Iván Ljubetic
Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
SE INICIA EL MARTES
3 DE NOVIEMBRE DE 1970
El martes 3 de noviembre,
temprano, comenzó a circular el diario "El Siglo". Tituló su
editorial "Este día". Y en él afirmaba:
"Vivimos
un día preñado de futuro. Un día inaugural.
El
día en que, por decisión soberana del pueblo chileno, Chile inicia una nueva
etapa de su historia
Es
el día del primer paso hacia el socialismo, hacia un horizonte luminoso y aún
lejano que, sin embargo, algún día tocaremos con nuestras manos, un horizonte
hacia el cual caminaremos cantando y trabajando, haciendo que la tierra, y el
mar, y el hombre den sus mejores frutos.
Por
eso este es un día de fiesta. De una fiesta que se ha instalado alegremente en
el corazón de la inmensa mayoría de los chilenos... "
Más
adelante, advierte:
"Sí,
este es un día de fiesta. Y también lo es de vigilancia, porque algunos habrá,
recalcitrantes y torvos, que harán lo posible por terminar con el gobierno del
pueblo.”
EN
EL SALÓN DE HONOR DEL CONGRESO NACIONAL
Eran las diez de la mañana
del martes 3 de noviembre de 1970. Aún faltaba una hora para el inicio de la
ceremonia de transmisión del mando. Comenzaron a llegar al Salón de Honor del
Congreso Nacional las diversas delegaciones de países extranjeros. Se ubicaron
en el costado derecho de la
Presidencia. En ese mismo lado, se colocaron las autoridades
civiles, eclesiásticas y militares.
El costado izquierdo fue
ocupado por diputados y senadores, los que concurrieron casi en su totalidad.
En las tribunas, estaban
los representantes de los medios de comunicación de masas de Chile y de muchos
otros países. Uno de los palcos
reservado para los familiares del presidente Allende. Las galerías,
colmadas de público. Mientras tanto, en las calles céntricas de Santiago, se
agolpaba enorme cantidad de gente.
A las 11 de la mañana, hizo
su ingreso al Salón de Honor el presidente del Senado, Tomás Pablo. Lo
acompañaban el presidente de la
Cámara de Diputados, los secretarios y edecanes de ambas
salas. Todos ellos ocuparon las Presidencia.
Minutos más tarde hizo su
entrada el presidente Frei; vestía frac. Lo acompañaban el edecán de la Presidencia , diputados
y senadores de la Comisión
de Reja y Pórtico. Frei se ubicó al lado de Tomás Pablo. Este pronunció la
tradicional frase “se abre la sesión en nombre de Dios”. Se inició así la
ceremonia, que duró 20 minutos.
Se leyó el acta de la
sesión del Congreso Pleno del 24 de octubre recién pasado. Fue aprobada. Luego,
Tomás Pablo solicitó al secretario del Senado, Pelagio Figueroa, que fuera a
buscar al Presidente Electo.
Después de unos minutos,
ingresó al Salón de Honor Salvador Allende. Lo recibieron nutridos aplausos.
Inmediatamente detrás de él, entraron sus ministros: José Tohá, Interior;
Clodomiro Almeyda, Relaciones Exteriores; Américo Zorrilla, Hacienda; Pedro
Vuskovic, Economía; Mario Astorga, Educación; Oscar Jiménez, Salud; Alejandro
Ríos Valdivia, Defensa; Pascual Barraza, Obras Públicas; Jacques Chonchol,
Agricultura; Humberto Martones, Tierras y Colonización; José Oyarce, Trabajo;
Lisandro Cruz Ponce, Justicia; Orlando Cantuarias, Minería y Carlos Cortés,
Vivienda.
El Orfeón de Carabineros
interpretó la Canción
Nacional , coreada por todos los presentes.
Tomás Pablo tomó el
juramento de rigor al nuevo Mandatario: “¿Juráis o prometéis desempeñar
fielmente el cargo de presidente de la República , conservar la integridad e
independencia de la nación y guardar la Constitución y las leyes?”.
Allende respondió: “Sí,
prometo”. Frei se sacó la banda y las
insignias del mando supremo. Tomás Pablo se las pasó a Allende, quien se colocó
la banda presidencial. Entusiastas aplausos. Frei y Allende se abrazaron. El
expresidente y sus exministros abandonaron el Salón de Honor, en medio de una
ovación. Tomás Pablo anunció que el Excelentísimo Presidente de la República procederá a
constituir su Gabinete.
En esta parte de la
ceremonia hizo de Ministro de Fe el Subsecretario del Interior, Daniel Vergara,
quien procedió a nombrar los ministros designados por Allende, dando lectura a
los decretos presidenciales respectivos. El presidente de Chile procedió a
tomar juramento a sus ministros. Cada uno de estos firmó los documentos. Nuevos
y prolongados aplausos.
El presidente del Senado
dio por terminada la ceremonia. El eco de los aplausos y del grito “Viva Chile,
mierda”, quedaron resonando en el Salón de Honor, mientras el nuevo presidente
abandonaba el lugar en medio de una ovación, que se prolongará en las calles
que recorrerá.
Después, tuvo lugar en la Catedral Metropolitana
un Tedeum Ecuménico, oficiado por sacerdotes católicos, pastores evangélicos y
rabinos judíos.
Por la tarde, dos
recepciones en La Moneda.
Una oficial, otra popular.
El miércoles 4 de
noviembre, se realizó una Parada militar en el Parque Cousiño, en honor al
nuevo Mandatario. Por la noche, una gran fiesta popular en la Alameda Bernardo
O’Higgins, donde se levantaron doce proscenios, en que actuaron mil artistas.
Así llegó el pueblo a La Moneda. Y al conquistar la Unidad Popular el
Ejecutivo, se abrió una nueva etapa en la Historia de Chile. También en la vida del Partido
Comunista, en la cual dirigentes y militantes aportarán decisivamente a hacer
realidad el tan soñado y necesario objetivo a favor del pueblo.
Un documento de la ITT , página 82, escrito por Robert
Berrellez a Hal Hendrix con fecha 6 de noviembre de 1970, se comentaba
amargamente:
“Salvador Allende asumió el
pasado 3 de noviembre como presidente de Chile (hasta 1976) sin incidentes. En
cada aparición pública durante las festividades de dos días de la transmisión
del mando fue una imagen vívida y resollante de moderación política, un
perfecto vehículo que Moscú explotará ahora cuidadosamente para darle a su tipo
de comunismo un toque de respetabilidad burguesa que esperan lo hará paladeable
–incluso deseable– en otros países latinoamericanos.”
Fue a la fuerza del ejemplo
del proceso revolucionario chileno a lo que más temió el imperialismo
norteamericano y todas las fuerzas reaccionarias del mundo.
.
El Gobierno Popular presidido por Salvador Allende Gossens ha
sido la hasta hoy más grande conquista del
movimiento obrero y del pueblo
chileno. Fue una revolución inconclusa, pero revolución, al fin y al cabo.
Constituyó el intento de caminar hacia el socialismo por una vía no armada. Su
ejemplo fue seguido con enorme interés por los pueblos de la tierra. Ello
explica la inmensa solidaridad internacional que ella despertó.
Resumiendo, las históricas obras llevadas a cabo
durante los mil días del gobierno de la Unidad Popular
fueron:
a) Cambios revolucionarios en
la economía del país:
-
Nacionalización de la gran minería del cobre, hierro y
salitre;
- Nacionalización de otras empresas como la Compañía Chilena
de Teléfonos, la
Fundición NIBSA e industrias alimenticias;
- Estatización de empresas en manos de la burguesía
criolla, como la minería del carbón; 16 de los 18 bancos privados, lo que
permitió controlar el 90% del crédito; además de alrededor de 90 otras
empresas;
- Realización de una profunda Reforma Agraria, que puso
fin al improductivo latifundio, expropiando 4 mil haciendas, con una superficie
total 8,9 millones de hectáreas y entregando la tierra al que la trabaja;
- Se constituyó una poderosa área social de la economía,
propiedad de todos los chilenos. A las 27 empresas del Estado existentes en
1970, el Gobierno Popular agregó otras 160. Llegando esta área a controlar el
32% de la producción nacional;
- El Estado tuvo en sus manos el 90% del comercio de
exportación y el 60% del de importación.
b) Se produjeron importantes
avances en la economía:
- Con el aprovechamiento pleno de la capacidad instalada
de la industria, la producción fabril aumentó en más de un 20%;
- Según un estudio del Banco Mundial, publicado en 1974,
la productividad de la
Industria chilena fue en
1971 un 6,5 superior a la de 1970;
-
El producto Geográfico Bruto, que creció un 1,6% en el
período 1959-1970, se elevó a un 5,3% en 1971-1972, lo representa un auge sin
precedente en la historia de Chile.
c) Esto se tradujo en mejoramiento de la calidad
de vida del pueblo:
-
La cesantía disminuyó del 6,3% al 3%, el nivel más
bajo desde 1901;
- Fuerte redistribución del ingreso nacional. La
participación de los trabajadores se elevó del 55% en 1970, al 65% en 1972;
- La capacidad adquisitiva del salario mínimo fue de
27,3 kilos de pan al día;
- Se entregó diariamente, en forma gratuita, medio litro
de leche a todos los niños hasta 15 años, a las mujeres embarazadas y a las que
amamantaban;
- Se entregó previsión social a 725 mil chilenos,
especialmente de los sectores medios;
- Se crearon consultorios de salud periféricos en las
ciudades y en el campo, por cada 40 mil habitantes;
- La construcción de viviendas populares aumentó en un
18%;
-
Se realizaron los veraneos populares;
- En dos años se publicaron 12 millones de ejemplares de
obras de la literatura nacional y mundial, que se vendían a muy bajo precio;
- Se democratizó la educación, que era gratuita, con
entrega de textos y cuadernos desayunos y almuerzos a los alumnos de educación
básica. Se instituyeron becas para hijos de obreros, campesinos, mapuches y
soldados
-
Se promovió el cine nacional.
-
Existió la democracia más avanzada de la historia de
Chile;
-
Se respetaron irrestrictamente los derechos humanos.
d) La política
internacional del Gobierno Popular fue soberana y digna. Chile tuvo relaciones
diplomáticas con todos los países de la tierra.
e) Ha sido el único gobierno chileno que contó con
ministros obreros.
LUIS CORVALÁN: EL SIGNIFICADO DEL GOBIERNO POPULAR
“La
Revolución Chilena fue un acontecimiento de importancia
internacional. Fue la primera experiencia prolongada de desarrollo pacífico de
la revolución en la situación actual. En su gestación participaron distintas
corrientes democráticas: marxistas, racionalistas y cristianas. Esta
particularidad amplió su audiencia en el campo internacional.
En nuestro país, en la práctica, quedó demostrada la posibilidad de
que la clase obrera y el pueblo llegaran al Poder –mejor dicho, a una parte del
Poder- por una vía no armada y de hacer realidad una serie de transformaciones
revolucionarias por dicha vía”. (El Pleno de agosto de 1977 del Comité Central
del Partido Comunista de Chile. Ediciones Colo-Colo, 1978, página 11)
PROBLEMAS Y ERRORES DE LA UNIDAD POPULAR
A poco más de dos meses del inicio del Gobierno de Salvador Allende, los
días 28 de enero al 1 de febrero de
1971, tuvo lugar en La Serena el XXIII Congreso Nacional del Partido
Socialista. Hubo dos ponencias: el Informe del Comité Central saliente rendido por Aniceto
Rodríguez y el documento “El Partido Socialista y la Revolución Chilena ”
de Carlos Altamirano.
El Informe fue desaprobado por 59 votos y 69 abstenciones. Se retiró
del Congreso Aniceto Rodríguez y sus
partidarios. Fue elegido un nuevo Comité
Central encabezado por Altamirano. El documento redactado por éste criticaba al
Comité Central saliente por haber cedido “a la política del Partido Comunista
que logró imponer a la
Unidad Popular su posición”.
EL Congreso aprobó la política del “acelerado avance al socialismo” y
llamó “a terminar con la hegemonía del Partido Comunista y a encabezar la
construcción del socialismo en el país”.
El Partido Socialista salió de su XXIII Congreso con una línea
discordante del resto de los partidos de la Unidad Popular ”.
El 18 de julio de 1971 se realizó una elección complementaria por un
diputado por Valparaíso. El Presidente Allende era de opinión que la Unidad Popular no
presentara candidato para favorecer al de la Democracia Cristiana.
Pero el Partido Socialista insistió en que se llevara candidato y que fuera de
sus filas. La Unidad
Popular presentó a Hernán del Canto que fue derrotado por el
democratacristiano Oscar Marín con el
apoyo de la derecha. Fue el inicio del entendimiento entre la Democracia Cristiana
y la derecha.
A comienzos de 1972 cinco de los siete partidos de la Unidad Popular (PS,
PR, MAPU, Izquierda Cristiana y P. Socialdemócrata) declararon “Territorio
Allendista” y “Territorio Libre de América” a la ciudad Concepción y, en
alianza con el MIR, se opusieron a una marcha convocada por la Democracia Cristiana.
Las directivas nacionales de los cinco partidos involucrados en esa
acción ultraizquierdista manifestaron que no compartían con lo realizado por
sus organismos regionales de Concepción.
El Partido Comunista convocó a una conferencia de prensa. En ella, Luis
Corvalán sostuvo: “Sería un error creer que las discrepancias están circunscritas
a Concepción. En mayor o menor medida las encontramos en todo el país. Estamos
dispuestos, decididos a enfrentar esta crisis levantando la bandera de la
unidad de los trabajadores, de la unidad del pueblo, del cumplimiento estricto
del programa de la
Unidad Popular ”. (Citado en Corvalán, Luis: “El Gobierno de
Salvador Allende”, página 241)
Dos meses después, en los últimos días de julio de 1972, se creó en
Concepción la llamada “Asamblea del Pueblo”, participaron el Partido
Socialista, el Partido Radical, la Izquierda Cristiana
y el MAPU de la Unidad
Popular más el MIR. Era un “poder popular” paralelo al Gobierno
de Salvador Allende.
El 31 de julio de 1972 el compañero Presidente manifestó: “En la
provincia de Concepción se ha producido por segunda vez en tres meses un
fenómeno de tendencia divisionista que atenta contra la homogeneidad de la Unidad Popular. No
vacilo en calificarlo como un proceso
deformado que sirve a loa enemigos de la causa revolucionaria”. (Citado por
Corvalán Luis en “EL Gobierno de Salvador Allende”, página 241).
Esta llamada “Asamblea Popular” desapareció en 1972. Al año siguiente
surgieron los “Cordones Industriales” por iniciativa del MIR y de un sector del
Partido Socialista.
DEFECTOS Y ERRORES DEL
PARTIDO COMUNISTA
En el Informe al Pleno del Comité Central del Partido Comunista,
celebrado en agosto de 1977, se
pregunta: “¿Qué se puede objetar de nuestro comportamiento del día 11?” Y se responde:
“Se pueden hacer algunas objeciones. Por ejemplo, ese día quedaron en evidencia
defectos en nuestro aparato orgánico que produjeron cierto grado de desconexión
y esto nos impidió promover siquiera algunas acciones de resistencia con vistas
a que el repliegue se hiciera sin una brusca caída de la moral de las masas, en
una forma más o menos consciente”
Añade más adelante: “Los errores de ‘izquierda’ derivaron básicamente de
no haber abordado de modo correcto una serie de problemas que dicen relación
con el papel de la clase obrera como fuerza motriz y dirigente de una alianza
muy amplia y con la significación de las capas medias”
“Nosotros –afirma el Informe- hicimos una buena elaboración de nuestra
línea durante todo el período de lucha que condujo a la conquista del Gobierno
y se puede agregar que también en el período inicial del mismo, pero no
elaboramos suficientemente nuestra línea en relación con cómo resolver los
problemas del tránsito de la conquista del Gobierno a la conquista de la
totalidad del Poder, y del tránsito de una etapa a otra de la Revolución para llegar
efectivamente al socialismo.
Por lo menos durante el último año de Gobierno trabajábamos al día,
atendiendo los problemas cotidianos, abrumados por tareas prácticas, en tanto
la reacción tenía un plan bien proyectado. Tal situación condujo a la pérdida de
la iniciativa lo que, unido a todos los errores y complicaciones ya descritas,
hizo que la
Revolución Chilena pasara a la defensiva y esto, se ha
comprobado una vez más, termina inevitablemente en la derrota”.
El Informe subraya: “De esto
debemos sacar una conclusión. No fuimos capaces, como Partido Comunista, de
llevar la
Revolución Chilena junto a nuestros aliados hasta el fin.
Es claro, si nuestro Partido hubiese sido mucho más fuerte, mucho más
capaz teórica, ideológica y políticamente hablando, la situación habría sido
seguramente diferente, porque en tales condiciones habríamos podido,
efectivamente, ser o convertirnos en esos días en la vanguardia reconocida de
la clase obrera y del pueblo en general. Dicho sea de paso, ésta es tal vez una
de las más grandes lecciones que debemos extraer con vistas a construir un
Partido todavía más grande y cualitativamente mejor.” ( Corvalán Luis: Informe
al Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Chile, agosto 1977, páginas 34, 36 y 38)
En ese Pleno, Rodrigo Rojas afirmó:
“No falló nuestra línea, fallaron aspectos de su implementación. Nuestra
línea se demostró correcta, sorteó con éxito la prueba de la práctica; pero,
como lo señala el informe, era incompleta, adolecía de vacíos, el más significativo
de todos es la ausencia del componente militar. Y es ese vacío el que tenemos
que llenar para completar la línea…. La política militar del Partido, el
trabajo militar no debe ser concebido como tarea de competencia exclusiva de un
grupo de especialistas o iniciados, sino
como obra y tareas de todo el Partido, como un frente de masas más y como un frente de masas de la importancia
que realmente tiene”. (Id. Página 220 y 201)