viernes, 18 de abril de 2014

Chilenos “en situación de cerro” o la Necesidad de una solidaridad crítica






Editorial de El Siglo, edición 1711 del 17 de abril 2014

Chilenos “en situación de cerro” o la Necesidad de una solidaridad crítica

En verdad, poco hay ya que pueda sorprendernos. Al norte trágico, asolado recién por terremotos, se agrega hoy nada menos que “La perla del Pacífico”, alcanzada en uno de los “paisajes” más atractivos de nuestro litoral: sus míticos cerros.

Y nos enteramos “en vivo y en directo” -dramático privilegio de las modernidades- de que junto a los centenares o miles de compatriotas en “condición de calle”, otros tantos subsisten en una recientemente descubierta “condición de cerro”.

Es claro, eufemismos, se dirá. Y se lo dirá con razón. Pasa en estas materias, en cuanto a lo que tienen en común para estos efectos la “calle” y el “cerro”, que cualquiera fórmula que se quiera ingeniosa, como esa de los “eventos” para nombrar los hoyos en las calles, tiene el raro mérito de desviar la mirada y la inteligencia del fondo del problema. En otras palabras, de quedarse en la epidermis expresiva –“en situación de…”- y no profundizar en sus contenidos.
Por eso, hacemos compartir el título de esta editorial a la “situación de cerro”, con el llamado a una “solidaridad crítica”.

Para no resultar enojosos, no insistamos en aquello de que “cuando llueve todos de mojan” pero…, o el descubrimiento de que cuando hay humo y llamas el viento suele soplar hacia el lado de los pobres.

Y todo eso es sabido. Como lo es la solidaridad, que bienvenida y alabada sea.

Y si es cierto que en el incendio de los cerros porteños más de alguno pueda ver una señal o una consecuencia de nuestro denostado “centralismo”, tampoco estará demás pedir a las autoridades locales –a todas, en todas nuestras regiones y provincias- un cuidado real y permanente por las consecuencias de extremas desigualdades que esconden en su seno el germen de todas las tragedias.

Y es que tampoco podemos olvidar que en nuestra “loca geografía” no hay sólo calles y cerros. Y que bien podríamos predicar la existencia de compatriotas en “situación de posta”, u otras que cada uno podrá ir anotando en la medida de su indignación ante las injusticias de un modelo que ya está pidiendo a gritos que lo demos por superado. Porque bien podríamos, también, aventurar que el neoliberalismo, esa forma “superior” del capitalismo introducido por la dictadura en nuestro país, se encuentra “en situación de vergüenza”.

Pero y mil veces pero: lo notable y loable y digno de emulación, es que muchas personas, especialmente jóvenes, se han movilizado para ayudar.

Primero, parecen decir, ayudar; después, si cabe, preguntar y demandar.

Y, entonces, que la crítica no debilite la solidaridad; pero, una vez pasada la emergencia y en apariencia curadas las heridas, que la satisfacción de la solidaridad cumplida no inhibe la crítica.

Esto, pues la crítica, oportuna, bien intencionada y bien encaminada, incluso “propositiva” -como suele decirse en nuestros días- es también una gestión solidaria.


EL DIRECTOR