Mi paisito, Chile, es un tanto
diferente.
La Cordillera de los Andes, la
Precordillera, encierran una primavera, un invierno y un otoño, que lo empuja,
con humanidad y todo, al mar.
Es más bien flaco, por el extremo
sur, pareciera que un cabro chico, tiritando de frío, estuvo jugando a juntar
recovecos.
La humanidad que vivía por ahí
eran los Tehuelches, tenían los pies grandes.
Los Tehuelches, los que quedan,
sobreviven en Argentina; los que habitaban nuestro paisito fueron exterminados
por los invasores o por colones venidos de ultramar.
Los dueños de las ovejas traídas
de las Europas y que pastaban por las tierras Tehuelches, estos, le hacían
chupete.
Estaban hasta la tuza con el
pescado y el guanaco.
Un cordero inmigrante a la fuerza
y “a lo amerindio”, es rico.
Los colonos extranjeros pagaban
bien, a los que les llevaban testículos o senos Tehuelches.
Por el centro, la cuestión era y
es, totalmente diferente, y, horriblemente, igualito.
Los Mapuches guardaban con “mecha
corta”, su tranquilidad y cultura.
Ni los Incas se atrevían a ojear
esas tierras de Pewén.
Más al Norte, estaban los
Diaguitas.
Linda la cerámica que hacían.
Y bien para norte, el aimara, el
colla y otros eran los obreros del Imperio Inca.
Por decirlo del algún modo, como
que la geografía, nos hizo y nos hace ser diferente.
No hablamos español, parecido sí,
pero no igual.
Ay, mi país, de esa gente que
vivía por cerros, ríos y árboles, borbotea por nuestro ADN, bueno; no todos,
gracias, a la buena o a la mala, de esa migración venida del ultramar o de
nuestra vecindad, la mayoría de nosotros somos receptores, venimos de los
inmigrantes.
Cuento esto así, para acortar las
distancias y que me puedan oír.
Eso de irse despacito por las
piedras, o como decía Lenin, dos pasos para atrás y uno para adelante; es
cierto, sin embargo, no quiere decir, que, a estas horas del partido, no nos
mostremos y ventilemos los objetivos deseados por más de 133 años.
Si hablamos de muerte, el fascismo
levantado por el imperialismo yanqui, más, la oligarquía nacional, se propuso
con ahínco, hacernos desaparecer.
Nos arrebató cobarde, atroz, a más
menos 500 militantes.
Hoy por hoy, más de 1000 personas
siguen mordiendo dolores y tierras; vaya a saber usted, por donde escondieron
sus miradas.
Los hermanos Albornoz Prado, por
Paine se esfumaron.
Vamos llegando a un ramal muy
complicado, tenemos 15 días para “hacer parir la chancha”.
Este ramal trae olores antiguos
como lo son calendarios de Teresa Flores.
Es cuestión de recordar a la
Unidad Popular en pañales.
Es bueno recordar esos momentos.
Nuestra historia de vida como
país, ha sido cruenta.
Nos inflamos con Manueles, con
Bernardos y con los Carreras.
Los cuicos de la independencia.
Los José Miguel Neira, por
cuestión encopetada, los evitamos; sin embargo, eran, y son, el resultado de un
país que se constituía para servir a los poderosos.
Al eco del martillazo de Zambrano,
Chile ya estaba con cruces y repartida entre los apellidos de ultramar.
Con el tiempo, los buscadores de
materias primas del mundo civilizado levantaron estructuras para organizar la
depredación a goteo, de nuestro nuevo país.
Era un pueblo, vestido con una
soberanía, de no sé qué.
La lucha interminable del pueblo
mapuche, allá por el Biobío, se caricaturizaba con un Caupolicán empalado, con
un Lautaro sorprendido, con un Galvarino olvidado.
El negocio era mantener un pueblo
hambriento, doliente, caminante de sur a norte y de norte a sur, acarreando el
hambre, la miseria y su fuerza de trabajo.
Y a esto le llamaban democracia.
El Imperio, sin mirar mucho las
geografías, total, lo arreglaba gritando a degüello, levantaba campamentos,
pueblos, aldeas, ciudades.
Sobre todo, instancias para
proteger los intereses del capital.
Actualmente, podríamos decir, que
se levantan portones, para impedir la nacionalización de la minería, del agua y
del mar.
El tratar de entender y enfrentar
el hambre, la miseria, ya era, es, una actividad política, una búsqueda por implantar
una justicia social.
El Partido Comunista de Chile de
hoy, estaba, aun en remojo, entre una muchedumbre de artesanos, panaderos,
ilustrados, fuerza de trabajo más de esclavitud, que de barata.
El fantasma de Marx, la Revolución
Francesa, se arrastraba por todos los centros de producción del país.
Por el sur y por el norte.
El Partido Radical, el Partido
Demócrata aglutinaban por esos tiempos a los indignados.
Y estamos hablando de
acontecimientos anteriores, al triunfo de la Revolución Bolchevique en Rusia.
Las carencias inmensas de esa
población obrera y artesanal desataron huelgas y masacres que aún, a pesar de
la Cantata, Santa María de Iquique; una inmensa población la canta, pero no les
duele lo que canta.
Los programas y postulados de esos
partidos de centro, con la pata resbalando por la izquierda, no daban respuesta
a los porqués de la miseria, menos enfrentaban la explotación del capital.
Luis Emilio Recabarren, junto a
otros visionarios, fundaron en Iquique, en 1912, el Partido Obrero Socialista;
10 años más tarde, en Rancagua, los viejos, ven la necesidad de cambiar el
nombre y unirse a otros estamentos que luchaban por la justicia social, en el
mundo entero.
Y así interrumpe, digno, el
Partido Comunista de Chile.
Siendo, aún, partido obrero
socialista, entran en la encrucijada parlamentaria, y, en 1921, eligen diputado
a Luis Emilio Recabarren y a Luis Víctor Cruz.
Desde allí, la vida del partido ha
sido un devenir de cosas que son para el intelecto humano una cuestión de clase.
Es decir, una bendición o una maldición.
En 1992, Gladys Marín, presento la
primera querella, contra el General fascista, Augusto Pinochet.
En 1999, Gladys fue la primera
mujer y comunista, candidata a la presidencia de la República, arrinconada por
el anticomunismo y por un sistema de sufragio como el binominal, que le
perjudicaba.
El partido de Víctor Jara, en su
búsqueda del poder político, ha formado parte de varias coaliciones
políticas.
En todas ellas, siendo leal a
todos los acuerdos programáticos, asumiendo toda responsabilidad política.
Su estrategia no ha cambiado
nunca, su táctica ha sido siempre enmarcada en el desarrollo del sentido común,
del pensamiento crítico.
En 1938, fue parte de una
coalición llamada Frente Popular; formados por el Partido Socialista, el
Partido Radical, el Partido Democrático, el Radical Socialista, llevando como
candidato y triunfando, a Pedro Aguirre cerda.
En 1958, formo parte del Frente de
Acción Popular.
El FRAP.
Fueron tiempos complicados. Las
ambiciones de tenerlo todo de un solo viaje, tenían sus rincones.
El partido de Rolando Alarcón, de
Pablo Neruda, vivía ausente y más presente que nunca.
Estaba fuera de la ley,
proscrito.
Con la fraternidad del Partido
Socialista, éramos representados en su diario de vida política.
El FRAP se vestía con Salvador
Allende.
Fueron derrotados por la derecha
conservadora de Jorge Alessandri, y, más tarde, por la Democracia Cristiana de
Eduardo Frei Montalva.
En 1960, un 9 de octubre, el
partido de Marta Ugarte, junto al Partido Socialista, gritan un manifiesto,
invitando a todas las fuerzas progresistas, a formar parte de una coalición
política, para cambiarle la vida al país.
En diciembre, dos meses después,
el Partido de Acción Popular Unitario, más conocido como MAPU, el Partido de
Acción popular Independiente API, El Partido Socialdemócrata, constituyen la
coalición denominada Unidad Popular. La UP.
En 1971, la Izquierda Cristiana,
el Partido de Izquierda Radical se adhieren a esta hermosa idea de construir un
nuevo Chile.
Este zurcido de 1971 es igualito,
a lo que estamos viviendo ahora.
El Partido de Sola Sierra, de
Violeta, sigue teniendo la misma estrategia, construir un país con las
herramientas que otorga la democracia, la soberanía, la ética y la lealtad.
La táctica, es esta, la que se
está haciendo ahora, interpretando al pueblo, sus necesidades y anhelos.
El enemigo es poderoso, más que
poderoso.
No es, solo nuestro país el que
está en juego.
Es nuestro Sur.
Miren ustedes, al otro lado de la
Cordillera; Argentina, está en manos de un León con hidrofobia.
Por el norte, tenemos inmensos
sentimientos cochinos, sentimientos que comparto, pero en manos de lacayos del
Imperio, es como estar en una guerra, mandatada por la Unión Europea.
Esta coalición sufre por gaza, hay
que ser enfermo de la cabeza, no estarlo, no serlo
Aquí me quedo, y que sea, lo que
mi “dios de los coloraos” diga.
Alejandro Fischer Alquinta.
Estocolmo 1 de diciembre de 2025