domingo, 15 de noviembre de 2020

ASESINATO DE CAMILO CATRILLANCA

 


Hace dos años:

 

                                                                Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                                Centro de Extensión e Investigación

                                                                Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

        


El miércoles 14 de noviembre de 2018 en la Comuna de Ercilla fue asesinado el joven mapuche Camilo Catrillanca.

La Prensa Austral, del jueves 15 de noviembre de 2018, informó: “Un comunero mapuche murió ayer tras resultar herido en medio de una balacera durante un operativo del Grupo Táctico de Carabineros, conocido como “Comando Jungla”, en la comuna de Ercilla, provincia de Malleco. 

La víctima fue identificada como Camilo Catrillanca Marín, de 24 años de edad, quien es nieto del lonco Juan Catrillanca de la comunidad mapuche Ignacio Queipul Millanao”. 

Ese mismo día el ministro del Interior, que ocupaba el cargo de Vicepresidente  de la República Andrés Chadwick se refirió a la muerte de Camilo Catrillanca afirmando:  "Estos son los hechos que tuvieron su origen en un delito común y no tiene que ver con el conflicto mapuche". 

Un parte oficial de Carabineros de seis páginas, al que accedió La Tercera, hace un relato en el que se asegura que Catrillanca participó como uno de los conductores de los vehículos que habían sido robados minutos antes en la localidad de Pidima, y también se afirma que uno de los efectivos que piloteaba un helicóptero de la institución observó que él, junto con otro comunero, abordaron en medio de la fuga el tractor en que finalmente Catrillanca fue alcanzado por un balazo. 

Los hechos ocurrieron cuando personal policial desplegó un gran procedimiento luego que un grupo de encapuchados sustrajera tres automóviles de profesores de la Escuela Santa Rosa de Ancapi Ñancucheo, alrededor de las 16 horas.

Tras una intensa persecución, los efectivos lograron recuperar dos vehículos.

Sin embargo, mientras realizaban el operativo, un grupo de desconocidos enfrentó a Carabineros con armas de fuego automáticas, disparando, rodeándolos y dejándolos sin vías de escape.

Tras ello, un tractor pasó por el lugar, el cual no estaría involucrado con los desconocidos.

En dicho vehículo iba Catrillanca, quien murió producto de un disparo a la altura de la cabeza en medio de la balacera.

Rápidamente, personal de Carabineros atendió al comunero mapuche y lo trasladó hasta el Cesfam de Ercilla, pero murió por la gravedad de sus heridas.

Según su testimonio ante el Instituto Nacional de Derechos Humanos, el menor de edad que acompañaba al comunero mapuche fallecido aseguró que un carabinero  cambió su cámara tras el operativo. 

Al momento del baleo, que finalmente le provocó la muerte, Camilo Catrillanca iba acompañado en su tractor por un adolescente de 15 años, que posteriormente fue detenido por Carabineros que participaron en el operativo. Lo subieron  a una tanqueta, esposado y golpeado; llevado a un calabozo,  donde pasó 24 horas. Lo liberaron por orden de una jueza que consideró ilegal su detención.

Este menor, de iniciales M.A.P.C., entregó su testimonio al Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), donde reveló pormenores del cuestionado procedimiento. 

El periodista Daniel Matamala viajó hasta la región de La Araucanía y llegó al velorio y  en los funerales  de  Camilo Catrillanca joven mapuche que murió el miércoles 14 con una bala  disparada por un carabinero en la parte posterior de su cabeza.

El padre del comunero, Marcelo Catrillanca, dijo que queda con “la satisfacción de haberlo disfrutado como hijo”, y afirmó que “fue un buen luchador, un weichafe de la comunidad”.

El padre relató cómo fueron las circunstancias de la muerte de Camilo, y aseguró que “Carabineros le disparó por la espalda” y que no hubo un enfrentamiento entre Carabineros y él. “Vamos a tratar de llegar hasta las últimas consecuencias hasta saber la verdad y conocer al maldito carabinero que le disparó a mi hijo”, señaló.

Más allá del carabinero que disparó la bala, para Marcelo Catrillanca las responsabilidades son claras: “La administración de turno tiene la gran responsabilidad, el Presidente de la República y don Andrés Chadwick son los responsables porque fomentaron traer la violencia acá”.

Afirmó, también, que “hoy no se puede confiar en nadie, ni siquiera en la Justicia”. Aun así, sostuvo que la comunidad de Temucuicui no está por la violencia: “Estamos por el diálogo, siempre hemos llamado al Gobierno a conversar pero ellos no nos dan lugar”.

Por su parte, el lonko Juan Catrillanca, abuelo de Camilo, culpó a los medios de guiarse por la versión de Carabineros y no “de lo que realmente pasó”.

 

QUIEN ERA CAMILO CATRILLANCA MARÍN 

Apenas producido el asesinato, comenzaron a circular falsas informaciones sobre la víctima. Se habló de un prontuario.  Que había participado en el robo de los vehículos. Su muerte la calificaron de un delito común.

Pero la verdad se impuso. Camilo Catrillanca Marín  era un weichafe (guerrero en mapudungun); un joven consecuente defensor de su pueblo.

Nació el 13 de septiembre de 1994 en Victoria. Hijo de Marcelo Catrillanca y Teresa Marín, tenía un linaje de liderazgo: era nieto del histórico lonko Juan Catrillanca.

Tenía 16 años, cuando en agosto de 2011, encabezó  un grupo de 30 estudiantes  en la toma de la Municipalidad de Ercilla.  Era el vocero, estudiaba en el Liceo Técnico Profesional de Pailahueque.   Esa  movilización se realizó en rechazo a la “cantidad excesiva de Carabineros” en las comunidades mapuches.  En un video publicado en YouTube, donde apareció el joven líder estudiantil,  junto a otros dos jóvenes dirigentes, éste planteó: “No queremos más allanamientos en nuestras comunidades”, asegurando que el actuar del personal policial provocaba “daños sicológicos a los niños de la comunidad”, exigiendo el pronunciamiento del entonces ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, “porque él es el encargado de esta militarización”.

El miércoles 14 de noviembre de 2018, tras recibir un tiro en la cabeza, Camilo Catrillanca fue trasladado de urgencia al Centro de Salud Familiar (Cesfam) de Ercilla. Allí dejó de respirar, en medio de las acciones protagonizados por sus hermanos mapuches, que exigían justicia.

No era la primera vez que Camilo era el protagonista en ese centro asistencial. En la mañana del 25 de septiembre de 2012, cuando  se inauguraba  el anhelado consultorio, que se había vestido  de gala para recibir al entonces ministro de Salud, Jaime Mañalich, un grupo de 10 a 15 personas, entre los  que estaba Camilo Catrillanca,  irrumpió en la ceremonia con un gran lienzo que pedía “Libertad a los presos políticos mapuches”. Aquella fue la primera que vez el “weichafe”  (guerrero en mapudungun) Catrillanca era puesto a disposición de la justicia, detenido como autor de desórdenes públicos.

Cinco meses después, en febrero de 2013, otra vez cayó en manos de Carabineros, luego que él, junto a un grupo de comuneros mapuches, protestó en el tribunal de garantía de Collipulli, en medio de la audiencia de formalización de otro comunero, imputado por el asalto a un parcelero en la zona de Chiguaihue. Otra vez fue detenido por “desórdenes graves” contra Gendarmería.

La partida de Camilo Catrillanca fue sentida en su comunidad, pues se dedicaba a las labores agrícolas en el predio. Sus cercanos lo califican como “un muchacho tranquilo y trabajador”. “No se metía con nadie”, dicen.

Camilo tenía una hija y su señora estaba embarazada, relatan en Ercilla.

Construía  una nueva casa, en el sector del ex fundo La Romana,  que alguna vez perteneció al agricultor René Urban y que Catrillanca y su familia recuperaron para sí. Ahí lo están velando. 

Era el tractorista de la comunidad Temucuicui, donde vivía él y su familia. Le enseñaron desde niño a operar para asumir esa tarea de grande. El tractor es de uso común de la zona.  Con él atendía a unas 120 familias. Trabajaba el suelo, hacía leña y labraba los huertos.

Y a pesar de que en su adolescencia se perfiló como dirigente estudiantil, “dejó los estudios para trabajar la tierra” -dice su padre, Marcelo Catrillanca-  “esto lo decidió tras participar de la recuperación de predios”.

El camino, donde el miércoles por la tarde recibió el impacto de bala,  es el que siempre hacía desde la casa de sus padres a la suya. El de ese día fue su último viaje, pues de ahí salió en carro policial al Cesfam de Ercilla, luego al Servicio Médico Legal, para regresar en una urna a su comunidad.

 

DESAPARECIÓ EL COMANDO JUNGLA 

Hermes Soto aseguró que “no existe el Comando Jungla. En la policía de Colombia existe un curso que se llama ‘Jungla’, y nuestros carabineros desde 2007 han ido haciendo ese curso periódicamente. Fueron a una capacitación por un mes este año. En la última oportunidad, fueron 15 carabineros, de los cuales ninguno de estos participó en los hechos que nos convocan.

El director general siguió fielmente el libreto preparado por el ministro del Interior, Andrés Chadwick, de quien es su subordinado. Ni más ni menos, desapareció el Comando Jungla. ¿Fue una invención de los “extremistas”, de los periodistas? ¿Y la foto que circuló por todo el orbe, fue un arreglo fotográfico?

 

LA VERDAD SE IMPUSO

Pasadas las 9.00 horas del viernes 30 de noviembre de 2018, comenzó en el Juzgado de Garantía de Collipulli,  la audiencia de formalización de los cuatro efectivos del Gope de Carabineros que participaron del procedimiento policial Más de diez horas duró la jornada de formalización contra los cuatro ex efectivos de Carabineros imputados en la muerte del comunero mapuche. La Fiscalía presentó las pruebas recabadas. 

Luego de la lectura de los hechos por parte del fiscal Cristian Paredes, el Ministerio Público solicitó la prisión preventiva para los cuatro carabineros formalizados.

Dentro de las pericias presentadas durante la audiencia, se destaca una fotografía del tractor que conducía Catrillanca, donde se descarta que el disparo que provocó la muerte del joven comunero fuera producto de un rebote. Se determina mediante un análisis, que la bala dio de forma directa en el cráneo de la víctima.

“Fue un proyectil 5.56 el que terminó con la vida de Catrillanca, una bala de pequeñas dimensiones que está encamisada y que sale con una alta velocidad, provocando un daño devastador, su muerte era inevitable. El tiro que recibió es un tiro directo que ingresó a su cabeza provocando un gran daño”, leyó el fiscal.

Por otro lado, agregó que en “el tractor se encontraron cinco impactos balísticos y también se encontró una evidencia de rebote en el sector inferior izquierdo, es imposible que se haya producido la lesión expuesta con ese rebote, tendría que haber girado en 90 grados y de la derecha hacia la izquierda en el cráneo de la víctima, por lo que el disparo que dio muerte a Catrillanca es un impacto que ingresó directamente en su cuerpo”.

Por otro lado, la Fiscalía asegura que no hubo enfrentamiento entre el Gope de Carabineros y los comuneros mapuches antes de la muerte de Camilo Catrillanca. “A las 16.44 horas no hay ataque a los carabineros, salvo un corte en el camino”, expresa el Ministerio Público, al momento en que la audiencia se muestran distintos videos en el que se muestra el ingreso al lugar de personal de Carabineros.

Sí comienzan disparos en contra del personal policial, una hora después de la muerte del comunero.

Se trata del sargento segundo Raúl Ávila, el sargento primero Carlos Alarcón, el cabo Braulio Valenzuela y el suboficial Patricio Sepúlveda, quienes fueron detenidos durante la jornada de ayer, y que en el momento que se detectaron irregularidades en el operativo, fueron dados de baja por la institución.

De acuerdo con la información entregada por el Ministerio Público, en el marco de esta audiencia se le imputará el delito de homicidio en calidad de autores a Ávila y Alarcón, mientras que a Valenzuela y Sepúlveda se le imputará la obstrucción a la investigación, por haber negado que había una cámara al momento del procedimiento.

La jueza del Tribunal de Garantía de Collipulli, Sandra Nahuelcura, determinó que en el caso de los exsargentos Carlos Alarcón Molina y Raúl Ávila se configuran los delitos de homicidio consumado en contra de Camilo Catrillanca y homicidio frustrado en contra del menor M.P.C, figuras que habían sido solicitadas por el Ministerio Público, argumentando que “ambos tomaron parte de disparos consumados”.

De acuerdo con la magistrada, los uniformados “pusieron todo de su parte” para que se desarrollara el delito, y recalcó que no existían pruebas de fuego cruzado previo a la muerte de Catrillanca, basándose en la evidencia presentada por la Fiscalía en la audiencia, prueba que fue demoledora para desactivar la defensa de los ex carabineros.

Además, la jueza estableció que en el caso de los cuatro carabineros se configura el delito de obstrucción a la investigación, detallando la seguidilla de mentiras con que la patrulla intentó obstaculizar el esclarecimiento de los hechos mediante la “aportación de antecedentes falsos”.

En su argumentación, la magistrada determinó la prisión preventiva para Alarcón y Ávila, explicando que los cargos imputados dan cuenta de que son un “peligro para la sociedad”. Respecto a los otros dos carabineros, también se definió la prisión preventiva, pero apelando a la posibilidad de que puedan interferir en la investigación del caso.

En un inicio, la Fiscalía solicitó formalizar a los cuatro efectivos por obstrucción a la investigación, mientras que a Carlos Alarcón y Raúl Ávila, por homicidio consumado. Pero el resto de los querellantes, integrados por la Defensoría de la Niñez, la familia de Camilo Catrillanca y el menor de iniciales M.P.C, solicitaron que los cuatro fueran formalizados por el homicidio frustrado del menor y por el homicidio consumado en el caso del comunero mapuche.

Además, Nahuelcura determinó un periodo de dos meses de investigación para el juicio oral, el mismo lapso que solicitó la defensa de los ex carabineros. Las partes querellantes y el Ministerio Público, en tanto, habían requerido un tiempo de 6 meses para la investigación. 

La jornada de más de diez horas, fue tensa. Llamó la atención el despliegue de efectivos de Carabineros en los alrededores del tribunal, quienes tuvieron algunos encontrones con familiares de Camilo Catrillanca.

En la oportunidad, Marcelo Catrillanca, padre del comunero asesinado, volvió a pedir la renuncia del ministro del Interior, Andrés Chadwick. También se registraron manifestaciones en La Araucanía, y en otras ciudades del país. En Santiago, apenas se informó que la formalización sería este viernes, comenzaron a desarrollarse concentraciones en Plaza Italia, las que se han mantenido durante todo el transcurso de la formalización.

Las pruebas exhibidas por el fiscal a cargo de la investigación, Roberto Garrido, coordinador de la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía Regional de La Araucanía, fueron decidoras y comprobaron que ninguna de las informaciones proporcionadas en las horas posteriores al crimen por el general director de Carabineros, Hermes Soto, Sel ministro del Interior Andrés Chadwick y el ex intendente de La Araucanía, Luis Mayol, eran reales.

Cabe recordar que en la primera versión del Gobierno, basada en los antecedentes entregados por Carabineros, se inculpó a Camilo Catrillanca, sindicándolo como uno de los “delincuentes” que había participado en el robo de una camioneta, cerca de una escuela en los alrededores de Temucuicui.

El exintendente Mayol recalcó que el joven era un delincuente con antecedentes por receptación, información que fue reiterada por Chadwick. El general director de Carabineros, en tanto, destacó que los funcionarios del GOPE fueron recibidos por una emboscada, y que Catrillanca quedó en medio de una línea de fuego cruzado, junto con el menor M.P.C.

“Es evidente que aquí hubo mentiras desde un inicio de la investigación”, destacó el fiscal Garrido. Según la investigación del Ministerio Público, los efectivos del GOPE y los carabineros de Fuerzas Especiales en el lugar, nunca fueron atacados por residentes de la Comunidad de Temucuicui, al menos hasta una hora después de que Catrillanca fuera herido. El joven de 24 años estaba desarmado, y fue atacado por la espalda, con un disparo directo de un fusil M4, con municiones de 5,56 milímetros. El fusil se encontraba en manos del entonces sargento primero Carlos Alarcón, quien disparó en ocho ocasiones.