sábado, 17 de agosto de 2019

En el 240 aniversario de su natalicio (4): UN REVOLUCIONARIO LLAMADO BERNARDO O’HIGGINS RIQUELME





                                                         Iván Ljubetic Vargas, historiador del
                                                         Centro de Extensión e  Investigación
                                                         Luis Emilio Recabarren,  CEILER

                                          
                


     Eres el mismo sólido retrato
     de quien no tiene padre sino patria,
      de quien no tiene novia sino aquella
      tierra con azahares
      que te conquistará la artillería.
      (Pablo Neruda: “Canto General”)     

               
5.- EN ESPAÑA

Desde Inglaterra, Bernardo se dirigió a España, a Cádiz concretamente. Se hospedó en casa de don Nicolás de la Cruz, que era su tutor.  Desde allí intentó infructuosamente ponerse en contacto con Ambrosio O’Higgins. Deseaba ganarse la benevolencia de su padre. Mientras tanto trabajaba como empleado en la oficina de don Nicolás. Pero, al  mismo tiempo desarrollaba otras labores.

Allí en Cádiz,  tomó contacto con dos curas revolucionarios: el chileno José Cortés Madariaga y el argentino Juan Pablo Fretes. Le informaron sobre la situación en Chile. Participó en una rama de la sociedad secreta “Lautaro”, que luchaba por la emancipación de las colonias españolas de América.

Luego de cansarse de enviar cartas a su padre, Bernardo decidió dirigirse a Chile. Se embarcó en la fragata “Confianza”, que zarpó el 3 de abril de 1800. Pero no alcanzó a navegar mucho. Fue atacada por tres buques de guerra ingleses. Los viajeros fueron hechos prisioneros y trasladados a una fragata británica. Los llevaron a Gibraltar, donde los liberaron. Bernardo, sin dinero alguno, se dirigió a pie hacia Algeciras. Tuvo la suerte de encontrar allí al capitán Tomás O’Higgins, un pariente suyo. Tampoco tenía mucho dinero, pero le prestó un peso a Bernardo. Éste logró que el capitán de un buque lo llevara a Cádiz, jurándole que allá le cancelaría el pasaje.

Bernardo volvió al palacete de don Nicolás de la Cruz. Era un hueped indeseado. Estalló  en Cádiz una epidemia de cólera. Enfermó gravemente. Moribundo recibió extremaunción de un sacerdote y se confesó. Don Nicolás mandó a hacer un ataúd a la medida del joven chileno. “Empero él poseía una voluntad inquebrantable, sí como algunos conocimientos adquiridos en el Nuevo Mundo. Pidió que le dieran la quina. Ese medicamento tenía una dudosa reputación en Europa de aquella época. Los médicos lo consideraban como un pandero usado para el encantamiento. Por ello, no se prestó atención al ruego del enfermo. Pero el criollo insistió. Se la trajeron y para sorpresa de todos, se recuperó totalmente en diciembre de 1800”. (V. Razuváez: “Bernardo O’Higgins: Conspirador, general, estadista”, página 57)

Su existencia era un rosario de hechos desafortunados. Pero ello cambió de manera sorprendente. Estando aun en España desde Perú le llegó la noticia de la muerte de su padre, recién destituido de su cargo de Virrey que lo había nombrado heredero de una gran fortuna. La hacienda San José de las Canteras, en la región del Biobío, unas16 mil cuadras, 4.664 de ganado vacuno, 540 caballos, 6 mil ovejas y muchos etcéteras. Además ya podría usar el apellido de O’Higgins. Y lo más importante: ya podía regresar a su patria.

Inició su retorno en 1801