Hace 91 años:
EL SUICIDIO DE
RECABARREN
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
El 11 de septiembre de 1924 se produjo un golpe militar reaccionario.
Tomó el poder una Junta de Gobierno
retrógrada, formada por los generales Luis Altamirano y Juan Pablo
Bennett, más el vicealmirante Francisco
Neff. Ésta designó un gabinete constituido en su mayoría por miembros de la
Unión Nacional, coalición derechista, y
exigió la “depuración política y
administrativa del país”.
COMUNISTAS REPUDIAN A GENERALES
GOLPISTAS
Al producirse el golpe del 11 de septiembre de 1924, Alessandri abandonó
secretamente La Moneda, se asiló en la Embajada de Estados Unidos y desde allí
envió su renuncia al Congreso. Éste la rechazó y le autorizó el uso de una
licencia por seis meses, con facultad para ausentarse del país.
Los comunistas, a través de Luis Emilio Recabarren, repudiaron la actitud de los
generales golpistas. Dio tres conferencias en Santiago y una cuarta en
Valparaíso, el 8 de diciembre de 1924. Esta sería la última actuación pública
del líder obrero.
NADA HACÍA PREVER
El miércoles 17 de diciembre, Recabarren se acercó a Lafertte y le dijo:
- Elías, ¿se acuerda del informe que le pedí sobre el estado de
cotizaciones de los consejos regionales?
- Claro
- Bueno, necesito
que lo amplíe aun más. Quiero conocer el estado de las cuotas, no ya de los
consejos industriales, sino de las secciones de estos consejos
- Muy bien. Camarada, se lo prepararé en el menor tiempo que pueda.
Luego se alejó de la oficina de Lafertte. Y Elías se quedó preguntándose
para qué quería esos datos.
Por aquellos días, Recabarren arrendaba junto a otro obrero de la
imprenta, de apellido López, una casa en
calle Santa Filomena Nº 195 casi esquina
Loreto, en el barrio de Recoleta. Allí vivía con Teresa, una hermana de
ella y el compañero López.
EL FATÍDICO VIERNES 19
Viernes 19 de diciembre de 1924. Faltaban tan
sólo dos días para que finalizara la primavera, la estación de la vida, del
amor, de la alegría.
Todo transcurría en forma normal en la casa
ubicada en el número 195 de la calle Santa Filomena, en el barrio Recoleta de
Santiago.
Según su costumbre, Recabarren se levantó
temprano. Vestido con pantalones, zapatos y camiseta estaba en su pieza de
trabajo, sentado ante su escritorio. A su lado, la mesa con la máquina de
escribir que trajo desde Alemania en 1922.
La habitación tiene una ventana que da a la
calle, protegida en el exterior por barrotes de hierro. Hay un tragaluz fijo y
dos puertas. Una da hacia un pasadizo. La otra, sólidamente clausurada, a una
pieza, donde vive el compañero López, que –en ese momento conversa allí con Alfredo
Montecinos. Ante esa puerta se ve una cómoda. Existe, además, en la sala un
estante con libros. También, gran cantidad de documentos y papeles.
El maestro está solo. Momentos antes, habían
abandonado la pieza Teresa Flores y su hermana Ana, dirigiéndose hacia el
interior de la casa.
Eran alrededor de las siete, cuando el
estampido de disparos rompió el silencio matinal. Teresa, Ana, López y
Montecinos corrieron a la habitación en donde se habían escuchado los
balazos. Encuentran a Recabarren muerto,
tendido en el piso, cerca de su escritorio, con una pistola entre las manos. Es
la máuser, que compró en Alemania. La sangre enrojece el suelo alrededor de la
cabeza, blanca de canas, del maestro.
LAFERTTE: SU CUMPLEAÑOS MÁS
TRISTE
El 19 de diciembre de 1919 Elías Lafertte cumplió 38 años de edad. Y
tuvo la más terrible e inesperada
noticia. Relata:
La mañana del 19 de diciembre me hallaba en mi casa cuando a eso de las
diez vi entrar a Tomás Connally. Estaba pálido, con los ojos saltados y las
manos temblorosas. No alcancé a preguntarle qué le pasaba, porque me dijo a
boca de jarro:-- Recabarren ha muerto...Se suicidó esta mañana de
un tiro de revólver.
Me quedé mudo, sin creer tremenda noticia.
Pero allí estaba para atestiguarlo Connally, quien venía de la casa de
Recabarren. Mi mente se llenó de pensamientos atropellados, que se agolpaban,
sin que pudiera aclarar nada. ¡Recabarren muerto!...
Corrí por las calles, entre incrédulo y desesperado, hasta llegar a la
casa de Recabarren. La noticia de su muerte
se había empezado a divulgar y en la casa, junto a Teresa y a las hermanas
de nuestro camarada, había ya unos cuantos políticos y dirigentes obreros.
Entré a verlo. El cadáver estaba tal cual había sido hallado, en una
pieza que servía de escritorio, donde guardaba libros y papeles”. (Elías Lafertte: “Vida de un Comunista”)
LA
DESPEDIDA
Los restos
mortales de Recabarren fueron velados en el local de la Unión de Obreros
Ferroviarios, en la calle Bascuñán Guerrero Nº 345.
Sus funerales, efectuados el 21 de diciembre, fueron multitudinarios. Una gigantesca
columna caminó entre una doble fila de obreros que, tomados de las manos,
formaban dos cadenas humanas, que partían desde el local de la calle Bascuñán
Guerrero, seguían por Alameda, Estado, Mapocho, Avenida La Paz, hasta el mismo
Cementerio General. Relata Lafertte:
En la plazuela del Cementerio comenzaron los discursos. Simultáneamente,
desde pequeñas tribunas, hablaban diez o más oradores. Algunos, a falta de
tribunas, se subían a los barrotes de las ventanas de las casas y desde allí
despedían los restos de Recabarren. Hubo un instante en que conté hasta quince
personas hablando simultáneamente a la muchedumbre. (Elías Lafertte: Vida de un Comunista)
Masivos
funerales de Luis Emilio Recabarren
CAUSAS DEL SUICIDIO DE RECABARREN
Su muerte fue algo tan sorpresivo,
que muchos pensaron que había sido asesinado. El Partido Comunista y la FOCH
actuaron con toda responsabilidad. No escucharon a quienes sugirieron que se
culpara de la muerte del líder obrero a los militares que estaban en el poder.
Nombraron una comisión investigadora. Ésta, después de un acucioso estudio
llegó a la conclusión que en realidad se había suicidado.
Sobre la causa del suicidio de
Recabarren se han tejido muchas fábulas. Se ha escrito que el Maestro se
suicidó porque volvió desilusionado de su viaje a Rusia Soviética. Ello es
falso. Al regreso de esa visita, realizada en 1922, escribió y dictó muchas
charlas sobre el tema, donde mostró la hermosa experiencia vivida en ese país
gobernado por obreros y campesinos.
Otros afirman que
el golpe de los militares del 11 de septiembre de 1924 lo habría aplastado,
porque significaba el derrumbe de toda su obra. Hay testimonios que muestran
todo lo contrario.
¿Cuáles fueron las reales causas de que Recabarren se suicidara con una pistola que había comprado
en Europa en 1922?
Son varias y complejas.
Un severo desgaste que le significó dedicar treinta años a una lucha
dura, difícil y sin tregua, contra los enemigos de clase.
La permanente persecución, calumnias y juicios arbitrarios llevados cabo
por las autoridades reaccionarias,
La represión policial, los encarcelamientos y el exilio sufridos;
Los arteros ataques de una fracción trotskista al interior del Partido;
Una seria enfermedad al cerebro. Esta habría sido diagnosticada en
Europa en 1922. Sufría de terribles dolores de cabeza.
Falta de un mayor apoyo de sus camaradas.
Su temor a tener un final no digno de un dirigente obrero. En 1916
-relata Salvador Ocampo- Recabarren
dijo, conversando con unos obreros, “viviré como Recabarren, seré Recabarren y
no llegaré a viejo, porque moriré Recabarren”.
Al pedirle Ocampo que le explicara qué quiso decir con eso, Recabarren
le respondió: “Mira, suponte tú que
pasan los años y un día un señor va con un niño en un paseo público y ve a un
viejito que le está tirando miguitas de pan a unas palomitas. Y el niño le
pregunta al caballero con quien va: ‘Oiga, ¿y ese señor quien será? Entonces el
otro le dice: ‘Bueno, ese es Recabarren’. ¿Te imaginas? ¡Yo! A mí las
circunstancias del país, las circunstancias políticas, me han colocado en un
puesto en que soy una especie de cabeza visible de un movimiento de renovación.
¡Yo no llegaré a eso! ¡Yo no llegaré a eso!”
Pensamos que cuando Recabarren
apretó el gatillo de la pistola, tenía clara conciencia que, no por la
edad -tenía entonces 48 años y
cinco meses- sino por esa maldita
enfermedad al cerebro, podría llegar a ser ese viejito que tiraba miguitas a
las palomas.
Por otra parte, hemos llegado a la conclusión que Recabarren sufría de
depresión endógena. En varias ocasiones en que estaba en los momentos más
brillantes de su existencia, tenía reacciones muy depresivas. Ello ocurrió, por
ejemplo, en 1912.
Y en 1924, poco
antes de suicidarse, estaba pleno de energía y entusiasmo durante una gira que
realizó al sur, y en un Congreso de los Empleados Particulares, en el que tuvo
un brillante desempeño. También por esos días había escrito una carta a los
compañeros de Antofagasta anunciándoles visita para fin de año.
INVITACIÓN
El sábado 19 de diciembre de 2015 se
cumplen 91 años de la muerte de Luis Emilio Recabarren. Con este motivo,
convocamos a rendir homenaje al padre del Movimiento Obrero chileno, fundador
del Partido Comunista de Chile, reconstructor del movimiento sindical clasista,
pionero de la prensa y la cultura proletaria, el más grande educador de masas
de nuestra historia.
Nos juntamos el sábado 19, a las 12
horas, en la entrada del Cementerio General por avenida La Paz.
Convocan:
-Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER;
-Municipalidad de Recoleta;
-Federación Nacional de Sindicatos
de la Construcción, CNTC;
-Universidad Abierta Luis Emilio
Recabarren;
-Federación de Trabajadores de la
Región Metropolitana, FETRAM.