Hace 105 años nació la Federación Obrera de Chile. El 25 de Diciembre de 1919, se fundó la FOCH en la ciudad de Concepción. Presentamos a nuestros lectores y lectoras del Boletín Rojo, un escrito del historiador Iván Ljubetic Vargas.
Boletín Rojo
Iván
Ljubetic Vargas, historiador de
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
La masacre de la Escuela Santa María de Iquique, del 21 de diciembre de 1907, marcó el reflujo del movimiento obrero. En estas condiciones, un grupo de revolucionarios, encabezados por Recabarren –que había retornado al país en noviembre de 1908- intentaba reagrupar a los trabajadores.
Pero fueron elementos conservadores y reformistas los que lo lograron. El 18 de septiembre de 1909 surgió la Gran Federación de Obreros de Chile. Su fundador fue el abogado del Partido Conservador, Pablo Marín Pinuer. Su primer Presidente, Emilio Cambié.
Esta institución tenía carácter
mutualista, propiciaba la colaboración de clases entre el capital y los asalariados. No nació para luchar
contra el capitalismo y la explotación de los obreros, sino para mantenerlos.
UNA ACERTADA DECISIÓN
Ante esta nueva situación, los
trabajadores más avanzados –entre ellos Recabarren- debieron optar entre seguir creando las
condiciones para fundar una organización sindical nacional de carácter clasista
o incorporarse a la Gran Federación. Se decidieron por esto último. Actuaron
tal como lo planteará Lenin once años después en su famosa obra ‘La enfermedad
infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo’: “Se debe actuar allá donde estén
las masas. Hay que hacer toda clase de sacrificios y vencer los mayores
obstáculos, para efectuar una propaganda y una agitación sistemáticas, tenaces
y pacientes, precisamente en las instituciones, sociedades, asociaciones por
reaccionarias que sean, donde haya masas proletarias o semiproletarias”.
NO ERA UNA TAREA FACIL
Pero la incansable labor de Recabarren y sus camaradas fue rindiendo sus frutos. Tuvieron avances y retrocesos.
Surgieron nuevas organizaciones obreras en diferentes puntos del territorio. En los años 1912 y 1913 el movimiento sindical experimentó importante repunte, para decaer posteriormente.
En 1915, se fundó la Federación
Regional del Salitre, que agrupaba a cerca de un centenar de sindicatos. También se creó la Federación Marítima de
Litoral. Además, aparecieron varios
Consejos Regionales de la Gran Federación Obrera.
A mediados de agosto de 1918, actuaban quince secciones regionales de la Gran Federación Obrera de Chile: Iquique, Taltal, Copiapó, Ovalle, Llay-Llay, Valparaíso, Santiago, Talca, Chillán, Talcahuano, Concepción, San Rosendo, Temuco, Valdivia y Magallanes.
En ese año se fundaron la
Federación Nacional Ferroviaria, la Federación de Obreros de Imprenta, la
Federación de Obreros Marítimos; los gremios de Obreros del Calzado, de
Estucadores, Carpinteros, Enfierradores, Albañiles, Tranviarios y Conductores
de Vehículos.
En la región de Antofagasta, los
esfuerzos de Recabarren y un grupo de dirigentes comunistas, que concentraron
su trabajo en la organización sindical, dio buenos resultados. En octubre de 1918, ya existían tres
secciones de la Gran Federación en la provincia: Antofagasta, Yungay y
Calama. En diciembre se agregan a las
anteriores otras cuatro: Placilla,
Baquedano, Mejillones y Punta de Rieles.
SE MULTIPLICAN LUCHAS REIVINDICATIVAS
La acción de los revolucionarios
dentro de las organizaciones sindicales se manifestó también en la gran
cantidad de conflictos que surgieron. Ellos fueron especialmente significativos
en 1919. En mayo de ese año, las luchas reivindicativas alcanzaron importancia
en la provincia de Antofagasta; ello, a pesar de la represión del gobierno y la
cesantía que azotaba la región. Ese mes,
los trabajadores de la Oficina María Elena declaran una huelga. Protestaban contra la actitud abusiva de
funcionarios de la empresa; exigían la libertad de asociación y el fin del
monopolio del comercio en esa oficina.
Triunfaron, luego de algunos días de paro.
En junio, seis oficinas salitreras
del Cantón de Aguas Blancas presentaron petitorios a las empresas. Tres lograron sus demandas sin huelga. El resto, debió recurrir a esa arma. Los patrones cerraron las oficinas. Los
operarios fueron lanzados a la cesantía sin indemnización alguna.
SE FORTALECE EL MOVIMIENTO SINDICAL
Según informaba Recabarren, hacia mediados
de agosto de 1919, funcionaban en el puerto de Antofagasta 21 sindicatos
profesionales: de Panaderos, Zapateros,
Carpinteros, Albañiles, Gráficos, Mecánicos, Carretoneros, Lancheros,
Peluqueros, Cargadores, Obreros Municipales, Comerciantes Ambulantes, Sastres,
Estibadores, Jornaleros, Pintores, Conductores de Coches, Empleados,
Movilizadores, Jardineros y Choferes.
Realizaban gran actividad, además,
ocho organismos de la Gran Federación en la zona: Chuquicamata, Calama, Unión, Boquete, Yungay,
Antofagasta, Mejillones, y Primero de Mayo; tres centros femeninos: en Mejillones, Unión y Antofagasta.
En el centro del país hay importante actividad sindical. En Santiago, se produjeron varias huelgas: de curtidores, sastres, electricistas, estucadores, del calzado. La mayoría alcanzó el triunfo.
LA GRAN FEDERACIÓN COMIENZA A
CAMBIAR, PERO...
En junio de 1919, declararon un paro los trabajadores de la Compañía de Cervecerías Unidas, CCU, que laboran en Limache, Santiago y Valparaíso. La intransigencia de la empresa prolongó el movimiento, sin visos de una solución.
Surguió una poderosa solidaridad. La Asamblea Obrera de Alimentación, donde actuaban los comunistas, convocó para el 29 de agosto a un mitin, que se transformó en la más concurrida manifestación sindical realizada hasta entonces. Participaron cien mil trabajadores.
Influida por esa enorme
manifestación de masas y con la presión de las organizaciones que ya
controlaban los revolucionarios, la Gran Federación Obrera de Chile, echando
por la borda los principios con que se fundó, llamó a un paro nacional en
solidaridad con los operarios de la CCU, que se inició con gran éxito el 3 de
septiembre de 1919. El 6, las
autoridades – encabezadas por el Presidente Sanfuentes – desataron la represión.
Ante este hecho, los dirigentes de la Gran Federación, mostrando su orientación
reformista, aceptaron la proposición del gobierno de someter el conflicto a un
tribunal de conciliación y llamaron a
finalizar el paro nacional. Grave
error. El Tribunal – como era de esperar
– dio el favor a la empresa. Fracasó la
huelga de la CCU: los trabajadores
perdieron todo.
Esta derrota de septiembre,
significó el inicio del reflujo del movimiento sindical en la capital. Pero no afectó al resto del país.
EN REGIONES SIGUEN LOS MOVIMIENTOS
En Valparaíso tuvo lugar ese mismo
mes, una huelga de diez días de duración de los estibadores, lancheros y
tripulantes de las Compañías Sudamericana e Inglesa de Vapores. Obtuvieron la mayoría de sus demandas.
También en septiembre, declararon la huelga los obreros de la Oficina Sargento Aldea. Exigían aumento de salarios, disminución de los precios de la pulpería, un local para que funcionara una escuela y una biblioteca. En respuesta, la compañía pidió ayuda a las autoridades. Fueron enviados soldados del Ejército y éstos desalojaron a los huelguistas.
Los operarios de la Cervecería Mitrovich y de la Zapatería Slava, ambas en Antofagasta, efectuaron exitosas movilizaciones.
En octubre de 1919, los
trabajadores de la fábrica Carozzi de Quilpué declararon un paro exigiendo el
reconocimiento de la Gran Federación Obrera.
Por su parte, los operarios de la Fábrica de Seda, de Valparaíso, conquistaron el derecho a federarse.
En noviembre continuaban las
luchas reivindicativas en la provincia de Antofagasta. En su capital, obreros de doce talleres de
imprenta, tras un breve paro, obtuvieron el 50% de aumento salarial. Los trabajadores municipales lograron un
triunfo parcial y los portuarios alcanzaron éxito en todas sus peticiones.
VICTORIAS Y REVESES EN MINERALES
En el mineral de Chuquicamata, la Federación de Carpinteros efectuó un paro de cuatro días. Triunfó, conquistando la jornada de ocho horas, el aumento en las remuneraciones y el pago de horas extraordinarias.
Apenas finalizada esa huelga,
paralizó todo el mineral por 24 horas exigiendo la libre circulación de “El
Socialista”, periódico de los comunistas, y la eliminación de la policía
privada de la empresa.
En diciembre, Chuquicamata volvió a parar. Esta vez en solidaridad con la Federación de Artes Mecánicas del Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia. La empresa norteamericana cerró el mineral y embarcó por tren hacia la capital de la provincia a los mil obreros con sus familias.
No fue la única derrota de los trabajadores de la provincia. En una huelga de los operarios de la Oficina Domeyko, la policía atacó con sables y dejó un muerto y varios heridos. Así aplastaron el movimiento.
Los obreros de la Fábrica de Paños Bellavista se lanzaron a un paro, al que adhirieron los operarios de la fábrica de tejas perteneciente a la misma empresa. Triunfaron luego de cinco días de movimiento.
En Lota estalló una huelga de los
obreros del carbón.
NACE LA HISTÓRICA FOCH
El 25 de diciembre de 1919, en un período preñado de luchas, se inició en Concepción la Tercera Convención de la Gran Federación Obrera de Chile, a la cual concurrieron 68 consejos federales. Allí se enfrentaron dos posiciones opuestas. Una, representada por el abogado conservador y fundador de la Gran Federación, Pablo Marín Pinuer, que planteaba la mantención de ese organismo con una línea mutualista y de colaboración de clases. La otra, levantada por los obreros del salitre, de las minas, puertos e industrias, encabezados por Recabarren, que aspiran a transformarla en una central clasista, de lucha por los ideales de justicia y de transformación social. Triunfó esta última.
Se aprobó una Declaración de
Principios en que se señalaba que la Federación Obrera de Chile, FOCH, como
pasó a llamarse desde ese momento, luchará por “conquistar la efectiva libertad
económica, moral, política y social de la clase trabajadora, aboliendo el
régimen capitalista con su inaceptable sistema de organización industrial y
comercial que reduce a la esclavitud a la mayoría de la población”.
De esta forma nació la Federación
Obrera de Chile, FOCH, primera central sindical clasista de los trabajadores
chilenos. Ella fue una importante
contribución de los revolucionarios al desarrollo del movimiento obrero. Al
momento de fundarse la FOCH tenía 20 mil
miembros, de los cuales 12 mil eran de Santiago.