Comentario radial y escrito.
Nuestro maldito saber, los
conocimientos selectivos y mortíferos, nuestra arrogante adaptación a lo que no
es nuestro y a nuestra sumisa obediencia nos tiene con petrolífero arestín.
¡Ay, mi dios de los coloraos, me
estai dejando cachuo!
Soy de una generación que perdimos
la palabra, la memoria, el dolor que provoca la injusticia social, esta verdad
me enloquece, manoteo pa todos lados, busco el sentido común.
He visto con mis ojos de niño la
muerte saltando, buscando, mintiendo, traicionando.
Necesito gritar las cosas que he
visto, que se, que hambrean, que ríen, que cantan de esperanza.
Pertenezco a una generación que
maduraba en las melgas, nuevos tiempos.
Nos cortaron de cuajo, sin derecho a
nada.
De ausencias tenemos las
vestimentas. Somos achicorias amargas, siempre mirando al sur. De ausencias, de
ignorancias; de desamores son las vestimentas.
¿Y tú, que has hecho Palestina?
Yo te he sentido, he vivido tus
ansias de vivir, de existir en tus raíces sedentarias.
Dime tu, pueblo antiguo, que clase
de latir tiene el mundo, que tu andar, tu palpitar no lo quieren ver, quien
quema maldito tus olivos, tus sueños.
¿Qué has hecho Palestina que el
mundo justifica la muerte de tus hijos?
¿Que se engendra en Gaza, que el
canalla provoca dolores y muerte en tu vientre de mar y arena?
Que dice el hombre común al ver
tanta infancia pedacito a pedacito descuartizada, sin generación alguna
venidera.
Te confieso Gaza, estoy al borde de
la ira, quiero irme insurgente al monte; no sé a cuál monte; “A la sierra
Maestra”, al Sinaí, tengo la esperanza que baje Carlos Marx, el judío, con el
Manifiesto bajo el brazo.
Quizás me agrupo en Afganistán, en
Siberia, en Damasco, en Bagdad, en Beirut.
El alma la tengo en pena y me va
quedando como poncho.
En algún instante de los 200.000
años de sobrevivencia, fuimos infectados por un sentir desenfrenado de querer
poseerlo todo.
Vivimos calendarios capaces de traer
piedras del planeta Marte, desafiamos las profundidades del océano, nos incitan
a mas centímetros en el pene y ensanchar cachetes y bustos; la promiscuidad
tiene pasaporte al libre albedrio; la cibernética es como jugar a la payaya, la
arveja, legumbre maravillosa y tierna, parece zapallo con tanto fertilizante.
Mi pirgüín amado, esta desolado,
triste, se siente traicionado.
¡Pá onde te fuiste, nos grita
desesperado!
Y tanto que ha costado ser.
Millones de años arrastrándote,
deformando extremidades, percibiendo todo, con miedo atroz mirar pá arriba; no
entender las uñas que van saliendo en los escalofriantes alargamientos de tu
cuerpo.
No puedo imaginarme los sentidos
provocados por las primeras neuronas, o el de empinarse sobre protuberancias
extrañas y caminar; caminar para empezar recién, los 200.000 años que llevamos
de existencia…
Y hoy, acervos de la chingana y de
cruces, se dedican a exterminar millones de generaciones.
Gaza, franja enana sufriente, es el
ruedo, el coliseo, en que los medios de difusión, los casinos y los mercados se
pelean a rempujones las primeras posaderas.
Chemimare.
Y para redondear, sale en Chile un
diputado de extrema derecha y le echa la culpa a Stalin.
Los Estados Unidos, su parlamento,
determino enviar millones de dólares al paupérrimo gobierno Sionista.
Lo mismo hacen los ingleses y toda
Europa, se pone de costado para que no le vean la cara.
Últimamente, en contubernios y
discusiones políticas a nivel mundial se exponen ideas, metodologías, sus
didácticas, para mejorar integral la vida.
Sin embargo, esas ideas que van
desmembrando los caminos, vislumbrando realidades, lo sepultan porque dicen,
que es ideológico.
Proscriben por picaos y cobardes la
ideología.
Cuando no es más que un vientre
lleno de ideas, de ansias de explicarse “los porqués” nos hacen en la mesa, en
la escuela tan diferentes unos de otros.
Yo siento que las religiones, son
ideas inventadas por las civilizaciones para justificar el modo de existir,
bendecir la caridad en la cruel desigualdad. Única forma del sistema de
mantener y desarrollar los privilegios.
En lo ideológico están también las
ideas políticas, por donde habitan los métodos y formas de existir, de
organizarnos.
La idea, por ejemplo, del viejo
vestido de rojo, fue genial para el mercado, pudiendo vender todo lo acumulado
y creado.
Para mejorar la idea, le ponen
villancicos, luces y la Coca Cola reparte los regalos.
¡Genial!
Son ideas, que tiene su razón y
raciocinio.
Las ideas de reyes, reinas,
Imperios, monarquías, esclavitud, tiranía, dictadores y militares.
En este caso, la del viejo y los
regalos, se las atribuyen a unos reyes que venían de oriente.
Quien puede imaginar que los
regalitos de oriente, sus causas, podrían transformar un nacimiento en
genocidios por el mundo entero.
Vayan ustedes a saber cómo esas
ideas se fueron afincando en nuestro hacer.
De esos extremos se asoman
peligrosas ideas, como las del Opus Dei, que se quieren expresar en las
escrituras del proyecto constitucional, que se votara en mi paisito en
diciembre.
El Opus Dei, es la rama extrema
conservadora de la Iglesia Católica Apostólica Romana, ella adora impresionar
con la humildad, con la sencillez. Ahí tenemos la parroquia construida en
Barcelona/ España “La Sagrada Familia.”
Si una idea religiosa, se entrelaza
con una ideología de un partido político y este, se hace inmensamente fuerte
con las ayudas de instituciones foráneas concordantes, la paz, el sentido común
se va a las pailas.
Irán por ejemplo, Afganistán, Arabia
Saudita, que tienen que ver con el vivir del mundo de la mujer y de los otros,
otras.
El ser judío permitió, lo mismo que
a gitanos, a comunistas y a los homosexuales, fueran salvajemente asesinados,
en los campos de exterminios de la Alemania nazi.
Serán esos judíos, esa etnia hebrea
que anda matando a Palestinos y en su propia casa.
No, no lo son.
Los que provocan la muerte es una
ideología política nacionalista, creada en el siglo XIX, denominada Sionismo.
Quieren tenerlo todo, manejar etnia
y razón para encontrar y regir una tierra propia.
Cosa loable.
Los judíos hebreos por culpa de
andar por aquí y por allá y en distintas formas de existencias, incluida la
esclavitud y las guerras, algunos se fueron a otros países, a otros continentes
y otros se quedaron.
Esos judíos que emigraron forman
parte en la actualidad de las familias más ricas e influyentes del mundo
entero, decir Rockefeller, Soros, basta y sobra.
El Sionismo es avalado por estos
personajes, son nacionalistas extremos, me atrevo a decir que son más nefastos
que el fascismo.
Dicen ser el pueblo escogido por su
dios y no reconocen a Jesús como el enviado, un compatriota venerado por más de
2.300 millones de seres humanos.
Sin embargo, el islam, le tiene a
Jesús y a sus cosas un gran respeto.
Si nos damos un tiempo y buscamos
las causas y protagonistas de las matanzas entre los seres humanos, nos
encontraremos que, en todas, reinan las grandes potencias imperialistas y
coloniales.
Estas potencias utilizan la ley de
los judíos.
No mezclar manzanas con peras.
Vean ustedes como bombardean un
hospital con centenas de pacientes o una escuela porque creen saber o saben,
que hay dos milicianos de Hamas escondidos allí.
Ahí no vale la empatía, el juicio.
Son negocios.
Así lo afirma una convención de
Ginebra.
Convención de muerte.
Como hemos podido llegar a estos
crímenes inhumanos por el solo hecho de creernos superiores, diferentes.
Para que algunos lo tengan todo, lo
inimaginable, se hace necesario que otros no tengan nada de nada, quizás, casi
nada, un poquito, otro poquitito.
Y al final, la cuestión no es ser
judío, árabe, mapuche o del Orinoco.
El nudo, es la necesidad inviolable
de dominarlo todo.
No compartir la supremacía con
nadie.
Hoy es la geopolítica y el petróleo,
mañana, serán los tubos de oxígeno.
Y el árbol será un lujo inalcanzable
para el pobrerío.
Alejandro
Fischer Alquinta.
Estocolmo
20231106