viernes, 23 de agosto de 2019

LUIS CORVALÁN Y LOS 50 AÑOS DE LA UNIDAD POPULAR (3)




                           
                                               Iván Ljubetic Vargas, historiador del
                                               Centro de Extensión e Investigación
                                               Luis Emilio Recabarren, CEILER






CONQUISTADA LA LEGALIDAD

A comienzos de 1958, se constituyó un amplio Bloque de Saneamiento Democrático que tenía dos objetivos: derogar la Ley de Defensa de la Democracia y modificar la ley electoral para impedir el descarado cohecho, la compra del voto, que realizaba la derecha.

El 2 de agosto de 1958, el presidente Ibáñez promulgó la ley que derogaba la Ley Maldita, engendro liberticida que había utilizado en gran parte de su segundo gobierno.

SU INFLUENCIA EN EL PARTIDO

La conquista de la legalidad determinó, entonces, una importante transformación al interior de la vida del Partido Comunista.

Como sostuvo el escritor y periodista José Miguel Varas en 1975, "el cambio de 'clima' dentro del Partido fue muy notable, y se debió a la legalidad, pero no sólo a ello. Hubo algo muy personal en Corvalán que influyó a crear una sensación de gran confianza en la posibilidad de criticar, de que cada cual pudiera dar su opinión sobre cualquier materia, unido todo ello a la idea de que el Partido no era un club de debates, de que de todas maneras había que ser muy firme en las cosas fundamentales...”

Y agregaba José Miguel Varas: "Hasta la llegada de Corvalán a la Secretaría General, el Partido era en mucho un Partido de obreros endurecidos, golpeados, resistiendo al enemigo. Y Corvalán planteó la perspectiva completamente distinta, aunque lógicamente ello no era sólo cuestión de él, sino que correspondía también a un cambio en la situación: 'Son ellos, los enemigos, los que tienen que estar a la defensiva. Ahora nosotros nos abrimos, ahora nosotros vamos a ser los dueños de la iniciativa aquí' ".

EL XV CONGRESO NACIONAL DEL PARTIDO COMUNISTA

Se celebró en Santiago del 18 al 23 de noviembre de 1958. El informe central estuvo a cargo de Luis Corvalán.

La discusión se caracterizó por un sano espíritu crítico y autocrítico. Los debates enriquecieron los informes. Los 300 delegados asistentes participan activamente.

El Décimo Quinto Congreso aprobó el Informe Político del Comité Central, rendido por Luis Corvalán; el de Organización, leído por José Hernández, y el Informe sobre reformas a los Estatutos, presentado por Elías Lafertte.

Una segunda resolución, fue ratificar el Programa de Liberación Nacional. Al respecto, se señala en las conclusiones:

"2. En el período transcurrido desde el Congreso anterior, los hechos han confirmado plenamente lo acertado del Programa de Liberación Nacional que se aprobó en dicha reunión. En vista de ello, el XV Congreso ratifica este Programa...

"4. Se ha agudizado la contradicción fundamental entre la nación chilena y el imperialismo norteamericano y sus aliados, la oligarquía terrateniente y la capa monopolista de la alta burguesía. Esta situación de crisis afecta hoy a la inmensa mayoría de los chilenos; pero, su característica ha sido, en especial, la tremenda pauperización de los obreros y campesinos y también, en el último tiempo, de los empleados... "

"6. No puede haber solución de la crisis de estructura sino a través de la constitución de un gobierno democrático de liberación nacional que realice las transformaciones fundamentales planteadas en el Programa de nuestro Partido".[1] (El subrayado en negrita es nuestro, el autor)

Otras conclusiones están relacionadas con la lucha por la Paz y la Libertad; la Democratización del país; el Fortalecimiento de las organizaciones masas; una Juventud Comunista ideológica y numéricamente fuerte y el Desarrollo orgánico e ideológico del Partido.

EN TEMUCO

En marzo de 1961, don Lucho fue elegido Senador por la Séptima Agrupación Provincial (Ñuble, Concepción y Arauco).

Jugó un rol destacado en la convergencia de las fuerzas de izquierda, tanto en el FRAP, como en la Unidad Popular.

El marzo de 1969 resultó electo Senador por la Tercera Agrupación Provincial (Aconcagua y Valparaíso)

En 1964 se publicó el folleto del compañero Corvalán titulado ‘Nuestra Vía Revolucionaria’.

A fines de agosto de 1964, realizamos el acto de cierre de la campaña en Temuco. Como miles de allendistas en todo el país, estábamos convencidos que en verdad “la tercera sería la vencida”.

Ese día, como estaba programado, llegó a la estación ferroviaria el Tren de la Victoria. Venía una amplia delegación, varios dirigentes nacionales, entre ellos, don Lucho Corvalán.

Poco antes de iniciarse la concentración llamó a los miembros de la Dirección Regional. Quería conversar con nosotros.  Como siempre lo hacía, comenzó por hacernos preguntas. ¿Cuál era la situación de la campaña en la provincia? ¿Qué opinión teníamos sobre los resultados en los comicios del próximo 4 de septiembre? ¿Qué nos parecía la cantidad de gente que estaba en el mitin de clausura de la campaña en Temuco? Nos preguntó a uno por uno. Nuestras respuestas fueron optimistas.  Que la cosa en Cautín era buena; que ganábamos; que estábamos muy contentos por la cantidad de gente que llegó al acto.

Don Lucho hizo una pausa. Luego nos dijo: “Compañeros, esto es sólo para ustedes. ¿Creen que con un acto como éste podemos pensar en una victoria? No, compañeros. Los dirigentes no nos podemos auto engañar. Esta vez, tampoco ganaremos. Debemos saber la verdad, para no caer luego en actitudes desesperadas. Pero, insisto esto es sólo para ustedes, los dirigentes más responsables. No pueden ni siquiera insinuar algo así a los compañeros, a los aliados, a la gente. Porque es necesario seguir trabajando hasta el último minuto”.

Luego participamos en la concentración. Apenas terminó, partió el Tren de la Victoria. Fuimos a despedirlo a la Estación, que quedaba cerca del lugar donde se había realizado el mitin.

Mi experiencia vivida en las cuatro campañas presidenciales con Allende, me permite afirmar que, la única vez en que dirigentes y la gente allendista estábamos absolutamente seguros de que ganaríamos, fue en la el 64.
Incluso los adversarios no se la tenían segura. Pero las cosas se dieron como nos había adelantado don Lucho. Perdimos. La tercera no fue la vencida.


                                                                                            (Continúa)





[1] "El XI Congreso del Partido Comunista de Chile". Santiago, 1958, pp. 128 - 129 - 130