UN HOMENAJE REVELADOR
Lunes, 06 Julio 2015 14:15 Escrito por El Siglo.cl
Recuerdo de Ricardo Ramírez, dedicado a secretas y sensibles tareas del
Partido Comunista.
El domingo 5 de julio fueron sepultados los restos del dirigente y
militante del Partido Comunista de Chile, Ricardo Ramírez Herrera, quien fuera
detenido por la Dina y el Ejército de Argentina en Buenos Aires, hecho
desaparecer y luego ejecutado.
Este integrante del PC cumplió sensibles, secretas e importantes tareas,
poco conocidas, para la defensa y desarrollo de su partido cuando arreciaba la
represión por parte de la dictadura.
Las siguientes, son las palabras de Guillermo Teillier, presidente del
Partido Comunista, en el acto de homenaje a Ricardo Ramírez.
Amigas, amigos:
Me ha correspondido a hablar a nombre del Partido Comunista de Chile, en
este momento solemne y de profundo recogimiento, cuando los resto de
nuestro querido compañero Ricardo
Ramírez Herrera, llegan al Memorial de los Detenidos Desaparecidos y Ejecutados
Políticos.
Lo hago con profundo respeto y fraternidad hacia su familia, amigos y
compañeros, y en especial a su hija Valentina Ramírez Canales, a Claudia y
Daniela.
Quiero decir que me han afectado profundamente las palabras de Valentina y
de Daniela. Nos sentimos orgullosos de haber tenido en nuestras filas a un
compañero que ha sido capaz de inculcar a sus hijas e hijos esta forma de
sentir la vida. Quisiera decir que acogemos todo lo que ha planteado nuestra
compañera Lorena Pizarro a nombre de familiares de detenidos desaparecidos y
también hacemos nuestro lo que ha dicho el compañero Moraga.
No conocí al compañero Ricardo Ramírez Herrera, pero me tocó conocer y
trabajar con los que seguramente fueron compañeros de él, como el propio
compañero Moraga, y sé de su valentía, de su lealtad y lo valorable que es el
trabajo que ellos realizaron. Indudablemente que sin esa labor que ellos
hacían, era imposible el desempeño del Partido en medio de la persecución y del
trabajo clandestino.
Ricardo Ramírez formaba parte de una instancia de trabajo del Partido casi
desconocida y, por lo mismo, sus integrantes han sido hasta ahora poco
reconocidos en la importantísima misión que cumplieron durante el gobierno del
Presidente Salvador Allende y sobre todo en la lucha contra la dictadura. Es
una parte de nuestro quehacer revolucionario que debe integrarse plenamente en
nuestra centenaria historia como Partido Comunista. Era un selecto grupo de
compañeros y compañeras y colaboradores del Partido, que debían actuar en el
más riguroso secreto durante el gobierno de Allende contribuyendo a detectar
los focos de desestabilización de los grupos ultra derechistas y alertando
sobre las maniobras golpistas en las que se conjuraban sectores de las Fuerzas
Armadas.
Luego se impuso el Golpe y el terrorismo de Estado y creció la persecución
sangrienta hacia el Partido Comunista, y se dieron a la tarea de salvaguarda la
vida de muchos dirigentes, refugiándolos en embajadas y estableciéndolos en
casas de seguridad. Al mismo tiempo, colaboraban con la instalación del primer
equipo de dirección clandestina del Partido Comunista en el interior de Chile,
resguardando su funcionamiento, en la medida que arreciaba la represión y la
situación del Partido se hacía cada vez más precaria, por lo que
obligatoriamente se debió abrir contacto hacia las organizaciones solidarias
internacionales y establecer contactos seguros con los dirigentes que ya se
organizaban en diversos países como la ex Unión Soviética, Cuba la ex RDA,
Italia, Suecia, en casi toda Europa y América Latina.
Una parte, la más importante en ese momento, de la Comisión Política, se
estableció en Moscú y tener un permanente intercambio de cartas y documentos
entre la Comisión Política que funcionaba en el exterior del equipo con la
Dirección Interior era muy difícil. Pero era una necesidad ineludible, se debía
evitar que los mensajes cayeran en manos de los aparatos represivos, de la
misma manera se debía ingresar al país la ayuda solidaria que permitiera el
funcionamiento del Partido.
El equipo de compañeros del que estamos hablando tenía una dura tarea, como
lo era burlar la vigilancia que ejercía la dictadura en todos los pasos
fronterizos, incluyendo los aeropuertos. Parecía una tarea imposible, pero
muchos compañeros pudieron entrar y salir clandestinamente del país, les tocó
enfrentar la difícil y crítica situación que se le creó al Partido con la
detención de dos direcciones centrales en 1976, que cayeron uno tras otro. Como
es de imaginar, fueron golpes devastadores y en ese momento compañeros de este
equipo que se encontraban en el exterior, se instalaron en Buenos Aires con el
fin de restablecer los contactos en Chile, que permitiera el ingreso de algunos
dirigentes, además de la ayuda financiera que era esencial.
Fue durante esa misión, altamente riesgosa, que fueron sorprendidos en
Buenos Aires en la llamada Operación Cóndor, que se coordinaba con la
Inteligencia norteamericana y las secciones de terrorismo de Estado de diversos
países latinoamericanos.
Así fue como la DINA, con el apoyo del Batallón 601 del Ejército argentino,
secuestró a varios compañeros, tanto en Buenos Aires como en Santiago, en los
meses de mayo-junio de 1977. Allí fue detenido el compañero Ricardo Ramírez
Herrera que dirigía las operaciones en Buenos Aires. Son detenidos también el
joven comunista Alexei Jaccard, el compañero Héctor Velázquez y el matrimonio
judío (Jacobo Stoulman y su esposa Matilde Pess), que no tenían militancia,
pero colaboraban activamente con la resistencia chilena.
Se ha establecido que ellos fueron trasladados a Chile a la casa de tortura
de la calle Simón Bolívar y fueron asesinados. Como se sabe, fueron
identificados los restos de tres de ellos en Cuesta Barriga, al compañero
Ricardo Barriga y al matrimonio Stoulman-Pess.
En Santiago, simultáneamente, era secuestrado el compañero Ruiter Correa
Arci, cuyo cuerpo fue encontrado al día siguiente sin vida en el rio Mapocho. Lo
mismo ocurrió con el compañero Hernán Soto Gálvez, del que también se
identificaron restos en Cuesta Barriga. De los secuestrados aún quedan varios
detenidos desaparecidos y, entre ellos, compañeros militantes del Partido
Comunista de Argentina, a quienes debemos reconocer siempre el haber ofrendado
su vida a la solidaridad con el pueblo hermano.
El compañero Ricardo Ramírez Herrera fue miembro del Comité Central de las
Juventudes Comunistas, de su Comisión Ejecutiva y Encargado de Cultura a fines
de los años ’50. Como acá ya se ha dicho, conoció las obras de Shakespeare y de
Bree, entre otros, además de formar parte del inicio del movimiento artístico
comunista denominado “Trato del Pueblo”, al que dieron vida Roberto Parada y
María Maluenda, junto a un grupo de militantes de las Juventudes Comunistas. Estudió
en la Escuela Militar, pero duró poco en ello al conocer la formación clasista
y pro imperialista que en ese momento campeaba el Ejército de Chile. Estudió y
se recibió como constructor civil y practicó su profesión en la medida que las
Juventudes Comunistas le permitían hacerlo. Fue una persona muy estudiosa de la
historia y de los temas militares, le apasionaba la historia de la Revolución
Rusa y profundizó apasionadamente las superaciones y las tácticas de la Segunda
Guerra Mundial. Fue su gran nivel político y cultural lo que inclinó a la
dirección del Partido a entregarle la alta responsabilidad de dirigir un equipo
de información y seguridad partidaria desde finales de los años ‘60, hasta
fines de 1975. La situación de Ricardo Ramírez se hizo insostenible en el país,
fueron torturados bárbaramente su compañera y muchos de sus cercanos. A partir
de esa fecha la dirección del Partido determinó que se pusiera a resguardo en
la ex embajada húngara, debiendo abandonar el país por vía del exilio. Viajó a
Hungría y poco después se trasladó a Moscú en donde formó parte del dispositivo
anexo al equipo de la Comisión Política que allí trabajaba, dedicado al
proyecto de reconstrucción del aparato clandestino en el interior y en los
países limítrofes a Chile.
Hoy, a 38 años de su detención, y a pocos días de la identificación de sus
restos, frente a este Memorial que lo acoge como su última murada, expresamos a
nombre del Partido Comunista de Chile la más alta estima por el compañero
Ricardo Ramírez Herrera, por su ejemplo de lucha y de valor, por su consecuente
lucha contra la dictadura, por su firmeza ideológica y por su compromiso y
visión por la construcción de un futuro democrático y socialista en nuestro
país.
Es para mí un alto honor ser portador de la resolución de la dirección de
nuestro Partido, de conferir de manera póstuma al compañero Ricardo Ramírez
Herrera, la medalla Luis Emilio Recabarren, que hoy queremos entregar a su hija
Valentina Ramírez Canales.
Muchas gracias.