viernes, 30 de octubre de 2020

REFLEXIONES EN TORNO A UN PANEL DE LA RED Y ALGO MÁS

 

 

 



Iván Ljubetic Vargas, historiador del

Centro de Extensión e Investigación

 Luis Emilio Recabarren, CEILER

 



Lunes 26 de octubre de 2020. Son las 22,30 horas. Sintonizo Canal La Red. Se inicia el programa “Mentiras Verdaderas”. Conduce Eduardo Fuentes. Cuatro panelistas muy bien elegidos: la abogada Karina Nohales, vocera de la Coordinadora Femenina 8-M; el periodista y escritor, Pedro Cayuqueo, el estudiante Víctor Chanfreau  vocero de  ACES; el profesor de historia Luis Mesina, vocero  de No Más AFP.  Tema el Plebiscito del 25 de octubre de 2020. 

Me llamó la atención que dos de los cuatro panelistas no votaron en el plebiscito del 25. El estudiante, vocero de ACES, señaló que no  lo hizo solidarizando con los excluidos del proceso, por los 2.500 compañeros en prisión… Dijo que en la noche se sumó a las celebraciones en Plaza de la Dignidad.

 

Por su parte, Pedro Cayuqueo no participó en el plebiscito, según explicó, por estar distante de la región donde vota. 

Hubo un interesante debate sobre varios temas. En estas reflexiones deseo referirme a las opiniones sobre los partidos políticos. 

En diferentes tonos y formas, los cuatro panelistas coincidieron en el ataque a los partidos políticos. A todos los partidos, sin ser capaces o no queriendo ver las enormes diferencias existentes entre ellos.

 

Luis Mesina afirmó que la votación de la segunda (la forma de convención) fue expresión que no querían nada con los partidos políticos. Agregó que los partidos políticos deben guardar silencio  si verdaderamente    quieren la paz social como reiteradamente nos interpelan contra la violencia... 

Nuestro movimiento no está contra los partidos, pero contra estos  partidos en general no sentimos ninguna afinidad con ellos. Con la gran mayoría de ellos. Estos partidos no han estado a la altura  de los acontecimientos ocurridos  hace un año atrás. (Fue militante del Partido Socialista hasta 1994) 

El vocero de No Más AFP lanzó sus ataques contra la mayoría de los partidos. Es un avance. Por lo menos ya no es contra todos los partidos. Pero no es capaz de señalar  casos concretos. ¿Considera que el Partido Comunista no ha estado a la altura de la rebelión popular contra el neoliberalismo?

Naturalmente, independientemente de lo que piense o desee el profesor de historia, los comunistas no han guardado, guardan  ni guardaran silencio. Han denunciado, denuncian y denunciarán todos los abusos de los grandes patrones y alentarán las luchas de los trabajadores. 

La abogada sentenció: El triunfo de ayer impugna a los partidos que en 30 años no pudieron terminar con la Constitución de Pinochet. No especificó cuáles eran esos partidos. Agregó sólo: la mayoría de los partidos.

 

Pero en otra parte del panel enfatizó: si hubiera partidos decentes en Chile… 

¿Conoce la abogada la historia de más de 107 años del Partido Comunista? ¿Podría señalar alguna acción “indecente” del partido surgido del seno de la clase trabajadora? ¿Sabe la vocera del 8-M que las primeras organizaciones femeninas en Chile fueron creadas por mujeres trabajadoras militantes comunistas? ¿Ha escuchada hablar de Teresa Flores? ¿De los Centros Femeninos Belén de Sárraga surgidos en 1913?

 

¿Ha estudiado la abogada la historia del MENCH?

El 11 de mayo de 1935 nació el Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH). Una organización no gubernamental, creada para contribuir a la igualdad de derechos de las mujeres en la sociedad, el fortalecimiento y articulación del movimiento de las mujeres chilenas e impulsar el ejercicio de su ciudadanía. 

Pronto el MENCH  logró expandirse en distintos sectores del país como Antofagasta, Tocopilla, Valparaíso, San Antonio, Concepción, Temuco y Valdivia, entre otros puntos. 

Esta capacidad para desarrollar  importantes actividades no sólo en Santiago, sino  también en diversas  provincias,  le permitió  al MENCH expandir sus ideales y proyectos a través de todo el territorio en una época caracterizada por un de fuerte centralismo político. Fue ésta una de sus características  más relevantes del MEMCH y de otras organizaciones feministas de esa época. 

 

El MEMCH  estuvo presente en las distintas etapas de la historia de la lucha de las mujeres chilenas por alcanzar sus derechos. 

Sus fundadoras y militantes fueron mujeres avanzadas chilenas, entre ellas profesoras, otras profesionales y obreras. La mayoría comunistas (militantes o simpatizantes): Elena Caffarena, Olga Poblete, María Marchant, Gabriela Mandujano, Felisa Vergara, Marta Vergara, Eulogia Román, Domitila Ulloa, Flora Heredia, Evangelina Matte,  Aída Parada, María Ramírez, Clara Williams y Norma Contreras. 

El MEMCH permaneció activo durante dieciocho años y jugó un protagónico papel en las luchas que libraron las mujeres de esa época. Su rechazo al fascismo como ideología política y la cercanía ideológica de sus integrantes a la izquierda chilena, en particular al Partido Comunista, vinculó estrechamente al MENCH con el Frente Popular.

Las abogadas Elena Caffarena y Flor Heredia presentaron un proyecto al presidente Pedro Aguirre Cerda en 1941. Fue rechazado por el Senado con mayoría de derecha. Ello no detuvo las acciones de las  organizaciones feministas. La presión de ellas siguió  creciendo. En la vanguardia estaban el Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH) y  la Federación Chilena de Instituciones Femeninas (FECHIF), con la radical Amanda Labarca y la comunista  Julieta Campusano  a la cabeza.

A partir de 1946, las campañas por el sufragio femenino se intensificaron y se volvieron una tarea de educación a la sociedad sobre las ventajas que implicaba la obtención de este derecho. 

La llegada de Gabriel González Videla a la presidencia de la República y la traición perpetrada a un año de asumir el mandato complicó las cosas. Levantando la bandera pirata del anticomunismo persiguió con saña a los militantes comunistas o sospechosos de serlo. Ello significó un duro golpe para  la FECHIF. 

Pero, a pesar de la represión la lucha de las feministas continuó. Fue así como  el 8 de enero de 1949 se firmó el proyecto de ley N. 9.292, que concedió derechos políticos plenos a las mujeres de nuestro país, en un acto público celebrado en el Teatro Municipal de Santiago. El proyecto había dormido por casi una década en el Congreso.

El anticomunismo de González Videla llegó al extremo de no invitar al acto del Municipal a la  feminista Elena Caffarena, figura trascendental de la lucha por el sufragio femenino,  debido a sus ideas políticas y cercanía con el Partido Comunista. 

Las mujeres chilenas  lograron votar por primera vez en la elección presidencial de 1952, donde resultó electo Carlos Ibáñez del Campo. Desde entonces, la participación se irá ampliando hasta alcanzar la paridad con los votantes masculinos en 1970. El MENCH se disolvió en 1953. 

En julio de 1983 renació el MEMCH como instancia de coordinación de organizaciones de mujeres. Participaron en su refundación dos importantes dirigentes y fundadoras del antiguo MEMCH, Elena Caffarena y Olga Poblete, junto a Julieta Kirkwood.  El nacimiento de este nuevo MEMCH, se dio en plena dictadura, como culminación de un proceso de búsqueda por parte de las mujeres para encontrar caminos de unidad y convergencia que les permitieran enfrentar los difíciles momentos que se vivían en Chile. 

Esta instancia se originó en el marco de la presentación de una “Antología del MEMCH”, escrita precisamente por Olga Poblete y Elena Caffarena y para diferenciarla de MEMCH de los años 1930, se le denomina MEMCH 83. Por largo tiempo el MEMCH 83 articuló a más de catorce organizaciones de mujeres 

En el negro período de la dictadura fascista, el drama más doloroso vivido por miles de mujeres fue el asesinato de sus seres queridos, en especial el siniestro método aprendido de Hitler, de los detenidos-desaparecidos. Entonces valientes mujeres enfrentaron al terrorismo de estado de la tiranía. Entre ellas destacó una comunista, que, con el apoyo de su Partido, se convirtió en el símbolo de la lucha por la Verdad y la Justicia: Sola Sierra Henríquez. Reconocida como una de las mujeres más importantes a nivel mundial en la lucha por los Derechos Humanos. 

Como se puede comprobar, el movimiento feminista no nació con la gigantesca movilización del 8 de marzo de 2019 y en su historia, el Partido Comunista de Chile ha jugado un papel muy “decente”. 

Volvamos al Panel. El estudiante aseguró: El apruebo es del pueblo y no de los partidos políticos. Se ha excluido a los partidos políticos de las manifestaciones de la revuelta. Los partidos políticos institucionalizados están aislados del pueblo.

 

Pedro Cayuqueo sostuvo: No sé si los partidos  se han hecho la autocrítica necesaria. No especificó cuáles partidos,  ni sobre qué. 

Afirmó que la clase política está desprestigiada, que el pacto de noviembre de 2019 fue de la clase política. Una vez más puso a todos los partidos en el mismo saco. No sabe o no quiso aclarar que el viernes 15 de noviembre de 2019 firmaron ese pacto  las colectividades de gobierno, los tres partidos socialdemócratas (PS, PPD y PR) ,  la DC y  tres partidos del Frente Amplio (Revolución Democrática, Comunes y Liberal), más Gabriel Boric. Pero que no lo hicieron el Partido Comunista, el Partido Humanista, Convergencia Social, la Federación Regionalista Verde Social, el PRO y el  Partido Igualdad. Una vez más verdades a medias. Mentiras a medias. 

Pero Cayuqueo dijo:  Los partidos deben abrir sus espacios a independientes de la sociedad civil, a los ciudadanos del mundo territorial. Los partidos políticos no han estado a la altura del pueblo que dicen representar. (En el ese panel se supo que va a ser constituyente en la lista del Partido Socialista. Explicó que los independientes que postulen fuera de los partidos políticos, en su opinión, tiene muy poca posibilidad de ser elegidos). 

Agregó en otra parte del panel: Los mapuches hemos sido quienes con mayor fuerza y mayor dolor hemos experimentado el comportamiento errático de los partidos. Como fue una característica común de los panelistas, desconoció lo ocurrido antes de los 30 años. Al parecer el periodista y escritor no conoció o no reconoce como positivo lo realizado, por ejemplo, el gobierno popular de Salvador Allende  en lo referente al pueblo mapuche.  

Apenas iniciado el gobierno de la Unidad Popular, se inició una política destinada a resolver la demanda de tierras mapuches. Esta política se inauguró y adquirió su máxima expresión cuando el conjunto de los organismos del agro, encabezados por el ministro de agricultura, Jacques Chonchol, se trasladaron en su totalidad a la ciudad de Temuco, donde actuaron en permanente contacto con los dirigentes mapuches y  el Consejo Directivo Provincial de la Central Única de Trabajadores de Chile. 

Lo primero era la restitución de las tierras usurpadas,  que era un proceso difícil y complejo, ya que la ley indígena vigente en ese momento no consideraba la restitución de las  tierras usurpadas. Entonces el Presidente Allende planteó resolver el problema de la restitución de tierras a través de la  aplicación de la Ley de Reforma Agraria. 

Entonces, cuando se expropiaba un fundo en la Araucanía, lo primero que se hacía era restituir las tierras a las comunidades que habían sido usurpadas. En base a esta premisa se diseñó un plan de Emergencia, que llevó a los organismos del agro a instalarse en Temuco. A este  plan se le dio el nombre de “Cautinazo”. 

Fue así como en los meses de enero y febrero de 1970, se restituyeron alrededor de 80.000 hectáreas a las comunidades mapuches de tierras usurpadas y que estaban en manos de grandes propietarios. No se restituyó todo lo que se pedía. Pero fue un primer y muy importante paso. 

Durante la Unidad Popularla Dirección de Asuntos Indígenas, dependiente del Ministerio de Tierras y Colonización, se transformó  en el Instituto de Desarrollo Indígena (IDI), organismo autónomo, descentralizado, y que se relacionaba con el Gobierno a través del Ministerio de Agricultura.

Paralelamente a ello,  por instrucciones del Presidente de la República, se creó la “Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas” a cargo de Daniel Colompil, instancia dependiente del IDI (Instituto de Desarrollo Indígena).

Por otro lado, desde el año 1966 se había comenzado a discutir con la Confederación Nacional Mapuche, que agrupaba a todas las organizaciones indígenas, un anteproyecto de ley indígena que pusiese fin a los Juzgados de Indios, vistos como los responsables de no acoger la demanda mapuche por la restitución de sus tierras usurpadas, en esa fecha calculadas en 150.000 hectáreas.

 

El denominado “cautinazo” dejó,  a lo menos,  tres consecuencias inmediatas:

a)      se logró una importante restitución de tierras;

b)    se produjo un fortalecimiento organizacional mapuche, que crea la Confederación Nacional Mapuche, la que ejercerá una fuerte presión para cambiar la Ley 14.511, proceso que terminará con,

c) la promulgación de la Ley Indígena de 1972, N.  17.729.

 

EL Ejecutivo  envió  el proyecto de una nueva ley indígena al Congreso  Nacional, con fecha 14 de septiembre sé 1971. En su mensaje se señalaba: 

“El problema indígena es preocupación esencial del gobierno popular y debe serlo también de todos los chilenos ... la problemática de los grupos indígenas es distinta a la del resto del campesinado, por lo que debe ser observada y tratada con procedimientos también distintos y no siempre el legislador ni el ciudadano común lo entendieron, agravando con ello el problema. Como es diversa su escala de valores lo es también su conducta. En cuanto tiene conciencia que por centenares de años ha sido el dueño de la tierra su actitud es la de quien se siente desposeído de algo que en justicia le pertenece, en tanto, para los restantes campesinos, el logro de la tierra constituye una conquista. Su bandera de lucha es la recuperación, mientras para los demás, es la distribución para quienes mejor la trabajen”.

 

La Ley Indígena N. 17.729 abordaba, entre otros aspectos, los siguientes: 

a) En cuanto al aspecto social, el proyecto deseaba asegurar la tenencia de la tierra, a través de la inembargabilidad de las tierras de indígenas;  con la prohibición de enajenar o gravar las citadas tierras, salvo a favor de otros indígenas, de las cooperativas o empresas del Estado; con las limitaciones de las facultades para arrendar y entregar en mediería u otra forma a terceros; con la eliminación de los Juzgados de Indios y establecimiento de un procedimiento judicial verbal ante el Juzgado de letras de Mayor Cuantía ubicado más próximo a la reducción; con la organización de cooperativas y participación activa de los campesinos en las organizaciones comunitarias, e indirecta en el Consejo de Desarrollo Indígena.

b) En el aspecto económico se desea aumentar en forma considerable las tierras de  los indígenas, a través de la devolución de aquellas que fueran usurpadas, las que por antecedentes que se entregaron en el seno de la Comisión serían alrededor de 50.000 hectáreas; expropiación de tierras que formaron parte de títulos de merced y que se encuentran en poder de los particulares, la que constituiría una extensión aproximada de 100.000 hectáreas; incorporación efectiva del campesino indígena al proceso de reforma agraria y, también, a actividades industriales y comerciales, previa la capacitación necesaria.

El gran mérito de la Ley N. 17.729 es que, por primera vez en la historia  de Chile, se contaba de medios jurídicos efectivos para la restitución de las tierras indígenas usurpadas. Esta legislación se constituyó, así, en el máximo logro alcanzado por el movimiento mapuche -indígena en general- en su relación con el Estado chileno. 

Con el Gobierno Popular se superó la injusta  relación del Estado de Chile y los pueblos indígenas, concretamente, con el Pueblo Mapuche. Un Estado que históricamente  actuó contra los indígenas, como por ejemplo en la “pacificación de la Araucanía”, ahora bajo la conducción de la Unidad Popular reconoció la injusticia y la usurpación hacia los mapuches. No se quedó en las palabras.  Inició  un proceso de reparación del daño a través de políticas orientadas a la resolución de las demandas y reivindicaciones indígenas. 

Durante el Gobierno de Allende, los mapuches comprobaron que, por primera vez, estaban frente a autoridades que efectivamente se los escuchaba y se comprendían las injusticias cometidas contra ellos. Podría decirse que en ese período los mapuches confiaban en ellas. 

Como resultado del proceso de Reforma Agraria llevado a cabo durante la Unidad Popular, entre el 4 de noviembre de 1970 y el 11 de septiembre de 1973 se expropiaron en la Araucanía 574 fundos, con una superficie de 636.288,3 hectáreas. Los predios expropiados a favor de comunidades mapuches o con participación mapuche fueron 138, con una superficie total de 132.115, 78 hectáreas físicas, equivalentes a 7.407,77 hectáreas de riego básico. Durante este período se restituyeron tierras consideradas usurpadas de los títulos de merced y también tierras reivindicadas como territorio ancestral. Dichas expropiaciones se llevaron a cabo casi en la totalidad de las comunas de las Provincias de Malleco y Cautín. 

Como todos los cambios revolucionarios llevados a cabo por el Gobierno de Salvador Allende, fueron destruidos, ferozmente aplastados, por la dictadura fascista que se instauró con el golpe del 11 de septiembre de 1973. 

¿Verdad que los cuatro panelistas fueron muy bien elegidos? Cuatro voces intentando confundir sobre el papel de los  partidos políticos, sobre sus profundas diferencias, disparando al boleo, no comprendiendo que los partidos defienden  los intereses de determinadas clases o sectores sociales. Por tanto,   haciéndole el juego  a la derecha y a sus cómplices de todos los pelajes. 

Y algo más. Ese mismo lunes 26 de octubre de 2020, no podía faltar el aporte anticomunista del canal de todos los chilenos. En una entrevista realizada por 24 horas de TVN, por la inefable Karla Zunino al Presidente Piñera,  ésta le preguntó si temía que aumentara la violencia, agregando, porque el Partido Comunista ha llamado a continuar con las manifestaciones. 

Cuánto veneno en una frase: los comunistas son los que causan los ataques violentos y las manifestaciones pacíficas son las que llevan a cabo los asaltos al comercio, los incendios… 

Los medios controlados por los super ricos ya no dan noticias ni informan,  se dedican hacer propaganda y propaganda negra la mayor de las veces. 

La tarea de las fuerzas democráticas es la cotidiana lucha por la verdad. Es la imprescindible lucha ideológica.