Entrevistas
LA ENTREVISTA PRIVADA. Vasili Carrillo narra episodios de La Tarea
Militar del Partido Comunista
abril 4, 2025
Tomado de: Prensa elSiglo
Compartir
Hace 50 años, más de cien jóvenes comunistas iniciaron su formación
militar profesional en Cuba con el objetivo de combatir al régimen dictatorial
y luego ser parte de unas Fuerzas Armadas “de nuevo tipo”. Carrillo cuenta que
“La Tarea Militar comenzó el 16 de abril de 1975, en La Habana, surgió a partir
de la decisión de la dirección del Partido Comunista y de un apoyo de Fidel”.
Ingresaron a una academia militar donde “era alto el nivel académico, y la
exigencia diaria, física, de disciplina” y donde “empiezas a entender y a mirar
desde otra perspectiva la lucha”. La prueba de fuego para esos jóvenes ya
convertidos en oficiales ocurrió cuando Fidel Castro les planteó ir a Nicaragua
a la ofensiva final contra la dictadura somocista y cuenta el encuentro con el
jefe de la Revolución Cubana. De Cuba, los oficiales y compañeros cubanos
guarda una “gratitud enorme de su actitud solidaria, cariñosa,
internacionalista, y particularmente en entender la necesidad de nuestra
formación”. Reivindica la necesidad de enfrentar a “una dictadura sangrienta y
criminal” que estaba exterminando a militantes y ciudadanos, y afirma que
“nadie puede negar que el elemento militar para enfrentar a una derecha y unos
militares que aplicaron el terrorismo de Estado, que instalaron una
institucionalidad a partir de la fuerza de las armas, era necesario y
legítimo”. Recalca: “La Tarea Militar del Partido Comunista fue una necesidad
histórica, en un momento histórico en que había que prepararse en todos los
planos para combatir a una derecha y a una dictadura tan sangrienta, tan
criminal como la que hubo en Chile durante 17 años. Sin ese ingrediente hubiese
sido imposible llegar al término de la dictadura a finales de la década del
ochenta”.

Hugo Guzmán R. Periodista. “El
Siglo”. Santiago. 4/2025. Vasili Carrillo Novoa nació en Lota en 1957. A finales de los años
setenta era Subteniente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba y
estaba a cargo de una Compañía de Tanques, en la provincia de Matanzas.
A los 13 años había ingresado a
las Juventudes Comunistas (JJCC), fue integrante de la Brigada Ramona Parra en
Lota y desarrolló actividades culturales. Fue detenido y torturado. Debió salir
al exilio, hacia la República Democrática Alemana (RDA). En los ochenta fue
miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Hijo de Isidoro Carrillo
Tornería, asesinado por la dictadura.
Llegó a oficial de las FAR porque
fue uno del centenar de jóvenes militantes comunistas que aceptó ser parte de
La Tarea. Así se denominó en 1975 el trabajo de implementación de la política
militar del Partido Comunista (PC) que vino a romper el llamado “vacío
histórico” de la colectividad y que abrió paso a encarar con las armas a la
dictadura que implementaba el terrorismo de Estado y estaba asesinando y
desapareciendo a decenas de militantes del PC, las JJCC y otras organizaciones
de la izquierda chilena y del movimiento sindical y social.
Se cumplen este mes 50 años de La
Tarea. En entrevista, Vasili Carillo, uno de los protagonistas de esa historia,
narra parte de lo que fue esa experiencia, que incluyó ir a combatir a
Nicaragua.
¿Por qué celebrar ese hito de la llamada La Tarea, del Partido
Comunista?
Más que celebrar queremos
conmemorar los 50 años de La Tarea Militar, porque pensamos que hoy todo lo que
fue la lucha combativa y frontal contra la dictadura, se quiere invisibilizar
por todos los sectores políticos del país. Estos 50 años no debe ser solamente
el momento de reivindicar el significado que tuvo La Tarea para quienes
enfrentamos a la dictadura, sino también el aporte que hizo en la construcción
de un camino que si bien es cierto no fue el que terminó con la dictadura, fue
un aporte para poner fin a ese régimen. No sólo fueron los compañeros
comunistas, fueron rodriguistas, miristas, socialistas, lautaristas, y eso hay
que reivindicarlo, no se puede ocultar u olvidar.
¿Es la reivindicación de la lucha armada contra la dictadura?
A mí no me gusta el concepto de
lucha armada. Se trató más bien de la implementación de la política militar por
parte no solamente de los comunistas, sino de otras organizaciones, donde se
incorporó el elemento militar a las formas tradicionales de lucha contra la
dictadura. La derecha y la dictadura fueron cerrando puertas a salidas
democráticas, todo el mundo sabe que promovieron políticas de exterminio de
militantes de izquierda o ciudadanos, desarrollaron la represión y el uso de
las armas contra el pueblo, y en eso contexto nadie puede negar que el elemento
militar para enfrentar a una derecha y unos militares que aplicaron el
terrorismo de Estado, que instalaron una institucionalidad a partir de la
fuerza de las armas, era necesario y legítimo, había que tener una política
militar.
“Surgió a partir de la decisión de
la dirección del Partido Comunista y de un apoyo de Fidel”
Para que lo sepan las nuevas generaciones o recordarles a los que tienen
mala memoria, ¿en qué consistió en concreto esa tarea militar del Partido
Comunista, quiénes participaron, quién convocó? Entiendo que tuvo un papel
central el Comandante Fidel Castro y Cuba.
La Tarea Militar comenzó el 16 de
abril de 1975, en La Habana, en el marco de una fecha sumamente importante para
Cuba que es la primera derrotada del imperialismo yanqui en Playa Girón, cuando
quisieron invadir Cuba y fueron derrotados. Surgió a partir de la decisión de
la dirección del Partido Comunista y de un apoyo de Fidel. Al inicio era muy
volátil la idea. Lo único claro es que había que formar cuadros
político-militares tanto para enfrentar a la dictadura como, posteriormente,
con el término de la dictadura, construir una doctrina de defensa y un Ejército
de nuevo tipo, tener cuadros que pudieran ingresar a cumplir un papel en unas
nuevas Fuerzas Armadas.
¿Era tener oficiales para unas Fuerzas Armadas nuevas, posdictadura?
Exactamente. La visión de la
dirección del PC, de Fidel, era formar cuadros político-militares profesionales
que permitiera enfrentar el presente -de esos años- y lo que vendría a futuro.
Bueno, igual no había total claridad sobre ese plan.
¿Y quiénes fueron convocados, quiénes fueron los primeros?
Los primeros fueron un grupo de
aproximadamente 50 compañeros, jóvenes, hombres y mujeres, que habían salido
becados de Chile a Cuba, durante el Gobierno de la Unidad Popular, a estudiar
medicina. Ellas y ellos fueron los primeros que dieron el paso al frente,
dejaron su carrera, abandonaron su proyecto personal. Posteriormente nos fuimos
incorporando jóvenes que habíamos salido al exilio y después compañeros que
habían sido expulsados de Chile después de permanecer un año o un año y medio
en los Campos de Concentración de la dictadura.
Se podría pensar, hablando de 1974, 1975, que podía haber una
preparación militar mínima, corta, específica, para volver a luchar a Chile, es
decir, una preparación básica de combatiente o resistente. Pero ese plan era
para formar oficiales profesionales, que harían carrera en distintas
especialidades.
Te vuelvo a reiterar, la
iniciativa y la visión que había era tener oficiales, tener gente preparada
para combatir a la dictadura pero también que después asumieran tareas
militares en las Fuerzas Armadas. Otra línea era preparar gente que volvía más
pronto a la lucha de resistencia. Pero nosotros fuimos a academias militares a
estudiar carreras militares.
Fueron a academias militares…
Sí. Fue algo muy importante porque
era inédito, Cuba, Fidel, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, nos abrieron las
puertas a academias militares para formarnos. Y no era fácil. Entramos
inicialmente 120, 150, y muchas y muchos desertaron, se fueron, no siguieron,
porque ser militar no es algo fácil, hay que tener vocación.
¿Había un nivel de exigencia académica y disciplinaria?
Claro, era alto el nivel
académico, y la exigencia diaria, física, de disciplina. Estábamos de lunes a
viernes, a veces hasta el sábado en la academia, encerrados, estudiando,
levantándonos a las cinco de la mañana, no teníamos un trato especial, éramos
un cadete más, teníamos las mismas exigencias que un cadete cubano. Te cuento
que entre nosotros había compañeros que tenían 25, 28, 35 años, y no era fácil
para ellos, si no era fácil para mí que tenía 18 años, imagínate para ellos,
vivir la exigencia académica, física, psicológica, vivir el estudiar en una
academia militar, y estar lejos de nuestras familias, de nuestras amistades.
¿Qué recuerdo, que sensación te quedó de esos profesores y esos
compañeros cubanos en la academia?
De tremenda gratitud. No solamente
de los oficiales, de nuestros compañeros, sino del pueblo cubano. Yo le dije
una vez a (Alberto) Mayol cuando era candidato del Frente Amplio, estando en
Lota, que me molestaba que ellos hablaran de la Revolución Cubana en forma tan
despectiva, tan irrespetuosa, tan irracional, sin saber el aporte, la bondad,
el cariño, de la Revolución Cubana, sobre todo en el apoyo a la lucha contra la
dictadura. Por eso, hasta el día de hoy, puedo decir que el cien por ciento de
los compañeros que estuvimos en diferentes momentos formándonos en Cuba,
viviendo en Cuba, pese a todas las dificultades que pudimos tener, somos unos
tremendos agradecidos de la Revolución Cubana. Si tú me preguntas qué recuerdo
y qué sensación tengo, es gratitud enorme de su actitud solidaria, cariñosa,
internacionalista, y particularmente en entender la necesidad de nuestra
formación.
“Fuimos parte de unas Fuerzas
Armadas Revolucionarias victoriosas”
¿Y tú vivencia cómo fue?
Yo estaba exiliado en la República
Democrática Alemana, tuve que salir después de estar preso, ser torturado,
había salido muy a contrapelo y lo único que quería era volver a Chile. Y a mí,
el compañero Orlando Millas, junto con Carlos Toro, me convocan a una conversación.
Yo tenía 17 años y ya se había planteado que yo volviera rápidamente a Chile de
forma clandestina, pero diferentes situaciones lo impidieron. Bueno, en esa
conversación con Millas y Toro me dicen, bueno compañero, ya no va a ir a
Chile, pero va a ir a aprender a mandar y obedecer. Me quedé con eso y al poco
tiempo me dicen que me voy a Cuba. Como joven militante disciplinado de las
Juventudes Comunistas, viajé a Cuba sin tener mucha claridad a qué iba, y
cuando llego, el compañero Rodrigo Rojas, que fue el primer encargado de La
Tarea Militar en La Habana, me dice “tú vas a ser formado como un futuro
general de un Ejército de nuevo tipo”. Eso fue todo. Me integré al grupo y vino
todo el proceso de formación. Estando en Cuba, inevitablemente empiezas a recibir
no sólo la formación profesional, técnica, política, militar, sino que también
se te empieza a inyectar todo lo que significa la Revolución Cubana, desde el
punto de vista de las convicciones, de los valores, desde el punto de vista del
internacionalismo, y de la historia de ellos.
Ustedes se graduaron de la academia militar y salieron al campo laboral
militar en Cuba. ¿Cómo fue esa experiencia? Tú estuviste en Matanzas, a cargo
de una Unidad de Tanques.
Indudablemente fue una tremenda
experiencia porque implicaba ya no ser alumno de la escuela militar sino que te
transformabas en jefe, como instructor de tropas cubanas de distintas unidas
militares cubanas. Fue una experiencia gigante en función de nuestra formación.
No solamente en la formación militar, sino en el espíritu revolucionario,
internacionalista de Cuba. Mira, nosotros llegamos en 1975, y en 1976 se
produjeron las grandes movilizaciones de tropas cubanas hacia Angola, a apoyar
la defensa de Angola y su independencia, fueron movilizados miles de oficiales
y de tropas. Nosotros estábamos en segundo año de la carrera, en la Escuela
Antonio Maceo, y fueron convocados los alumnos de tercer año y enviados a
cumplir la misión internacionalista a Angola. Nosotros golpeamos las puertas de
nuestros jefes, nuestros mandos en la escuela militar, y dijimos que queríamos
ir. Sabemos que fue decisiva la presencia militar cubana en Angola y en África.
Ustedes fueron parte de unas Fuerzas Armadas que ganaron una o dos
guerras, que derrotaron al Ejército de Sudáfrica, que derrotaron a fuerzas
militares apoyadas y financiadas por Estados Unidos, que lograron consolidar la
independencia de Angola, el fin de Apartheid en Sudáfrica y la liberación de
naciones africanas. Ese fue el Ejército donde ustedes se formaron y trabajaron.
Es así como lo dices. Fuimos parte
de unas Fuerzas Armadas Revolucionarias victoriosas y que entregaron todo.
África le debe mucho al pueblo cubano, en Angola, Mozambique, Sudáfrica,
Etiopía, la lucha contra el Apartheid. Ese espíritu internacionalista se
transmitía en nuestra formación. Lo vivimos cuando después fuimos a Nicaragua,
a El Salvador, eso no sólo fue a partir de nuestras convicciones, sino de
nuestras enseñanzas que nos inculcaron Cuba, las FAR, el pueblo cubano.
Y algo pasó con eso un par de años después.
Sí, eso llevó a que el año 1979,
esos jóvenes que habíamos empezado la tarea en 1975, y que ya éramos oficiales,
trabajábamos como oficiales en las FAR de Cuba, nuevamente por iniciativa de
Fidel se nos convocara y se nos planteara la necesidad de asumir la
responsabilidad de la lucha internacionalista en Nicaragua. Lo asumimos. Y
cuando tú vas a Nicaragua y participas y entregas un granito de arena en la
lucha insurreccional que llevaba años el pueblo nicaragüense y el Frente
Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), empiezas a entender y a mirar desde
otra perspectiva la lucha, los objetivos y yo particularmente me dije, chuta,
para ser general de un Ejército de nuevo tipo primero hay que ganar la guerra.
Y ganar la guerra, para nosotros, era terminar con la dictadura, combatir a la
dictadura. Ahí empezamos el proceso de construcción de la política militar del
Partido Comunista que, además, te recuerdo que en 1977 el PC había hecho un
Pleno de su Comité Central, que es histórico, porque ahí se habla del “vacío
histórico” en la política general del partido en cuanto a no haber tenido una
política militar durante muchas décadas.
¿Cómo fue aquello de ir a combatir a Nicaragua? ¿Fue Fidel personalmente
a verlos y convocarlos?
Nosotros fuimos acuartelados en
ese tiempo por iniciativa de Fidel. No sabíamos para qué nos estaban
acuartelando, estábamos en una unidad militar. Y de repente aparece Fidel, en
persona, como a las 11 de la noche y nos saluda. Después, en esas formas típicas
de Fidel, se coloca en una pizarra, agarra una tiza -no había como ahora
plumones para pizarras-, pinta el mapa de Nicaragua, y comienza a explicarnos
la situación en ese país y nos dice que el FSLN (Frente Sandinista de
Liberación Nacional) necesita el apoyo, para la ofensiva final, de unidades
regulares de artillería. Nos dice que los cubanos no podían enviar a sus
Fuerzas Armadas y nos dice que habían pensado en nosotros. Nos emocionamos
mucho. Es difícil describir lo que pasaba en la mente de cada uno de nosotros.
Pero, Fidel nos dice que tenía que esperar la respuesta del emisario que había
enviado a Moscú a hablar con la dirección del Partido Comunista a ver si
autorizaban nuestra ida a combatir a Nicaragua. Se fue. Y a las tres horas,
eran como las tres de la madrugada, vuelve y nos dice: “Iba llegando a mi casa
a descansar, y recibí un télex de Moscú” y nos lee el télex. Decía que Don
Lucho, Luis Corvalán, “da respuesta positiva”. En ese momento nos paramos
todos, cantamos la Internacional, Fidel estaba muy emocionado. Estábamos
respondiendo a nuestra formación y convicciones. Al otro día partieron de
inmediato cuatro compañeros, después partimos en grupos más grandes, y así
llegamos al Frente Sur en la frontera con Costa Rica.

La política militar como punto de
inflexión para el PC
Hay un punto de inflexión, específicamente en 1975, en la línea política
del PC. Asume una política militar.
Por supuesto que hubo un punto de
inflexión y no sólo en 1975, sino que a partir del mismo 11 de septiembre de
1973, porque tienes que recordar que el Presidente Salvador Allende enfrentó a
la dictadura, enfrentó el golpe militar combatiendo, resistiendo. Podríamos
decir que fue el primer combatiente, el primero que resistió, junto a sus
compañeros en La Moneda, junto a compañeros apostados en ministerios, como el
Ministerio de Obras Públicas, junto a compañeros que enfrentaron el golpe en
poblaciones como La Legua, en cordones industriales. Ahí comienza el punto de
inflexión realmente. Cuando el Partido Comunista y otras fuerzas políticas
comienzan a ser golpeadas militarmente, represivamente, a través de la acción
criminal, terrorista, de la derecha y la dictadura. Comienza una aniquilación,
un ataque a la población, comienzan las ejecuciones, las desapariciones, las
torturas, las detenciones, los violentos allanamientos, los asesinatos.
¿Hay una relación entre La Tarea y lo que fue después el concepto de la
Rebelión Popular de Masas y la creación del Frente Patriótico Manuel Rodríguez?
Por supuesto que sí. No solamente
eso. Hay una relación con la lucha, con la voluntad, con la decisión de combate
contra la dictadura de parte del pueblo y de la experiencia que fue
desarrollada aquí en Chile, antes de La Tarea Militar. Hay que entender que
antes del año 80, cuando Luis Corvalán anuncia la política de Rebelión Popular,
ya existía el Frente Cero al interior del partido, grupos de militantes que
incluso sin formación militar, realizaban acciones combativas, acciones de
sabotaje contra la dictadura. Por lo tanto, hay que tener claro que no
pretendemos conmemorar y mirarnos al ombligo los oficiales que fuimos formados
en La Tarea. La Tarea Militar fue un elemento que contribuyó a la lucha que se
desarrollaba en Chile.
¿Qué frase usarías para sintetizar lo que fue La Tarea?
La tarea militar del Partido
Comunista fue una necesidad histórica, en un momento histórico en que había que
prepararse en todos los planos para combatir a una derecha y a una dictadura
tan sangrienta, tan criminal, como la que hubo en Chile durante 17 años. Sin
ese ingrediente hubiese sido imposible llegar al término de la dictadura a
finales de la década del ochenta.
¿Qué responderle a la gente de derecha, de extrema derecha, a otros
sectores, que cuestionan esta tarea, que cuestionan el apoyo de Cuba, que dicen
que eso demuestra que el Partido Comunista es violentista y antidemocrático?
Es importante la pregunta que me
haces, porque creo que estamos viviendo un momento complejo, momento donde no
solamente la derecha funciona en el marco del negacionismo de lo que fue la
dictadura y la violación a los derechos humanos, sino que soy un convencido de
que si la derecha hoy o mañana tuviera la necesidad o la oportunidad nuevamente
de ejercer el terrorismo de Estado y la fuerza de las armas contra la democracia
y el pueblo, lo volvería a hacer. Por lo tanto, la respuesta no la voy a dar yo
o la va a dar el Partido Comunista o el pueblo. La respuesta la da la historia
universal e instituciones muy importantes. Sin la decisión, el combate, la
consecuencia y la dignidad de los partisanos en Europa, no se habría terminado
con el fascismo nazi. La doctrina social de la Iglesia, la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, avala el derecho a rebelarse contra las
tiranías. Por último, la derecha en este país no tiene ninguna autoridad moral
para criticar y cuestionar el uso de las armas, de lo militar, contra una
dictadura atroz y criminal de la cual fueron parte, la impulsaron y aún la
defienden, y serían capaces de volver a repetirlo.