En el 85º aniversario de su nacimiento:
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
Roque Antonio Dalton García nació en la popular barriada San José de
San Salvador, El Salvador, el 14
de mayo de 1935. Cursó sus primeros estudios en los colegios religiosos Santa
Teresita del Niño Jesús y Bautista, para ingresar posteriormente en el Externado
de San José, donde en 1953 obtuvo el graduado como bachiller.
Desde joven manifestó una
firme conciencia social. Ello le llevó a
militar en los movimientos revolucionarios que luchaban por las mejoras
sociales en Centroamérica.
En 1953 estuvo en Chile, donde
cursó Derecho en la Universidad de Chile. En
este país inició sus estudios del marxismo.
Cuando retornó a El Salvador,
donde estudió Ciencias Sociales en los años 1954 a 1959, se convirtió en un inquieto
protagonista de la política local. Luego, en 1956, siendo estudiante de Leyes en la Universidad de El
Salvador, fue uno de los miembros fundadores del Círculo Literario
Universitario.
En 1957 viajó a Moscú como delegado salvadoreño en el Sexto
Festival de la Juventud
y los Estudiantes por la Paz
y la Amistad. En 1961, en la Universidad de México estudió Etnología.
POETA
REVOLUCIONARIO
Por entonces ya era Roque
Dalton una de las voces jóvenes más prometedoras de la poesía hispanoamericana
contemporánea. Algunas de sus primeras composiciones fueron galardonadas en
varias ediciones del Premio Centroamericano de Poesía (1956, 1958 y 1959). En
1963, con la publicación de uno de sus mejores poemarios, El turno del
ofendido, se consolidó como el poeta salvadoreño más relevante de su tiempo. La obra fue distinguida con una
mención honorífica en el certamen Casa de las Américas, certamen que siete años
después ganaría con el poemario Taberna y otros lugares (1969).
MILITANTE COMUNISTA
Su actividad política corría pareja a su dedicación a la
creación literaria. En 1958 ingresó al
Partido Comunista Salvadoreño, Fue detenido y encarcelado en varias ocasiones en El
Salvador. En 1961 fue expulsado de su patria, Salió al exilio. Residió y trabajó en Guatemala,
México, Checoslovaquia y Cuba. Realizando esporádicas visitas a su país natal. Se
ganaba la vida con los ensayos y artículos que iba publicando. Viajó por
motivos periodísticos o por razones políticas, a las Repúblicas de Vietnam y
Corea, y a numerosos países europeos y sudamericanos, principalmente en Cuba. En la Isla
terminó de forjarse como escritor. Se involucró en la vida cultural de
este país y también recibió instrucción militar tras la invasión de Bahía Cochinos.
En 1964 retornó a El Salvador. Fue tomado preso y sometido a interrogatorio por un agente
estadounidense de la CIA. En
1969, regresó a Cuba y ganó el Premio de Poesía Casa de las Américas. por el libro “Taberna y otros
lugares”.
SE INCORPORA A LA LUCHA ARMADA
En 1973 regresó a su patria para alistarse en las filas
del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), donde tomó el pseudónimo
guerrillero de Julio Delfos Marín. Colaboró activamente con esta organización
clandestina partidaria del enfrentamiento directo y la lucha armada.
Roque adoraba al Partido Comunista, tanto que puso su vida
al servicio de éste. Criticó las desviaciones reformistas que se
anidaban en la dirección del ERP, y realizó propuestas tácticas en ese marco. Esta actitud valerosa de crítica y
autocrítica interna, y por supuesto, su posicionamiento político, le valieron
un estigma que sus adversarios supieron entretejer, para acusarlo primero de
disidente, y luego de pertenecer a la
CIA.
ASESINADO POR LA CIA
En consecuencia de esta patraña, urdida por Joaquín
Villalobos, Alejandro Rivas Mira y Vladimir Rogel Umaña, Roque fue asesinado el
10 de mayo de 1975. Su cuerpo fue
abandonado en un paraje agreste donde fue despedazado y devorado por las
fieras. Esta ejecución desencadenó airadas protestas en los círculos
intelectuales, especialmente entre los escritores hispanoamericanos,
abanderados en su condena por el argentino Julio Cortázar
Fidel Castro, que era amigo de Roque Dalton, se encargó de
denunciar esta atroz injusticia declarando que quien pertenecía a la CIA , era Joaquín Villalobos.
Asunto que el tiempo, se encargó de corroborar.
El escritor argentino Julio Cortázar relata en uno de sus
libros de memorias:
“La amistad de Roque con Fidel Castro comienza una noche
de 1962 mientras labora en Radio Habana, cuando el equipo completo de la radio
decide irse de fiesta. Roque se queda atendiendo la programación que le dejan
ya producida. Esa noche llega en una visita sorpresiva Fidel Castro a la Radio y tras el enojo que le
causa la irresponsabilidad del personal, entra en contacto con aquel muchacho
enclenque, de mirada vivaz y desgarbado, con la nariz ganchuda y una expresión
melancólica en su rostro que no se cansa de bromear. Así se inicia una amistad
testimoniada en el artículo de Julio Cortázar, "Una muerte monstruosa"
Esta amistad hace que Fidel Castro le encargue la
redacción de "¿Revolución en la revolución? y la crítica de derecha",
que sirve para defender las tesis foquistas de Régis Debray, que aún guarda
prisión en Camiri, Bolivia, y que Dalton le dedique a Castro su obra "Un
libro rojo para Lenin".
OBRA LITERARIA DE ROQUE DALTON
Alcanzó a ser un gran poeta y narrador porque su creación
artística fue eminentemente social. En su obra se reflejan las problemáticas
sociales de su tiempo desde una perspectiva superadora y transformadora.
No se trata de una producción panfletaria, como algunos
podrían pensar. De lo contrario, Roque rastreó los cambios que se operaban en
la sociedad, y los expresó artísticamente. En su obra despunta lo no-estático,
el movimiento incesante de la vida, el curso cambiante en la sociedad. Allí
aparece el Roque cultor, el Roque creador.
Una parte de su obra ahonda en las aproximaciones entre el
relato breve y el poema en prosa, tentativa en la que alcanzó buenos
resultados. Un equilibrio entre calidad del lenguaje, ingenio, intelecto, amor
humanista y visión política confluyen en sus mejores títulos, como en su
célebre Taberna y otros lugares (1969), merecedor del premio Casa de las
Américas, tal vez su libro más importante. Antes había publicado La ventana en
el rostro (1961), El turno del ofendido (1963), El Mar (1964) y Poemas (1968).
Luego publicó los libros Las historias prohibidas de pulgarcito (1975, poesía);
y Pobrecito poeta que era yo (1976, novela).
Póstumamente aparecieron algunos títulos inéditos y varias
recopilaciones antológicas de sus versos, como Poemas clandestinos (1980), Un
libro rojo para Lenin (1986), Un libro levemente odioso (1988), En la humedad
del secreto (antología compilada por Rafael Lara Martínez, San Salvador, 1994)
y Antología mínima (a cargo de Luis Melgar Brizuela, San José de Costa Rica,
1998). En el campo del ensayo, publicó una monografía titulada El Salvador
(1963), un ensayo sobre César Vallejo (1963) y un volumen de testimonios
aparecido bajo el epígrafe de Miguel Mármol (1972). Compuso además algunas
piezas teatrales, como Caminando y cantando (publicada en 1976) y Los
helicópteros (escrita en colaboración con José Napoleón Rodríguez, e impresa en
1980).
HOMENAJES
A ROQUE DALTON
Recuerdos-Homenajes
Por Ernesto Cardenal
“Roque Dalton yo lo recuerdo riendo. Flaco, de un blanco
pálido, huesudo, narizón como yo, y siempre riendo. No sé por qué siempre te
recuerdo riendo, Roque Dalton. Un revolucionario reidor. No es que los
revolucionarios sean especialmente serios ni mucho menos, pero es que él era un
revolucionario especialmente reidor. Se reía en primer lugar de él mismo. Se
reía de cosas ridículas de El Salvador, y siempre estaba hablando de El
Salvador y es que quería muchísimo a su país, Pulgarcito. Se reía de la
burguesía salvadoreña naturalmente, y nos hacía reír a todos. Se reía de los
jesuitas con los que se había educado y en cuyo colegio había «perdido la fe»
(también se reía de esta expresión) para entrar al Partido Comunista y también
se reía de cosas de su Partido Comunista (pero de todos modos era su partido)”.
Roque Dalton
Por Eduardo Galeano (2010)
Hace treinta y cinco años,
Roque fue asesinado mientras dormía.
Yo soy uno de sus muchos
dolientes.
Fui su amigo, y lo sigo siendo.
Su asesinato me dolió, y me sigue doliendo.
La impunidad me indignó, y me sigue indignando.
La impunidad estimula a los criminales, y los militantes
que matan para castigar la discrepancia no son menos criminales que los
militares que matan para perpetuar la injusticia.
Aquí va mi abrazo, de muchos
brazos, a los familiares de Roque, a sus amigos, a sus compañeros, y a las
muchas y muchos que no lo conocieron pero lo aman amando las palabras que nos
dejó.
Flor para Roque
Por Silvio Rodríguez
No sé si le habrá dolido
el tiro que lo mató,
pero sé que su asesino
matándolo se murió.
No sé dónde lo pusieron
a dormir el desamor.
Hoy debo mirar al cielo
si quiero darle una flor.
Aída, Juanjo y Jorgito,
de cinco quedaron tres.
¿Dónde están Roque y Roquito?
¿Cuándo comienza después?
Roque Dalton fue mi amigo.
Él era un poco mayor
y ahora me resulta un hijo
necesitado de amor.
No es venganza lo que quiero,
sino dejar una flor
donde escondieron los huesos
de un héroe de El Salvador.
El Che y Roque Dalton