Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
Hace diez años escribí: “Los comunistas de Ñuñoa inclinamos
nuestras banderas en homenaje a un
compañero ejemplar, don Lucho Corvalán, cuyo corazón dejó de latir hoy,
miércoles 21 de julio de 2010,
a las 8 horas.
Luis Corvalán Lépez es uno
de los más grandes dirigentes del Partido
Comunista de Chile. Hasta sus últimos días siguió militante en su célula, la Santiago Aguilar ,
del Comunal Ñuñoa.
Hasta el final de su
existencia estuvo preocupado del
Partido, de su historia, de sus aportes a la democracia en Chile. Para mañana jueves 22 de julio, nos había
citado, junto con el compañero David Mc
Conell, para una nueva conversación sobre un libro que estaba escribiendo”.
EL
PASO MÁS IMPORTANTE
Luis Corvalán Lépez nació
cuando la primavera ya se anunciaba, un 14 de septiembre de 1916, en Pelluco,
Puerto Montt. En 1921 su familia se trasladó a Tomé. Allí ingresó al Partido
Comunista.
En sus Memorias ‘De lo
vivido y lo peleado’ relata: “Hice migas con un zapatero remendón, el maestro
Palmita, que era miembro del Partido... Cierta vez, Palmita me invitó a una
reunión comunista que se llevó a cabo en una casa del Cerro Estanque. En tal ocasión di el paso más importante de mi
vida: ingresé al Partido. Fue en 1932, creo que en el mes de febrero”. Por entonces tenía 16 años y estudiaba en la Escuela Normal de
Chillán.
DOS LLAMADOS A SANTIAGO
Su primera designación como
profesor fue para la Escuela Santa María
de Iquique, la misma en donde se había perpetrado la masacre del 21 de diciembre de 1907.
Al año de haber iniciado su labor como maestro, en agosto de 1936, sufrió la exoneración. Gobernaba, por segunda vez, Arturo Alessandri Palma.
Abandonó entonces Iquique y
se dirigió a Concepción, donde vivía su familia. Se dedicó de lleno al trabajo
partidario. Pocos meses después fue citado a la capital, donde participó en un
pleno del Comité Central de la Federación Juvenil Comunista, a cuya cabeza
estaba Luis Hernández Parker, quien poco después fue reemplazado por Ricardo
Fonseca. Regresó a Concepción. Luego
volvió a viajar a Santiago.
Así lo explica en sus
Memorias: “A fines de año (1937) fui llamado a la capital para trabajar como
secretario de Carlos Contreras Labarca, Secretario General del Partido, y
desempeñar, al mismo tiempo, algunas tareas en el Comité Central de la Federación de
Juventudes Comunistas”.
SE CASA CON LA COMPAÑERA LILY
El 25 de octubre de 1938
triunfó Pedro Aguirre Cerda, candidato del Frente Popular.
Trabajó en varios
periódicos obreros. Enviado por el Partido, volvió a Iquique, donde se hizo
cargo de la dirección de “El Despertar de los Trabajadores”, que Recabarren
había fundado en enero de 1912. Más tarde laboró en El Siglo, del cual fue designado director
en 1946.
El 14 de diciembre de ese
año contrajo matrimonio con la compañera Lily Castillo. Escribe Luis Corvalán:
“En Lily hallé un tipo de mujer que no había conocido. Además de buena moza y
simpática, encontré que su afiliación a la causa comunista le salía de
adentro”.
Tuvieron cuatro hijos:
María Victoria, Viviana, Lily y Luis Alberto.
ENCARGADO DE PROPAGANDA
En 1948 pasó a la clandestinidad,
adoptando el nombre de Luis Correa. Encabezó la Comisión de Propaganda
que estaba formada por Carlos Rosales, Eugenio Vallejos y el doctor Hernán
Sanhueza. Eran los momentos más duros de la represión de González Videla.
Ocupaba el cargo de Secretario General del Partido el obrero Galo González, que
asumió esa responsabilidad a la muerte de Ricardo Fonseca, el 21 de julio de
1949. En 1950 Luis Corvalán fue
designado miembro del Comité Central. Narra don Lucho: “Con Galo me veía dos
veces a la semana. Juntos trabajamos en informes y artículos. Editamos
clandestinamente la revista del Comité Central ‘Principios’.”
CUANDO LO CONOCÍ
El 4 de septiembre de 1952
el exdictador Carlos Ibáñez ganó, por un impresionante margen, las elecciones
presidenciales. Ese año fui designado miembro del Comité Regional Santiago de
las Juventudes Comunistas, del cual era Secretario Político Mario Zamorano. Me
encomendaron la tarea de ser responsable de la revista ‘Principios’. En esa
calidad fui citado a una reunión clandestina del Frente de Propaganda del
Partido. No recuerdo el lugar donde
sesionamos. Pero sí del compañero que hizo un extenso, interesante y didáctico
informe. Era bajo de estatura, muy flaco, de nariz pronunciada, con un bigotito
debajo de ésta, de mucho fumar y de convincente hablar. Se llamaba Luis Correa.
Tiempo después supe que se trataba de don Lucho. Así lo conocí, en una reunión
de Propaganda, eludiendo la represión del gobierno del “paco” Ibáñez.
SECRETARIO GENERAL
En el XIV Congreso
del Partido, efectuado clandestinamente en Cartagena, en la Casa de Veraneo de la Escuela Faustino
Sarmiento, en el mes de abril de 1956, fue nombrado miembro de la Comisión Política
y del Secretariado del Comité Central.
El 8 de marzo de 1958,
falleció el Secretario General del PC, el obrero Galo González, “El Comité
Central –escribe Luis Corvalán en “De lo vivido y lo peleado”- me eligió su
secretario general. Galo González, en su
lecho de muerte, había alcanzado a decir a José González que, en su opinión, yo
debería sucederlo. Julieta Campusano fue la primera en expresar su acuerdo:
-Corvalán
–dijo- es un revolucionario formado por el Partido. Y se explayó en otras
consideraciones y palabras elogiosas que no puedo repetir.”
Al respecto, Julieta
Campusano dijo hacia 1975: “Corvalán recuerda siempre que fui la que lo propuse
para secretario general del Partido, y se reía porque dije que lo proponía
porque lo consideraba el más equilibrado de todos. Según mi concepto él
aparecía indiscutiblemente como el compañero que debía suceder al compañero
Galo...”
CUANDO
LO ESCUCHÉ POR SEGUNDA VEZ
El 8 de marzo de 1958
recibimos en Temuco la triste noticia del fallecimiento del camarada Galo
González, Secretario General del Partido. Reunido el Comité Regional se
adoptaron dos medidas: realizar esa noche una salida de propaganda callejera
con la consigna “Viva Galo González, PC” con la hoz y el martillo. La segunda
medida fue designar una delegación de cuatro dirigentes que viajara esa misma
noche a Santiago para participar en los funerales del compañero Galo. Uno de los
que formó esa delegación fui yo, en mi calidad de Secretario del Comité
Regional Cautín de las Juventudes Comunistas de Chile. Viajamos en tren toda la
noche. Llegamos a Santiago a las 7 de la mañana del 9 de marzo. Nos dirigimos al
Sindicato Sicchel, ubicado en Catedral 2789, esquina de Sotomayor. Allí estaba
la capilla ardiente. Hicimos, como otros cientos, una guardia de honor junto a
la urna donde estaban los restos mortales del compañero Galo.
En la tarde del 10 de marzo
fueron los funerales. Los cuatro de Cautín
formamos parte del río de banderas rojas, puños y consignas.
“¡Compañero Galo
González...! ¡Presente... Ahora y Siempre!”
“Y que fue... y que fue... Aquí estamos otra vez!”
En la Plazoleta del Cementerio
General un mitin de despedida. Allí habló el nuevo Secretario General del
Partido. Dijo: “Hoy la ilegalidad del Partido Comunista ha terminado de hecho
para siempre”.
En ese triste y combativo
momento escuché por segunda vez al
compañero Luis Corvalán.
CONQUISTADA LA LEGALIDAD
A comienzos de 1958, se
constituyó un amplio Bloque de Saneamiento Democrático que tenía dos objetivos:
derogar la Ley de
Defensa de la Democracia
y modificar la ley electoral para impedir el descarado cohecho, la compra del
voto, que realizaba la derecha.
El 2 de agosto de 1958, el
Presidente Ibáñez promulgó la ley que derogaba la Ley Maldita , engendro
liberticida que había utilizado en gran parte de su segundo gobierno.
SU
INFLUENCIA EN EL PARTIDO
La conquista de la legalidad
determinó, entonces, una importante transformación al interior de la vida del
Partido Comunista.
Como sostuvo el escritor y
periodista José Miguel Varas en 1975, "el cambio de 'clima' dentro del
Partido fue muy notable, y se debió a la legalidad, pero no sólo a ello. Hubo
algo muy personal en Corvalán que influyó a crear una sensación de gran
confianza en la posibilidad de criticar, de que cada cual pudiera dar su
opinión sobre cualquier materia, unido todo ello a la idea de que el Partido no
era un club de debates, de que de todas maneras había que ser muy firme en las
cosas fundamentales...”
Y agregaba José Miguel Varas: "Hasta la llegada de Corvalán a la Secretaría General ,
el Partido era en mucho un Partido de obreros endurecidos, golpeados, resistiendo
al enemigo. Y Corvalán planteó la perspectiva completamente distinta, aunque
lógicamente ello no era sólo cuestión de él, sino que correspondía también a un
cambio en la situación: 'Son ellos, los enemigos, los que tienen que estar a la
defensiva. Ahora nosotros nos abrimos, ahora nosotros vamos a ser los dueños de
la iniciativa aquí' ".
SENADOR
En marzo
de 1961, don Lucho fue elegido Senador por la Séptima Agrupación
Provincial (Ñuble, Concepción y Arauco).
Jugó un rol destacado en la
convergencia de las fuerzas de izquierda, tanto en el FRAP, como en la Unidad Popular.
El marzo de 1969 resultó
electo Senador por la
Tercera Agrupación Provincial (Aconcagua y Valparaíso)
En 1964 se publicó el folleto del compañero Corvalán
titulado ‘Nuestra Vía Revolucionaria’.
UN
GRAN CONDUCTOR DEL PARTIDO
Durante
los 31 años que Luis Corvalán fue el Secretario General del Partido, éste tuvo
una amplia política de alianzas y fue un factor decisivo en la unidad de las
fuerzas democráticas y populares.
Era mediado de 1969. La
derecha ya había designado a su abanderado para las elecciones presidenciales
de 1970. Era Jorge Alessandri Rodríguez. Otro tanto hizo la Democracia Cristiana ,
nombrando a Radomiro Tomic.
Los partidos de Izquierda comenzaron
a presentar sus candidatos. La Acción Popular Independiente, API, proclamó a
Rafael Tarud, que recibió el apoyo del Partido Socialdemócrata; el Partido
Radical postuló al senador Alberto Baltra Cortés; el MAPU presentó a Jacques
Chonchol.
En el Partido Socialista, luego de una dramática sesión, en que la
mayoría de sus miembros se abstuvo, el Comité Central del PS proclamó a
Salvador Allende.
Ante la carencia de candidato único de la izquierda, el Partido Comunista
decidió proclamar como abanderado a Pablo Neruda, el martes 30 de septiembre.
SURGE LA UNIDAD POPULAR
El 9 de octubre de 1969 fue
un día histórico: se fundó la Unidad Popular. La constituyeron partidos
marxistas: el Comunista y el Socialista; colectividades socialdemócratas: el
Partido Radical, Socialdemócrata, la Acción Popular Independiente y un partido de raíz
cristiana, el MAPU.
Don
Lucho jugó un importante
rol en la constitución de la Unidad Popular , en
la elaboración y aprobación del Programa Básico del Gobierno Popular, del Pacto
de Gobierno, donde se establecieron las pautas por las cuales se regiría la
administración de la
Unidad Popular , y del documento sobre el Estilo de la Campaña presidencial.
BUSCANDO AL CANDIDATO ÚNICO
La
creación del Comité Coordinador de la Unidad Popular , la aprobación del Programa de
Gobierno y de los otros documentos de la coalición de Izquierda, hicieron pensar que pronto habría acuerdo sobre el
candidato. Pero no fue así.
Se inició 1970, el año de los comicios electorales. Poco a poco se fue aclarando
el panorama. Renunciaron Jacques Chonchol, Alberto Baltra, Pablo Neruda. Pero
aún quedaban dos: Rafael Tarud y Salvador Allende. Ninguno con visas de ceder.
Ante la demora por la designación del abanderado, el Partido Comunista
convocó a una concentración pública en Santiago para el 22 de enero de 1970 y advirtió: si para el inicio de ese
acto no hay acuerdo, el Partido Comunista proclamará definitivamente a Pablo
Neruda.
SALIÓ HUMO
BLANCO
Y ocurrió lo tan esperado.
Poco antes del plazo señalado, el Comité Coordinador de la Unidad Popular llegó
a un acuerdo. Fue así como al comenzar la concentración, Luis Corvalán pudo
decir:
“Salió humo blanco. Ya hay candidato único. Es Salvador Allende.”
Estalló la alegría. La emoción pobló los corazones. La multitud llenó la Plaza Bulnes y sus alrededores
con aplausos y una consigna: “El pueblo, unido... jamás será vencido... El
pueblo unido... “
Fue así, como desde el 22 de enero de 1970, faltando sólo 225 días para
las elecciones presidenciales, la Unidad Popular – por fin – tuvo candidato. Era la
cuarta vez que Salvador Allende postulaba como abanderado popular a la Presidencia de la República.
Con Luis Corvalán a la cabeza, los comunistas entregamos una contribución fundamental para
alcanzar la victoria popular del 4 de septiembre de 1970 y fuimos gran aporte durante el gobierno presidido por Salvador Allende.
EN EL GOBIERNO
POPULAR
En el Gobierno de Salvador
Allende, los comunistas participamos en el Gabinete con tres ministros y
estuvimos a la cabeza de la batalla por la producción.
Del 30 de marzo al 9 de
abril, Don Lucho participó en el XXIV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética.
El 4 de abril habían tenido
lugar las elecciones municipales en que la Unidad Popular
logró el 50,86% de los votos.
El 11 de julio, se nacionalizó
la gran minería del cobre.
En agosto apareció el libro
de Corvalán ‘Camino de Victoria’.
El 2 de enero de 1972,
presidió el gran acto de masas que el Partido realizó en el Estadio Nacional.
DERROTADAS
DOS INTENTONAS
Trabajadores y soldados constitucionalistas
derrotaron el intento de derrocar el Gobierno Popular a través del Paro
Patronal de Octubre.
En noviembre, Luis Corvalán
integró la comitiva del Presidente
Allende en la visita oficial realizada a la Unión Soviética. Ocupó el cargo de Vicepresidente el general
Carlos Prats, a la fecha Ministro del Interior del Gobierno Popular.
En las elecciones
parlamentarias del 4 de marzo de 1973 la Unidad Popular
obtuvo el 44% de los votos, impidiendo con ello que se impusiera el llamado
Golpe Blanco.
PRISIONERO
POLÍTICO
El 11 de septiembre de 1973
los fascistas asaltaron el poder. Bombardearon y atacaron La Moneda , en donde murió el
compañero Presidente.
Después del golpe fascista,
Luis Corvalán fue detenido el 27 de septiembre de 1973. Estuvo como prisionero
político en la Escuela
Militar , en la
Escuela de Infantería de San Bernardo, en Isla Dawson,
Ritoque y Tres Álamos. Mientras estuvo en manos de la dictadura, envió mensajes
plenos de fuerza y optimismo. Proclamó: “No temo por mí. Amo la vida, pero no temo
la muerte si fuera necesario caer por mi causa”. Por su parte, la compañera
Lily se jugó por entero por su vida y su libertad.
Fue liberado por la solidaridad
internacional, en especial de la Unión Soviética , el 17 de diciembre de 1976. Realizó
una gran actividad en el exilio.
MI ENCUENTRO CON DON LUCHO EN BONN
El 11 de mayo de 1978 viajé
a Bonn a un Encuentro organizado por el Comité de Solidaridad Antiimperialista
de la RFA (ASK)
de las organizaciones de la solidaridad
con Chile, los chilenos exiliados con el camarada Luis Corvalán que realizaba
una gira por diversos países, luego de haber sido arrancado de las garras
fascistas por la solidaridad internacional el 17 de diciembre de 1976. Allí
tuve la oportunidad de abrazar al querido compañero Luis Corvalán Lépez, a
quien considero el más grande dirigente comunista chileno después de Luis
Emilio Recabarren.
Una foto aparecida en la contraportada de la
edición Nº 7-8 de 1978, de la revista “Boletín Antiimperialista de
Información” (AIB), ha dejado plasmado ese abrazo, con la lectura: “Alegre reencuentro: Iván
Ljubetic y Luis Corvalán en el evento organizado por el ASK el 11 de mayo de 1978” .
El 3 de
septiembre de 1980 proclamó en un acto en Moscú la Política de Rebelión
Popular de Masas.
El 20 de agosto de 1983
ingresó clandestinamente a Chile.
Allí nos encontramos con
muchos otros camaradas. Conversábamos alegremos. Trataba de reconocer a viejos
amigos. De pronto se me acercó alguien que no ubicaba. Me dijo: “¿No me saluda,
compañero Iván?”. Por su voz supe que
era don Lucho.
DE
SU INTERVENCIÓN
En ese Congreso, el
compañero Corvalán hizo buena intervención, junto a la de la compañera Julieta,
en mi opinión, las mejores.
Comenzó diciendo: “Esta es
la primera reunión con más de diez personas en que participo desde mi ingreso
al suelo patrio. He sentido una inmensa alegría al ver con mis propios ojos el
gran Partido que tenemos.”
Más adelante enfatizó:
“Entre las concepciones obsoletas está la exaltación de la llamada pureza de la línea, en custodia
de la cual más de algún compañero ha creído buenamente, tener una misión
predestinada. La línea del Partido está en constante confrontación con la
práctica y, por tanto, no es nunca pura ni exacta; está sujeta a rectificaciones y perfecciones de uno u otro
volumen y, como se ha remarcado en el Congreso, el Partido es una organización
viva que tiene sus propias contradicciones y es campo de lucha permanente entre
lo nuevo y lo viejo.”
Agregó: “Yo estuve seis años
y medio en el exilio. El mayor tiempo el trabajo del Partido estuvo encabezado
afuera por el compañero Volodia. Quiero expresar que, a mi juicio, tanto él
como los compañeros Américo Zorrilla, Orlando Millas y otros hicieron un gran
trabajo en varios aspectos, preocupados de ayudar al Partido del interior.”
TAMBIÉN
JULIETA
Por su parte, la siempre mesurada compañera Julieta Campusano, sostuvo: “Nadie,
considero, tiene un puñal debajo del poncho para destruir el baluarte seguro de
la dirección que tiene el pueblo de Chile. Este Partido tiene raíces profundas
y sólidas, fue formado por Recabarren, por la fe de Ricardo Fonseca, por Galo
González y, por qué no decirlo, por el compañero Luis Corvalán. Lo diferente de
este Congreso con los anteriores, con varios de ellos, es que se realiza en una
etapa nunca vivida antes por el Partido: bajo una tiranía fascista”.
En ese Congreso clandestino
de mayo de 1989, Don Lucho dejó la
secretaría general del PC, siendo
reemplazado por el compañero Volodia Teitelboim, pero siguió como miembro del Comité Central.
DESPUÉS
DEL RETORNO
Regresé a Chile el 23 de
octubre de 1990. Me quedé a vivir en Ñuñoa. Visité varias veces al compañero
Corvalán en San Bernardo. Siempre me recibió muy fraternalmente, como lo hacía
con todos los compañeros. Me ayudó mucho cuando escribía ‘Don Reca’ y otros
libros. Me entregaba informaciones y
opiniones. Me prestó y regaló folletos y
libros suyos. Uno de estos fue ‘Camino de Victoria’, que me lo dedicó
con hermosas palabras: “A mi viejo y querido compañero Iván Ljubetic Vargas dejo
en sus manos, ¡en buenas manos! este ejemplar de un libro que recoge la
posición y la experiencia del Partido en un buen trecho de su vida. Luis
Corvalán. San Bernardo, 11 de noviembre de 1998” .
Después se trasladó a Ñuñoa.
Seguí visitándolo. Cuando no lo hacía me invitaba a hacerlo. Estuvimos juntos
en muchos actos y reuniones. Siempre era de gran interés escucharlo. Era uno de
esos dirigentes, como quedan pocos, dedicados a transmitir sus experiencias y
conocimientos. Aprendí mucho de él. Fue un gran maestro.
Cuando tuve problemas con
algunos dirigentes del Partido, él siempre me aconsejó sabiamente. Fue muy
solidario conmigo.
En julio de 2010, pocos
días antes su fallecimiento, fue la última vez que estuve con él.
Nos reunimos en su casa de
calle Francisco Villagra junto con David Mc Conell, para intercambiar opiniones
sobre un libro que deseaba escribir. Lo noté muy cansado, con dificultades para
concentrarse. Pero jamás pensé que sería la última ocasión que estaríamos juntos.
Escribió muchos artículos, informes, comentarios.
Todos plenos de riqueza ideológica. Entre
sus libros tenemos:
‘Ricardo
Fonseca, combatiente ejemplar’ (1952),
‘Camino de Victoria’ (1971),
‘Algo de mi vida’ (1978),
‘Chile: 1970 – 1973’ (1978),
‘La Rebelión Popular
se abre camino en Chile’ (1981),
‘Tres Períodos de nuestra línea revolucionaria’
(1982),
‘Santiago-Moscú-Santiago’ (1983),
‘El derrumbe del poder soviético’
(1993)
‘De lo Vivido y lo Peleado.
Memorias’ (1997),
‘El Gobierno de Salvador
Allende’ (2003) y
‘Los comunistas y la
democracia’ (2008).
ASÍ
TERMINÉ MIS PALABRAS HACE DIEZ AÑOS
“Una pena muy grande nos
invade al sufrir esta pérdida irreparable para el pueblo chileno. Pero al mismo
tiempo, nos embarga el sano orgullo y la
alegría de haberlo conocido, compartido
con él en múltiples ocasiones. Siempre estuvo presente en las reuniones de
su célula y en todo acto que realizamos
en Ñuñoa; siempre feliz cuando en nuestras fiestas de confraternidad
entregábamos carné a nuevos camaradas. Siempre insistiendo en la necesidad de
crecer, de tener un Partido más grande.
Don Lucho fue la sencillez
y la fraternidad comunista hecha persona.
Ocupó los más altos cargos en el Partido, pero mantuvo siempre esa modestia
que sólo los grandes seres humanos pueden mostrar.
Don Lucho seguirá junto a
nosotros. En su homenaje los comunistas continuaremos trabajando por lograr un
Partido como él lo planteaba, un Partido de masas”.