Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
CONQUISTADA LA LEGALIDAD
A comienzos de 1958, se
constituyó un amplio Bloque de Saneamiento Democrático que tenía dos objetivos:
derogar la Ley de Defensa de la Democracia y modificar la ley electoral para
impedir el descarado cohecho, la compra del voto, que realizaba la derecha.
El 2 de agosto de 1958, el
presidente Ibáñez promulgó la ley que derogaba la Ley Maldita, engendro
liberticida que había utilizado en gran parte de su segundo gobierno.
SU
INFLUENCIA EN EL PARTIDO
La conquista de la
legalidad determinó, entonces, una importante transformación al interior de la
vida del Partido Comunista.
Como sostuvo el escritor y
periodista José Miguel Varas en 1975, "el cambio de 'clima' dentro del
Partido fue muy notable, y se debió a la legalidad, pero no sólo a ello. Hubo
algo muy personal en Corvalán que influyó a crear una sensación de gran
confianza en la posibilidad de criticar, de que cada cual pudiera dar su
opinión sobre cualquier materia, unido todo ello a la idea de que el Partido no
era un club de debates, de que de todas maneras había que ser muy firme en las
cosas fundamentales...”
Y agregaba José Miguel Varas: "Hasta la llegada de Corvalán a la
Secretaría General, el Partido era en mucho un Partido de obreros endurecidos,
golpeados, resistiendo al enemigo. Y Corvalán planteó la perspectiva
completamente distinta, aunque lógicamente ello no era sólo cuestión de él,
sino que correspondía también a un cambio en la situación: 'Son ellos, los
enemigos, los que tienen que estar a la defensiva. Ahora nosotros nos abrimos,
ahora nosotros vamos a ser los dueños de la iniciativa aquí' ".
EL XV CONGRESO NACIONAL DEL PARTIDO COMUNISTA
Se celebró en Santiago del 18 al 23 de noviembre de 1958. El informe
central estuvo a cargo de Luis Corvalán.
La discusión
se caracterizó por un sano espíritu crítico y autocrítico. Los debates enriquecieron
los informes. Los 300 delegados asistentes participan activamente.
El Décimo
Quinto Congreso aprobó el Informe Político del Comité Central, rendido por Luis
Corvalán; el de Organización, leído por José Hernández, y el Informe sobre
reformas a los Estatutos, presentado por Elías Lafertte.
Una segunda
resolución, fue ratificar el Programa de Liberación Nacional. Al respecto, se
señala en las conclusiones:
"2. En
el período transcurrido desde el Congreso anterior, los hechos han confirmado
plenamente lo acertado del Programa de Liberación Nacional que se aprobó en
dicha reunión. En vista de ello, el XV Congreso ratifica este Programa...
"4. Se
ha agudizado la contradicción fundamental entre la nación chilena y el
imperialismo norteamericano y sus aliados, la oligarquía terrateniente y la
capa monopolista de la alta burguesía. Esta situación de crisis afecta hoy a la
inmensa mayoría de los chilenos; pero, su característica ha sido, en especial,
la tremenda pauperización de los obreros y campesinos y también, en el último
tiempo, de los empleados... "
"6. No
puede haber solución de la crisis de estructura sino a través de la constitución
de un gobierno democrático de liberación nacional que realice las
transformaciones fundamentales planteadas en el Programa de nuestro
Partido".[1]
(El subrayado en negrita es nuestro, el autor)
Otras
conclusiones están relacionadas con la lucha por la Paz y la Libertad; la
Democratización del país; el Fortalecimiento de las organizaciones masas; una
Juventud Comunista ideológica y numéricamente fuerte y el Desarrollo orgánico e
ideológico del Partido.
EN
TEMUCO
En marzo
de 1961, don Lucho fue elegido Senador por la Séptima Agrupación Provincial
(Ñuble, Concepción y Arauco).
Jugó un rol destacado en la
convergencia de las fuerzas de izquierda, tanto en el FRAP, como en la Unidad
Popular.
El marzo de 1969 resultó electo
Senador por la Tercera Agrupación Provincial (Aconcagua y Valparaíso)
En 1964 se publicó el
folleto del compañero Corvalán titulado ‘Nuestra Vía Revolucionaria’.
A fines de agosto de 1964,
realizamos el acto de cierre de la campaña en Temuco. Como miles de allendistas
en todo el país, estábamos convencidos que en verdad “la tercera sería la
vencida”.
Ese día, como estaba
programado, llegó a la estación ferroviaria el Tren de la Victoria. Venía una
amplia delegación, varios dirigentes nacionales, entre ellos, don Lucho
Corvalán.
Poco antes de iniciarse la
concentración llamó a los miembros de la Dirección Regional. Quería conversar
con nosotros. Como siempre lo hacía,
comenzó por hacernos preguntas. ¿Cuál era la situación de la campaña en la
provincia? ¿Qué opinión teníamos sobre los resultados en los comicios del
próximo 4 de septiembre? ¿Qué nos parecía la cantidad de gente que estaba en el
mitin de clausura de la campaña en Temuco? Nos preguntó a uno por uno. Nuestras
respuestas fueron optimistas. Que la
cosa en Cautín era buena; que ganábamos; que estábamos muy contentos por la
cantidad de gente que llegó al acto.
Don Lucho hizo una pausa.
Luego nos dijo: “Compañeros, esto es sólo para ustedes. ¿Creen que con un acto
como éste podemos pensar en una victoria? No, compañeros. Los dirigentes no nos
podemos auto engañar. Esta vez, tampoco ganaremos. Debemos saber la verdad,
para no caer luego en actitudes desesperadas. Pero, insisto esto es sólo para
ustedes, los dirigentes más responsables. No pueden ni siquiera insinuar algo
así a los compañeros, a los aliados, a la gente. Porque es necesario seguir
trabajando hasta el último minuto”.
Luego participamos en la
concentración. Apenas terminó, partió el Tren de la Victoria. Fuimos a
despedirlo a la Estación, que quedaba cerca del lugar donde se había realizado
el mitin.
Mi experiencia vivida en
las cuatro campañas presidenciales con Allende, me permite afirmar que, la
única vez en que dirigentes y la gente allendista estábamos absolutamente
seguros de que ganaríamos, fue en la el 64.
Incluso los adversarios no
se la tenían segura. Pero las cosas se dieron como nos había adelantado don
Lucho. Perdimos. La tercera no fue la vencida.
(Continúa)