El 7 de noviembre de 1917 hace casi 100 años, Vladimir Ilich Lenin en
nombre del Comité Militar Revolucionario, informaba al II Congreso de los Soviet de toda Rusia,
que los revolucionarios se habían apoderado de los puntos claves de la capital
incluido el palacio de gobierno. Es
decir, la revolución triunfante había conquistado una parte decisiva del poder.
Las masas populares lideradas por los bolcheviques bajo la dirección de Lenin abrieron una nueva
etapa en la historia de la humanidad, fue la primera vez que el proletariado conquistaba
el poder. Su objetivo estratégico no era la sustitución de una forma de explotación burguesa por otra
sino la eliminación de toda clase de
explotación del hombre por el hombre organizando una nueva sociedad, la sociedad sin clases.
El triunfo de la revolución no fue un acontecimiento
fortuito sino la culminación de un largo proceso de lucha, de experiencia y de
maduración teórica de los revolucionarios en que Lenin juega el papel decisivo
al aportar al marxismo nuevos fundamentos:
el análisis del capitalismo en su
etapa imperialista, la doctrina de la revolución y la lucha por el poder, la
formación del partido revolucionario, el papel de la clase obrera, la
transformación revolucionaria de la sociedad, el rol de la prensa en la lucha
ideológica por la conquista de las masas.
Posteriormente, el afianzamiento de la revolución fue una
lucha de años, la guerra en contra del Estado naciente unió a los países
capitalistas tanto en apoyo a los ejércitos de la contrarrevolución como
invadiendo a la Rusia revolucionaria por diferentes partes del extenso país.
Fueron años de enormes sacrificios del pueblo y del Partido que perdió a gran
parte de sus mejores cuadros en la guerra que duró más de cuatro años.
Cuando se conquistó la paz el país estaba destruido y
desorganizado. Las fábricas no producían
tampoco el agro, el hambre y el frío eran la constante para el pueblo.
Lenin que había dirigido el país en la guerra y los inicios de la
reconstrucción cayó enfermo producto de un atentado y las condiciones de desgaste. Sin embargo el
proceso ya estaba en marcha con todas las dificultades para avanzar por un
camino que no tenía señales ni precedentes.
Con todos sus problemas, el Estado que fundó Lenin en
1917 logró transformarse en una potencia económica y militar sin ayuda y más
bien con el sabotaje permanente de las potencias capitalistas. Llevó el peso fundamental en la liberación de
la humanidad de la bestia fascista a costa de 20 millones de sus hijos. Sus
científicos fueron los primeros que colocaron al hombre en el espacio. Ayudó a
los pueblos coloniales a liberarse, solidarizó con la lucha de la clase obrera
en el mundo. Fue un sostén importante en la consolidación de la Revolución
Cubana y, en nuestro caso, colaboró a la lucha del pueblo chileno en contra de
la dictadura apoyando firmemente tanto a
nuestro Partido como a otros partidos antifascista.
Las causas del derrumbe de la Unión Soviética no
inhiben para nada el gran aporte realizado en hacer avanzar a la humanidad y a
sembrar la semilla que, sin lugar a dudas, fructificará para felicidad del
hombre.
¡Viva la memoria de Vladimir Ilich Lenin!