Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
El Partido Demócrata Cristiano de Chile (PDC), llamado
también Democracia Cristiana (DC), es un partido político fundado el 28 de
julio de 1957. Surgió de la unificación de diversos grupos socialcristianos.
Participaron en su creación la Falange Nacional y el Partido Conservador Social
Cristiano, grupos escindidos del Partido Conservador, y que formaban la
Federación Social Cristiana.
La Falange Nacional había surgido al finalizar una
concentración de los jóvenes del Partido Conservador, realizada en el teatro
Principal de Santiago entre el 11 y 13 de octubre de 1935. Tiene por fecha de
fundación, entonces el 13 de octubre de 1935, adoptando el nombre de Movimiento Nacional de la Juventud
Conservadora. En 1936 tomó el nombre de Falange Nacional.
Al producirse en 1938 la campaña presidencial, los jóvenes
conservadores se negaron a apoyar al candidato oficial del partido, Gustavo
Ross Santa María. Declararon libertad de acción
a sus militantes. Pero terminaron votando por Ross para tratar de
impedir el triunfo del candidato del
Frente Popular.
En sus raíces, se
puede encontrar la explicación de su condición de colectividad pluriclasista, pero con una
convicción pro capitalista y, por tanto, anticomunista.
Cómo señaló Salvador Allende en 1965 refiriéndose al PDC,
´”se trata de un partido burgués, cuya misión histórica radica, exactamente, en
preservar la existencia del sistema capitalista. El partido Demócrata Cristiano
y sus inspiradores sustentan el sistema capitalista y sus intentos sólo
alcanzan a procurar impedir algunos de sus abusos”.
Recordemos sólo dos casos concretos.
1. Cuando el 1 de enero de 1959 triunfó la Revolución
Cubana y un estremecimiento de sorpresa y de convicción revolucionaria prendió
en América Latina, el imperialismo estadounidense levantó como contrapartida al
proceso cubano que inflamaba la Patria Grande, la Revolución en Libertad de la
DC chilena.
El 3 de noviembre de 1964 se inició el gobierno del
democratacristiano Eduardo Frei Montalva.
Lo hizo en medio de la expectación mundial y el entusiasmo de amplios
sectores de la población chilena.
La campaña presidencial democratacristiana se había realizado bajo la consigna de la
“Revolución en Libertad”. El objetivo era claro: hacer una revolución como la
cubana, pero sin violencia, sin el “paredón”. O sea, cambios en libertad.
Por eso, en el exterior, los círculos imperialistas
saludaron con regocijo la llegada del líder democratacristiano a La
Moneda. Sabían que la DC garantizaba el
mantenimiento del capitalismo y, por tanto, de sus enormes intereses en
Chile. Confiaban, además, en que el
nuevo gobierno transformaría al país sudamericano en una réplica “democrática”
de la Revolución Cubana, alzándose como un modelo para los pueblos latinoamericanos.
2. Cuando el proceso revolucionario impulsado por la
Unidad Popular en Chile avanzaba y el Gobierno de Salvador Allende realizaba
profundos cambios a favor de Chile y los chilenos, como la nacionalización de
la gran minería del cobre, hierro y salitre, una profunda reforma agraria, la
estatización de importantes empresas, la creación del área social de la
economía, cambios que mejoraron la vida de los trabajadores.
La cesantía disminuyó de un 6,3% a un 3%. Los salarios,
pensiones y montepíos aumentaron su poder adquisitivo en un 66%. El salario
mínimo tenía un poder de compra equivalente a 27,3 kilos de pan al día
(actualmente, alcanza para unos 6 kilos de pan diarios). Se entregó previsión
social a 725 mil chilenos. Se crearon consultorios de salud en el campo y en
los barrios. Hubo avances en la educación pública y los profesores recibieron
beneficios por primera vez sin necesidad de protestas ni paros. Se
establecieron becas para hijos de
obreros, campesinos y mapuches. Se dio
medio litro de leche gratis diario a todos los niños hasta 15 años. Se
publicaron libros de la literatura nacional y mundial a precios muy bajos. Hubo
vacaciones populares. Los trabajadores tuvieron participación efectiva en la
marcha del país. Ha sido el único gobierno con ministros obreros.
Entonces la DC, entró en el camino de la sedición
contrarrevolucionaria. Uno de sus episodios fue el llamado “Complot del Pastel
de choclo”:
Patricio Aylwin, siendo Presidente del Senado encabezó, el
6 de marzo de 1972, una reunión conspirativa en la chacra El Arroyo de Chiñigue.
Junto a él participaron Enrique Urrutia Manzano, presidente de la Corte
Suprema; Jorge Fontaine, presidente de la Confederación de la Producción y del
Comercio; Benjamín Matte, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura;
Orlando Sáenz, por SOFOFA; Arturo Fontaine, subdirector de El Mercurio; Jaime
Guzmán, Andrés Zaldívar, Rafael Montero.
El objetivo era buscar el camino para derrocar a Salvador
Allende. “Unir a todas las fuerzas vivas
de la nación frente a los
peligros con que el marxismo amenaza nuestra convivencia democrática y la
permanencia de nuestras instituciones”.
A la salida de ese cónclave, los periodistas preguntaron a
Aylwin que era lo que había pasado en esa chacra. Éste afirmó que “había sido
invitado a comerse un pastel de choclo” (Ercilla Nº 1912, 8 al 14 de marzo de
1972, página 11)
En la Junta Nacional del Partido Demócrata Cristiano
iniciada el 12 de mayo de 1973, se debatió durante 20 horas la actitud frente
al Gobierno de Allende. Sus conclusiones se resumían en el slogan que surgió
allí: “No dejarle pasar una al Gobierno”.
En ese evento se
eligió una directiva dominada por el ala derecha, encabezada por Patricio
Aylwin como Presidente. En sus primeras
declaraciones, éste sostuvo: “Los marxistas entienden sólo cuando a su poder se opone otro poder... Estamos
frente a un régimen que va al totalitarismo estatista, cuyos métodos son
pronunciadamente estalinistas, encanallando la convivencia y utilizando la
calumnia y la vileza contra los que discrepan”. (Ercilla Nº 1974, 16 al 22 de
mayo de 1973, página 12)
Escribió el general Carlos Prats González en sus
“Memorias. Testimonio de un Soldado” (Pehuén, 1985): “El viernes 3 de agosto de
1973, es un día histórico: en esa fecha, Aylwin desahució el diálogo con el
gobierno, abriendo así las compuertas de la más grave crisis institucional de
la Historia de Chile” (página 544).
El PDC presenta, el 22 de agosto de 1973, un proyecto de
acuerdo declarando ilegal al Gobierno Popular. La mayoría en la Cámara de
Diputados lo aprueba.
Días antes de producirse el golpe de Estado de 1973, el en
ese entonces presidente de la DC, Patricio Aylwin, dijo en una entrevista a The
Washington Post el 26 de agosto de 1973 que, si le dieran a elegir entre
"una dictadura marxista y una dictadura de nuestros militares, yo elegiría
la segunda".
Aylwin con fecha 1 de septiembre de 1973 enfatizó:
“Reabrir el diálogo es imposible mientras el gobierno no restablezca la
normalidad constitucional y legal que ha quebrantado” (La Tercera, domingo 31
de agosto de 2003, página 6)
Diez después los fascistas daban el golpe de estado
cívico-militar. En ello altos dirigentes del PDC jugaron el rol de generales
civiles.
Después del sangriento golpe del 11 de septiembre de 1973,
la DC sacó una declaración apoyando el asalto a La Moneda y el derrocamiento de
un gobierno constitucional. Sólo trece dirigentes del PDC rechazaron el golpe.
Dirigentes sindicales y otros elementos militantes de la
DC estuvieron colaborando con la dictadura de Pinochet durante más de un año.