Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
El 6 de julio se ha cumplido el 144
aniversario del nacimiento de Luis Emilio Recabarren Serrano, una de las
personalidades más destacadas de nuestro país.
Nació en Valparaíso el 6 de julio de 1876.
Desde los 14 años trabajó como obrero tipógrafo. Fue un autodidacta. Sólo
alcanzó a asistir cuatro años a una escuela, pero estudió por su cuenta y,
cuando alcanzó los conocimientos necesarios, se dedicó a educar a sus hermanos
de clase. Es el más grande educador de masas de la historia de Chile. Impulsor
del teatro proletario, creador de la prensa obrera, del Partido Comunista y de la FOCH.
TERGIVERSACIONES
La historia “oficial” le dedica sólo unas
líneas. Pero lo grave es que gente progresista siga repitiendo mitos sobre su
existencia. Con motivo del 94 aniversario de la fundación del Partido Comunista
de Chile, el 4 de junio escuché a un dirigente comunista afirmar que “a
Recabarren se le quitó su diputación en 1906 porque no quiso jurar”.
En el libro “Chile en los archivos
soviéticos 1922-1924” ,
de Olga Ulianova y Alfredo Riquelme, se escribe en una nota al pie de la página
115: Recabarren resultó “electo diputado
por Taltal y Tocopilla en 1906. Fue expulsado de la Cámara ese mismo año por
negarse a hacer un juramento religioso. En 1908, fundó el periódico ‘El
Despertar de los Trabajadores’ y al año siguiente la Federación Obrera
de Chile”.
Tres errores en estas pocas líneas. El
primer número de “El Despertar de los Trabajadores” apareció en Iquique el 16 de enero de 1912 y
no en 1908.
El 18 de septiembre de 1909 surgió en
Santiago la Gran
Federación Obrera de Chile, creada por elementos del Partido
Conservador. Recabarren no participó en su nacimiento, aunque se incorporó más
tarde a ella. La
Federación Obrera de Chile, FOCH, en cuya fundación
Recabarren jugó un activo papel, nació
en Concepción el 25 de diciembre de 1919.
RECABARREN
SOBRE SU JURAMENTO
El
padre del movimiento obrero chileno escribió un folleto titulado “Mi
Juramento”, que fue publicado en 1910.
Explica que “para la formación de esta
obrita, me valgo de documentos oficiales y de publicaciones hechas en aquella
época por la prensa”.
Agrega : “Volví a Chile, a fines de 1908,
cumplí mi prisión (cuatro meses en la cárcel de Santiago y cuatro en la de Los Andes) y a fines de 1909 recorrí el país
entre Valparaíso y Osorno. En este viaje constaté el hecho que alrededor de mi
nombre y mis actos se había tejido una malla de mentiras que en pocos casos
pude destruir.
“Era creencia general –y lo es aún- que en
1906, al incorporarme a la
Cámara de Diputados yo me negué a prestar el juramento
reglamentario y que este hecho había la causa de mi expulsión del Congreso.
“Esto es falso, pues, yo juré en
cumplimiento y conforme a la ley. Ahora yo no quiero que esta falsedad se
mantenga en lugar de la verdad; por dos razones: primero porque daña la
doctrina de la democracia, porque hace creer a las masas ignorantes que la
democracia es antirreligiosa; segundo porque tengo un inmenso amor a la verdad,
mejor diré un culto y no quiero que se explote y se especule con la mentira”.
DEL
BOLETÍN DE SESIONES DE LA
CÁMARA DE DIPUTADOS
Recabarren transcribe completo el texto de
la sesión del 5 de junio de 1906.
Reproducimos parte de éste:
“El señor Orrego (Presidente).- Antes de
conceder la palabra a otros señores Diputados, ruego a los señores Veas y
Recabarren pasen a prestar juramento.
Los señores Veas y Recabarren pasan a prestar juramento.
El señor Orrego (Presidente).- ¿Juráis por
Dios y estos Santos Evangelios guardar la Constitución del
Estado, desempeñar fiel y legalmente el
cargo que os ha confiado la
Nación ; consultar en el ejercicio de vuestras funciones sus
verdaderos intereses, y guardar sigilo acerca de lo que se tratare en sesiones
secretas?
El Sr. Recabarren.- Sí juro, señor Presidente; pero dejando constancia de que en
la sesión anterior se nos impidió manifestar nuestras ideas y se pretendió que
rodáramos hasta aquí como simples máquinas a jurar sin explicación alguna...
El señor Puga Borne.- Esto es intolerable,
señor Presidente. Yo me opongo a que continúe hablando el señor Recabarren.
El señor Orrego (Presidente).- Si así no lo
hiciereis, que Dios, testigo de vuestras promesas, os lo demande”.
Recabarren escribe “(Nótese que la acción
del juramento quedó satisfecha, pues, no hubo ninguna circunstancia que pudiera
invalidarlo)”.
Se produce un encendido debate. El diputado
derechista Barros Errázuriz termina su exposición, planteando: “Por
consiguiente, hago indicación para que la Cámara declare que es nulo el juramento prestado
por los señores Veas y Recabarren”.
Después de una larga discusión, el
Presidente de la Cámara
puso en votación el asunto de la validez del juramento de los dos diputados
demócratas. El resultado: por la aprobación del juramento 44 votos, en contra
32 y 9
abstenciones (entre ellas las de Recabarren y Veas)
¿CUÁL
FUE LA VERDADERA CAUSA
DE SU EXPULSIÓN DE LA CÁMARA ?
Un poco de historia: el 4 de marzo de 1906 hubo elecciones
parlamentarias. Por la Agrupación de
Antofagasta fueron elegidos dos
diputados: un derechista, con 3.454 votos, y Luis Emilio Recabarren, del
Partido Demócrata, con 2.625 preferencias. Se perdió el radical Daniel Espejo.
En la sesión del 5 de junio de 1906, como
ya hemos señalado, fue aprobado el juramento realizado por Recabarren y su
correligionario Veas.
Después de ello, el candidato Espejo presentó una reclamación
ante la Cámara
contra el triunfo de Recabarren, pidiendo que se anularan ciertas mesas y se
hicieran funcionar otras que no lo hicieron el 4 de marzo.
En la sesión de la Cámara del 20 de junio
–encontrándose ausente Recabarren por estar muy enfermo, víctima de la fiebre
tifoidea- la mayoría de la Cámara lo despojó de su
diputación y proclamó a Espejo diputado presuntamente electo.
“EL
MERCURIO” HABLÓ DE ODIOS SECTARIOS
¿Cómo fue posible que la Cámara pudiera arrebatar la
investidura a uno de los diputados electos?
EL Mercurio en su editorial del 22 de junio
de 1906 señaló: “Las consecuencias del
gravísimo precedente que ha establecido la Cámara de Diputados al excluir de su seno al
diputado de Antofagasta don Luis E.
Recabarren, irán apreciándose mejor a medida que la opinión pública se dé
cuenta de todo este acto de ciego partidismo político del Congreso y para el
respeto de las instituciones
fundamentales de la
República. Ya hemos hecho notar que, con esto, la Cámara retrocede en el
camino de la reforma de los malos hábitos parlamentarios, reforma iniciada con
la ley que estableció el Tribunal Revisor de Poderes con el objeto de evitar
precisamente que a un hombre elegido por el pueblo le sea arrebatada su
investidura parlamentaria por intereses partidaristas que logran formar una
mayoría inescrupulosa. Este Tribunal examinó los poderes del diputado de
Antofagasta, los declaró correctos, y su fallo no puede parangonarse con el
que la mayoría ocasional de la Cámara ha dado sólo en
virtud de odios sectarios...”
Más adelante agregaba ese editorial: “Ese diputado por Antofagasta es uno de los
pocos hombres en Chile que ha llegado hasta el Congreso exclusivamente en
virtud del voto popular, por la simple, libre y espontánea voluntad del pueblo
elector, sin intervención de fuerza alguna que perturbara el criterio de los
que lo eligieron... Es, además, un hombre pobre, un obrero legítimo, no un
supuesto obrero... Nosotros preguntamos a cualquier hombre honrado sin pasiones
partidista, ¿Puede haber en el Congreso de Chile un diputado más legítimamente
elegido?
La repulsa nacional obligó al Gobierno de
Pedro Montt a realizar elecciones complementarias entre Recabarren y Espejo el
26 de agosto de 1906. Triunfó nuevamente Recabarren.
SE
CONSUMA EL DESPOJO
El segundo capítulo de su folleto lo tituló
“Por qué fui expulsado de la
Cámara de Diputados”. En él se refiere a la consumación del
despojo llevado a cabo en las sesiones del 19, 25 y 26 de octubre de 1906.
Según el acta de la primera de ellas, convocada
para tratar la Elección
de Antofagasta, Recabarren refutó las acusaciones de Espejo en una vibrante
intervención. Entregó una serie de antecedentes concretos, demostrando que fue
el candidato radical quien llevó a cabo
numerosos fraudes.
El debate continuó en la sesión del 25 de
octubre. Según el acta de ella, a
petición de Recabarren se dio lectura a las actas de la elección. Terminado el
escrutinio le preguntó al secretario “¿Quién tiene la mayoría?”
Este respondió. “El escrutinio general
arroja el siguiente resultado: Por Recabarren, 2.882 votos; por Espejo, 2.834
votos”.
Ganó el candidato demócrata por 48 votos.
El debate se prolongó varias horas. Durante
éste, el diputado Rocuant, defensor de Espejo, mostró la verdadera causa del
despojo: “En vista de todo lo cual yo declaro que si no hubiera estricta
justicia para expulsar al señor Recabarren de la Cámara , ello sería
necesario hacerlo por razones de alta moralidad social, y por otras que están
vinculadas a la felicidad y engrandecimiento del pueblo, pues no es tolerable
que en la Cámara
vengan a representarse las ideas de disolución social que sostiene el señor Recabarren”.
Escribió el primer diputado obrero de
América: “En la sesión del 26 de octubre de 1906 se votó una indicación por la
cual se desconocía mi elección y se aprobaba definitivamente la entrada a la Cámara del señor Daniel
Espejo que no había triunfado en las urnas electorales. Votaron aceptando la
entrada incorrecta de Espejo los siguientes diputados, que habían jurado por
Dios y los Santos Evangelios respetar la Constitución y las
leyes...” Entregó una lista de 34
diputados, entre los que hay de todos los partidos. En contra votaron sólo dos.
Se abstuvieron tres.
NO
PODÍAN ACEPTAR A UN OBRERO EN LA CÁMARA
Para arrebatar la investidura de diputado a
Recabarren, la mayoría reaccionaria de la Cámara no se detuvo ante nada. Pasó por encima de
la ley que estableció el Tribunal
Revisor de Poderes, pues realizó su propio escrutinio, sin considerar el
fallo emitido por esa instancia legal. Luego pasó por encima del escrutinio
hecho por la mesa de esa Cámara, decidiendo por votación, que el perdedor era
el vencedor de la elección del 26 de agosto.
No es un simple detalle afirmar que
Recabarren fue expulsado de la
Cámara por negarse hacer un juramento religioso. Repetir
irresponsablemente ese mito, es contribuir a ocultar uno de los hechos más
escandalosos ocurridos en la
Cámara de Diputados, en que los reaccionarios de todos los
pelajes no aceptaron que un genuino obrero formara parte del parlamento.