jueves, 10 de julio de 2014

Editorial El Siglo: "En el Día de la Dignidad Nacional"






Editorial El Siglo: "En el Día de la Dignidad Nacional"

Hace exactamente 43 años, el 11 de julio de 1971, nuestro país daba el paso más importante de su historia: nacionalizaba la Gran Minería del Cobre. Se trataba de un viejo anhelo que, junto con la Reforma Agraria, conformaba el núcleo de un programa que unía en un solo haz las aspiraciones de desarrollo y justicia social junto con la soberanía nacional. Por ello, el presidente Salvador Allende proclamó el 11 de julio como el “Día de la Dignidad Nacional”.

De escuchar las opiniones de la extrema derecha chilena respecto a esa gesta nacional, entre otras las de un alto personero que calificó la Nacionalización del Cobre como “un error histórico”, habría que convenir que la unanimidad obtenida en el Congreso Pleno que aprobó la nacionalización, habría sido un gesto de oportunismo así como de hipocresía de los parlamentarios de aquella derecha.

Y no se trata de una calumnia. Basta para desechar tal idea, observar cómo esa misma derecha expresada en sus partidos de hoy, así como en la prensa afín a sus intereses, insiste día a día en cuestionar a la empresa estatal, Codelco, abogando por su “apertura” a la inversión privada; la que ciertamente sería mayoritariamente extranjera.

La trascendencia histórica de la nacionalización requiere no sólo divulgar su legitimidad y necesidad histórica y los beneficiosos efectos de sus recursos en la vida nacional. También es pertinente actualizar esa lucha de generaciones, para reafirmar el derecho incuestionable a la propiedad de los recursos naturales por parte del pueblo chileno.

Recuperar “nuestro cobre” es también recuperar a plenitud nuestra dignidad.

En esta hora de Chile, cuando un gobierno renovador enfrenta decididamente las grandes reformas que han venido madurando en la conciencia de chilenas y chilenos, constituiría una anomalía, algo más que un fenómeno amnésico, el omitir el dato esencial de algo que no ha perimido y que “más temprano que tarde” será abordado por las actuales y las nuevas generaciones de chilenos.

El país debe estar alerta.


El lamentable espectáculo de un político de derecha recién reemplazado como jefe de Estado, y que recorre el mundo como una suerte de “Antiagente” de Chile, contrasta con los nuevos aires que recorren el país y son particularmente anacrónicos al coincidir con este nuevo aniversario de una decisión de alto patriotismo como lo fue la solemne declaración de soberanía y sabiduría política protagonizada por el gobierno de la Unidad Popular que presidió Salvador Allende.