sábado, 27 de agosto de 2011

LA MICRO DE ALLENDE





La Micro de Allende

Desde hace años que tengo esta foto de la Micro de Allende, en los muros de mi casa. Esta foto para mi es una de las que más quiero. Desde los años 80 es que me acompaña junto a otras miles de fotos, tanto de la familia y amigos, como del trabajo solidario realizado por estas latitudes europeas y alpinas. Me acompañó en Chile, por seis años y volvió nuevamente a Suiza, desde hace un año y medio atrás. La Micro de Allende me fué regalada por mi cuñado, que la encontró a la fines de los años 70 o principios de los ochenta, en uno de los cientos o miles de mercados persas aparecidos en Santiago, en los dias del Boom económico de la dictadura pinochetista.

Ustedes no se imaginan las veces que me he detenido frente a ella, simplemente observandola. La imaginación vuela, cada vez que lo hago. Veo la alegría en el rostro de los jovenes y adultos que están sobre el techo de la micro, en su escalera trasera y los que están por alcanzarla. Me he preguntado que ha sido de sus vidas. Cuantos de ellos sufrieron las torturas de la dictadura. Cuantos de ellos desaparecierón en las mazmorras de Pinochet. Cuantos salieron al exilio. Cuantos de ellos lograron sortear los obstaculos de la vida. En fin muchas preguntas que a veces no tienen respuestas.

En esa imagen de la micro, Allende va de candidato a Senador. Con los años nos subimos millones a esa micro conquistando junto al compañero Presidente Allende, el gobierno de la Unidad Popular.

A esa fecha era un joven de 19 años sin derecho a voto todavía, pero me sumé a su campaña como cientos y cientos de miles de otros jovenes con la esperanza de la conquista de la democracia y la construcción del socialismo. Tarea inconclusa hasta el momento para Chile. Pero no en el continente ni en sudamerica, como lo demuestran los avances en la conquista de gobiernos populares que se han puesto como tarea el socialismo.

Desde hace 16 meses, en reiteradas ocasiones me detengo con mi nieta Matilde en mis brazos frente a la foto de la micro de Allende, ella sonrié y al parecer la observa con la misma detención que lo hago yo. Aprendió a decir el Ché antes que mamá y papá. Identifica al Ché, Allende, a la Violeta y Neruda, a los Mapuches, Lautaro en su caballo, la Machi y por supuesto también al Colo Colo, en mi jarro de cerveza que nos mira desde la vetrina del comedor. Mientras hago este recorrido con el pensamiento, en los muros de la casa, recuerdo que no tengo a Victor. Ella no lo conoce. No sé porqué no lo tengo, me imagino porqué me emociono mucho, cuando veo su imagen al igual que cuando escucho sus canciones con su voz. Tengo que traer de vuelta de Chile, conmigo a Victor, para que mi nieta lo conozca.

Mi mente en estos momentos vuela hacia Chile, como lo hace cada día. Se apróxima septiembre. El día 4 del mismo mes se realizarán los funerales del Compañero Presidente Allende. El día del Triunfo Popular, hace ya 41 años. Si todo va bién como programado, me encotraré con cientos de miles acompañandolo hasta su tumba, en un merecido homenaje que le brindará el pueblo chileno.

En Chile, la Micro de Allende vuelve a crecer, paso a paso se va tomando conciencia del cambio del regimén neoliberal, se van construyendo nuevas formas de lucha antes inimaginables, que demuestran que nuevos vientos soplan también en nuestra patria. Hoy al calor de las luchas de los estudiantes, de los trabajadores y pobladores en general, me recuerdan las ultimas palabras de Allende en su mensaje al pueblo de Chile. "Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor".

Veo a los jovenes de hoy combatir por una educación gratuita, por una nueva constitución que nos abra el camino a los cambios urgentes que el país necesita. En ellos veo el ejemplo de la Camila Antonia Amaranta y de las de cientos o miles que se formarán y nacerán al calor de la lucha y veo entre ellas a mi pequeña nieta Matilde, que como tantas y tantos pronunciar entre sus primeras palabras balbuceando, la palabra Allende y hacer realidad lo que el Compañero Presidente dijo: "la historia es nuestra y la hacen los pueblos".

Oscar Dante Conejeros Etcheverry

27 agosto 2011