Hace 59 años:
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (F.S.L.N.) es
una organización política de izquierda. Fue
fundada el 23 de julio de 1961 en Nicaragua por Carlos Fonseca Amador,
Francisco Buitrago, Jorge Navarro, Tomás
Borge Martínez, Pablo Úbeda, Germán Pomares y Silvio Mayorga.
Luego de fundado el FSLN, su dirigente principal Carlos
Fonseca prepara política y militarmente a sus cuadros en el trabajo
organizacional en las zonas urbanas y rurales del país y orienta acciones de
recuperación económica a la oligarquía nicaragüense para financiar la
preparación de la naciente organización.
El grupo se proclamó seguidor de la ideología y del
movimiento emprendido por el líder nicaragüense Augusto César Sandino (de quien
tomó el nombre), el cual emprendió una guerra de guerrillas contra la
intervención estadounidense en su país durante las primeras décadas del siglo
XX.
El FSLN lideró la lucha armada contra la dictadura de la
familia Somoza en Nicaragua a partir de su fundación, pasando por varios
periodos desde muchas acciones armadas y políticas, hasta su casi desaparición
a principios de los años 70.
En 1974 inició un proceso creciente de actividades armadas
que tenían su punto máximo hacia mediados de 1978 y llevaron al triunfo
revolucionario en 1979. Esta lucha se denominó Revolución Nicaragüense o
Revolución Sandinista y terminó con la entrada de los revolucionarios en
Managua (capital nicaragüense) el 19 de julio de 1979 y el derrocamiento de la
dictadura de Anastasio Somoza Debayle.
CAMBIOS REVOLUCIONARIOS
Una vez tomado el poder el Frente Sandinista inicia una
serie de transformaciones profundas en el país, empezando por expropiar los
bienes de la familia Somoza y de sus allegados; por impulsar una reforma
agraria integral; nacionalizando las minas, la pesca y los recursos naturales;
impulsando la Cruzada
Nacional de Alfabetización que redujo el analfabetismo del 53
al 12%; impulsando campañas de salud y limpieza; educación para todos, acceso a
la universidad de todos los sectores y creación de condiciones para el
desarrollo de la niñez, de la juventud, de las mujeres, de los campesinos y de
los trabajadores.
La expropiación de los bienes de las compañías
transnacionales y de algunos sectores de la oligarquía, y la solidaridad
internacional manifestada por la Revolución Popular Sandinista (RPS), trajo como consecuencia la ofensiva
militar de los Estados Unidos contra la revolución que empezó minando puertos,
bombardeando unidades productivas, dinamitando puentes y torres eléctricas y
continuó durante diez años con lo que la administración Reagan llamó "una
guerra de baja intensidad".
Esta guerra le costó al pueblo de Nicaragua cerca de 50
mil muertos, la destrucción de gran parte de su infraestructura, de sus
unidades productivas y la obstaculización del desarrollo que estratégicamente
la revolución quería impulsar. Ante esta agresión abierta, Nicaragua recurrió
ante la Corte Internacional de
Justicia de La Haya ,
acusando a los Estados Unidos y después de la presentación de pruebas
contundentes el alto tribunal internacional de justicia determinó que el
gobierno de los Estados Unidos era responsable de agresión y destrucción de
vida y bienes contra el gobierno y el pueblo de Nicaragua, obligando de esta
forma al gobierno del presidente Reagan a que cumpliera con una indemnización
al gobierno y pueblo de Nicaragua por los daños causados.
Las consecuencias de la agresión del gobierno del
presidente Reagan fueron calculados por el Gobierno de Nicaragua en 17 mil
millones de dólares; es decir, casi ocho veces el presupuesto anual de
Nicaragua. En esta situación estaba el desarrollo de la Revolución Popular
Sandinista cuando se produce la derrota electoral del 25 de febrero de 1990.
Una vez más la
RPS dio muestras de su fortaleza y de su vocación democrática
al ser el primer gobierno en la historia de Nicaragua que, habiendo accedido al
poder a través de la lucha armada, entregaba el gobierno de forma pacífica por
haber perdido el mismo por el voto popular. Las fuerzas amigas y las fuerzas
adversarias de la revolución reconocieron en este gesto del gobierno
revolucionario su profunda vocación democrática y su consecuencia por los
intereses del pueblo nicaragüense.
Daniel Ortega terminó convirtiéndose en el rostro de la Revolución Sandinista
y fue también el que más energía dedicó a mantener unido al partido luego de la
derrota electoral de 1990.
Y ni la escisión del partido
en 1995, ni las derrotas sufridas en las elecciones de 1996 y 2001, lo hicieron
cejar en su empeño de regresar a la silla presidencial, lo que consiguió
después de los comicios de 2006.
Tras dieciséis años en la
oposición, el FSLN volvió a obtener la victoria en las elecciones del año 2006,
2011 y 2016, bajo la dirección de Daniel Ortega.
Augusto César Sandino