En el 129º aniversario de su promulgación:
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Federico Engels
y Carlos Marx
En el siglo XIX la burguesía, que tenía un siglo de
existencia, se abría paso. Revolucionaba incesantemente los medios de
producción. Sus ganancias se basaban en la explotación de los
trabajadores.
El 24 de febrero de 1848 apareció en Londres y
en alemán la primera edición del “Manifiesto del Partido Comunista” de Carlos Marx y Federico Engels. “Esta obra –según escribió Lenin- expone con una claridad
y una brillantez geniales, la nueva concepción
del mundo, el materialismo consecuente aplicado también al campo de la vida
social, la dialéctica como la más completa y profunda doctrina del desarrollo,
la teoría de la lucha de clases y el papel revolucionario histórico mundial del
proletariado como creador de una sociedad nueva, de la sociedad comunista”.
Amplios sectores de los
trabajadores acogieron con entusiasmo los planteamientos del Manifiesto, que
representaban sus intereses de clase.
INTENTO DE RESPUESTA DE LA IGLESIA
Papa León XIII
Era una carta abierta dirigida a todos los obispos y
catedráticos, que versaba sobre las condiciones de las clases trabajadoras. En
ella, el papa dejaba patente su apoyo al derecho de los trabajadores de «formar
uniones o sindicatos» (Sería bueno que algunos democratacristianos que se opusieron
a la reforma laboral del Gobierno de Michelle Bachelet, en lo referente
al rol de los sindicatos, la leyeran).
Pero, al mismo tiempo,
el papa, mostrando el carácter de la clase que representaba, reafirmaba
un decidido apoyo al derecho de la propiedad privada capitalista.
Con esta encíclica la Iglesia pretendió, entre otras cosas, paralizar
el creciente apoyo de las masas trabajadoras a las posiciones revolucionarias.
Hacia fines del siglo XIX, se vivía un período en el
cual la credibilidad de la Iglesia se veía disminuida
debido a que los sectores populares de la cristiandad e incluso del clero, se
inclinaban por las ideas revolucionarias expuestas en el Manifiesto del Partido
Comunista.
Se acepta generalmente que, la encíclica Rerum Novarum es
la carta de fundación de la democracia cristiana y una pieza clave de la Doctrina social de la Iglesia.
ALGUNOS
ASPECTOS DE LA “RERUM NOVARUM”
Derechos y Obligaciones de Capital y Trabajo
1- “Una vez que la pasión revolucionaria por los cambios
tomó forma, ha perturbado por largo tiempo a los gobiernos y presionado para
que pasara más allá de la esfera política y hacerse sentir en la esfera
económica, lo cual no sorprende. Los elementos del conflicto actual
son inconfundibles. De hecho, los nuevos desarrollos de la industria y los
maravillosos descubrimientos de la ciencia cambiaron las relaciones
obrero-patronales. La riqueza de unos pocos y la pobreza de las masas ha
provocado una mayor cohesión entre los trabajadores, todo esto unido a la
declinación en la moral cristiana”.
(En el “Manifiesto del Partido
Comunista” Marx Y Engels escribieron: “La historia de todas las sociedades
hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases. Hombres libres y
esclavos, patricios y plebeyos, maestros y oficiales, en una palabra, opresores
y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada
unas veces y otras, franca y abierta; lucha que terminó siempre con la
transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las
clases en pugna”)
Sobre tolerancia y regulaciones entre obreros y patronos:
4- “El problema es difícil de
resolver y no libre de peligros. La frontera entre poderosos y proletarios no
es fácil de definir. Debe de haber regulación entre sus relaciones mutuas. La
controversia es realmente peligrosa porque en algunos lugares la verdad ha sido
torcida y amañada por personas turbulentas, dedicadas a pervertir el sentido
común y la verdad para incitar a las masas a la sedición y al desorden”.
(El “Manifiesto del Partido Comunista” señala: “La
industria moderna ha transformado al pequeño taller del maestro patriarcal en
la gran fábrica del capitalista industrial. Masas de
obreros, hacinados en las fábricas, son organizadas en forma militar. Como
soldados rasos de industria, están colocados bajo la vigilancia de toda
jerarquía de oficiales y suboficiales. No son sólo esclavos de la clase
burguesa, del Estado burgués, sino diariamente, a todas horas, esclavos de la
máquina, del capataz y, sobre todo del burgués individual, patrón de la
fábrica.”)
También se refiere al derecho de los obreros:
30- “Entre los deberes
concernientes a los trabajadores está el desempeñar conscientemente el trabajo
que han aceptado. De ninguna manera hacerle daño físico a la propiedad o a los
empleadores y no asociarse con pervertidos que promueven esperanzas
desproporcionadas que sólo llevan a la destrucción de la justa riqueza y al
desastre”.
(El “Manifiesto del Partido Comunista” sostiene: “Todos
los movimientos han sido hasta ahora realizados por minorías o en provecho de
minorías. El movimiento proletario es un movimiento propio de la inmensa mayoría
en provecho de la inmensa mayoría”)
Menciona el derecho de los patronos:
32- “Entre los más importantes
deberes de los patronos es dar lo que es justo a cada trabajador. Los ricos y los empleadores deben
recordar que no hay ley que les permita, para su propio beneficio, oprimir al
necesitado o buscar ganancias abusando de otros”.
(El “Manifiesto del Partido Comunista” plantea: “En la misma proporción en que se desarrolla la
burguesía, es decir el capital, desarróllase también el proletariado, la clase
de los obreros modernos, que no viven sino a condición de encontrar trabajo. Y
lo encuentran únicamente mientras su trabajo incrementa el capital. Estos
obreros, obligados a venderse al detalle, son una mercancía como cualquier otro
artículo de comercio, sujeta, por tanto, a todas las vicisitudes de la
competencia, a todas las fluctuaciones del mercado”)
Trabajadores y burgueses
“Trabajadores y dueños pueden
desempeñar sus roles en la sociedad mediante instituciones con las cuales unos
y otros se acerquen en sus intereses”.
( El “Manifiesto del Partido Comunista” afirma: “El proletariado
se valdrá de su dominación política para ir arrancando gradualmente a la
burguesía todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de
producción en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como
clase dominante, y para aumentar con la mayor rapidez posible la suma de las
fuerzas productivas”.
“En sustitución de la antigua sociedad burguesa, con sus
clases y antagonismos de clase, surgirá una asociación en que el libre
desenvolvimiento de cada uno será la condición del libre desenvolvimiento de
todos”)
Sobre la propiedad
privada:
“El derecho a poseer bienes privados no ha sido dado por
la ley sino por la naturaleza y, por tanto, la autoridad civil no puede
abolirlos sino solamente moderar su uso y compaginarlo con el bien común”.
(En el “Manifiesto del Partido Comunista” se sostiene: “El
rasgo distintivo del comunismo no es la abolición de la propiedad en general,
sino la abolición de la propiedad burguesa. Pero la propiedad privada burguesa
moderna es la última y más acabada expresión del modo de producción y de
apropiación de lo producido basado en
los antagonismos de clases, en la explotación de los unos por los otros”)
Termina la encíclica
de esta manera:
“Por lo que respecta a la Iglesia , nunca ni bajo
ningún aspecto regateará su esfuerzo, prestando una ayuda tanto mayor cuanto
mayor sea la libertad con que cuente en su acción; y tomen nota especialmente
de esto los que tienen a su cargo velar por el bienestar público. Canalicen
hacia esto todas las fuerzas del espíritu y su competencia los ministros
sagrados y, precedidos por vosotros, venerables hermanos, con vuestra autoridad
y vuestro ejemplo, no cesen de inculcar en todos los hombres de cualquier clase
social las máximas de vida tomadas del Evangelio; que luchen con todas las
fuerzas a su alcance por la salvación de los pueblos y que, sobre todo, se
afanen por conservar en sí mismos e inculcar en los demás, desde los más altos
hasta los más humildes, la caridad, señora y reina de todas las virtudes. Ya
que la ansiada solución se ha de esperar principalmente de una gran efusión de
la caridad, de la caridad cristiana entendamos, que compendia en sí toda la ley
del Evangelio y, que, dispuesta en todo momento a entregarse por el bien de los
demás, es el antídoto más seguro contra la insolvencia y el egoísmo del mundo,
y cuyos rasgos y grados divinos expresó el apóstol San Pablo en estas palabras:
La caridad es paciente, es benigna, no se aferra a lo que es suyo; todo lo
sufre y todo lo soporta (I Corintios).
En prenda de los dones divinos y en testimonio de nuestra
benevolencia, a cada uno de vosotros, venerables hermanos, y a vuestro clero y
pueblo, amantísimamente en el Señor os impartimos la bendición apostólica”.
ASÍ FINALIZA EL
“MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA”
El “Manifiesto del Partido Comunista” finaliza diciendo:
“Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman
abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la
violencia todo el orden social existente. Las clases dominantes pueden temblar
ante una Revolución Comunista. Loa proletarios no tienen nada que perder en
ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.
¡Proletarios de todos los países uníos!”