Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
Es miércoles 12 de septiembre de 1973. Estoy de
cumpleaños. Cumplo cuarenta y tres primaveras. Desayunamos con la profesora
Yolanda Solís, en cuya casa me encuentro “asilado”.
De pronto escuchamos golpes cercanos. Me asomo a una
ventana. Sorprendido, diviso a la compañera Benilde Díaz que al otro lado de
la calle golpea la puerta de una casa, en donde vivía un dirigente del Partido, que ya se ha ido a otro lugar.
Luego de pedir autorización a la profesora y percatarme que “no hay moros en la costa”, salgo y llamo a Benilde, quien viene de inmediato.
Entramos
y nos abrazamos. Nos conocemos desde hace unos 20 años, cuando yo recién había llegado a Cautín y ella trabajaba como obrera
en
-Qué
sorpresa y alegría de encontrarte, compañero Iván. Fíjate que anoche nos
reunimos y vimos que lo primero era tener información y orientación. Por eso vine
al local, pero había milicos y pasé de largo.
Me acordé de la dirección del regidor y aquí estoy.
Había atravesado prácticamente Temuco a pie.
Le
entrego todo lo poco que sé y le insisto que lo fundamental es cuidarse y
mantener los contactos. Un abrazo de
despedida y ella parte hacia
Decido ir al
centro a buscar más información. Desde
una cuadra de distancia observo el local
que fuera del Partido, ubicado en la esquina de Bulnes y Miraflores. Ya no está el círculo con la hoz y el
martillo, que colgaba en la puerta principal, ni la bandera de
De pronto escucho mi nombre. Es el compañero Juan
Antonio Chávez, Secretario Político del CR Cautín y miembro del Comité Central
de las Juventudes Comunistas. Con su acostumbrada sonrisa me entrega algunas
informaciones. Nos despedimos. Él se dirige a una reunión clandestina de
Vuelvo a casa
de la profesora Yolanda Solís. Escucho en la radio el Bando N. 11 del jefe de
A partir de ese momento me encuentro enfrentado al dilema: ¿Qué hacer? ¿Presentarme a no al llamado “para comprobar domicilio”?
Llueve. Día triste, gris, invernal. Hasta la primavera tiene pudor de asomarse a un país ensangrentado. Pero tengo la alegría que mi hijo Ivo viene a verme y, que algo más tarde lo hace Marcia, mi compañera.
También acude un dirigente regional con la opinión del camarada Molina: “Quédate hasta el último. Primero vemos como les va a las otras personas citadas. Si no les ocurre nada, te presentas”.
Se conoce algo de lo que ocurre en los interrogatorios. Varios compañeros, algunos muy conocidos como el diputado Edmundo Salinas y el compañero Alonso Neira, luego de pesados interrogatorios, son dejados libres. Faltando sólo 30 minutos para el plazo, se adopta la decisión final: me presento.
Me encamino al Regimiento Tucapel. Al cruzar la plaza Manuel Recabarren, que queda al frente de la base militar, me encuentro con un compañero del MIR. Está muy optimista. Me dice que circulaba la noticia que, desde el sur avanzan tropas leales, encabezadas por el general Carlos Prats.
Son las dos menos cinco cuando cruzo la entrada del
cuartel. Hay severo control. Un
conscripto metralleta en mano me conduce al interior.
En una gran sala, donde parece ensaya la banda del Regimiento, estoy con varios camaradas. Nerviosos. Pero no falta
quien eche sus tallas. Uno de ellos, es el compañero Alejandro Flores, trabajador del
Hospital y dirigente del gremio de la salud,
Algunos ya han declarado y se fueron a sus casas. Eso da cierta tranquilidad.
Por no haber estado al primer llamado, soy el último
en ser interrogado. Entro a una sala pequeña. Hay dos soldados con uniforme de
-Ah! El profesor comunista que recita a Marx.
- El marxismo es una ciencia y no se recita, les respondo de entrada.
-Cállate, concha de tu madre, ahora somos nosotros los que decidimos todo.
Me toman los datos, pero escriben lo que quieren. Los dejé hacer. No me quedaba otra.
Finalmente me dicen:
- Por ser uno de los responsables del caos en
- Pero, si el golpe lo dieron ustedes...
-Por ser uno de los responsables del caos en la
provincia deberá presentarse ante
Pienso que me enviarán de inmediato ante ella. Pero, para sorpresa mía, me dicen: se va a su casa y mañana se presenta a las 9 horas, aquí mismo.
Salgo del Tucapel. Me dirijo hacia mi departamento (el C) en el Block E de la calle Tolhuaca en
De pronto me encuentro con el profesor Eduardo Pino, un amigo democratacristiano que, junto con su esposa, me miran sorprendidos y me abrazan.
-Iván, me dicen, escuchamos por radio que te habían fusilado. Íbamos a tu casa a darle nuestro pésame a Marcia.
Un escalofrío recorre mi espalda.
Fue un cumpleaños amargo, doloroso, triste. Esa noche me duermo pensando
en el heroico compañero Presidente.
SIETE AÑOS
DESPUÉS, UNA GRATA SORPRESA
Estaba en el exilio en
El 12 de septiembre de 1980, correspondía reunión del Chile Komitte de Marburg. Llegué puntual como siempre. Allí estaba el dueño de casa y llegaron sólo dos dirigentes más. Cosa muy rara, porque generalmente empezábamos las sesiones a la hora. Naturalmente comencé a protestar por la irresponsabilidad de los otros.
Me dijeron, calma Ívan (los
alemanes siempre pronunciaron mi nombre acentuándolo en
Sonó el teléfono. Lo contestó el dueño de casa. Después me dijo: ‘lo siento Ívan, pero los otros compañeros entendieron mal cuando los cité y nos esperan en el local del AIB, el Boletín Antiimperialista). Allá está la mayoría, así que nos pidieron que nos fuéramos para allá. Como hay auto no es problema’. Tuve que aceptar ese error de organización, claro que explicándoles que esas cosas no pasaban en Chile.
Al entrar al amplio salón del AIB quedé sorprendido. Estaba lleno de personas, que me recibieron aplaudiendo y con saludos. Había compañeros alemanes del Partido, de sindicatos, del Archivo Foto Marburg, de la juventud, chilenos (entre ellos Marcia), turcos, españoles. Era una fiesta sorpresa para celebrar mis cumpleaños N. 50. Esa era la madre del cordero del problema de la reunión. Y yo que me creo tan vivo, caí ingenuamente.
Todos llegaron con regalos
de diversos tipos especialmente libros. Comimos, bebimos, brindamos. Fue la
culminación de una maravillosa jornada de solidaridad con Chile y los chilenos
antifascistas.