Otra macabra puesta en escena por agentes de Pinochet:
A las 7,10 horas del viernes
18 de mayo de 1984 una fuerte explosión sacudió la Comuna de Pudahuel. A los
pies de la torre de alta tensión, ubicada en la esquina de las calles Costanera
y Santos Medel, una mujer destrozada por la explosión, que curiosamente no dañó
la torre…
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Eran los tiempos de la
dictadura. Al terrorismo de estado, los combatientes fascistas respondían
derribando las torres del tendido eléctrico, provocando espectaculares
apagones. Una forma de contribuir a la desestabilización del régimen de
Pinochet.
A propósito de ello, Alberto, un jefe de grupo operativo
territorial del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, recordaba:
“Conocimos casi todas las torres de esa zona (sur de
Santiago) por exploraciones que se hicieron en los primeros años, pero siempre
se actualizaban, íbamos unos días antes a explorar, sin explosivos ni armas, a
veces con alguna ‘leyenda’, otras así no más. El día de la operación
caminábamos mucho a campo abierto, a veces por los cerros, siempre alertas.
Todos sabían que ese día de protesta teníamos que apagar la luz de cualquier
manera, porque una protesta sin apagón no era protesta, y lo mismo para los
paros; eso lo sabíamos nosotros y también el enemigo…” (Luis Reyes
Núñez: “De la
Rebelión Popular a la Sublevación imaginada”, página 36)
El 11 de octubre de 1980
fueron derribadas cuatro torres de alta tensión: dos al sur de Calera de Tango.
Otras dos en el kilómetro 26 de la Carretera Panamericana
Sur. Hubo otras detonaciones menores en Pudahuel y Cerro Navia. Ello produjo un
apagón que dejó a oscuras gran parte de la capital y sectores de Valparaíso y
Viña del Mar.
Fue el primer apagón de considerable extensión en Chile
utilizado como arma política. Su autor un Comando Manuel Rodríguez del Partido
Comunista.
En febrero de 1981, se efectuaron una serie de apagones locales
en trono al Festival de la
Canción de Viña del Mar, realizados por grupos del
Partido y de las Juventudes Comunistas. Apareció, otra vez, como autor el
Comando Manuel Rodríguez.
Estos y otros
apagones eran un grave problema para la dictadura y una enorme
preocupación para sus agentes. Se sentían impotentes al no poderlos impedir.
Entonces prepararon y llevaron a la práctica una macabra
y cruel puesta en escena. Con un genuino
sello fascista.
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El miércoles 16 de mayo de 1984 María Loreto Castillo
Muñoz (militante del MIR, 29 años, tres hijos) concurrió junto con su
conviviente a una reunión clandestina de su organización. Al terminar ésta, fueron seguidos por agentes
de la dictadura, que los detuvieron alrededor de las 22,30 horas, cuando
caminaban cerca de su domicilio.
Según relató posteriormente el conviviente de María
Loreto, ambos fueron trasladados, con la vista vendada, a un recinto
desconocido. En ese lugar secreto los interrogaron, en medio de
torturas, sobre sus actividades políticas. Allí lograron ver a Jorge Eduardo
Muñoz Navarro, también militante del MIR, en calidad de prisionero, quien había
sido detenido, a igual ellos, el miércoles 16 de mayo en la calle, por civiles.
Jorge Eduardo Muñoz
Navarro
En la noche del jueves 17 de mayo, María Loreto y su
conviviente fueron trasladados en un camión a un cerro. Allí los agentes golpearon al
conviviente hasta que éste perdió el conocimiento.
Luego colocaron a María Loreto a los pies de la torre de
alta tensión, ubicada en la esquina de Costanero y Santos Medel, junto a una
carga de dinamita que hicieron explotar. Esa fue la explosión escuchada
en Pudahuel el viernes 18 de mayo a las 7,10 horas.
En esa misma mañana, Jorge
Eduardo Muñoz Navarro fue asesinado fríamente a balazos a los pies de la torre
ubicada en la esquina de Jorge Hirmas con Nicanor Fajardo en la Comuna de Renca.
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Horas después el conviviente de María Loreto recobró el
conocimiento. Estaba a los pies de una torre de alta tensión ubicada en las
cercanías del Cerro San Cristóbal. A su lado una carga de dinamita sin
explotar. Caminó. En la esquina de Vitacura con Américo Vespucio lo recogió una
patrulla de carabineros, que lo dejó en el servicio de urgencia del Hospital
del Salvador.
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Asesinos y mentirosos. Según la versión oficial de la
dictadura, María Loreto Castillo Muñoz murió intentando colocar una carga de
dinamita en la torre ubicada en la
esquina de Costanera con Santos Medel, en Pudahuel.
Jorge Eduardo Muñoz Navarro murió en un enfrentamiento
armado con agentes de la CNI ,
al ser sorprendido colocando un artefacto explosivo en la torre de la esquina
de Jorge Hirmas y Nicanor Fajardo, en la Comuna de Renca.
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Las investigaciones realizadas posteriormente demostraron
la falsedad de la versión oficialista.
María Teresa y Jorge Eduardo
fueron asesinados, siendo víctimas de la violación de sus derechos humanos.
¡Honor y gloria a estos héroes
antifascistas!