Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
El 29 de octubre, el rey pidió a Mussolini la formación de un gobierno. Así llegó el fascismo al poder con el concurso del rey Víctor Manuel III. El ascenso al poder de Mussolini no significó de forma automática la implantación en Italia de un Estado fascista.
El 27 de octubre de 1922, los fascistas italianos,
obedeciendo una orden de Benito Mussolini, habían iniciado la marcha sobre
Roma.
ANTECENDENTES
A comienzos de los años veinte
del siglo XX en Italia existían tres fuerzas políticas. La más importante era el Partido
Popular Italiano, de ideología católica moderada, fundada en 1919 por Luigi
Sturzo, secretario de
Le seguía en importancia el Partido Socialista, con
grandes contradicciones internas, que culminaron con su división. De allí
surgió el Partido Comunista, marxista, miembro de
La cuarta fuerza presente en la vida política italiana era el Partido Fascista, surgido en 1921 de los "Fasci di Combattimento" (Grupos de Combate), en cuyo seno convergían diversos sectores, desde antiguos socialistas (como por ejemplo el propio Benito Mussolini) hasta grupos ultraconservadores.
El Partido Fascista
tuvo un acelerado desarrollo. En 1920 sus miembros
protagonizaron numerosos actos de violencia contra militantes de izquierda y
sindicalistas. En
1922 su presencia en la vida política italiana era ya un hecho. Había logrado
ganar numerosos gobiernos de carácter local y provincial y reunido en sus filas
numerosos simpatizantes procedentes de
círculos empresariales,
LOS TRABAJADORES REPRIMIDOS POR FASCISTAS
Desde el fin de
Los trabajadores, organizados
en activos sindicatos como la socialista
Confederación General Italiana del Trabajo participaban en importantes
movilizaciones. Realizaron ocupaciones de tierras y fábricas entre 1919 y 1920.
Esas acciones
culminaron con una huelga general el 31 de julio de 1922. Ésta fue
aplastada por la represión violenta de los grupos fascistas que sembraron de
víctimas el país.
UNA VEZ MÁS
Los grandes propietarios industriales y agrarios, los católicos, los conservadores, atemorizados por el crecimiento de las fuerzas revolucionarias apoyaron el profundo anticomunismo de los fascistas.
La violencia se desató en pueblos y ciudades, favorecida por la
inoperancia de los débiles y efímeros gobiernos que se sucedían con rapidez. Surgió el descrédito del sistema parlamentario. Estos
hechos favorecieron que un creciente número de italianos reclamara la acción de
un gobierno fuerte y estable.
Ante una orden de Mussolini, masas de fascistas se
lanzaron tanto a las carreteras como a
los trenes para dirigirse a Roma, con el
fin de tomar el poder para su líder.
Armados apenas con algunas pistolas, mazas de acero y armas caseras, los “camisas negras” acudieron a la capital italiana desde el 22 de octubre de 1922, amenazando con provocar una guerra civil si las autoridades les cerraban el paso.
Los manifestantes fascistas acudieron en ferrocarril, en automóviles o camiones, e incluso a pie aquellos que residían en regiones próximas.
Hacia el 25 de octubre, una
gran masa de fascistas había llegado a
las afueras de Roma y su número aumentó en escasos días.
CRIMEN Y REPUDIO
El diputado socialista Giacomo Matteotti denunció en el Parlamento las arbitrariedades y la violencia ejercida por los fascistas en el proceso electoral. La respuesta fue el secuestro y posterior asesinato del diputado. Todas las investigaciones llegaron a la conclusión que el responsable de este crimen era Mussolini.
Todos los sectores políticos repudiaron este crimen. La
prensa nacional y del extranjero protestaron y culparon al Primer Ministro.
Miembros de la coalición de gobierno le volvieron la espalda. El Partido
Popular y sectores de
Los parlamentarios de oposición abandonaron sus puestos en el Congreso. Y ya no en el Congreso y ya no volvieron a ocuparlos.
Intelectuales y académicos firmaron una declaración repudiando a Mussolini. Este sufrió una fuerte crisis que lo tuvo a un paso de perder el poder.
Superada la crisis, Mussolini se dedicó a perseguir y destruir toda oposición. En 1925 suprimió, los partidos políticos, sindicatos y la libertad de prensa.
Detuvo y envió a prisión a los dirigentes de izquierda, especialmente a los comunistas. Entre ellos, a Antonio Gramsci.
Centenares de miles de italianos debieron exiliarse.
Surgió así el estado totalitario fascista. A su cabeza,
Benito Mussolini, un dictador fuerte e implacable.