jueves, 13 de agosto de 2020

AUGUSTO BEBEL






                                               Iván Ljubetic Vargas, historiador del
                                               Centro de Extensión e Investigación
                                               Luis Emilio Recabarren, CEILER




El 13 de  agosto de 1913 falleció en la ciudad de Passung, Suiza, el revolucionario socialista alemán Augusto Bebel.

Había nacido en Deutz, Colonia, Alemania, el 22 de febrero de  1840. Era hijo de un militar prusiano. Siendo  muy joven  laboró durante cuatro años  como aprendiz en un taller, obteniendo el título de maestro tornero.

En 1861 se trasladó a Leipzig, donde abrió un negocio propio, y se afilió a la sociedad de artesanos local.

Se incorporó a la Primera  Internacional de Trabajadores

En 1867 fue elegido diputado en el Parlamento (Reichstag) de Alemania del Norte y, al año siguiente, intervino en el congreso de Nuremberg, en el que los socialistas alemanes decidieron su incorporación a la Primera Internacional o Asociación Internacional de Trabajadores, fundada en Londres el 28 de septiembre de 1864 por Carlos Marx.  Inició así su actividad política.

En 1869 participó en el congreso de Eisenach, siendo uno de los fundadores del partido socialdemócrata alemán. Fue un  eminente propagandista y teórico del marxismo. Las investigaciones teóricas de Bebel se centraron en el materialismo histórico. Es singularmente valiosa su obra consagrada a la cuestión de la mujer. En el trabajo «La mujer y el socialismo» (1879), mostró cómo las relaciones de familia se transforman a tenor de los cambios que sufre el modo de producción, cómo la desigualdad social de la mujer es una consecuencia del imperio de la propiedad privada. La aparición de la propiedad privada representa el comienzo de la «humillación y hasta del desprecio por la mujer». De ahí que la emancipación de la mujer constituya una parte del problema de poner fin a la explotación y a la opresión social.

Bebel era ateo militante. Analizó con profundidad las doctrinas religiosas y puso de manifiesto que la religión, promesa de una felicidad ilusoria y quimérica, es útil a las clases dirigentes «como medio de dominio». Sostuvo una enérgica lucha contra la ideología burguesa, desenmascaró el maltusianismo, el idealismo filosófico y el revisionismo.

Fue uno de los primeros en comprender que las ideas de Bernstein eran radicalmente nocivas para el proletariado. Pese a que Bebel defendió algunas tesis equivocadas e incurrió en errores tácticos, su actividad tanto teórica como práctica fue de gran importancia en la lucha de la clase obrera para liquidar la opresión social.

Tras el estallido de la guerra franco-prusiana, el 19 de julio de 1870,  se erigió en líder de la oposición a la política expansionista de Bismarck, quien ordenó su detención. Acusado de alta traición por haberse negado a votar los créditos de guerra, fue condenado a dos años de prisión. Tras su puesta en libertad, en 1874 fundó una pequeña empresa, que dirigió hasta 1889.

Asimismo, tras recobrar la libertad, fue reelegido diputado, cargo desde el que se opuso a la política gubernamental y consolidó su posición como  dirigente del Partido Socialdemócrata.

A la muerte del secretario general, Wilhelm Liebknecht del partido socialdemócrata, acaecida en 1900, pasó a ocupar el liderazgo de la colectividad, que se convirtió en una de las principales formaciones políticas del país, gracias al giro al centro inspirado por él y al abandono de las posiciones más radicales. Se opuso a la flota de guerra reclamada por Guillermo II y propuso, como medida alternativa al mantenimiento de un ejército permanente, la formación de milicias populares.

Es famosa su anécdota cuando en un debate parlamentario, al pronunciar un discurso, la derecha lo aplaudió. Entonces Bebel detuvo sus palabras y el mismo se preguntó: ¿Qué has dicho, viejo imbécil, que la canalla te aplaude?

Esta anécdota fue invocada muchas veces por Vladimir Ilich Ulianov,  Lenin, para referirse a aquellos izquierdistas que son aplaudidos por la derecha cuando asumen posiciones o repiten argumentos que favorecen  la política de los partidos de derecha.