Hace
48 años:
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
El miércoles 29 de noviembre de 1972 el
Presidente Salvador Allende inició una trascendental gira por tres continentes.
Visitó cuatro países latinoamericanos: México, Perú, Cuba y Venezuela. También
estuvo en
Esta gira contribuyó a acrecentar el
prestigio internacional de Salvador Allende y a elevar la solidaridad mundial
con el proceso revolucionario que vive Chile.
Antes de la salida de Allende del país, juró
como Vicepresidente el general Carlos Prats González, que desde comienzos de
noviembre ocupaba la cartera de Ministro del Interior. Tenía por entonces 57
años.
El general Prats fue entrevistado por la
revista Ercilla, con ocasión de asumir tan importante cargo. Sus respuestas
sirven para conocer sus puntos de vista. Se reproducen algunas preguntas y sus
contestaciones.
Periodista: “¿Cuál es su opinión sobre el Primer Mandatario?”
C. Prats: “Mi impresión actual es mucho
más relevante que la que tenía antes de conocerlo personalmente. Tiene una
personalidad realmente carismática. En estos dos años he aprendido a
respetarlo, por sus condiciones humanas y por su gran habilidad política,
dentro de su patriotismo de gobernante”
Periodista “General, ¿no piensa que no hay
que creer tan ciegamente en los dogmas? El Programa puede ser muy bueno,
teóricamente, pero…
C. Prats: “… igual que los planes estratégicos de un Ejército, la realidad de la
guerra los va adecuando…”
Periodista: “Exactamente, General. Y
más si ese Programa está cambiando la
vida de la ciudadanía sin que la mayoría esté de acuerdo”
C. Prats: “Para mí hay otros factores. El Programa puede ser muy bueno, pero hay
otras circunstancias que influyen para que se creen situaciones muy difíciles
para Chile. No se puede, por ejemplo, calificar como falla de un Programa de
política interna, un cerco económico exterior que se extiende sobre Chile. Ni
tampoco la situación provocada por la baja del precio del cobre. Esto es
fundamental establecerlo. Por eso,
despejemos totalmente la idea de que este Gabinete significa una
rectificación, en el sentido de renunciar o apartarse del Programa. Este
Gabinete es, como lo he dicho, una reafirmación de la autoridad presidencial.
Una fórmula necesaria para asegurar la paz social y dar tranquilidad a la
ciudadanía”.
Respondiendo otra pregunta, el General
Prats afirmó: “Estoy convencido que en
octubre último estuvimos al borde de la guerra civil: De prolongarse esa
situación el país habría llegado a un enfrentamiento armado”
Sobre el paro patronal y las FF AA,
sostuvo: “Empecemos por referirnos al comportamiento
de las Fuerzas Armadas en el paro. Fue algo realmente ejemplar. Como Comandante
en Jefe del Ejército les confieso que me sentí orgulloso de su comportamiento.
Las Fuerzas Armadas se mantuvieron disciplinadas, cohesionadas, y afrontaron
todo con una entereza moral y un espíritu de cuerpo admirables. La acción del
Ejército en los días del paro fue la confirmación de que lo predicado por el
General Schneider y por mí después, dio
sus frutos. Las Fuerzas Armadas soportaron, además, numerosas afrentas, como
las del ‘triguito’ y las ‘plumas’.
Sobre las causas que impiden la guerra
civil, el General opinó: “…Si el
Presidente Allende no hubiera tenido el poder de control sobre los
trabajadores; si a la vez los trabajadores no hubieran dado un ejemplo de
disciplina social, pudo producirse el enfrentamiento”.
Periodista: “¿Usted, General,
categóricamente, descarta la posibilidad de un rol más efectivo de las FF AA?
Usted sabe a qué nos referimos…”
C. Prats: “Hay algunos chilenos, no muchos por suerte, que piensan que las
soluciones deben ser de fuerza. Ya les dije que cada país tiene sus propias
características. En Chile, esa es una solución sin destino. ¿A qué
conduciría? A una dictadura. Tendría que
ser implacablemente represiva. Para ello, las Fuerzas Armadas tendrían que
transformarse en una policía especializada y refinada, y significaría
transformar al pueblo en tupamaros. A la
semana siguiente de los aplausos al dictador, los políticos de los bandos más
encontrados estarían unidos gritándonos: ‘Gorilas’ y pidiendo elecciones. Este
no es un país de borregos. Los trabajadores representan un poder social. Están
organizados. En este país hay dignidad vertical. En este país los dirigentes
políticos mueven efectivamente a las masas. No. Nosotros los militares no
acariciamos la idea de reemplazar al poder civil, ni es nuestra misión”
(Ercilla Nº 1950, del 29 de noviembre al 5 de diciembre de 1972)
Este era el pensamiento del General Carlos
Prats y siempre actuó en consecuencia con sus ideas. Por eso se ganó el respeto
y el cariño del pueblo; como también el odio de la reacción, que llegaba a
afirmar que estaba “vendido a los comunistas”. Tampoco gozó de la simpatía de
la ultraizquierda.