Queridos
compañeros:
Adjunto
un trabajo sobre el papel golpista de Patricio Aylwin, aspecto ocultado por
quienes le rindieron homenaje con motivo de su fallecimiento.
Un abrazo,
Iván Ljubetic Vargas
LO QUE
ALGUNOS OLVIDARON
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Parece que una especie de amnesia colectiva hubiese caído sobre nuestro
país. Ex Presidentes de la República; parlamentarios, dirigentes políticos,
historiadores de todos los pelajes, han
hablado con motivo del fallecimiento del ex Presidente de la República Patricio
Aylwin Azócar. Han recordado muchas
cosas. Incluso detalles de sus encuentros personales con él. Pero se han
olvidado, o pasado por alto, sus actividades conspirativas siendo presidente
del PDC durante el Gobierno Popular, su apoyo al golpe fascista y a los
primeros años de la dictadura de Pinochet.
EL “PASTEL DE CHOCLO”
Se insistido en su rol en la transición a la “democracia”, pero se ha
olvidado su actuación como conspirador y subversivo durante el Gobierno
Popular, encabezado por Salvador Allende.
Recordemos. Patricio Aylwin, siendo
Presidente del Senado encabezó, el 6 de marzo de 1972, una reunión conspirativa
en la chacra El Arroyo de Chiñigue. Junto con él participaron Enrique Urrutia
Manzano, presidente de la Corte Suprema; Jorge Fontaine, presidente de la
Confederación de la Producción y del Comercio; Benjamín Matte, presidente de la
Sociedad Nacional de Agricultura; Orlando Sáenz, por SOFOFA; Arturo Fontaine,
subdirector de El Mercurio; Jaime Guzmán, Andrés Zaldívar, Rafael Montero.
El objetivo era buscar el camino para derrocar a Salvador Allende. Como se
dijo en ese encuentro de Chiñigue: “Unir a todas las fuerzas vivas de la nación frente a los peligros con el marxismo amenaza
nuestra convivencia democrática y la permanencia de nuestras instituciones”.
A la salida de ese cónclave, los periodistas preguntaron a Aylwin que era
lo que había pasado en esa chacra. Éste afirmó que “había sido invitado a
comerse un pastel de choclo” (Ercilla Nº 1912, 8 al 14 de marzo de 1972, página
11)
En otra entrevista, Aylwin sostuvo: “Fue una reunión privada, sin mayor
alcance político, para intercambiar ideas sobre la situación del país, entre
personas de distintas actividades e ideologías” (Ercilla Nº 1913, 15 al 21 de
marzo de 1972, página 12)
Los hechos posteriores mostraron que en esa reunión clandestina se trazó
toda una estrategia de acciones de masas contra el Gobierno Popular. Tras ella
se unieron el ala derechista del PDC, el Partido Nacional, la Derecha Radical,
la mayoría opositora del Parlamento, el Poder Judicial, gremios patronales,
Patria y Libertad, Fiducia.
UNA DECISIVA JUNTA NACIONAL
DEL PDC
Hasta mayo de 1973 hubo serios esfuerzos de la Democracia Cristiana por
dialogar con el Gobierno de la Unidad Popular.
Según Bernardo Leighton “eso cambió cuando en la reunión interna del
partido en mayo de 1973, la primera corriente (la que confiaba en la
posibilidad de acuerdo con la Unidad Popular) perdió la directiva del partido y
la tomó la segunda (que no confiaba ni deseaba acuerdos con la Unidad Popular). (“El pensamiento político de
Bernardo Leighton”, en revista Chile-América Nº 16-17-18, correspondiente a los
meses de marzo-abril-mayo de 1976)
Bernardo Leighton se refería a la Junta Nacional del Partido Demócrata
Cristiano iniciada el 12 de mayo de 1973, en donde se debatió durante 20 horas
la actitud frente al Gobierno de Allende. Sus conclusiones se resumían en el
slogan que surgió allí: “No dejarle pasar una al Gobierno”.
En ese evento se eligió una
directiva dominada por el ala derecha, encabezada por Patricio Aylwin como Presidente. En sus primeras
declaraciones, éste sostuvo: “Los marxistas entienden sólo cuando a su poder se opone otro poder... Estamos
frente a un régimen que va al totalitarismo estatista, cuyos métodos son pronunciadamente
estalinistas, encanallando la convivencia y utilizando la calumnia y la vileza
contra los que discrepan”. (Ercilla Nº 1974, 16 al 22 de mayo de 1973, página
12)
ABRIENDO EL CAMINO AL GOLPE
Escribió el general Carlos Prats González en sus “Memorias. Testimonio de
un Soldado” (Pehuén, 1985): “El viernes 3 de agosto De 1973, es un día
histórico: en esa fecha, Aylwin desahució el diálogo con el gobierno, abriendo
así las compuertas de la más grave crisis institucional de la Historia de
Chile” (página 544).
Patricio Aylwin intentando justificar su actitud declaró el 9 de agosto de
1973 a la revista Que Pasa: “El diálogo
está terminado. Fue en dos planos: hablamos dos lenguaje distintos”.
Según comenta esa publicación, “se refería por supuesto, a la publicitada
conversación que había tenido con Salvador Allende en la mañana del lunes 30 de
julio, y luego en la noche del mismo día y hasta la madrugada del martes 31”.
En esa ocasión, el entonces senador
y presidente del PDC afirmó: “No habiéndose concretado la tregua, sigue vigente
el claro mandato de la Junta Nacional... procuraremos coordinar las acciones
con todos los sectores políticos, sindicales y gremiales que quieren
restablecer en Chile un régimen de normalidad institucional”. (Que Pasa Nº 311,
7 de abril de 1977, página 6).
Según relató la revista Ercilla, hacia mediados de agosto una reunión
secreta en casa del Cardenal Raúl Silva Henríquez, a la que asistieron Allende
y Patricio Aylwin. Fue un último intento, esta vez propiciado por el Cardenal
para lograr un diálogo que permitiera salir de la crisis política. No
fructificó. (Ercilla Nº 2175, 6 al 12 de abril de 1977, páginas 27 y 28).
POR UNA DICTADURA MILITAR
Días antes de producirse el golpe de Estado de 1973, el en ese entonces
presidente de la DC, Patricio Aylwin, dijo en una entrevista a The Washington
Post el 26 de agosto de 1973 que, si le dieran a elegir entre "una
dictadura marxista y una dictadura de nuestros militares, yo elegiría la
segunda".
Aylwin con fecha 1 de septiembre de 1973 enfatizó: “Reabrir el diálogo es
imposible mientras el gobierno no restablezca la normalidad constitucional y
legal que ha quebrantado” (La Tercera, domingo 31 de agosto de 2003, página 6)
Diez después los fascistas daban el golpe de estado cívico-militar.
PATRICIO AYLWIN JUSTIFICÓ EL
GOLPE FASCISTA
Entrevistado en su calidad de Presidente del PDC, Patricio Aylwin Azócar
declaró en septiembre de 1973:
“Tal como lo hemos dicho en varias declaraciones, nuestra opinión es que la
crisis económica, el intento de la Unidad Popular por acaparar el poder por
cualquier medio, el caos moral y la destrucción institucional a la que habían
llevado el gobierno delo señor Allende al país, provocaron un grado de
desesperación colectiva a la población de los chilenos, que precipitaron este
pronunciamiento de la fuerzas armadas.
Nosotros tenemos el convencimiento de que la llamada vía chilena de
construcción del socialismo, que empujó y enarboló como bandera la Unidad
Popular y exhibió mucho en el extranjero, estaba rotundamente fracasada. Y eso
lo sabían los militantes de la Unidad
Popular y lo sabía Allende. Y por eso ellos se aprestaban, a través de la
organización de milicias armadas muy fuertemente equipadas, que
constituían un verdadero ejército
paralelo, para dar un autogolpe y sumir
por la violencia la totalidad del poder.
En estas circunstancias, pensamos que la acción de las fuerzas armadas
simplemente se anticipó a ese riesgo
para salvar al país de caer en una guerra civil o en una tiranía comunista”.
MINTIENDO SOBRE EL GOBIERNO POPULAR
El 17 de septiembre de 1973 Patricio Aylwin aseveró, mediante una
declaración pública a la prensa extranjera, que "el gobierno de Allende
había agotado, en el mayor fracaso, la ‘vía chilena hacia el socialismo’, y se
aprestaba a consumar un autogolpe para instaurar por la fuerza la dictadura
Comunista…Las informaciones que nos transmite el cable revelan que lo sucedido
en Chile se está enjuiciando en el exterior con mucho desconocimiento de la
realidad".
Agregó que "la mayor prueba es la enorme dotación de armas que tenían
las ilegales milicias marxistas que formaban un verdadero ejército paralelo,
con un poder de fuego equivalente a 12 regimientos regulares y con la presencia
activa de más de diez mil extremistas extranjeros".
SOBRE EL DICTADOR EN SU
GOBIERNO
En entrevista al diario “El País” de Madrid de fecha 5 de mayo de 1994,
Patricio Aylwin afirmó que "tal vez
la permanencia de Pinochet ha ayudado a la estabilidad del proceso" de
transición democrática” Agregando:”Yo lo que he dicho y sigo creyendo es que
Pinochet no intentó cogobernar desde que yo asumí la Presidencia. Me dijo: ‘Yo
como militar sé mandar y obedecer. Ahora usted es el Presidente y yo le
obedezco a usted’. Tuvimos desacuerdos,
naturalmente, pero en definitiva, nunca pretendió intervenir en la orientación
de la política de mi gobierno, nunca desobedeció. La imagen del general
Pinochet con la que salí de la Presidencia, de su conducta durante mi gobierno,
no es la que pude temer cuando asumí el cargo".
EN LA DICTADURA NO TODO FUE
NEGRO
En medio del discurso dado a la fundación Gulbelkian en Lisboa, el 16 de
marzo de 1995, Aylwin dijo que "la dictadura chilena no fue la de un
caudillo carismático, como tantos en el Tercer Mundo, sino el gobierno institucional
de las Fuerzas Armadas". Asimismo,
destacó que durante el régimen militar "no todo fue negro", y destacó
obras como "las reformas económicas de saneamiento, liberalización y
apertura de la economía chilena".
JUSTIFICANDO EL GOLPE
FASCISTA
Una de las entrevistas que más reacciones detonó, en el ámbito político,
militar y de grupos defensores de los derechos humanos, fue la concedida el 30
de marzo de 1997 al diario mexicano, "Excelsior", donde dijo que
"todos tuvimos la culpa, todos tenemos responsabilidades a partir de lo
ocurrido en 1973. ¡Es que tuvimos una visión errónea de lo que eran los
militares chilenos!".
LA DICTADURA FASCISTA ERA
NECESARIA
En su libro memorias, titulado “El
reencuentro de los demócratas”, Patricio Aylwin
reconoció que: "Nosotros admitíamos que, lamentablemente, cierto
periodo de la dictadura era necesario, pero pensábamos que debía ser lo más
breve posible; dos, tres o cinco años".
NO DE TRATA SÓLO DE COMER
PASAS
Dicen que comer pasas es bueno para la memoria. Pero los que han “olvidado”
el papel de golpista de Patricio Aylwin no es por alguna rara amnesia. Se
trata de individuos que pretenden tergiversar la historia.
A ellos hay que salirles al paso. Eso intentamos hacer.