lunes, 15 de abril de 2024

La mentira.

 


Comentario radial y escrito.

 


Caballo de Troya de la infamia.

 

 

 





Quiero ser un pájaro, una piedra, un muro de barro y vidrios rotos incrustados, me angustia una tranquera sorda y muda. 

Trigo limpio para él intelecto, no soy. 

Tendría que harnearme, y, a estas alturas del partido, el harnero enloquecería. 

¡No vale la pena! 

He robado, he hecho daño, he mentido, sigo haciendo daño; hijas tengo que no tienen padre. 

He practicado lo que en mi tiempo ha sido y es prohibido…No, no soy trigo limpio. 

Más bien tengo una suerte de infamia.

A los que les hice y hago daño, por lo hermoso de carpinterear una vida; humildemente, con reflexión y razón, les pido perdón. 

No hay excusas que valgan. 

Llevamos la mentira desde el tiempo del arrastre como poncho. 

¡Necesito creer eso! 

Si no lo hago; por donde escondo la vanidad, el crimen, la envidia, la avaricia, por donde miento, la explotación del hombre por el hombre, la curiosidad del pan y techo. 

El mentir lo hemos convertido en una necesidad, en herramientas indiscutibles para alcanzar objetivos deseados a corto y a largo plazo. 

Su planificación necesita una dedicación enorme, estos oficios, sus resultados y beneficios son indiscutiblemente de clase y selectivos. 

“No todos salen mojados” 

Para muchos, la mentira es un sobrevivir en un rincón estrecho y de vergüenza, y, para otros son caminos para “pasarlo chancho” 

Para decir estas cosas, necesito la integridad de mí creencia, aunque a esta, la desnudan para ensuciar sus pliegues. En sus 112 andenes, la han dejado como membrillo colegial. 

La mentira, la falsedad la calumnia y sus descendencias, sin los medios de comunicación masiva, sin las ansias enfermas de dominación, sin la codicia perenne de poder, no tendrían el poder inmensurable que tienen. 

Serian escupitajo en el retrete. 

La aplicación de la meritoria en un estado de derechos, en una soberanía de país, en la práctica inviolable de la democracia, no es otra cosa que la moral y ética en el hacer de la política. 

A cada uno según su aporte, a cada uno según su necesidad. 

No hay cuestiones a dedo ni a influencias. 

Sin embargo, ese vivir en democracia, de la libertad de expresión, de las necesidades individuales y colectivas, gracias a un estado de derechos, necesita de la fuerza propia. 

Hoy por hoy, esa fuerza propia, que podría balancear el arrope y pan de la existencia, tiene al mundo progresista, moderado, insolentemente anémico, inmensamente vulnerable. 

Esta incertidumbre, esta ignorancia social que nos aqueja, permite al Imperio yanqui y a sus sequitos, a ser bondadosos, piadosos y decirle al “sionismo de Israel”, al fascismo, que tengan más prudencia en sus “matares”. 

La existencia y lo expresado por las Naciones Unidas vale un carajo. Como carajo es la existencia de la OEA, como perjuro son algunas de las ninfas de Ulises, que habitan por Europa. 

Fuerza propia, es la instancia que le permite a las grandes trasnacionales un poder hegemónico que busca desesperada, abrir de par en par las puertas, a la guerra fría. 

La guerra fría, es un zafarrancho del imperialismo, mandatado por los gringos sin los gringos para Europa. 

Ay, mi Europa; el riquerio te roba todo. 

No te acuerdas Londres, Hamburgo, Paris, Varsovia, Leningrado, Guernica, Berlín, Manila, Hiroshima. 

Saigón, Kabul, Damasco, Bagdad, Liubliana, Zagreb, Belgrado. 

Ay, mi Europa. 

Ay los pueblos emergentes, Ay los pueblos que tienen petróleo y árbol, ríos. 

La ignorancia en la clase, sin la fuerza propia, suficiente y solvente, nos obliga a seguir con la mentira. Me rebela iracunda la guitarra. 

Que es la fuerza propia. 

Es el deber de cualquiera colectividad social, política; de crearla, parirla, amasarla, que liude, que se desarrolle, incrementarla, amarla crónica, dialéctica y siempre a favor del pueblo y de sus cosas. 

Sin ella, no hay esquina ni bracero. 

Asomemos nuestro sur amenazado. 

El triunfo de la extrema derecha en la Argentina, el olvido de Cesar Vallejo en el Perú, la intolerancia de la derecha racista en Bolivia, la arrogancia inaudita del Ecuador al violar la soberanía territorial y diplomática de México al arrestar invadiendo su embajada a Jorge Glas; y aún más, Ola Bini, ingeniero en seguridad informática, de nacionalidad sueca, está encarcelado en Quito, Ecuador; acusado al igual que su amigo Julián Assange, encarcelado en Londres, por dignificar la libertad periodística y de expresión, al publicar los crímenes de lesa humanidad del Ejército de ocupación estadounidense en Iraq y en Afganistán. 

Las arremetidas fascistas en Brasil, el ensuciar y tergiversar las diferencias entre los mandatarios de nuestro sur; las calumnias y mentiras, los embargos que trituran al gobierno venezolano le niegan su volar; más cruento y salvaje es el bloqueo inmoral que le tienen a la hermosa, a la heroica, a la digna Cuba. 

Es en un genocidio brutal, por más de 60 años por el mundo occidental consentido. 

Haití ya no es un país, es una tumba de gritos. 

El arrinconar la delincuencia y corrupción en El Salvador es de estudio y reflexión; pero el triunfo en las urnas de Nayib Bukele y Vladimir Putin es para aplaudir. 

Veremos en México y Venezuela, si la fuerza propia por el pueblo construida detiene la ignominia. 

y en Chile, los cómplices de los sepultureros en tiempo de elecciones de gobernadores y alcaldes enlodan a dirigentes del pueblo. 

El voto es voluntario. Es decir, el triunfo de la dignidad del vivir depende absolutamente de la conciencia de clase del pueblo. 

En España, la derecha Franquista, tiene a Madrid mentida y encantada, y en Europa, nos invitan a la guerra. 

Siendo más, seremos más votos. 

Sobre esos votos, se levantarán tijerales que, a través del poder comunicacional de masas, la conciencia de clase de los pueblos se educara y podrán, si “el dios de los coloraos” lo permite, darle la vuelta a la tortilla.

 

Esa ecuación tenemos que resolver. 

Alejandro Fischer Alquinta.

 

Estocolmo 20240407.