos. ante todos los pueblos, incluidos el inglés y el norteamericano, alzados en la lucha contra los esclavizadores fascistas. La no apertura del Segundo Frente a su debido tiempo costó a los pueblos multitud de víctimas”.

  

LA BANDERA PIRATA DEL ANTICOMUNISMO 

Casi inmediatamente después del desembarco, el General Dwight D. Eisenhower, Comandante en Jefe de los ejércitos aliados, exigió a la población francesa cesar la lucha armada contra los ocupantes alemanes. Por su parte, el General Koenig, jefe del Estado Mayor del General Charles de Gaulle, jefe de las fuerzas de la Francia Libre, formuló la misma exigencia en nombre del Comité Nacional Francés en un radiograma a los representantes de esa organización en el territorio nacional. 

Lo que ambos  pretendían era que la Resistencia, integrada mayoritariamente por comunistas y otros sectores de izquierda  cesara la insurrección y obedeciera  a las autoridades alemanas. Y esto constituía una traición descarada al pueblo francés que tanto había padecido bajo la bota nazi.

Otra prueba de esa posición antipopular era que, a pesar de la enorme superioridad numérica y material sobre su adversario, el avance de las tropas aliadas no pasaba por término medio de 4 kilómetros por día.

El historiador ruso Deborin sostuvo en su “Historia de la II Guerra Mundial” que ello  “se correspondía con las intenciones de los medios gobernantes de Washington y Londres, de no tratar de emprender amplias operaciones ofensivas contra la Alemania nazi, a fin de no debilitar la resistencia de ésta a la victoriosa ofensiva del ejército soviético”.

 

LA INSURRECCIÓN DE PARÍS DE AGOSTO DE 1944 

La resistencia parisina, encabezada por los comunistas y dirigida por  el obrero metalúrgico Henri Rol-Tanguy  rodeó rápidamente los núcleos de resistencia de los alemanes. Los invasores se pusieron de inmediato en posición defensiva y se ordenó a una división de las SS que se pusiese en camino hacia París.

 

                   

 Henri Tal-Tanguy, comunista, líder  obrero metalúrgico

 

El 13 de agosto de 1944, los trabajadores del Metro de la ciudad, así como la Gendarmería Nacional se sublevaron, seguidos por la Policía a partir del día 15, y los carteros el día 16. 

El 18 de agosto el Partido Comunista Francés convocó a una huelga general en la ciudad,  Entonces se incorporaron al alzamiento  muchos obreros parisinos. Se levantaron barricadas, para dificultar los desplazamientos de los vehículos alemanes. Se produjeron  cada vez más violentas escaramuzas con las tropas alemanas de ocupación, que alcanzaron su punto más alto el 22 de agosto de  1944.

Por otra parte, se produjeron combates de importancia en la Prefectura de Policía de París, que fue tomada por los sublevados el 18.

El 20, el mando de la Resistencia en París se instaló en un subterráneo en el centro de la ciudad, a la vez que Alexandre Parodi iniciaba la formación de un órgano centralizado de gobierno, planificando la toma de los distintos ministerios.

Por otra parte, junto a los acontecimientos que se sucedían en el centro de la ciudad, en las afueras se producían escaramuzas y emboscadas, preparadas por resistentes y partisanos comunistas.

 



Insurrección de  París, agosto de 1944


Luego de obtener la aprobación del general Charles de Gaulle, el general Leclerc ordenó el avance hacia París (contra las órdenes de su superiores estadounidenses)  a los elementos de vanguardia y reconocimiento de la  2ª División Blindada del ejército francés, Formaba parte de ella la 9ª Compañía de Reconocimiento, al mando del capitán Raymond Dronne, conocida como La Nueve, que formada casi exclusivamente por españoles, antiguos componentes del Ejército Popular Republicano. Al mando de La Nueve, estaba Joseph Putz, un voluntario de las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil Española.

  

UNA VEZ MÁS CONTRA LA CLASE OBRERA 

En vísperas y en el transcurso de la insurrección de París, en agosto de 1944, los mandos anglo-norteamericano e hitleriano en Francia sostuvieron negociaciones secretas acerca de la supuesta retirada voluntaria de los nazis de la Ciudad Luz, con el fin de preservar el patrimonio de esa urbe, pero las intenciones reales eran abrir camino a las tropas aliadas y frustrar el levantamiento liderado por los comunistas bajo la dirección del obrero fabril Henry Rol-Tanguy. 

Mientras esto sucedía, la aviación inglesa y la norteamericana bombardeaban los barrios obreros de las ciudades francesas, que para nada constituían objetivos militares, al tiempo que destruían los puertos, las fábricas de aviación y otras empresas, tratando así de debilitar la industria gala y minar toda competencia futura de su parte.

En cambio, en Alemania, esa misma fuerza aérea destruía también las barriadas obreras, pero respetaba los objetivos militares del enemigo, como fábricas de guerra y almacenes cuyos capitales estaban vinculados a monopolios de EE.UU. e Inglaterra.

 

LA CONTRAPARTE 

Sin embargo, todas estas actuaciones increíblemente traicioneras tenían un freno: el incontenible avance del Ejército Rojo hacia occidente y la gran pujanza del movimiento guerrillero y de las fuerzas progresistas en Europa y en las propias naciones capitalistas aliadas.

Por fin, el 23 de agosto se formó en el París liberado por los patriotas, el gobierno provisional de la República francesa, encabezado por el General Charles de Gaulle, que fue reconocido por los gobiernos de la URSS, los EE.UU. y Gran Bretaña.

  

LA FIRME DE LA HISTORIA 

A 78 años de ocurrido, los aliados occidentales, siguen dedicándose a ensalzar y manipular ese Día “D”, el que se produjo  cuando casi no era necesario, porque el daño colosal ya estaba hecho. Londres y Washington habían sido responsables del retardo de la invasión a Europa más allá de todo raciocinio.

A lo largo de la guerra en el Viejo Continente, los EE.UU. y sus aliados derrotaron a 176 divisiones alemanas, mientras el Ejército Rojo destruyó a cerca de 400 de las mejores grandes unidades de la Alemania nazi y sus satélites.

En el invierno de 1944-45 en Las Ardenas, Bélgica, una gran contraofensiva germana sobre el frente occidental causó una debacle a las tropas aliadas que no terminó en catástrofe total, gracias a la grandiosa ofensiva lanzada por el mando soviético en Polonia, a pedido del premier inglés Winston Churchill.

El rol decisivo para derrotar la bestia parda lo jugaron los heroicos combatientes del Ejército Rojo.

Esta es la historia verdadera; lo demás,  mito.