Un día como hoy, 21
de julio, en dos años diferentes, fallecieron dos revolucionarios que, en su
momento, ocupando el cargo de secretario general del Partido Comunista e
Chile, jugaron un importante papel
en la marcha del movimiento popular. Sus nombres son banderas de lucha:
Ricardo Fonseca Aguayo y Luis Corvalán
Lépez.
¡Honor y gloria a
los combatientes por el futuro!
Un abrazo,
Iván Ljubetic Vargas
A 70 años de su partida física:
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
“Veníamos los dos de las desamparadas
regiones de la
Frontera,
y entre una racha y otra
del tiempo tempestuoso
nos encontramos bajo el mismo techo
junto al fuego que el hombre ha levantado
sacándoselo
del pecho”
(Pablo Neruda)
Ricardo Fonseca Aguayo nació en el
sur, en la Frontera, en una modesta casa de la calle 18 de Septiembre de Puerto
Saavedra, el 17 de enero de 1906, pueblo donde pasó su niñez.
Sus padres, Santiago Fonseca y Clorinda Aguayo, eran
campesinos pobres de un lugar llamado Pichico (“Poca agua”). Además de Ricardo,
tenían otros cuatro hijos: Santiago, Elcira, Lisardo y Abraham.
Ricardo no había cumplido los seis años, cuando falleció
su padre. La madre mostrando valor y mucho espíritu de sacrificio, apechugó con
sus cinco hijos.
Ayudada por el mayor de ellos, llamado Santiago (quien
sería el primer comunista de la familia), la madre daba pensión en la casa
donde vivía. Por ello, pudo Ricardo estudiar en la Escuela
Primaria de Puerto Saavedra.
ESTUDIANTE
RESPONSABLE
Estudió con responsabilidad, llegando a ser el mejor
alumno de su curso. Tenía gran amor por la lectura. Fue el lector más asiduo de
la biblioteca de Puerto Saavedra.
El maestro de Ricardo
de la Escuela, le aconsejó a su madre (que analfabeta) que lo
matriculara en la Escuela Normal de Victoria. Tenía 12 años y hubo que
aumentarle la edad para que pudiera ser admitido.
En esa escuela se destacó por ser un estudiante aplicado,
por su firme personalidad, su espíritu de fraternidad y de camaradería hacia todos sus compañeros.
Cuando Ricardo se fue a estudiar a la Normal y su hermano Santiago, a Valdivia a trabajar
como obrero, la madre se fue a vivir al campo,
a Pichico, distante 4 kilómetros de Puerto Saavedra.
CONOCE A RECABARREN
Finalizó sus estudios en Victoria cuando tenía 17 años de
edad. Viajó a Santiago. Allí se encontró, por casualidad, con un mitin obrero
en la antigua Plaza Argentina. Le llamó la atención un orador. Era Luis Emilio
Recabarren.
Comenzó a trabajar como profesor en la Escuela Nº 3 de
Valdivia. Por las noches
iba a los locales sindicales donde hacía clases de alfabetización y de cultura
general. Allí tomó
contacto con dirigentes obreros.
En 1922 se fundó la Asociación General de Profesores de
Chile, que se puso a la cabeza de las
luchas del Magisterio. Ricardo se
incorporó a ella y participó activamente en sus campañas.
En Valdivia escuchó por segunda vez a Recabarren en una
charla sobre “Rusia Obrera y Campesina”.
EN LA LUCHA
CLANDESTINA
El 4 de junio de 1925, durante el gobierno de Arturo Alessandri Palma, se perpetró la
masacre de La Coruña. Dos años después se inició la dictadura del general
Carlos Ibáñez del Campo, que reprimió al PC y a la FOCH. Decenas de dirigentes
fueron detenidos y deportados a Isla de Pascua, de Juan Fernández y otros
lugares inhóspitos.
Ricardo tomó parte en grupos clandestinos para luchar
contra la dictadura, formados por los profesores más consecuentes.
DIRIGENTE DEL
MAGISTERIO
En 1928 Ricardo Fonseca trabajó por unos meses en la
ciudad de Molina, para trasladarse luego a Santiago, donde ejerció como
profesor en la Escuela Nº 63 de Recoleta. Pronto fue elegido dirigente de la
Sección Santiago de la Asociación General de Profesores.
Junto a otros maestros, con los cuales venía luchando,
fundó el Grupo ITE, adherido a la Internacional de los Trabajadores de la
Enseñanza.
La ITE, de la cual rápidamente se constituyeron filiales
en Antofagasta, Valparaíso, Talca, Chillán, Concepción y otras ciudades,
enarbolaba la bandera de la lucha contra la dictadura, por las reivindicaciones
de los maestros y por el desarrollo de la educación.
INGRESA AL PARTIDO COMUNISTA
Hacia fines de 1929 ingresó a las filas comunistas. En una
carta enviada a compañeros y amigos, en febrero de 1930,
explicó las razones del trascendental paso dado: “La tarea del profesor
es noble, y enseñar es una de las cosas más grandes que existen. Pero la acción
de la escuela es restringida y los frutos que obtiene un maestro en su vida son demasiados pequeños. Es
preciso servir a una escuela más grande, cuya acción englobe a miles de
alumnos. Esta escuela es el Partido Comunista y este alumnado innumerable es el
pueblo”.
(Citada por Luis Corvalán en “Ricardo Fonseca Combatiente
Ejemplar”, página 66). Paso que había dado años antes su hermano Santiago,
cuando llegó a laborar como obrero en Valdivia.
Ricardo Fonseca militó en la Sexta Comuna de la capital.
LA ASOCIACIÓN
GENERAL DE PROFESORES
El 26 de julio de 1931 un poderoso movimiento democrático
derribó la dictadura de Ibáñez- Ese día, Ricardo pronunció su primer discurso
público en un mitin en la Casa Central de la Universidad de Chile.
El 25 de agosto se constituyó la Asociación General de
Profesores, eligiendo una Junta Directiva
de la cual formaba parte Fonseca.
Había asumido el gobierno, en calidad de
Vicepresidente, el reaccionario Juan
Esteban Montero, pero pronto entregó el mando a su ministro del Interior Manuel
Trucco, quien también gobernó como Vicepresidente. Durante su breve mandato
estalló, el 1 de septiembre de 1931, la sublevación de la marinería de la flota
de guerra, aplastada el 5 de ese mes.
En las elecciones de octubre triunfó Juan Esteban Montero, quien asumió la
Presidencia de la República el 3 de diciembre de 1931.
SU PREOCUPACIÓN POR
LA EDUCACIÓN IDEOLÓGICA
El 11 de enero de 1932 los portuarios de San Antonio
iniciaron un paro nacional.
En la Sexta Convención Nacional de la Asociación General de Profesores, realizada en Chillán en enero de 1932,
chocaron dos corrientes: una revolucionaria y otra reformista, entre las cuales
las contradicciones eran insalvables. Entonces,
el 20 de ese mes, Fonseca y otros profesores revolucionarios fundaron la
Federación de Maestros, una combativa entidad del Magisterio, que luchó por la
democracia, el mejoramiento de las condiciones de los profesores y planteó por
primera vez una educación con bases científicas.
El 4 de junio un golpe cívico-militar derrocó el gobierno
de Montero e instauró la “República Socialista”, que no adoptó ninguna medida
socialista, pero fue un gobierno democrático, que llevó adelante algunas
reformas destinadas a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Duró
sólo doce días. Fue aplastada por un
golpe de Estado reaccionario, que dio
paso a la dictadura de Carlos Dávila,
que reprimió al pueblo durante cien días. En diciembre de 1932 se inició la
segunda administración de Arturo Alessandri Palma.
EN EL COMITÉ
REGIONAL SANTIAGO DEL PARTIDO COMUNISTA
El abril de 1933, Ricardo Fonseca fue promovido al Comité
Regional Santiago del Partido Comunista. Desde ese organismo se dedicó con
mucha fuerza a elevar el nivel ideológico de la militancia. Fue un activo
promotor de la educación partidaria.
En una Conferencia contra la Guerra, realizada en la
Universidad de Chile, conoció a Elena Pedraza, delegada de los estudiantes de
educación física, con quien formó pronto
un modelo de hogar comunista y sería su
compañera de toda la vida.
RELEGADO EN AYSÉN
En enero de 1934 el gobierno de Alessandri lo relegó a Aysén. Estando allí recibió un regalo de
Elena Pedraza: el Capital de Karl
Marx. Dedicó su tiempo como
relegado a hacer algunas clases
particulares para mantenerse,
conversar con los trabajadores
del pueblo y, sobre todo, a estudiar la
obra de Marx.
A su regreso a la capital, fue elegido Secretario General
de la Federación de Maestros. Eran tiempos de dura represión. Se produjo la
masacre de Ranquil contra los
campesinos, en el Alto Bio-Bío.
HUELGA DE HAMBRE EN
LA CÁRCEL
La policía irrumpió en un Congreso de la Federación Obrera
de Chile, que se efectuaba en Santiago, detuvo a Ricardo y otros delegados. Conducidos a la
cárcel, llevaron a cabo una huelga de hambre, que a través de la cual, después de 17 días,
conquistaron la libertad.
El 23 de febrero de 1936 se inició una huelga de los
obreros ferroviarios que fue violentamente reprimida por el gobierno de
Alessandri. Dirigentes políticos y sindicales fueron detenidos.
Uno de ellos, Ricardo Fonseca.
RELEGADO A MAULLÍN
Por entonces,
trabajaba como vendedor de bencina en una bomba de Copec. Se dirigía al Hospital San Borja a ver a su
compañera Elena, que recién había dado a luz a su hijo Leonardo, cuando fue
detenido por la policía y relegado a Maullín, una pequeña aldea, situada a
varios kilómetros de Puerto Montt No
pudo ver a su esposa ni conocer a su
hijo.
El movimiento de solidaridad con los ferroviarios produjo un acercamiento
entre los partidos de izquierda. Ello creó las condiciones para que el 26 de
marzo de 1936 naciera el Frente Popular. Lo constituyeron los partidos Radical,
Socialista, Democrático y Comunista.
LA REVISTA
PEDAGÓGICA
Estando relegado en Maullín concibió la idea de editar una revista pedagógica que barriera,
en el campo de la educación, con el reformismo y el idealismo, y echara las
bases de una pedagogía avanzada y de un plan orgánico destinado a terminar con
el 42% de analfabetos, a elevar el nivel cultural del pueblo y a preparar a la
juventud para la nueva época de transformaciones económicas, sociales y
políticas por las cuales venía luchando el Frente Popular.
De regreso a Santiago, junto Rodolfo Guzmán, Crisólogo
Gatica y otros destacados maestros comunistas, editó la Revista Pedagógica. En
septiembre de 1936 participó en la asamblea pedagógica organizada por la Unión
de Profesores de Chile, donde planteó sus ideas sobre una educación orientada a
la formación de una conciencia democrática.
SECRETARIO GENERAL
DE LA JUVENTUD COMUNISTA
El Partido decidió que Ricardo pasara a las filas de las
Juventudes Comunistas, en las cuales fue elegido su secretario general en 1937.
Esta designación marcó un hito en la vida de la Jota. Gracias al aporte de
Fonseca, experimentó un gran desarrollo, comenzó a utilizar métodos audaces,
atractivos; adquirió personalidad, mayor combatividad y dinamismo.
En enero de 1937, a iniciativa de Ricardo, se realizó un
Pleno clandestino del Comité Central de las Juventudes Comunistas en las faldas
de la Cordillera de los Andes. En esa reunión se trazó el objetivo de
constituir un amplio frente juvenil patriótico y antifascista.
LA ALIANZA
LIBERTADORA DE LA JUVENTUD
Esto se logró en septiembre de ese año, al nacer la
Alianza Libertadora de la Juventud, constituida por jóvenes comunistas,
socialistas, radicales, democráticos, evangélicos, deportistas de clubes de
barrio. Una especie de versión juvenil, pero ampliada, del Frente Popular. Sus
actividades eran deportivas, culturales, artísticas, de acuerdo a las
características propias de los jóvenes.
La Alianza Libertadora de la Juventud se transformó en una
de las barreras más firmes para enfrentar el fascismo, en especial al
Movimiento Nacional Socialista, dirigido por González von Marees. En uno de los
encuentros, entre comunistas y nazistas, fue asesinada en
Valparaíso la joven comunista Eliana
Miranda.
La política de las JJ CC era de gran amplitud. En el Informe a la Segunda
Conferencia Nacional, celebrado en abril de 1938, Ricardo Fonseca señaló:
“Nosotros queremos trabajar unidos con los elementos democráticos de la Falange
Nacional, enemigos de Ross y del fascismo, en la realización de las tareas que
el momento actual plantea a nuestra
generación.”
En las elecciones presidenciales del 25 de octubre de 1938
triunfó Pedro Aguirre Cerda, candidato del Frente Popular, que inició su gobierno el 24 de diciembre de ese año.
La Alianza Libertadora de la Juventud jugó un importante
rol en la solidaridad con el pueblo español que luchaba contra las fuerzas
fascistas de Franco, que habían desencadenado la cruel guerra civil el 18 de julio de 1936.
Durante el Gobierno de Pedro Aguirre Cerda, Ricardo
Fonseca volvió al Magisterio por algunos meses, pero renunció para dedicar
todos sus esfuerzos al trabajo partidario.
DIRECTOR DE “EL
SIGLO”
En septiembre de 1940 tuvo lugar el Segundo Congreso
Nacional de las Juventudes Comunistas. En este torneo Ricardo dejó el frente
juvenil. Retornó al Partido y fue incorporado a la Comisión Política del Comité
Central. Asumió la dirección de El Siglo, fundado poco antes, el 31 de agosto
de 1940. En él formó periodistas
obreros, les enseñó a escribir en un lenguaje sencillo, comprensible para las
masas. Transformó al diario en una
verdadera escuela de cuadros.
Evoca su hijo Leo Fonseca: “En los años 41-42, él era
Director de “El Siglo”, es decir llegaba a casa muy tarde debido al cierre del
diario, además era diputado por la Provincia de Tarapacá, lugar muy lejano en
esos tiempos aunque se viajara en avión. Entre Santiago e Iquique se demoraba
unas 9 horas en unos aviones pequeños anteriores a los DC3. En tren eran tres días y tres noches entre
Santiago e Iquique y en barco unos 5
a 6 días desde Valparaíso. Recuerdo que permanecía un
mes o más en su distrito en el trabajo político”.
SENADOR
En las elecciones parlamentarias de marzo de 1941 el PC
eligió 3 senadores y 15 diputados.
Uno de estos fue Fonseca, por la provincia de Tarapacá.
Al Gobierno de Pedro Aguirre Cerda le sucedió el de Juan
Antonio Ríos. A éste, gravemente enfermo, lo reemplazó -en calidad de
Vicepresidente- el radical derechista Alfredo Duhalde. Apenas llegado a La
Moneda se lanzó contra los trabajadores del salitre y el 28 de enero de 1946
perpetró la masacre de la Plaza Bulnes, donde carabineros asesinaron a seis
obreros, entre ellos la joven comunista
Ramona Parra.
En 1946, Ricardo Fonseca fue promovido al secretariado del
Comité Central y Encargado de Educación, Prensa y Propaganda. Su primera medida consistió en montar una escuela central de cuadros y varias escuelas
regionales. Fue un consecuente heredero de Recabarren.
GONZÁLEZ VIDELA: LOS
PRIMEROS MINISTROS
El 12 de enero de 1946, el PC proclamó la candidatura
presidencial de Elías Lafertte. En una Convención Nacional de la Izquierda,
presidida por Fonseca, se aprobó un Programa de Gobierno y designó como abanderado al radical Gabriel González Videla. Ganó en las elecciones
del 4 de septiembre de 1946 e inició su mandato el 3 de noviembre de ese año.
En su primer Gabinete hubo tres ministros comunistas. Uno de ellos era Carlos
Contreras Labarca, que ocupaba por entonces el cargo de Secretario Genera del
Partido. El Comité Central consideró inconveniente que desempeñara
simultáneamente ambas responsabilidades. Se decidió reemplazarlo en sus
funciones de Secretario General. En ese momento surgió el nombre de Ricardo
Fonseca, que se venía destacando por su aporte en la Dirección del Partido.
Luis Corvalán escribió:
“A partir de 1945, la figura de Ricardo adquiere relieves
de gigante. Da un aporte extraordinario en la lucha por la línea del Partido,
por la independencia política del proletariado y de su partido, por la
formación de un Partido Comunista de tipo bolchevique”. (Luis Corvalán: “Ricardo
Fonseca. Combatiente ejemplar”. Editora Austral, Santiago, 1971, página 160)
SECRETARIO GENERAL
DEL PARTIDO COMUNISTA
Asumió el cargo de Secretario General del PC el 31 de
octubre de 1946.
Cuando fue promovido a Secretario General del Partido
–recuerda su hijo Leo Fonseca- sus tareas fueron más complejas aunque
siempre destinó tiempo y atención a su familia y al hogar. Por ello, sin haber
sido un padre permanentemente presente como en la mayoría de las familias
tampoco puede calificarse como uno ausente.
Mi madre, Elena Pedraza, también era activa trabajadora al
ser la sostenedora principal del hogar, además de militante y dirigente
sindical. Ricardo ganaba como los diputados y senadores comunistas es decir un
sueldo de obrero especializado pagado por el Partido, la “dieta” de todos los
parlamentarios las cobraba Finanzas y se destinaba al funcionamiento de la organización.
En casa él debió atender diferentes tareas domésticas como
comprarme zapatos y ropa, matricularme en la escuela todos los años, en
1942 se dio tiempo para enseñarme a leer
y escribir y las operaciones de suma y resta reactivando sus conocimientos de
profesor primario. Por lo tanto ingresé a segundo año, en 1943, estando bien
preparado para el curso al cual llegaba.
GRAN AVANCE ELECTORAL
COMUNISTA
En las elecciones municipales de abril de 1947, el PC
elevó su votación de 32.219 sufragios, obtenidos en 1944, a 91.282,
convirtiéndose en el partido más fuerte
del país.
En junio, González Videla pidió la renuncia a los
ministros comunistas. El 21 de octubre,
inició la represión. Detuvo a dirigentes comunistas, los envió al campo de
concentración de Pisagua, exoneró a profesores, ferroviarios y funcionarios de
las reparticiones públicas por ser militantes comunistas o sospechosos de
serlos.
NUEVAMENTE EN LA
LUCHA CLANDESTINA
Ricardo Fonseca supo hacer pasar al Partido a la
ilegalidad. Fue una retirada peleando. Solidarizando con los obreros del carbón
y protestando por las medidas represivas del gobierno, efectuando combativos en
las principales industrias del país. En el parlamento, en la prensa, utilizando
cualquier tribuna pública, se denunciaban los planes del traidor.
Se montó un Secretariado ilegal, relacionando y combinando
la lucha legal con la ilegal.
Se preocupó de la protección de los compañeros más
amenazados por la policía.
Pablo Neruda, uno de los perseguidos por González Videla,
escribió: “El secretario general de mi Partido había sido hasta entonces
Ricardo Fonseca. Era un hombre muy firme y sonriente, sureño como yo, de los
climas fríos de Carahue. Fonseca había cuidado de mi vida ilegal, mis
escondites, mis incursiones clandestinas, la edición de mis folletos, pero,
sobre todo, había cuidado celosamente el secreto de mis domicilios. El único
que verdaderamente sabía, durante un año y medio de mis escondites, dónde iba a
comer y dormir cada noche, era mi joven y resplandeciente jefe y secretario
general, Ricardo Fonseca”. (Pablo Neruda: “Confieso que he vivido. Memorias.
Seis Barral, Barcelona, 1974, página 248).
CONTRA LA LEY
MALDITA
En 1948 el ejecutivo envió al Parlamento el proyecto
de Ley de Defensa de la Democracia,
bautizada por el pueblo como “Ley Maldita”. Durante su discusión en la Cámara
de Diputados, Ricardo Fonseca pronunció un discurso en donde dijo refiriéndose
al Partido Comunista: “Lo fundaron
obreros chilenos y siempre han militado en él los mejores hijos de la clase
obrera... Hoy se trata de fusilar la idea del marxismo, como prólogo al
descuartizamiento de todas las ideas de justicia y progreso social, de libertad
y de democracia. Pero se equivocan. El marxismo, en este año, ha cumplido un
siglo. Ha conocido todas las persecuciones, todo el rigor de las ilegalidades,
de los pelotones de ejecución y, sin embargo, ha emergido de la cárcel, más fuerte,
más joven y luminoso que nunca.... es el comunismo una idea que no puede ser
destruida, y hay que recordar que Hitler comenzó muy alegremente con las
fanfarrias de Munich y el nazismo terminó muy lúgubremente en las horcas de
Nuremberg... así pasará... El Partido de Recabarren, que nació de la entraña
misma de la auténtica chilenidad, permanecerá invariablemente fiel a sus
orígenes, a su pasado de lucha, a la causa de la libertad humana y de los
valores de la civilización. Sabe que el pueblo lo acompaña y que nadie podrá
legítimamente poner fuera de la ley al pueblo chileno”. (Citado por Luis
Corvalán: obra citada, páginas 212-213-214)
COMBATIENDO A PESAR
DE SU PRECARIA SALUD
En septiembre de 1948 fue aprobada la Ley Maldita. El
Partido Comunista fue ilegalizado y perseguido con fiereza. Fueron borrados 40
mil ciudadanos de los Registros Electorales.
A fines de diciembre de 1948, Ricardo Fonseca comenzó a
enflaquecer y a tener fuerte dolores intestinales.
Fue sometido a una intervención quirúrgica. Sufría de
cáncer terminal.
En el verano de 1949 planteó al Comité Central la
necesidad de designara a un nuevo Secretario General. El mismo propuso al
obrero Galo González.
El mal avanzaba, pero Ricardo deseaba seguir en la lucha.
“LA ABSTENCIÓN NO ES
POLÍTICA DE LOS COMUNISTAS”
En marzo de 1949
tuvieron lugar elecciones parlamentarias, en que todo estaba dado para un gran
fraude. Ricardo planteó aprovechar la
coyuntura electoral para denunciar tanto a la dictadura del traidor como la
mascarada electoral Frente a este tema tuvo una violenta discusión con Luis Reinoso, entonces Sectario de
Organización del Comité Central., quien planteaba la abstención del Partido en
las elecciones. Ricardo, y la Dirección del Partido, sostuvo que “la abstención no es política de los
comunistas”. Este fue otro de los grandes aportes de Fonseca.
Enfermo como estaba pidió a la Dirección que se le
permitiera realizar algún trabajo. Grabó un discurso que fue transmitido por
radio. Fue su última actuación pública.
Continuaba estudiando, seguía con atención los
acontecimientos. Dirigentes del Partido llegaban hasta su casa y les conversaba
y entregaba su experiencia.
DESPEDIDAS
A pesar de que sus compañeros le habían ocultado la
gravedad de su enfermedad, pocos días antes de su muerte Ricardo se dio cuenta de que se le escapaba
la vida. No se desesperó. Decidió realizar sus últimas recomendaciones al
Partido. Llamó uno por uno a los cuadros la Dirección, que llegaron a conversar
con él.
A su compañera le dijo: “Nena, hemos llegado a la etapa
final de mi enfermedad. Los esfuerzos del Partido, tuyos y
míos ya son inútiles. Me voy a morir. Tú no vas a quedar sola. Hay una gran familia, el Partido,
que te ayudará a ti y a mis hijos, siempre y cuando sean dignos de él, como
creo que serán. Has sido una compañera admirable...”
Llamó a su hija Mireya, que vivía en Temuco, para darle
sus últimos consejos.
Llamó a su hijo Leo de 13 años de edad, y con su actitud
cariñosa y su entereza de siempre, le habló así: “He seguido el camino del
comunismo, porque esta doctrina es la
causa justa, noble y honrada… Hay que ser fuertes y no temer al enemigo. No
vacilar jamás. Tu tienes una gran responsabilidad hacia tu madre y tus
hermanas, Margarita y Eugenia...”
“VOY A MORIR. COMPAÑEROS,
PERO ME VOY CONTENTO”
Estando muy enfermo, Ricardo Fonseca pidió hablar con la
Dirección del Partido. El Secretariado, burlando la vigilancia policial llegó
hasta su hogar. Era el viernes 15 de julio de 1949. A Ricardo le costaba
ya hablar. Pero mantenía, como siempre el pensamiento lúcido. Habló con calma,
con imperturbable serenidad, deteniéndose a veces sólo por la fatiga o por la
emoción. Dijo:
“Voy a morir, compañeros. Pero me voy contento, porque el
Partido es grande y está unido. Nada ha podido el terror. Y esto es lo
principal, porque el Partido es la columna vertebral de la clase obrera y del
pueblo y es indispensable su existencia para la liberación de Chile. Me voy
contento porque el Partido ha cumplido con su deber. El camino de la traición y
la entrega era fácil y cómodo. Pero el Partido prefirió el camino del combate,
que era el de mayor sacrificio, antes de volver las espaldas al pueblo, porque
es parte de él, es su corazón combatiente, su cabeza directiva. El Partido no
negó al pueblo y el pueblo no negó al Partido.
Me voy contento porque el Partido cuenta con una dirección
política firme, de raíz proletaria,
intransigente en los principios y flexible en su aplicación, forjada en la dura
escuela del comunismo. Me voy contento porque entreveo el amanecer de un nuevo
día, en que el pueblo reconquistará con sus propias manos su libertad y sus
derechos arrebatados...” (Luis Corvalán:”‘Ricardo Fonseca, combatiente
ejemplar’” página 222 y siguientes)
Seis días después,
el 21 de julio de 1949, dejó de latir el
corazón de Ricardo Fonseca Aguayo, un combatiente ejemplar, educador y
Secretario General del Partido Comunista de Chile. Tenía 43 años de edad.
Libro
sobre Ricardo Fonseca, escrito por Luis Corvalán Lépez