Comentario radial y
escrito
Te extraño tanto que me duele recordarte.
Nunca pensé “ni por chiripa”, que 74 años más tarde, te asomarías por recuerdos de cerros y de nieve, por mar y por alturas, por arenas secas y candentes, por adobes y por cal.
Tengo, hoy en día, el zumbido de abejas por festín en el chañar.
Veo una palmera y te traigo.
El aroma de pan que trae las manos de mi negra, me asoma
empecinado la carreta y el caballo del batido por
Ay, que te conozco poco y tanto que te he andado.
Han querido pintarte en mí de otra manera.
Yo te amo diferente, yo te amo desde El Siglo. Mis sentidos se sienten bien con tu recuerdo, te abrazo a mi manera, a mi verso, a mi latir de canto.
¡Yo sé que sufres como condenado!
Te conozco arremangado y con suspensores, te llevo vestido de profesor, incentivando a buscar lo que encontremos, lo que importa es buscar, curiosa como una ardilla, todo está escrito con punto y coma, no hay punto final.
Tu eres como el que te habita, ese que te transforma, ese que te ríe, ese que ya no está y que también te amo, ese que dejo en su calendario, la carne destrozada por la infamia.
De tanto estar contigo tengo miedo.
Te huelo, te respiro, a tu lado estoy carajo; son más de 13.300 kilómetros de distancia y así me despierto contigo.
Cada metro es agonía.
Y en cada palabra tuya, en cada vivir me das miedo; las esquinas me aterran; no se quien las amurallo, no se quien las fratacho.
Tengo 60 años de convicto y 50 de forastero y todavía invento días, ideas, proyectos para darte una sonrisa, una alegría.
Tengo callos en la memoria cotidiana, necesito saber que
los bailarines de Margot o de Joan, no te bailen sola, solo; que un zapateo de
polvo y sudor en
Los ladrones de agua van fabricando ciegos sus grilletes.
Siempre te veo de mujer, te siento mujer.
Hay meses, que, en estos
alquileres en el cual vivo, se asoman olores de
Es el tiempo del mate y del carbón y yo lloro.
¡Seré boludo!
Si, a ella, mí Argentina, también la extraño.
En las manos en las que vino a caer.
¡Un ideólogo Libertario!
Te cuento; a estas alturas de mi cerro, ya no alegro a nadie, soy una imagen quizás obsoleta; si tengo que reírme me escondo; no tiene sentido, no es cuerdo reírse.
Ser un contento con tanta infancia asesinada, para solo seguir viviendo; no es una contradicción, es un crimen alevoso y maldito.
Es bellaco, es maligno, satánico.
No entiendo a los albañiles de la triste Jerusalén.
Este traerte me hace bien, pero me indigna.
Se de tu caminar, de tu gente entre llamas confinada, envenenada una incertidumbre que achata, que invisibiliza, que olvida. Sin embargo, de alguna manera tienes a mi gente arrinconada de esperanzas y de alambres de púas perenne.
Como pueden ser públicos y con luma, los herederos que mataron a Marta Ugarte.
Se me viene impetuoso Marcos Barrantes y 14 más asesinados
por la “Caravana de
Me cuesta entender y tragarme a los gringos.
Sin lugar a duda, juntos a los anglosajones y germanos tienen en ascuas al mundo social y de tierra; sin embargo, una “Cardenilla Crestada” por excesos no permitidos y en vías de extinción, los tiene confundidos.
Los tiempos no son iguales, pero veo a Hitler recibido en Madrid, en Roma. Veo a Margaret Thatcher con el hacedor de fosas escondidas.
Te recuerdo que mis últimos andenes vienen como en bandadas de moscas, por eso, quiero decirte al oído que un hijo tuyo, se está olvidando de todo, y es triste; el riquerio le hace los puntos a Marte y se olvidan, o no les importa de zurcir la memoria que se escapa.
Ese hijo tuyo, es mi hermano en las ideas y en los sueños, ha hecho de todo en tu nombre, cuando salió del vientre materno su primer grito fue JOTA, y hoy, se está olvidando volar.
Ando con sentimientos revueltos, claro, ya soy viejo y con oficios de vestirte dominguero y de puntadas infinitas que ya no veo, pero, algo de mí, tiene tu vestido nuevo.
Solamente, para que no te olvides. Hay, cientos de cientos inquilinos que toman los morrales y te traen.
Por ese lado, debes sentirte orgullosa.
No dejes que abusen de ti.
Eres los pasos de mi pueblo caminando.
Alejandro Fischer Alquinta.
Estocolmo 20240218