Comentario radial y escrito
La existencia en el planeta,
incluso el planeta mismo, han tenido dos interrogantes: Nos reproducimos o nos
extinguimos.
La reproductiva fue escogida con nosotros incluidos.
Quizás por eso, nos hace coquetos, complicados, delincuentes, criminales, irracionales, empáticos, amables, solidarios, cognitivos, psicópatas. Y un montón más de apellidos que se han ido juntando a lo largo de 200.000 años.
Imagínense ustedes, saber a ese
ser gelatinoso escogido, arrastrándose por miles y miles, millones de suelos y
árboles; transformándose, adaptándose, asimilando sus nuevas apariencias,
sacarles provecho; descubrir que, después de millones y millones de años,
existan para ser familia, geografías, minerales y huesos antiguos.
¡Imagínate!
Es para sacarle una foto.
Es importante los respetos.
Algunos días atrás, se agradecía la existencia del suelo, de la tierra.
Ser suelo, ser tierra, tiene que
haberle costado reharto, más que el enderezarse del homo sapiens.
Que salga un níspero, una higuera, un plátano, una papa.
No sale así no más.
Y yo creo más todavía; la tierra, vive al tacto, a las caricias y a la paciencia.
Hacer al tuntún gas natural,
petróleo, ver florecer un volcán, debe ser, tan hermoso como la infancia bien
cuidada.
La cuestión es científica.
Nuestro suelo, nuestra tierra, esa que danza con el sol, como lo dijera Gabriela, ha existido millones de millones de años, antes que nosotros, ella tiene su propia historia, sus ríos, sus mares; pero no sabían ni saben reflexionar, sin embargo, tienen una delicada ternura, una belleza que arruga los entendimientos, un terminal y un temperamento mortal.
Nosotros los seres humanos, que poseemos intelecto, usufructuamos las pertenencias de otros, se las robamos, matamos por ellas, engañamos a otros, mentimos.
Nos inventamos en pleitesía a los
mercados, un viernes negro.
De que nos sirve la reflexión, el pensar, el discernir.
Quien cuido en los 160.000 años, más o menos, de la altanería, de la arrogancia; quien protegió la soberbia, la envidia, las apatías selectivas, las ansias incontrolables de poseerlo todo, vaciarse de humanidad.
Incendiar una casa, 5 casas, 60 casas. Los cientos de damnificados, allá en Valparaíso importaron un escupo.
Yo, he sido un imbécil, toda mi
existencia un “busca vida”; mi facultad de reflexionar, de razonar, muchas
veces, me las he metido por las nalgas.
No merezco ser lo que creo ser.
A pesar de todo, necesito creer, me urge ser parte de los que quieren construir un mundo nuevo, no un mundo mejor, un mundo nuevo.
Un mundo nuevo, que, con tantas disputas ideológicas y recetas, el pan se nos quema, no servirá ni para rescoldo, y al final, vamos derechitos a ser cenizas y polvo.
Traicionamos así, la integridad, la honestidad y sabiduría, curiosidad, de esos antiguos encorvados.
Nos matamos como quien no conoce
ni ha visto la muerte. Somos una población en tiempos de ocaso.
Somos extraños; la altanería, la desfachatez, los embusteros, tipos como Donald Trump, nos llaman la atención, nos incentivan, nos divierten, nos asombran.
Nosotros, tú y yo, no somos así, no inventamos a Gurús llevando de guaripola a ególatras como a Netanyahu.
Me siento viejo, he entregado toda mi vida a amasar poder político, para poder desarrollar y potenciar un ideario político social, que ha estado más en calabozo y cadalso, que caminando.
Mi colectividad, en enero de
En lo mío, siento que el amasar y concretar la fuerza propia es esencial, fundamental.
No se trata de pistolas, se trata
de enrostrar a nuestro pueblo su propio vivir. Ir a sus casas, a las galerías
del mercado, observar los avisos publicitarios que te hacen ser y estar in.
Por ahí están los cebos que asfixiaran tu vida.
Entendiendo esto, una correlación de fuerza favorable con alianzas confiables, se pueda golpear la mesa con presencia.
La pega no será fácil, el mundo,
la vida que hemos levantado tienen también sus primaveras, y, en ellas, se
esconde la traición y la ignorancia de clase.
Créanme, han pasado miles y miles de compañeros por esos 113 años, con y sin carné, con muerte o sin muerte. Son millares, gracias a ellos, en enero pasaremos revista.
A todos los que conocí, los llevo
conmigo; a muchos de ellos, ellas, los he despedido en tiempo guacho.
¡Puta que me duele!
Para ellos, ellas, todo mi amor y gratitud.
No esta demás repetir que la inmensa mayoría de los medios de información son sobajeados por el riquerio; pocos espacios tenemos para expresarnos, y, si nos dan un huequito, lo tergiversan, lo mienten, lo ensucian.
Vivimos tiempos cibernéticos que
nos obliga a buscar, a construir posibilidades de acuerdo con nuestro bolsillo
y fantasía.
En mi vida de todos los días, un decir, un hacer, lo llevo conmigo desde muy niño:
“Un perro orinando en una muralla escrita: “Muera el roto Quezada”
Varios años atrás, tuve el honor
de entregarle el carné militante a un poeta singular, defensor a muerte de
nuestro sur y Caribe; Sergio Canut de Bon. Su singularidad radicaba en mí, por
su costumbre de escribir en las parades de mi barrio, en los puentes o en
cualquier sitio que estuviera libre.
VIVA CANUT DE BON/ ABAJO CANUT DE BON.
En el mundo de la agitación política y social, a la verdad, a la denuncia de falacias y crímenes, nos encontramos con Danilo Bahamondes, militante comunista, que en los años 80 crea la Brigada Muralista Chacón.
Decenas de Brigadistas muralistas adornaban calles y muros por donde transitaba el trabajador de abajo, leyendo el Mercurio, La Segunda, y, en el pedazo de muro, que protege del viento, se escribía otra cosa.
Nos abrazaba Ramona Parra.
Hoy, nos vamos a Valparaíso; la Brigada Chacón necesita más papel, más pintura, más locomoción.
Valparaíso, necesita de Chacón.
La Brigada Chacón, lleva el nombre de un obrero del salitre: Juan Chacón Corona.
Por eso, el sábado 21 de diciembre en el café Marx, Trova Andina, estará en Concierto.
¡Concierto para la “Brigada Chacón!
Si no nos juntamos, pasara lo que dijo su fundador, el Gitano Bahamondes:
EL CUCO TE COMERA.
Alejandro Fischer Alquinta.
Estocolmo 20241208