domingo, 21 de agosto de 2022

EN EL 244 NATALICIO DE BERNARDO O’HIGGINS RIQUELME

 


 

 

                                               Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                               Centro de Extensión e Investigación

                                               Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

             

 


Bernardo O’Higgins   nació en Chillán  Viejo el 20 de agosto de 1778. Su padre fue  Ambrosio O’Higgins, un irlandés al servicio del monarca español; su madre, Isabel Riquelme, una bella joven chillaneja de 22 años. No pudieron casarse. Las leyes españolas  prohibían a los funcionarios del rey contraer matrimonio. La llegada del niño debió  ser  ocultada.  Fue arrebatado a su madre.

 

ATA SU CORAZÓN A LA LUCHA LIBERTARIA

Bernardo tenía 16 años cuando llegó a  Inglaterra en 1795 para estudiar comercio en la Academia de Richmond, cerca de Londres. Fue un buen alumno. Pronto dominó el idioma inglés. También la literatura francesa y el dibujo. Lo apasionaban la historia y la geografía. Leía mucho. Su libro predilecto era “La Araucana  de Alonso de Ercilla. Le dolía no haber vivido la época de Lautaro para  luchar junto a los mapuches por la libertad  de su tierra. 

Su profesor de matemáticas comprendió muy bien los sentimientos del joven Bernardo. Era Francisco Miranda, un patriota venezolano, desterrado en Europa que, para poder subsistir,  daba  clases en  la Academia de Richmond. 

Un día, en medio de gran secreto, Miranda habló con  su alumno. Le reveló que formaba parte de una sociedad secreta cuyo objetivo era  emancipar las colonias españolas en América. Lo invitó a formar parte de ella. Bernardo, emocionado, abrazó a su maestro y le dijo: “Mirad en mí, señor, tristes restos de mi compaisano Lautaro, arde en mi pecho ese mismo espíritu que libertó Arauco, mi Patria, de sus opresores”.

Corría 1798. El nuevo miembro de la Logia secreta tenía 20 años de edad. Poco después, en 1799,  debió abandonar Inglaterra. 

Se dirigió a España, a Cádiz concretamente.

Allí tomó contacto con dos curas revolucionarios: el chileno José Cortés Madariaga y el argentino Juan Pablo Fretes. Le informaron sobre la situación en Chile. Participó en una rama de la sociedad secreta “Lautaro”, que luchaba por la emancipación de las colonias españolas de América. 

En 1801 se embarcó rumbo a la patria. Desembarcó en Valparaíso en septiembre de 1802, con el nombre de Bernardo O’Higgins Riquelme y convertido en  dueño de la gran hacienda de  San José de Las Canteras y de una casa en Santiago. Lo primero que hizo fue llevar a su madre y a su hermana Rosita a la hacienda.

 

LUCHADOR  CLANDESTINO

Era  ahora un latifundista, pero sus ideales se mantenían inamovibles. Se dedicó a organizar círculos clandestinos para luchar por la Independencia. Con toda razón pudo escribir en 1842: “Mis intereses personales son los menos que he cuidado en toda mi vida, particularmente cuando los de mi patria estaban de por medio”. 

El 18 de septiembre de 1810 se creó en Santiago la Primera Junta de Gobierno, para  mantener al país bajo la dominación del rey de España. 

Bernardo O’Higgins agudo observador concluyó que la lucha por independizarse del sistema colonial español iba ser largo y se definiría finalmente por las armas. Y comenzó a prepararse para ello.

 

DIPUTADO PATRIOTA

El 4 de julio de 1811 se inauguró el Primer Congreso Nacional. O’Higgins  formó parte de este parlamento, habiendo sido elegido diputado por Isla de La Laja. De los 42 congresistas, 24 eran los que la historia oficial llama “moderados”,   contrarios a romper los lazos con España. En toda votación se unieron a ellos los cuatro “realistas”, partidarios  del  monarca Fernando VII. Catorce diputados constituían la minoría patriota. A su cabeza estaba O’Higgins. 

 

COMBATIENTE LIBERTARIO

En 1813 se iniciaron las guerras de la Independencia. O’Higgins  puso su espada al servicio de José Miguel Carrera designado comandante en jefe del Ejército patriota por la Junta de Gobierno de 1813.  Hacia fines de ese año, O’Higgins reemplazo a Carrera al mando del ejército patriota. 

Los días 1º y 2 de octubre de 1814 tuvo lugar la batalla de Rancagua. Durante dos días, atrincherados en la Plaza de esa ciudad, resistieron los patriotas al mando de O’Higgins, los ataques de las fuerzas realistas muy superiores en número. Cuando al segundo día, la defensa de la plaza se hizo imposible, O’Higgins ordenó a los sobrevivientes montar a caballo y se lanzaron en un audaz asalto por sobre las trincheras enemigas.  De los 600 soldados que iniciaron esa intrépida carga, sólo 300 pasaron las defensas realistas. Con estos soldados, más otras unidades que encontró en el camino, el héroe se dirigió a   Mendoza, provincia de Cuyo, para preparar la revancha. El Desastre de Rancagua marcó el fin de la Patria Vieja, período iniciado el 18 de septiembre de 1810, y el comienzo de la Reconquista realista. 

En Mendoza, con la inmensa solidaridad del general José de San Martín, gobernador de Cuyo, se organizó el Ejército Libertador. Este ejército, según el general argentino, debía luchar contra los realistas con tres objetivos concretos: afianzar la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, contribuir a la emancipación de Chile y derrotar al  Virreinato del Perú, último bastión de dominación  española en América del Sur. 

Luego de realizar la proeza del cruce de la cordillera de los Andes, el ejército libertador, el 12 de febrero de 1817, derrotó a las tropas del rey en la batalla de Chacabuco.

 

GOBERNANTE PATRIOTA Y PROGRESISTA

El 16 de febrero de 1817, O’Higgins  fue designado Director Supremo de Chile por un Cabildo Abierto en Santiago.

 

Entre sus obras tenemos: 

Consolidación de la Independencia. A comienzos de 1818, una nueva expedición realista invadió el país. O’Higgins  convocó en ese momento de peligro a los ciudadanos a suscribir el 12 de febrero de 1818, el  Acta de Proclamación de la Independencia de Chile. 

En ella se hacía “saber a la confederación del género humano, que el territorio continental de Chile y sus islas adyacentes, forman, de hecho y por derecho, un Estado libre, independiente y soberano, y quedan para siempre separados de la Monarquía de España y de otra cualquiera dominación, con plena aptitud de adoptar la forma de Gobierno que más convenga a sus intereses”. 

El 5 de abril de 1818, en la batalla de Maipú fueron derrotadas las tropas realistas.  Constituye esa fecha la culminación del proceso de siete años de la Independencia de Chile del sistema colonial español. Los patriotas perdieron un 35% de sus fuerzas entre muertos y heridos. Los realistas sufrieron más de 1.500 muertos y 2.000 prisioneros.  

Las luchas finales  por la Independencia de Chile fueron demostraciones  del consecuente internacionalismo de los patriotas latinoamericanos del siglo XIX, que luchaban por liberar a sus países del colonialismo español. Junto a José de San Martín y Bernardo O’Higgins, están, entre otros, José Martí,  Simón Bolívar, Antonio José de Sucre. 

Otro ejemplo de ese internacionalismo   fue  la Expedición Libertadora del Perú, que zarpó de Valparaíso el 20 de agosto de 1820. San Martín venció a las tropas españolas. El 15 de julio de 1821, se firmó el Acta de la Declaración de Independencia del Perú y el 28 de julio de ese mismo año, se proclamó la Independencia en la Plaza Mayor de Lima.

 

Medidas contra la oligarquía. En 1812 había escrito: “Detesto por naturaleza la aristocracia y la adorada igualdad en mi ídolo”. Siendo Director Supremo fue consecuente con esas palabras. El 28 de noviembre suprimió los títulos de nobleza y prohibió el uso de los escudos de armas. 

Obligó a los oligarcas que colaboraron con los realistas durante la Colonia a pagar fuertes contribuciones para cancelar los gastos del Ejército Libertador de los Andes y a  entregar caballos y dinero para  la Expedición Libertadora del Perú. 

Con fecha 5 de junio de 1818, firmó un decreto aboliendo los mayorazgos, institución del derecho español que consistía que el hijo mayor heredaba todos los bienes, con ello se impedía la división de los grandes latifundios.  Esta medida no pudo ser aplicada porque el Senado, con mayoría  reaccionaria, la aplazó indefinidamente.

 

Obras de progreso: inició la educación estatal: fundó escuelas primarias y el Liceo de La Serena; además reabrió el Instituto Nacional y la Biblioteca Nacional. 

En 1819 ordenó la construcción del Cementerio General, medida muy resistida por la Iglesia. Creó el mercado de abasto, el paseo de La Alameda y terminó el Canal del Maipo. Inauguró el  Teatro o Casa de Comedias; permitió el desarrollo de la prensa, hubo 15 periódicos. Fundó las ciudades de La Unión, Vicuña y San Bernardo. Aplicó la vacuna.

Estableció el servicio de diligencias y correos diarios entre Santiago y Valparaíso.

 

Gobernante constitucionalista. Con fecha 23 de octubre de 1818, el Director Supremo Bernardo O’Higgins  promulgó la Constitución Provisoria para el Estado de Chile que dejó de regir el 30 de octubre de 1822.

 Esta Constitución consagra el principio de soberanía popular que otorga a la Nación la facultad de instalar su gobierno y dictar las leyes que lo han de regir. Reconoce así mismo la separación de poderes. 

Cuatro años después, siempre durante el gobierno de O´Higgins se redactó la Constitución de 1922.  Fue obra de su ministro José Antonio Rodríguez Aldea.

 

Bernardo O’Higgins fue un consecuente internacionalista. Además de la Expedición al Perú, planteó la unidad de los países americanos, desde México hasta Tierra del Fuego. Escribió: “Se  podía ser chileno, peruano o venezolano y al mismo tiempo sentirse americano y compatriota en cualquier país de Hispanoamérica”. 

El 6 de mayo de 1818, publicó un Manifiesto en que proclamaba  “instituir una Gran Federación de Pueblos Americanos”.

 

DERROCAMIENTO Y DESTIERRO

La oligarquía y la Iglesia se unieron y utilizaron a  militares para derrocar a O’Higgins el  28 de enero de 1823. Fue detenido por el general Ramón Freire el 6 de febrero de 1823. 

El 17 de julio de ese mismo año se embarcó hacia El Callao en la fragata inglesa Fly. Iban con él su madre Isabel Riquelme, su hermanastra Rosita, dos indígenas mapuches adoptadas y Pedro Demetrio, su hijo, un niño de poco más de 4 años.

Arribó a El Callao el 28 de julio de 1823. 

La situación política de Perú era caótica. O'Higgins, ante esto decidió poner su espada  al servicio del Perú, en cuyo Ejército tenía el grado de Capitán General. Estaba  en Lima cuando supo que Simón Bolívar había desembarcado en El Callao dispuesto a tomar la dirección de la guerra ante una solicitud del Congreso peruano. A fines de 1823, se trasladó junto con toda su familia a Huanchaco, al puerto de Trujillo donde se encontraba Bolívar con su ejército. 

Al banquete que Bolívar ofreció en celebración de la victoria de  Ayacucho, en 1824, O’Higgins concurrió de civil. Extrañado, Bolívar le preguntó el porqué de su indumentaria paisana. Le respondió: “Señor, la América está libre. Desde hoy el general O’Higgins ya no existe; soy sólo el ciudadano particular Bernardo O’Higgins. Después de Ayacucho mi misión americana está concluida”.

 

MURIÓ EN EL DESTIERRO

Bernardo O’Higgins Riquelme falleció  el 24 de octubre de 1842. Sus restos fueron sepultados en suelo peruano gracias a la caridad de sus vecinos. 

En Perú, vivió él y su familia con grandes privaciones. Solicitó en varias  oportunidades autorización para regresar a Chile. Se la negaron. Ni siquiera muerto  sus enemigos le perdonaron su conducta progresista y patriota. Sólo  27 años después de su fallecimiento sus restos pudieron descansar en la  Patria a la que tanto amó y  por la que tanto hizo. 

Retornó a su tierra 46 años después de su salida al exilio. 

Sólo el 11 de enero de 1870 llegaron a Santiago los restos mortales del revolucionario llamado Bernardo O’Higgins Riquelme.