No estamos ante un callejón sin salida. Pero se requiere construir
mayorías nacionales activas y protagónicas para lograr estos objetivos.
Juan Andrés Lagos
Periodista
1.- Todas las proyecciones
indican que habrá segunda vuelta presidencial. Y el resultado de esa segunda
vuelta será muy estrecho.
La derecha logra algo importante:
unificar en torno a una figura una adhesión que no es menor. Su base es la
votación lograda en las municipales. Es realista pensar que tiene opción de
volver a La Moneda.
En su lanzamiento, la derecha y
Piñera marcaron territorio, con un programa conservador. Dieron confianza al
sector; pero dejaron bastante afuera a un potencial centro económico, social y
político que podría votar por ellos, en segunda vuelta. La derecha necesita de
una parte del voto de centro y dividir el voto de la Nueva Mayoría y del campo
democrático y progresista. La situación que los podría afectar, es que Piñera
sea procesado e impedido de ser candidato.
En el campo democrático y
progresista, en la NM, todo indica que sus integrantes empiezan a tener claro
que, sin unidad, no hay nada que hacer ante la derecha. Así de simple. Todos
reconocen que la disputa presidencial será difícil, y se puede perder. Con un programa común, de consolidación y
profundización, la tarea de la NM es unificar fuerzas e incrementarlas.
Una primaria presidencial del
sector debería aspirar a potenciarlo, no a debilitarlo, si se quiere derrotar a
la derecha. Hay que evitar la fuga de votos y de voluntades políticas.
Todas las proyecciones indican
que el único candidato que derrota a Piñera, en segunda vuelta, es Alejandro
Guillier. Surge la candidatura de Carolina Goic; se mantiene la de Ricardo
Lagos, y el PS tiene internamente a Inzulza y
Atria. Hay definiciones pendientes.
En ese camino, de unir fuerzas,
es un aporte significativo que, en las conversaciones entre el PC y el PRO,
surja adoptar una postura en segunda vuelta que impida que la derecha vuelva a
La Moneda. Sectores de la NM (especialmente la DC) pueden incidir en el voto de
centro que, en elecciones anteriores, se ha ido a la derecha. Por la izquierda,
es necesario evitar la fuga de votos, y conquistar nuevos. Muy lamentablemente
y de forma agresiva, hemos sido notificados a través de medios de prensa, que
fuerzas del Frente Amplio tomaron la determinación de ir a esa disputa. Hasta
ahora todo indica que deberemos recoger el guante. No fuimos nosotros los
gestores de esta absurda polarización, y ojalá esto cambiara.
Efectivamente, el PC bajó su
votación en las municipales. Pero también es cierto que la campaña de
legalización lo deja muy arriba, con fuertes y grandes adhesiones ciudadanas y
populares. Estamos en buenas condiciones para enfrentar desafíos, e incrementar
nuestra representación parlamentaria y electoral.
El tema de fondo es avanzar en
profundización democrática (con todas las diferencias que pueda haber) y
consolidar lo logrado (con todas las imperfecciones que tienen estos avances).
El otro escenario posible: la derecha en La Moneda.
2.- Cruza todos los debates: La economía y sus
proyecciones. La multitudinaria movilización de masas por un nuevo
sistema de pensiones, expresa la dramática realidad de una economía, la
realmente existente, que simplemente no da el ancho y se agotó.
El crecimiento reducido de esta
economía no se puede aducir a las reformas o a fantasmagóricos “populismos”,
cuando hasta ahora nada de eso ha ocurrido en la realidad. Sacarse los pillos
con fantasmas es una excusa poco aceptable.
Esta economía, la realmente
existente, es la que permite a grandes grupos dueños de más del 70% de la
economía chilena, crecer en sus fortunas en casi el 30% desde el 2016 al 2017,
según el ranking Forbes. Grupo Luksic,
grupo Paulmann, Ponce Leru, familia Matte, Sebastián Piñera, grupo Saieh,
familia Yarur y grupo Angelini, son los híper ricos que están en la lista
mundial de los multimillonarios.
Chile no está pre determinado a
seguir así. Pero requiere un cambio radical de política económica, que implica
mayor Estado; mejores condiciones para la inversión privada y pública que
permita reinvertir a lo menos una parte del capital privado en el país;
controlar el litio en sociedad con Argentina, Bolivia y Perú. En lo externo,
incrementar alianzas económicas mayores con el Asia-Pacífico (China
especialmente), y aumentar su participación en los procesos de integración
regional.
No estamos ante un callejón sin
salida. Pero se requiere construir mayorías nacionales activas y protagónicas
para lograr estos objetivos.