Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
Eres
el mismo sólido retrato
de quien no tiene padre sino patria,
de quien no tiene novia sino aquella
tierra con azahares
que te conquistará la artillería.
de quien no tiene padre sino patria,
de quien no tiene novia sino aquella
tierra con azahares
que te conquistará la artillería.
(Pablo Neruda: “Canto General”)
5.- EN ESPAÑA
Desde Inglaterra, Bernardo se
dirigió a España, a Cádiz concretamente. Se hospedó en casa de don Nicolás de
la Cruz, que era su tutor. Desde allí
intentó infructuosamente ponerse en contacto con Ambrosio O’Higgins. Deseaba
ganarse la benevolencia de su padre. Mientras tanto trabajaba como empleado en
la oficina de don Nicolás. Pero, al
mismo tiempo desarrollaba otras labores.
Allí en Cádiz, tomó contacto con dos curas revolucionarios:
el chileno José Cortés Madariaga y el argentino Juan Pablo Fretes. Le
informaron sobre la situación en Chile. Participó en una rama de la sociedad
secreta “Lautaro”, que luchaba por la emancipación de las colonias españolas de
América.
Luego de cansarse de enviar cartas a
su padre, Bernardo decidió dirigirse a Chile. Se embarcó en la fragata
“Confianza”, que zarpó el 3 de abril de 1800. Pero no alcanzó a navegar mucho.
Fue atacada por tres buques de guerra ingleses. Los viajeros fueron hechos
prisioneros y trasladados a una fragata británica. Los llevaron a Gibraltar,
donde los liberaron. Bernardo, sin dinero alguno, se dirigió a pie hacia
Algeciras. Tuvo la suerte de encontrar allí al capitán Tomás O’Higgins, un
pariente suyo. Tampoco tenía mucho dinero, pero le prestó un peso a Bernardo.
Éste logró que el capitán de un buque lo llevara a Cádiz, jurándole que allá le
cancelaría el pasaje.
Bernardo volvió al palacete de don
Nicolás de la Cruz. Era un hueped indeseado. Estalló en Cádiz una epidemia de cólera. Enfermó
gravemente. Moribundo recibió extremaunción de un sacerdote y se confesó. Don
Nicolás mandó a hacer un ataúd a la medida del joven chileno. “Empero él poseía
una voluntad inquebrantable, sí como algunos conocimientos adquiridos en el
Nuevo Mundo. Pidió que le dieran la quina. Ese medicamento tenía una dudosa
reputación en Europa de aquella época. Los médicos lo consideraban como un
pandero usado para el encantamiento. Por ello, no se prestó atención al ruego
del enfermo. Pero el criollo insistió. Se la trajeron y para sorpresa de todos,
se recuperó totalmente en diciembre de 1800” . (V. Razuváez: “Bernardo O’Higgins:
Conspirador, general, estadista”, página 57)
Su existencia era un rosario de
hechos desafortunados. Pero ello cambió de manera sorprendente. Estando aun en
España desde Perú le llegó la noticia de la muerte de su padre, recién
destituido de su cargo de Virrey que lo había nombrado heredero de una gran
fortuna. La hacienda San José de las Canteras, en la región del Biobío, unas16
mil cuadras, 4.664 de ganado vacuno, 540 caballos, 6 mil ovejas y muchos
etcéteras. Además ya podría usar el apellido de O’Higgins. Y lo más importante:
ya podía regresar a su patria.
Inició su retorno en 1801